México:
historia de sufrimientos y lucha de las mujeres
Despenalizaron el aborto en el DF
Por
Ana Vázquez
En
México, país donde el aborto es la tercera causa de
mortalidad materna con más de 1.500 víctimas en los últimos
años, se acaba de confirmar, para el DF (más de 20
millones de habitantes) el derecho a la ILE (Interrupción
Legal del Embarazo).
En
un país, donde la vida de las mujeres no vale nada, donde
las cifras de asesinatos, abusos e índices de prostitución
son escalofriantes (sólo superados en América Latina por
El Salvador y Guatemala), se ha conquistado en forma
retaceada, este derecho. Es fundamentalmente el triunfo de 30 años de pelea del movimiento de mujeres. El
gobierno del Distrito Federal (en contraposición al
gobierno nacional) se vio empujado a otorgar este derecho a
la libre decisión, a la salud y la vida de las mujeres, a
costa de las terribles presiones de la Iglesia y de la
derecha.
Una conquista con aguda resistencia
El
28 de agosto pasado, la Corte Suprema de Justicia de México
ratificó la ley de la ILE. El 24 de abril del año 2007 fue
sancionada por la Asamblea Legislativa con 46 votos a favor
(del PRD, Partido de la Revolución Democrática, gobernante
en el DF, otros bloques de izquierda y el PRI), 19 en contra
del (PAN, Partido de Acción Nacional, gobernante a nivel
nacional y del Verde Ecologista) y 1 abstención.
Despenaliza la interrupción del embarazo dentro de las 12
semanas de gestación e implementa un programa para hacerlo
en forma gratuita en 14 hospitales del distrito.
Al
cumplirse un año de la aplicación de esta reglamentación,
se realizaron 7.820
abortos en los hospitales públicos autorizados. Se
produjo la muerte de una adolescente que según el parte médico,
no cumplía con las condiciones para hacerlo (12 semanas de
gestación). La mayoría de las que acudieron a atenderse
eran jóvenes, 25 años de promedio, aunque hubo casos de niñas
de 10 y mujeres de 54; el 80% habitantes del DF.
Aunque
el 70% de la población se había manifestado a favor de la
despenalización, las resistencias sociales y políticas no
se zanjaron con su aprobación. Los mismos médicos se
negaban a realizarlo y las mujeres eran maltratadas. Las
presiones continuaron y se agudizaron. Tanto que a las pocas
semanas de su aprobación, la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (sic!) y la Procuración General de la Nación
de la República interpusieron una acción de
inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia para
impugnar la reforma legal. Continuó por fuera de las
paredes de la justicia la lucha política a través de las
diatribas de la Iglesia y los “objetores de conciencia”.
Uno de sus argumentos era que muchas mujeres de otros
estados irían allí a atenderse.
Sangre, sudor y pelea
Según
Luisa Sánchez Fuentes, directora
del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE),
una de las ONG que trabajaron para que el aborto deje de ser
delito en la capital mexicana, en
entrevista del 21/4/08 en Página 12, opina sobre los
factores que influyeron para que se aprobara esta polémica
legislación: “Hubo varios elementos que confluyeron para la aprobación de la
despenalización en la Ciudad de México. Entre ellos se
pueden destacar: el discurso del Estado laico; la lucha
de más de treinta años de las organizaciones civiles
feministas por el reconocimiento y el respeto de los
derechos sexuales y reproductivos; el carácter liberal
del DF; las tendencias internacionales hacia la liberalización
de las leyes que criminalizan el aborto, y los tratados
internacionales que protegen derechos de las mujeres
ratificados por México”.
Sin
coincidir con todas las apreciaciones de la funcionaria, son
un ejemplo de un reconocimiento a la pelea de las mujeres
que no pueden desconocer.
Las
tendencias internacionales son a que en los países donde es
“legal”, cada vez es menos gratuito. Cada vez son más
las trabas que se le imponen a las mujeres para acceder a
este derecho, aunque estén escritas las reformas favorables
en el Código Penal.
En
España, donde está permitido con determinada reglamentación,
el 97% se practica en centros privados y sólo el 2,9% en
establecimientos públicos, lo que explica las dificultades
en su acceso. En Rusia, es totalmente gratuito si el médico
lo recomienda y 60 dólares
si es por decisión única de la mujer.
Lo
categórico es que el debate y la lucha por este derecho se
remonta en México a la década del ’30, cuando
profesionales médicas plantearon la necesidad de su
legalización. En 1936, las doctoras Matilde Rodríguez Cabo
y Ofelia Domínguez Navarro fueron las primeras en proponer
reformas al Código Penal para lograrlo (Adrián Rentería Díaz,
“El aborto”).
El
movimiento de mujeres se potenció y desarrolló
en los ’70, organizó las Jornadas Nacionales sobre Aborto
que destaparon la sensibilidad hacia el tema. Movimiento que
se mantuvo en los últimos años, generando adhesión masiva
y una reacción permanente de los que se oponían.
Y
en 1990, aunque no por razones humanitarias sino por
superpoblación en la comunidad, se planteó en Chiapas por
iniciativa del gobernador, pero cayó en “saco roto” por
presiones de la Iglesia, organizaciones como Provida y el
PAN.
En
el 2006, el caso Paulina (menor violada a los 13 años a la
que el Estado le negó el derecho a abortar), que llegó
hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, presionó
al Estado mexicano y lo hizo comprometer a “proteger los
mecanismos para garantizar el aborto legal a las mujeres”.
Por la movilización en las calles
Es
indudable que este logro ha permitido salvar de la muerte a
muchas mujeres y es una mejoría frente a la situación
anterior. Mejoría parcial y solamente para un sector, de
lejos una curación completa.
Las
mujeres de las poblaciones alejadas, las más pobres, las
pertenecientes a las comunidades indígenas, no tienen
ninguna posibilidad de acceder a este derecho por el simple
hecho de que no pueden trasladarse hasta allí, de ahí lo
infundado del “peligro” cimentado por sus detractores.
Junto
con esto, la situación de la violencia contra la mujer no
se ha modificado. En Ciudad Juárez fueron asesinadas 500
mujeres en los últimos 10 años. El feminicidio es cosa de
todos los días en estados como Oaxaca, donde las mujeres de
las comunidades indígenas y las inmigrantes indocumentadas
son las principales afectadas.
Las
feministas que se reunieron en el Foro
Interrupción Legal del Embarazo en el 2007. El día 27 de
setiembre de ese año vaticinaron que el “ILE puede
convertirse en modelo para países en América Latina”.
Pero
este retaceado “modelo” no le gustó en lo más mínimo
a ninguno de los gobernantes del hemisferio y menos que
menos a las señoras presidentas, que no sólo no
impulsaron ningún proyecto de este tipo, sino que están
abiertamente en contra de hacerlo.
Es
sí un punto de apoyo en la conciencia y en la capacidad de
lucha de millones de mujeres para seguir la pelea hasta
lograrlo, pero no confiando en las “voluntades” de los
gobiernos de turno, en los discursos de los hombres y
mujeres del poder que celebran el Día de la Mujer para a
continuación no promover ninguna legislación que ayude a
liberarla de su opresión.
Apostando
sí a la movilización masiva que arranque este derecho de
vida o muerte para millones de mujeres, trabajadoras y
pobres.
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