Tabaré
militariza la planta de Botnia
Todos
con la Asamblea de Gualeguaychú
Como
si faltaran argumentos para desenmascarar al
“izquierdista” Tabaré Vázquez como continuista total
al servicio del capitalismo, el presidente uruguayo tomó la
decisión de militarizar la pastera que Botnia está
construyendo en Fray Bentos. Hasta los mismos funcionarios
frenteamplistas decían en voz baja que la medida era una
exageración. Pero en materia de sobreactuación de la
defensa de los intereses de las multinacionales, Tabaré no
deja nada librado al azar.
Bastó
que en el Washington Post se citara que una mujer de 88
estaba dispuesta a actuar como bomba suicida contra la fábrica
–la fuente fue el ambientalista y esposo de la secretaria
de Medio Ambiente Piccoloti, Daniel Taillant– para que la
paranoia invadiera a las autoridades uruguayas. El
intendente de Fray Bentos, Omar Lafluf, defendió la
intervención militar para custodiar Botnia con los insólitos
argumentos de que “alguien [de la asamblea de Gualeguaychú]
dijo que iba a venir un Bin Laden” y que entre los asambleístas
se decía que la frontera argentino-uruguaya sería “como
la de Israel y el Líbano”.
Kirchner,
por su parte, ya no sabe qué hacer. Después de la mediación
del rey Juan Carlos de España (que Uruguay aceptó) propuso
la de ¡Gorbachov! (que Uruguay rechazó). Tal vez como
castigo por las imprudencias de su marido, el gobierno puso
a Picolotti en el freezer, y no formó parte de la última
delegación negociadora argentina.
La
cuestión de las pasteras ya permea toda la política
entrerriana. Los candidatos del PJ se dividen entre los
defensores de la asamblea de Gualguaychú y los que opinan
–como el intendente de Colón, por ejemplo– que la cosa
ya se salió de madre. En el medio están los que proponen
“relocalizar” Botnia (¡con el 70% de la construcción
terminada!) o hacer un canal de desagüe de 20 ó 30 km río
abajo.
Mientras
tanto, la asamblea de Gualeguaychú sigue firme con su plan
de cortes. Incluso tuvieron tiempo de hacerle una tomada de
pelo a la paranoia de Tabaré con una parodia de “invasión
terrorista”. Una cosa es segura: más allá de su heterogénea
composición social y de que su programa no contempla una
salida para los trabajadores de ambas orillas (incluso a
veces se filtra un peligroso tono chauvinista), la asamblea
de Gualeguaychú se mantiene independiente de los
gobiernos y de las gestiones diplomáticas que son sólo
maniobras para ganar tiempo.
Por
eso y porque aumenta el coro histérico en ambas márgenes
del Plata para que sean desalojados de una buena vez, más
que nunca hay que apoyar a los asambleístas de Gualeguaychú
y a sus medidas. Una buena oportunidad será la marcha
que realizarán en Buenos Aires el próximo martes 12.
|