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Mendoza:
por luchar por el blanqueo laboral…
Reprimen
a los trabajadores del ajo
Por
Manuel Rodríguez
Cuando
la primera exportadora de ajo del país, la empresa Campo
Grande, reclamó a sus obreros que firmen el “cambio de
nombre” de la “cooperativa de trabajo” mediante la
cual los explota, las y los trabajadores se inquietaron.
Frente a una nueva maniobra fraudulenta de la patronal para
empezar a quebrar una empresa fantasma y solventar sus
deudas, los trabajadores se interesaron por averiguar qué
pasaría con sus aportes jubilatorios. Es así como se
enteraron que Campo Grande no sólo no había hecho ningún
aporte, sino que ellos tenían deudas al estar registrados
como monotributistas. Esto se debe al perverso
sistema de “cooperativas de trabajo”, bajo el cual
la patronal maneja cooperativas fantasmas donde los
trabajadores y trabajadoras figuran como “socios”,
“tercerizando” la contratación. Gracias a esta farsa de
contratación indirecta, las patronales del ajo mantienen a
los trabajadores en una situación de semi-esclavitud, fuera
de toda norma básica del derecho laboral: no tienen obra
social, ni días por enfermedad, ni vacaciones, ni
aguinaldo, ni jubilación, a pesar de que se les hacen los
descuentos correspondientes (el 10% del sueldo en la mayoría
de los casos). Soportan jornadas de trabajo de más de 14
horas diarias sin el reconocimiento de las extras, y pueden
ser echados sin motivo alguno, en cualquier momento y sin
ninguna indemnización. Sufren amenazas, persecuciones y más
recientemente, “listas negras” de las patronales. Una
situación similar a la que son sometidos los trabajadores
del pescado de Mar del Plata.
Los trabajadores dicen basta
Los
trabajadores, hartos ya de la prepotencia de esta patronal
esclavista, decidieron organizarse, para lo cual eligieron
delegados, y se movilizaron para reclamar el blanqueo y la
registración laboral. El jueves 29 de Noviembre los y las
500 trabajadoras y delegados de Campo Grande cortaban las
entradas de camiones sobre la ruta 50. Todos y todas las
obreras de Campo Grande salieron a bloquear las entradas
reclamando lo que con tanta rabia y tantas razones debían
reclamar: el fin de esta situación de super-explotación y
el blanqueo y la registración laboral. La respuesta de la
patronal no se hizo esperar: la represión. La policía atacó
salvajemente a hombres y mujeres sin distinción, con
cachiporra, balas de goma y gas pimienta. Pero como
arrastrar, moler a palos y disparar a los trabajadores del
ajo no le alcanza a la policía y justicia mendocinas,
comenzaron a arrojar piedras y hasta bicicletas a los y las
trabajadoras que resistieron valerosamente el brutal ataque,
especialmente las trabajadoras que estaban en la primera
fila. La bestial represión dejó más de 75 heridos, muchos
de gravedad, así como varios detenidos. Sumado a esto, la
empresa despidió a casi todos los delegados.
Párrafo
aparte merece la encargada de la represión, la fiscal
Liliana Giner, quien luego de la misma, declaró a la prensa
en la puerta de la empresa que iba a procesar a los
detenidos por el “delito de resistencia” (¡!), y que
“no han habido mujeres golpeadas”, ya que “la policía
actúo lo más correctamente posible”. Semejante cinismo y
desprecio por la vida de los trabajadores y su
responsabilidad por la brutal represión la han puesto hoy al
borde de perder su cargo, dado el escándalo que en toda
la provincia causó la represión.
La
patronal es dura porque tiene mucho que perder. La industria
del ajo en Mendoza es un pequeño coloso capitalista.
Argentina es el cuarto productor y el segundo exportador
mundial y Mendoza produce el 83% del ajo en el país. Esto
genera en la provincia ganancias de U$S 73 millones por las
74.500 toneladas exportadas. Un pequeño grupo de 20
empresas, lideradas por Campo Grande y Sanes, concentra la
abrumadora mayoría de la actividad de corte, limpieza y
empaque, que emplea a más de 28.000 trabajadores bajo el
negrero sistema de “cooperativas de trabajo”.
Pero
las y los trabajadores de esta industria conocen bien a su
enemigo, su patronal y están hartos de soportar esta
situación. La salvaje represión conmovió al gremio y en
respuesta a la misma se largaron paros desde el día
siguiente. El lunes 3 una marcha de 1.500 trabajadores
frutihortícolas de “cooperativas” y de otros sectores
recorrió la ciudad de Mendoza haciendo oír fuerte el
reclamo de la regularización
laboral, contra las “cooperativas”. Se están
organizando para luchar contra los despidos y por el
blanqueo de su situación laboral. Recién frente a estas
presiones, el
gobierno se vio obligado a convocar a la conciliación
obligatoria.
Por
su parte, la patronal, sintiendo cómo se pone bravo el
avispero, hace una serie de declaraciones provocadoras en
defensa de la salvaje represión. La Asociación
de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas
y Afines de Mendoza salió a respaldar a la fiscal,
declarando que la misma se comportó de “la forma
prudente, digna y paciente”, y que las “cooperativas”
que contratan a los trabajadores “cumplen las
normas legales vigentes”. Y la Unión Comercial e
Industrial de Mendoza, en una nota a la Cámara de
Senadores, felicitó a la fiscal por “hacer cumplir la
ley”.
Las
trabajadoras y trabajadores del ajo le han dicho basta al
perverso sistema de las “cooperativas” y salieron a
luchar. Saben que de la otra vereda se encuentra una
patronal esclavista, una justicia y policías sanguinarias y
un gobierno que respalda a ambos. Pero hartos de esta
situación de explotación, salen a enfrentarlos y resisten
la violenta represión a que los someten. Es su justo
reclamo, su propia organización y la solidaridad de los
trabajadores que los rodean las armas con las que cuentan
para terminar con las “cooperativas” y ganar el blanqueo
y regulación de su situación laboral.
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