El
deterioro económico se acelera
El
agotamiento del “modelo K”
Veamos
los elementos de crisis en los supuestos económicos de la
gestión K1. El problema más de fondo, y el que
terminará condicionándolo todo, es que se acabaron los puntos de apoyo sobre los que funcionó el “modelo económico
K”.
La
economía argentina tendrá en 2009 el año más negativo
desde el 2001/2, afectada por la crisis internacional y por
problemas domésticos. El mundo es otro: después de cinco años
de crecimiento se desplomaron el consumo y la actividad por la crisis global. El
gran interrogante aún sin respuesta es cómo se sale de
esta crisis global y cuánto va a durar la misma. La
Argentina también es otra: del crecimiento generalizado a
tasas chinas del 8 o 9% anual, la actividad ha pasado a un “frenazo”
prácticamente en seco augurándose un crecimiento de no
más del 1 o 2% o incluso nulo para este año (aunque es
verdad que no todos los sectores se han desacelerado de
igual manera)2.
En
este contexto, los precios internacionales de las
commodities bajaron a la mitad, lo que suma presión al
conflicto agrario aunado a los problemas (reales o
supuestos) de la sequía; al mismo tiempo, las ramas más
golpeadas vienen siendo las industriales más dinámicas de
los últimos años: automotrices, siderúrgicas y
autopartistas; se está cayendo la recaudación, lo que pone
una señal de alerta sobre el superávit fiscal; el tipo de
cambio se debilitó frente al dólar y las monedas de los
demás países latinoamericanos, en primer lugar del Brasil,
de ahí que la UIA este “aullando” por una devaluación;
y por lo tanto se está cayendo también el superávit
comercial; para colmo de males, la fuga de capitales (créase
o no) superó a la del 2001 llegando prácticamente a los
25.000 millones de dólares justo cuando están aumentando
las necesidades de hacer frente a una renovada presión del
endeudamiento externo… Es decir, si la economía se venía
desacelerando y
acumulando elementos de deterioro desde el conflicto con el
campo, la crisis internacional no hizo más que agudizar
esta tendencia dejando
al descubierto los problemas y límites del “modelo K”.
Algunos
de estos problemas, digamos más de “superficie”, son el
relativo atraso cambiario sin mucho margen para devaluar
dada una presión inflacionaria que sigue siendo demasiada
alta en el contexto mundial y los reclamos salariales
incrementados que esto generaría; el hecho que ya no se
puede seguir sosteniendo el nivel de subsidios a las
patronales por lo que las tarifas de los servicios públicos,
el transporte, etc., están
aumentando sideralmente; la caída de los salarios y del
nivel del empleo, este último, uno
de los factores principales de legitimación de los K y que
la crisis está poniendo en riesgo creciente. En síntesis:
eventualmente la crisis económica en ciernes puede ser de extrema
gravedad aunque todavía no
ha terminado por desencadenarse del todo.
Frente
a esto, la catarata de medidas anunciadas por Cristina K en
las últimas semanas, de ninguna manera configuran un
“plan” sistemático. El blanqueo de capitales, la
moratoria, las líneas determinadas de créditos, el
susodicho “plan de obras públicas”, la reducción del
impuesto a las ganancias para una gama de trabajadores con
altos salarios, etc., se parecen más a una “colcha de
retazos” que a un plan convincente que sirva como “antídoto”
frente a la eventualidad de una profundización de la crisis
mundial, regional y local.
Los
insuperables límites de clase del kirchnerismo
En
todo caso, ya se puede hacer un balance de fondo de la gestión
de los esposos K: una vez más ha quedado demostrada la
incapacidad orgánica
a toda fracción burguesa por más “nacional” y
“progresista” que se presente en superar los límites y
contradicciones estructurales de la argentina capitalista
semicolonial. Como decíamos hace un par de ediciones: “de
a poco se va cerrando
el ciclo económico de la Argentina kirchnerista y de un
‘modelo’ que, encaramado en condiciones excepcionales de
toda la región, posaba de ‘antineoliberal’ pero que sólo
era tal en cuanto a los aspectos de regulación política de
la economía. Lejos de los espejitos de colores de la
‘Argentina productiva del Bicentenario’, lo que tenemos
es lo que podía esperarse de un esquema que no modificó en nada esencial las grandes variables del funcionamiento
del capitalismo local”3.
En
el mismo sentido, decíamos en un reciente trabajo dedicado
al conflicto del campo: “Las bases estructurales de todo
el problema es la ausencia
de verdaderas transformaciones estructurales y de un plan de
desarrollo económico que permita elevar de manera no
artificial vía devaluación sino real, la productividad y
competitividad del conjunto de la economía.
Si
esto no ocurre, inevitablemente aparecen desequilibrios en
los sistemas de subsidios y precios administrados desde el
Estado. Además, llega un punto en que se producen cuellos
de botella. Esto ocurre porque los capitalistas que
sobreviven con subsidios invierten poco y no amplían su
base productiva. De esta manera los costos son crecientes,
la baja rentabilidad acentúa la carencia de inversiones, y
la estructura productiva atrasada demanda más y más
subsidios.
Por
último, si ya es muy difícil tener un sistema de
protecciones y subsidios equilibrados, más difícil aún es
librarse de él una vez que se ha instalado y consolidado.
En definitiva, lo que se proclamaba buscar, un desarrollo
armónico de las fuerzas productivas con ‘distribución
progresista de los ingresos’ fracasa”4.
En
definitiva, en el “modelo” económico K había varios
factores interconectados que están ahora completamente
cuestionados. Básicamente, el hecho es que la coyuntura
económica mundial había jugado en los últimos años a
favor de la economía nacional dando un gran mercado para la
exportación de commodities, lo que se combinó con la
reactivación del mercado interno alrededor de la devaluación
del año 2002. Sin embargo, en ausencia de todo cambio
estructural, estos factores más de “coyuntura” debían llegar a un agotamiento y
el agotamiento finalmente llegó. Es este cambio en las
condiciones económicas que dieron lugar al “fenómeno”
kirchnerista (los cambios en las condiciones políticas están
en nota aparte) el que apuntan a señalar uno de los
supuestos más importantes del
epílogo del kirchnerismo tal cual lo conocemos hasta hoy.
Notas:
1.
Ver artículo “Llegó el tiempo de las vacas flacas” en
nuestro periódico SOB n°141 donde se hace un análisis más
completo de la coyuntura económica que es complementario
con este texto.
2.
Datos tomados de Néstor Scibona, periodista económico del
diario La Nación.
3.
Marcelo Yunes, “Llegó el tiempo de las vacas flacas”,
en SOB periódico n°141.
4.
José Luís Rojo, “La nueva cuestión agraria. La rebelión
de los patrones rurales y la izquierda argentina”, folleto
digital en www.mas.org.ar
|