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22
de agosto de 1972
La
masacre de Trelew
Por
Oscar Alba
El
26 de marzo de 1971, a casi dos años del Cordobazo, asume
la presidencia del país el general Alejandro Agustín
Lanusse. La movilización obrera y popular recorría el país
y ya había echado a dos presidentes: el general Juan Carlos
Ongania y el general Roberto Marcelo Levingston. La
dictadura militar, ante el creciente ascenso de las luchas y
los estallidos en distintas provincias, promueve el Gran
Acuerdo Nacional (GAN) para llevar al país a una salida
electoral. De esta manera el gobierno de Lanusse llega para
negociar con las fuerzas burguesas, y sobre todo con el
peronismo, las condiciones para una apertura democrática.
Mientras tanto, reprime duramente a las movilizaciones y
toda expresión antigubernamental.
En
el plano continental, la Revolución Cubana era un punto de
referencia de jóvenes trabajadores y estudiantes que veían
en la lucha armada guerrillera un camino hacia el cambio
revolucionario de la sociedad. Las organizaciones armadas en
el país buscaban acrecentar sus acciones e incorporaban a
sus filas a una buena parte de la vanguardia.
Las
cárceles del país estaban pobladas por presos políticos.
En la provincia de Chubut, en la ciudad de Rawson, a miles
de kilómetros de sus familias y compañeros, se encontraban
encarcelados militantes guerrilleros de Montoneros, Fuerzas
Armadas Revolucionarias (FAR) y del Ejército Revolucionario
del Pueblo. (ERP) Junto a ellos, en el penal, se encontraban
también presos activistas y dirigentes obreros como Agustín
Tosco, secretario general del sindicato de Luz y Fuerza.
El
plan de fuga
Los
presos guerrilleros planean fugarse, y la fecha prevista era
el 15 de agosto. “Tomás Eloy Martínez señala que ya
estaban preparados dos camiones, una camioneta y un Falcon
para que 120 presos escapen del penal. Los principales ideólogos
eran Fernando Vaca Narvaja, Marcos Osatinsky y Roberto
Quieto, entre los Montoneros y FAR, y Roberto Santucho,
Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Mena, del ERP”.[1]
Para
llevar adelante la fuga se dispone un grupo organizativo
desde el exterior. Este grupo será el que planifique y
aporte todo lo necesario para el operativo. La idea era que
los presos, una vez que tomaran el penal, salieran en vehículos
hacia el aeropuerto de Trelew. El trayecto desde el penal
hasta la estación aérea comprendía 25 kilómetros y debía
hacerse por ruta de ripio, ya que la ruta asfaltada estaba
llena de retenes de la policía. Una vez en el aeropuerto
los guerrilleros abordarían un avión que venía de
Comodoro Rivadavia hacia la Capital Federal, haciendo escala
en Trelew. En la nave un comando tomaría el avión y llevaría
a los guerrilleros fuera del país. Se pensó llegar a
Chile, donde ya gobernaba Salvador Allende. El operativo
guerrillero se enfrentaba a una serie de problemas muy difíciles
de resolver, dada la geografía y el control que sobre la
zona tenía la Marina, la Gendarmería y la policía. Víctor
Fernández Palmeiro y Esteban, del ERP e integrantes del
comando organizativo del exterior del penal, afirmaban que
no estaban dadas las condiciones para llevar adelante el
complejo operativo. Para colmo, uno de los camiones
destinado a la fuga había caído en manos del ejército en
el Gran Buenos Aires, luego de un enfrentamiento en donde
murió un guerrillero y otro fue detenido. No tener en
cuenta este problema también fue un grave error de
seguridad, pero la operación se llevó adelante.
Llegado
el día de la fuga, el horario de iniciación del operativo
estaba estipulado para las 18 horas. Salvo los guerrilleros
que estaban involucrados en la fuga, ningún preso del penal
sabia de la acción guerrillera. No obstante, hubo
excepciones.
“En
el patio, Osatinsky y Santucho le comunicaron a Agustín
Tosco que se produciría el escape y que, si quería, tenía
un lugar. Tosco respondió: Miren, les agradezco y
les deseo toda la suerte, pero yo no puedo rajarme así. A mí
me toca esperar a que me liberen las luchas populares. Para
ustedes, que están en la lucha armada, es lógico que
traten de fugarse, pero yo no. Igual les deseo que todo les
salga bien compañeros, en serio”. [2]
Finalmente
una serie de malentendidos y demoras entre los enlaces, y
luego de disparos dentro del penal, los camiones se
retiraron. Los disparos se habían efectuado en el instante
del copamiento del penal.
Al llegar a la salida, los guerrilleros se
encontraron con que sólo estaba un Falcon esperándolos.
Allí subieron Santucho, Osatinsky, Quieto, Mena, Vaca
Narvaja y Gorriarán Merlo. El resto de los 110 militantes
quedaron de a pie y llamaron taxis, a los cuales sólo
pudieron abordar 19 guerrilleros.
Finalmente
el avión no pudo esperar más y debió levantar vuelo. Poco
después llegaron al aeropuerto los 19 combatientes que venían
en taxis. Allí fueron rodeados por las fuerzas represivas y
luego de llamar a un juez y realizar una conferencia de
prensa se entregaron.
La
masacre
Al
frente del grupo estaban Mariano Pujadas (Montoneros) [3],
María Antonia Berger (FAR) [4] y Pedro Bonet (ERP). Los
guerrilleros fueron llevados a la Base Almirante Zar, donde
estuvieron una semana. Hasta que el 22 de agosto, a las tres
de la madrugada, fueron sacados de sus celdas y
ametrallados. Sólo sobrevivieron tres guerrilleros: María
A. Berger, René Haydar y Alberto Camps. Los muertos fueron:
Ana M. Villarreal de Santucho, Jorge A. Ulla, Humberto A
Toschi, Humberto S. Suárez, María A Sabelli, Mariano
Pujadas, Miguel A. Polti, José R. Mena, Susana G Lesgart,
Clarisa R. Lea Place, Alfredo E. Kohon, Mario E. Delfino,
Alberto C. Del Rey, Eduardo A Copello, Rubén P. Bonet y
Carlos H. Astudillo.
El
fusilamiento de los 16 guerrilleros provocó el repudio
generalizado y avivó más la bronca contra el gobierno del
General Lanusse. La Marina dio una conferencia de Prensa por
intermedio del almirante Hermes Quijada [5], donde se
argumentaba que los guerrilleros habían tratado de quitarle
las armas a los guardias, quienes debieron repeler el
intento. Los guerrilleros fugados llegaron a Chile, desde
donde partieron hacia La Habana. Allí fueron recibidos por
el gobierno cubano.
La
masacre de Trelew fue una de los peores asesinatos
perpetrados por el régimen militar encabezado por Lanusse.
El ensañamiento con los guerrilleros detenidos en la base
Almirante Zar fue también una manifestación del odio de
clase de la burguesía y su gobierno hacia quienes la
enfrentaban para terminar con ella y sentar las bases de una
nueva sociedad. Los métodos represivos, que dieron un salto
cualitativo y cuantitativo durante la dictadura militar de
1976, mostraron que los fusilamientos de Trelew fueron parte
de la respuesta que los militares daban al activo
sentimiento antidictatorial que recorría el país y las
filas obreras y populares.
Notas:
1.
Gabriel Martínez. “Agosto de 1972: escape y muerte”.
2.
Gabriel Martínez, cit.
3.
Mariano Pujadas era catalán y había venido a la Argentina
con sus padres, cuando era chico. Su padre José María, su
madre y dos hermanos de Mariano fueron asesinados por
parapoliciales el 14 de agosto de 1975 en Córdoba. Los
sacaron de su casa, los arrojaron a un pozo y los
ametrallaron
4.
María A. Berger murió en 1979 durante la contraofensiva
montonera. Haydar y Camps también desaparecieron bajo la
represión de la dictadura de Videla
5.
Quijada fue muerto un tiempo después en un atentado. En esa
acción guerrillera cayó Víctor Fernández Palmeiro, uno
de los integrantes del comando organizativo exterior para la
fuga de los presos de Trelew.
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