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Despidos masivos en la Municipalidad de La Plata
Por un plan de lucha unitario contra los despidos
Corresponsal
Ante los despidos de
1.500 compañeros contratados mensualizados -y el inminente
despido de 500 trabajadores más-, ante el silencio cómplice
de los sindicatos municipales y de UPCN, y ante la actitud
legalista y divisionista de ATE-CTA, es necesario impulsar
desde las bases un plan unitario de lucha para lograr la
reincorporación de todos los despedidos, el pase a planta
permanente de todos los contratados y la recomposición
salarial.
El “cambio” de
Pablo Bruera: la misma cara de la moneda
La gestión del intendente entrante empezó con todo:
impuestazo, recorte en programas sociales como las colonias
de verano, cancelación de actividades culturales en
distintas reparticiones y, centralmente, toda una ola de
despidos. Algo ya visto en otras municipalidades de todo el
país, y no en pocos casos han sido los trabajadores los que
han denunciado el vaciamiento por gestiones salientes en el
marco de las elecciones del año pasado.
Esta es la misma cara de la moneda, porque en la ciudad de
La Plata Julio Alak gobernó durante 16 años con
innumerables actos de corrupción, y el actual intendente
Pablo Bruera fue su discípulo como concejal y luego
diputado provincial. Recién en 2003 el actual intendente
rompió con Alak para diferenciarse y construir una
alternativa en el marco de la “nueva política” que los
K impulsaban desde el gobierno nacional.
Como siempre, los que pagan los platos rotos son los
trabajadores que tienen que soportar los ajustes, los
recortes de los presupuestos y ahora los despidos masivos de
los estatales precarizados, que vienen sufriendo desde hace
años malas condiciones de trabajo, Planes Trabajar como
condición necesaria antes de pasar a ser un contratado
mensualizado o cooperativas de trabajo con 400 pesos de
remuneración.
Se ve claramente que el achicamiento del gasto público no
tendrá como correlato una mejor inversión en las áreas
sociales más necesitadas, como las barriadas del Gran La
Plata. Es allí donde el peso del clientelismo político se
hace sentir, donde lo perverso del “discurso del cambio”
queda al desnudo con los aprietes de la gestión bruerista
para que pasen al "bando indicado", so pena de
quedar excluidos de toda mejora en sus penosas condiciones
de vida. A ellos no les importa la mejora de las condiciones
de trabajo, de salud, educación o de seguridad social; sólo
cuidan la caja y el aparato territorial, porque piensan que
la víscera más sensible es el bolsillo y el estómago.
Para colmo, los sindicatos municipales han sido parte del
aparato político municipal, confundiéndose patrones y
supuestos trabajadores, con UPCN negociando a espaldas de
los trabajadores las condiciones de miseria en las que se
trabaja.
Pero no hay que dejar de señalar y enmarcar esta situación
con lo que sucede a nivel nacional. La “normalización
institucional” pronunciada por Cristina Kirchner en el día
de su asunción ante el Parlamento y del Pacto Social
antiobrero junto a la patronal y la burocracia sindical muy
ligada a la represión de los ‘70 nos marcan el terreno.
Entonces, no hay diferencia de matices entre el gobierno
nacional y Bruera, porque uno quiere limpiarla de “ñoquis”
y Kristina reprime a los trabajadores del Casino con todo lo
que tiene a su alcance.
Los despedidos y la
entrega de la burocracia
Para recapitular, todo comenzó cuando el 11 de diciembre,
a sólo un día de asumir, el actual intendente firmó un
decretazo (1960/07) echando a 911 compañeros mensualizados,
y en los primeros días de enero firmo otro decreto
(0046/08) echando a 600 trabajadores más. Se estima que
este mes avance un tercer decreto con al menos otros 500
nombres más en la nómina de despedidos. Cabe aclarar que
en la mayoría de los casos son trabajadores que tienen una
antigüedad de varios años, conociéndose casos de hasta 10
años de prestación en distintas reparticiones de la
Municipalidad. Ni hablar de las condiciones de trabajo,
violencia laboral sufrida durante años y de la magra
remuneración. Para tener una idea, un trabajador con un régimen
de 30 horas semanales con la categoría más baja gana un básico
de alrededor de 750 pesos mensuales, sin descontar la obra
social y la jubilación. A este monto a veces se le suman
las horas extras, que pueden ser de hasta 45 horas
semanales, con un plus de 350 pesos. También descuentan
obra social y jubilación, pero esto está fuera del básico.
O sea que los trabajadores municipales son pobres y con un
poco más caen en la indigencia, porque ni siquiera pueden
comer.
De acuerdo
con el Estatuto para el Personal de las Municipalidades de
la Provincia de Bs. As. (ley 11.757, artículo 7) el
personal adquiere estabilidad a los 12 meses de no mediar,
previamente, oposición fundada y debidamente notificada por
autoridad competente. O sea que luego del año de servicio
todo trabajador tiene que pasar a planta permanente. Pero no
hay que ser ingenuos, porque la letra es letra muerta si no
se lucha por los derechos de los trabajadores; por eso la
política manda.
¿Qué hacen ATE y
compañía?
Como queda dicho, los sindicatos de municipales y UPCN
han pactado con Pablo Bruera a cambio de alguna
prebenda política. ATE (CTA) viene impulsando algunas
medidas de fuerza pero sin proponerse extender la
convocatoria y en una actitud sectaria, con argumentos del
tipo “nosotros no defendemos ñoquis” o negándose a
llamar a la base de los otros gremios. O sea, que piden la
reincorporación formal de todos los compañeros, pero de
hecho se tiene una política de mediación entre la
Municipalidad y los trabajadores, seleccionando quién entra
y no entra en las listas, quiénes trabajan y no trabajan,
apuntalando el discurso del bruerismo de que en la
Municipalidad hay ñoquis. De esta manera, avala la política
ofensiva que está sosteniendo el bruerismo, al no
proponerse detener de cuajo esta ofensiva contra los
trabajadores. Un ejemplo es que del primer decreto (911
despedidos) sólo se reincorporaron 154 y hay 104
trabajadores en lista de espera, al cierre de esta edición
es probable que haya otro grupo de trabajadores
reincorporados.
Se niegan a llamar a unificar la lucha con los
trabajadores afiliados a las otras burocracias, porque en el
fondo tienen miedo de que se arme un movimiento de lucha que
los embrete a enfrentar al gobierno municipal, provincial y
nacional.
Eso explica que más allá de su discurso combativo, su
política se limita a recurrir a la “justicia ordinaria”
(recursos de amparo, cartas documento), a pedir la
conciliación obligatoria. En el marco político actual,
pretender que el Ministerio de Trabajo y la Justicia diriman
a favor de los trabajadores cuando intentan avanzar en una
alianza contra ellos es la muerte anunciada para los
trabajadores, generando un reflujo en la base y un
descreimiento en que se pueda luchar y ganar. El tema es con
qué política se puede luchar y ganar contra los Bruera,
los Macri y los K.
Construir una
alternativa
Debemos repudiar que el bruerismo trate a los trabajadores
como ñoquis y que la actual comisión interna de ATE siga
el juego del Ejecutivo conformando listas de nombres dejando
afuera a supuestos ñoquis, como si se tratara de una caza
de “brujas”. Son todos laburantes, y es el aparato político,
junto con las burocracias de estos sindicatos, los
formadores de ñoquis para mantener la estructura de su
aparato. Son los trabajadores los que todos los días
sostienen toda la administración, las plazas limpias, los
comedores municipales, las colonias de verano, los
hospitales y demás servicios.
Ante esta situación, es necesario construir un plan
de lucha unitario, convocando a todos/as los compañeros,
estén o no afiliados a ATE o a cualquier otro sindicato,
que sirva de herramienta para pelear tanto dentro como por
fuera de ATE, impulsando asambleas por sector y generales,
un plan para movilizar y lograr la reincorporación de todos
los compañeros despedidos, el pase a planta permanente y
paritarias ya.
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