Por Elías Saadi
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Con el pretexto del asesinato no aclarado de tres jóvenes estudiantes de escuelas religiosas ultra-ortodoxas en Cisjordania, ocurrido a fines de junio, el gobierno de Israel ha lanzado otra de sus operaciones de genocidio en la Franja de Gaza.
Mientras la nueva operación de masacres en Gaza estaba en preparativos, un grupo de colonos sionistas decidió actuar por cuenta propia. Secuestró en Jerusalén a un joven palestino, Mohammed Abu Khadeir, y lo quemó vivo.
Incidentes de este tipo no son novedad alguna, especialmente en los asentamientos de colonos de Cisjordania, donde en sus márgenes subsisten poblaciones de palestinos que han sido despojados de sus tierras y viviendas. Allí, un régimen de terror es una imperiosa necesidad para tratar de que los palestinos despojados no reaccionen contra sus opresores. Y esto se ejerce principalmente contra la juventud y la niñez por distintos medios. Estos van desde las prisiones hasta el puro y simple asesinato. La misma UNICEF –una de esas organizaciones de la “comunidadinternacional” a las que jamás se le ocurriría maltratar al sacrosanto Estado de Israel– reconoce que éste detiene ilegalmente a más de 700 niños por año y ha asesinado unos 1.500 en la última década… y esto sin contar a la pilas de cadáveres de toda edad que deja con sus bombardeos periódicos a los guetos palestinos, en especial a Gaza.
Entonces, lo del colono y/o elsoldado que asesina a un joven o un niño palestino con cualquier pretexto, es un incidente común y corriente. Y, por supuesto, jamás la “justicia” israelí condena a nadie por ese pecadillo. En este caso, lo notable es que el gobierno de Israel ha detenido a algunos miembros del grupo de asesinos que quemó vivo a Khadeir… y un tribunal israelí amenaza que esta vez los van a juzgar en serio…
¿A qué se debe esta insólita conducta del gobierno y los tribunales sionistas? Hay varios motivos, y estos nos llevan a los elementos que cruzan la actual situación.
El gobierno de Israel está iniciando otro de sus periódicos genocidios contra la indefensa población del gueto de Gaza, el mayor campo concentración de la historia, con un millón y medio de prisioneros. El justificativo de este genocidio del 2014 escastigar el mencionado asesinato de los tres jóvenes sionistas en Cisjordania. Pero la inoportuna intervención de los desaforados que quemaron vivo a Mohammed Abu Khadeir le restaba “legitimidad”. Además, ponía de relieve ante el mundo el contexto de bárbara opresión sobre los palestinos, en que había tenido lugar la muerte de los tres jóvenes sionistas.
Asimismo, el martirio de Mohammed Abu Khadeir se había convertido en un escándalo en la prensa mundial, porque un primo de nacionalidad estadounidense había estado presente y sufrido golpes durante el ataque.
Pero lo más importante es que todo esto detonó grandes movilizaciones de protesta, en las que estuvieron a la vanguardia miles y miles de jóvenes palestinos, que enfrentaron heroicamente la represión de las tropas sionistas.
Para hacer frente esto, el gobierno de Israel se vio obligado a hacer algo insólito, castigar al grupo sionista que actuó por cuenta propia, quemando vivo a Mohammed Abu Khadeir y apaleando a su primo norteamericano… un costoso doble error.
Pero no nos engañemos, nada de esto anuncia buenas noticias para los palestinos en general ni para los de Gaza en particular. Como dijimos, está abiertamente en marcha otro operativo genocida contra la población más castigada y sufriente del planeta, los habitantes de la Franja de Gaza. Ya comenzaron los bombardeos y, como de costumbre, Israel elegirá como blancos preferenciales a escuelas y hospitales, a los campamentos de refugiados y las zonas más pobres para regarlas con bombas de fósforo.
Motivos circunstanciales y de fondo
En esto que podríamos denominar “operación barbarie”, se cruzan varias motivaciones, unas más inmediatas y otras más de fondo.
Israel teme, quizás con razón, estar en vísperas de otra “intifada”; es decir, de otra sublevación general del pueblo palestino, que lo ponga en aprietos y llame la atención mundial sobre el genocidio en cámara lenta que impulsa ese Estado.
Por enésima vez, las “negociaciones” entre el gobierno de Israel y la complaciente “Autoridad Nacional Palestina” para implementar la “solución de los dos estados” no han llegado a nada y se han visto interrumpidas. Es que Israel se niega a poner fin a su política de desalojar a punta de fusil a la población palestina, para construir en sus tierras nuevos asentamientos de colonos sionistas.
¿Cómo se puede hablar de un “acuerdo de paz” y de establecimiento de dos estados, si uno de ellos –Israel– se arroga el derecho de ir desalojando “manu militari” a la población del otro para instalar allí sus colonos? La de las “negociaciones de paz”, que con breves interrupciones llevan ya casi tres décadas, es una farsa miserable… Aquí lo único que existe realmente no es un “proceso de paz” sino un proceso de “limpieza étnica”, de genocidio en cuotas.
Una población de colonizadores importados con ayuda de los imperialismos occidentales, primero principalmente del Imperio Británico y luego del imperialismo yanqui, han establecido un enclave colonial, llamado “Estado de Israel”. La lógica profunda de estos enclaves (como el de la Sudáfrica blanca o el de la Argelia francesa) es la lógica del desplazamiento y/o exterminio de los pueblos originarios. Israel no quiere de ninguna manera renunciar a ese “derecho” del colonizador, de desplazar y/o aniquilar al pueblo nativo, en este caso el palestino.
La miserable hipocresía de la “comunidad internacional” finge no ver esto. Y su voz se alza sólo cuando el pueblo amenazado de exterminio –en este caso, el palestino– hace algo para defenderse, como ahora con el lanzamiento de algunos misiles de fabricación casera que apenas rozan la piel de Israel, que es la principal potencia militar de la región y además con armamento nuclear.
Los últimos acontecimientos iluminaron también ciertas divisiones y crisis políticas en el gobierno sionista. Pero los clivajes no son porque algunossectores quieran cambiar la política de “limpieza étnica” que constituye el cimientosobre el que se erigió Israel. La discusión más bien es cómo aplicarla, si seguir con el “paso a paso” o dar un salto en el sentido del exterminio y desplazamiento de los palestinos.
Avigdor Lieberman, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Netanyahu, es desde hace años el vocero más notorio de pasar del genocidio en “cámara lenta” al exterminio en masa y la limpieza étnica acelerada. En el 2009, Lieberman se hizo mundialmente famoso por proponer la “solución final” del problema palestino: arrasar con bombas nucleares la Franja de Gaza y expulsar a Jordania a los palestinos de Cisjordania.[[1]]
Ahora Lieberman se ha erigido en el adalid de volver a ocupar militarmente la Franja de Gaza. No habló de arrojar bombas nucleares, pero no hay duda que la ocupación que propone tendría los mismos fines pero con menos ruido que unas bombas nucleares… Y facilitaría además que la “comunidad internacional” mire hacia otro lado…
Movilización mundial para impedir otro genocidio en Gaza
Los planes genocidas de Israel se ven facilitados por los difíciles momentos que está pasando la llamada “Primavera Árabe”. Sin embargo, esto no implica que los planes sionistas no puedan ser enfrentados.
En el mismo Israel, la situación generó una crisis en el gobierno, entre otros motivos por el temor a una nueva Intifada, como ya señalamos.
En estas circunstancias, sería decisivo rodear al pueblo palestino de la mayor solidaridad internacional. La imagen de Israel se ha ido desgastando internacionalmente cada vez más, sobre todo en Europa y también en los países latinoamericanos. Incluso en EEUU, que ha sido su gran protector, Israel ya no tiene el consenso casi unánime para sus crímenes del que gozaba años atrás.
Una fuerte movilización internacional es hoy posible y necesaria para impedir que el pueblo palestino sufra otro baño de sangre.
[1].- “Lieberman threatened to nuke Gaza”, Haaretz, October 26, 2009.