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A
30 años de su asesinato
Rodolfo
Walsh:
periodista, escritor y militante revolucionario
Por
Oscar Alba
El 25 de marzo
se cumplieron treinta años de la muerte de Rodolfo Walsh:
ese día de 1977 fue asesinado por un Grupo de Tareas de la
Marina. Su cuerpo fue llevado a la Escuela de Mecánica de
la Armada y se encuentra desaparecido.
La
trayectoria política de Rodolfo Walsh es un claro ejemplo
de la radicalización que a mediados de los sesenta y
principios de los setenta, recorrió gran parte de la
intelectualidad en la Argentina, y, a la vez, del límite
que significó el peronismo para esa generación.
La oleada de luchas
obreras, populares y estudiantiles que recorrió gran parte
del planeta en los años 60 y 70 acercó a importantes capas
de la intelectualidad a posiciones políticas
revolucionarias. Latinoamérica no fue una excepción a esta
regla. La Revolución Cubana, las movilizaciones campesinas
del valle de La Convención y Lares en Perú, la luchas de
los mineros bolivianos, el Cordobazo y el proceso
revolucionario en Chile, entre otros procesos, colocaron los
nombres del salvadoreño Roque Dalton, el uruguayo Eduardo
Galeano, el cubano Roberto Fernández Retamar, Antonio Skármeta
de Chile, el paraguayo Lincoln Silva y los argentinos
Francisco “Paco”Urondo1, Héctor G.
Oesterheld2, Rómulo Berardo3, Haroldo
Conti4 y Juan Gelman5, entre otros,
como algunos referentes de una camada de escritores,
periodistas y artistas que se ubicaron junto a los que
luchaban cotidianamente. En este sentido, Rodolfo Walsh fue
uno de sus exponentes más destacados, fundiendo su vena
intelectual a su acción militante.
De la máquina de escribir al
peronismo
Walsh había nacido
en 1927 en Choele Choel, Río Negro, en una familia de
origen irlandés, y ya adolescente llegó a Buenos Aires
para cursar estudios secundarios. De muy joven trabajó en
muchos oficios. Fue desde lavacopas y limpiador de vidrios
hasta vendedor de antigüedades. Hizo periodismo y escribió
cuentos.
Entre 1945 y 1947
adhiere a la Alianza Libertadora Nacionalista, una agrupación
de derecha, y luego ante el advenimiento del peronismo, va a
alejarse de ella para adherir al movimiento peronista.
A los 26 años gana
su primer premio de literatura: el Premio Municipal de
Literatura de Buenos Aires con un libro de cuentos, Variaciones
en rojo.
La resistencia
peronista y el triunfo de la Revolución Cubana son dos
hechos políticos que van a consolidar, en gran parte, su
radicalización política. Así, en 1957 realiza una aguda
investigación periodística sobre los fusilamientos de
militantes peronistas en los basurales de José León
Suárez ocurridos en septiembre de 1956, vertida en su ya clásico
Operación Masacre.
También escribió ¿Quién
mató a Rosendo?, referido al asesinato de Rosendo García,
dirigente sindical peronista, en una reyerta en la que se
encontraba Vandor y miembros de la resistencia peronista. En
1959 parte hacia Cuba, donde va a fundar, junto al
periodista Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y otros, la
agencia Prensa Latina. Esta agencia de prensa había sido
concebida por el gobierno cubano para contrarrestar la
tergiversación de las noticias que hacían las agencias
internacionales sobre el proceso abierto en la isla. Allí
se desempeñó durante dos años como Jefe del Departamento
de Servicios Especiales.
En 1967, Paco
Urondo regresó de Cuba trayéndole una invitación del
gobierno castrista para formar parte del jurado del Concurso
Casa de las Américas. Es entonces cuando, en enero de 1968,
consolida su compromiso con la lucha revolucionaria, y en
los años posteriores, una vez de regreso en la Argentina,
va a organizar y dirigir el semanario de la CGT de los
Argentinos.6 A principios de los setenta se va
incorporar a Montoneros y, ya en 1973, Walsh tendrá el
grado de oficial de Inteligencia en esa organización.
Durante 1974 los
montoneros son atacados por el gobierno del General Perón,
que los echa de la Plaza de Mayo, el 1º de mayo. Y ya
durante el gobierno de Isabel Perón, el 6 de septiembre
anuncian públicamente su paso a la clandestinidad
nuevamente. Walsh no acuerda con esta medida y comienza a
hacer críticas a la conducción de la organización,
alertando sobre el peligro de aislarse del movimiento de
masas.
Los
limites de una crítica al foquismo
Los montoneros van
a seguir con sus acciones militares cada vez más alejadas
de la movilización obrera. A fines de 1975, Walsh junto a
otros cuadros montoneros, hace críticas a esta política, y
durante 1976, una vez impuesta la dictadura militar, eleva
una serie de documentos críticos a la dirección nacional,
que ya se encontraba en el exterior. En esos documentos,
Walsh criticaba el optimismo exagerado y el militarismo
peligroso del núcleo dirigente. El 29 de septiembre de 1976
muere en un enfrentamiento, en el barrio de Floresta, una de
sus hijas, Victoria “Vicky” Walsh. Era también
militante montonera y responsable de la prensa sindical.
En noviembre de
1976 Walsh eleva un nuevo documento crítico a la dirección
de la organización. Allí plantea que la política que debía
seguir Montoneros era “volver a integrarse al pueblo,
separar a la organización en células de combates estancas
e independientes, distribuir el dinero entre la misma y
tratar de organizar una resistencia masiva, basada más en
la inserción popular que en operativos foquistas”.7
Mientras tanto, había comenzado a organizar la Agencia de
Noticias Clandestinas (ANCLA) para romper la censura oficial
y hacer conocer las atrocidades de la dictadura militar.
Durante marzo de
1977 escribe su famosa “Carta Abierta a la Junta
Militar” en la que denuncia la política global de la
dictadura militar. El 25 de marzo deposita varias copias de
su carta en distintos buzones y, después de despedirse de
su compañera Lila Ferreira, se dirige a una cita que le había
hecho telefónicamente un compañero. Allí lo esperaban
catorce represores pertenecientes al Grupo de Tareas 33/2 de
la Marina. Walsh no se entrega y armado de una pequeña
pistola se enfrenta a sus captores, hasta que cae muerto por
las balas asesinas.
Evidentemente, la feroz represión de la dictadura (que no sólo se ensañaba
con Montoneros) y la política militarista de la guerrilla
peronista requerían un cambio de política. Para hacer más
efectiva la resistencia a los militares, pero también para
armarse de una nueva estrategia. Walsh criticaba el
optimismo exagerado de la conducción montonera, y esto era
correcto, pero, no obstante era necesario, aun desde una
ubicación defensiva, plantear hacia los trabajadores una
estrategia de cambio profundo. Si bien los trabajadores, de
conjunto, no salieron a enfrentar el golpe, hubo sectores
que resistieron las medidas antiobreras de Videla y Martínez
de Hoz. Lamentablemente, Walsh fue muerto a un año del
golpe y no llegó a ver (aunque es muy posible que lo
intuyera) que el centro de la resistencia iba a ser el
movimiento obrero.8 Este hecho abría, a su vez,
la posibilidad de plantear una estrategia que colocara a los
trabajadores ya no sólo a la cabeza de la lucha contra la
dictadura, sino también como dirección política de un
cambio revolucionario cuando la relación de fuerzas fuera
favorable.
Sin duda, Rodolfo
Walsh fue un militante crítico de la orientación
montonera. No obstante, su crítica no superó los límites
del peronismo. Así, el repliegue y la integración al
movimiento de masas que proponía para su organización ante
la ofensiva del régimen dictatorial eran para mantenerse en
la pelea por la dirección del movimiento peronista, para
llevar el peronismo a posiciones revolucionarias. Pero, a
pesar de que los trabajadores y el pueblo seguían siendo
peronistas, su dirección y su programa político habían
nacido burgueses. La propia política montonera hablaba de
la liberación nacional con burgueses y militares
nacionalistas. De esta manera, Walsh no veía, en ese
momento, la necesidad de una organización obrera
independiente y revolucionaria que tuviera como estrategia
la revolución socialista. Consideraba que la evolución y
las perspectivas de una nueva dirección política para el
movimiento de masas debían surgir desde el propio
movimiento peronista, desdeñando una real alternativa
marxista revolucionaria. Su experiencia con el peronismo y
los Montoneros quedó trunca aquel 25 de marzo de 1977.
Finalmente, más allá de nuestras diferencias, hoy
reivindicamos su militancia revolucionaria consecuente, su
esfuerzo por combatir los errores que veía, y el heroísmo
con que batalló hasta el último minuto de su vida.
Notas:
1. Paco Urondo fue
periodista y escritor. Militante de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), estuvo preso durante la dictadura de
Lanusse. Salió en libertad en 1973. Las FAR se unifican
luego con los Montoneros. Muere en Mendoza en julio de 1976
cuando, interceptado por una patrulla del ejército, se
suicida.
2. Se encuentra
desaparecido.
3. Fue secuestrado
de su taller de la Boca por un Grupo de Tareas cuando junto
a madres de detenidos estaban organizando la publicación de
una solicitada para la navidad de 1976. Está desaparecido.
4. Escritor y
militante revolucionario. Se encuentra desaparecido
5. Escritor,
militante montonero. Está radicado en México.
6. En el Congreso
“Amado Olmos”, del 28 al 30 de marzo, la CGT se fractura
y se divide en CGT- Azopardo, “colaboracionista”,
dirigida por Augusto T. Vandor (UOM) y Rogelio Coria (UOCRA),
por un lado, y CGT de los Argentinos, dirigida por Raymundo
Ongaro (gráficos) por el otro. Esta última, compuesta por
gremios menores, tendrá el apoyo del peronismo combativo y
la izquierda.
7. “Observaciones
sobre el documento del Consejo del 11/11/76”.
8. Ya en los
primeros años del golpe los trabajadores de Luz y Fuerza y
los ferroviarios protagonizaron duros conflictos en defensa
de conquistas laborales. En la segunda mitad de 1979 hubo
una oleada de huelgas fabriles, como la de Peugeot, por
aumentos salariales. Hubo además luchas por la defensa de
la fuente de trabajo y las condiciones laborales hasta el
final del gobierno militar.
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