El MST y el PO
Deshojando la margarita
Por José Luis Rojo
El cierre de los
plazos electorales para la presentación de frentes encontró
al MST y el PO mostrando elementos de crisis
y puntos ciegos de su política que van más allá de lo
meramente electoral.
Sin el pan y sin la torta
En primer lugar está el caso del MST, que esperó hasta último
momento poder cerrar un acuerdo electoral con Pino
Solanas... que nunca llegó, en un paso mas de esta
organización en la pretensión de expresar en nuestro país
el espacio supuestamente “vacante” del chavismo,
“nacional y popular”.
Pero lo que ocurrió es que Solanas, uno de los
representantes más “legítimos”
de lo que queda de la izquierda peronista de los 70, de la
mano de Claudio Lozano (representante intelectual de parte
fundamental de la burocracia de la CTA) y de la legalidad de
un partido fantasma como el PSA, terminaron dejando
afuera al propio MST, en la búsqueda de dar expresión
a “un espacio más amplio que el meramente reducido a la
izquierda tradicional”.
Aun así, y en un último esfuerzo por llegar a un acuerdo,
en el acto del MST del pasado sábado 25, Vilma Ripoll dedicó
la parte fundamental de su discurso a insistir en la
necesidad de lograr una “confluencia entre el espacio de
la izquierda y el nacional y popular”... Pero el resultado
es que pasado el 28 de agosto, se ve que no lograron arrodillarse
lo suficiente…
Para colmo el espacio político “centroizquierdista”
que disputan es muy reducido y han quedado
hecho un “sándwich” entre los nacionalistas
“originales” (Solanas, Lozano y cía.) y las corrientes
verdaderamente de izquierda independientes. Se trata de las desventuras
de ex socialistas que buscan abrazarse al “nacionalismo
populista” como supuesta vía –nunca demostrada– para
“hacerse de masas”.
¿Partido “hegemónico” o ratón asustado?
El otro caso serio
es el del PO. Ya en la edición anterior denunciábamos la ridícula “lógica” del frente único consigo mismo. Pero esta “lógica” ya está quedando desnuda antes
de lo que suponíamos, pagando su precio en condena
política por parte de amplios sectores de la
vanguardia, por su ridícula orientación autoproclamatoria.
El caso es que tuvieron la mala suerte que en el mismo
momento en que se estaban cayendo todos los plazos y que el
PO, claramente, ya había lanzado de manera pública su
campaña electoral, aparecieran los resultados de las
elecciones de la provincia de Tucumán. Ridículamente, habían
llamado, desde la contratapa de su ultimo periódico, a un
“voto de masas” en dicha provincia, llegando a alardear
índices de hasta un 17% que, según ellos les daban las
encuestas, y la “posibilidad de colocar tres diputados
provinciales”. Pero, como decía el viejo Lenin, los
hechos son testarudos:
apenas si orilló el 1% en toda la provincia, muy lejos del
proclamado “voto de masas”.
El colmo es que en medio de esta debacle, apareció el propio 28 al mediodía –después de que el frente nuevo MAS-PTS-IS se hubiera inscripto en
la justicia electoral– un llamado desesperado de la
dirección del PO para “explorar, ahora sí, la
posibilidad de conformar un frente”... Que este poco
serio planteo de último momento no pasaba de ser una
burda maniobra quedó al desnudo ante el simple planteo que
hicimos los integrantes del frente de que pusieran por escrito cualquier propuesta que nos quisieran hacer (algo que,
obviamente, no
hicieron).
Es decir, a último momento no sólo se terminaron haciendo
visibles los límites de la autoproclamatoria “lógica de
ratón” del PO (que, recordamos, fue llamado a encabezar
el frente de la izquierda roja) y no del gran partido
“hegemónico” que pretenden ser, sino que se
comportaron como un ratón… asustado.
La moraleja es que si el caso del MST es ya un desbarranque
desde el punto de vista de la perspectiva de poner en pie en
nuestro país y el continente todo una alternativa obrera y
socialista, el PO deberá reflexionar a la hora de seguir
por un curso de contemplación de su ombligo que, tozuda y
reiteradamente, se
choca contra los hechos de la realidad.
Se trata de un “giro orgánico” de esta corriente,
que en Venezuela alienta el ingreso en el PSUV de Chávez
y “teoriza” acerca de la “imposibilidad” de toda perspectiva obrera y socialista en
Latinoamérica.
|