Socialismo o Barbarie, periódico Nº 146, 05/03/09
 

 

 

 

 

 

La sinuosa negociación campo-gobierno K

Buscando acordar ante la crisis

Por Manuel Rodríguez

Presionados por sus bases e intentando no romper la unidad que tantos frutos le trajo, los dirigentes de la Mesa de Enlace están recorriendo un camino de doble vía. Por un lado, buscan lograr en la mesa de negociaciones con el gobierno aspectos “reivindicativos” concretos; por el otro, la ida es lograr sus puntos “programáticos” liberales más sentidos en el parlamento: la eliminación de las retenciones a la soja y la libre apertura exportadora.

Por su parte, el gobierno, ha hecho en estos días lo habitual: poner el grito en un lado y los huevos por el otro. Es decir, raquítico y debilitado, sin veleidad alguna de tomar realmente medidas “nacionalizadoras” del comercio de granos tipo el IAPI o Junta Nacional de Granos del viejo peronismo (no tiene fuerza para hacerlo ni verdadera vocación, se trata sólo de bravuconadas), lo único que busca es bajar los decibeles de un conflicto que lo está horadando políticamente y que lo deja desguarnecido frente a la inestabilidad que viene de la mano de la profundización sin límite de la crisis mundial.

Cuando la crisis manda

En el contexto de la crisis que llega, la dirección del “ruralismo” –como representación patronal que es– está tratando de evitar desbordes desestabilizadores de la situación en su conjunto tipo nuevos cortes de ruta o el desencadenamiento de un conflicto liso y llano como en el 2008. De ahí la mesa de negociación con los K y el intento de hacer pasar su programa liberal por la vía parlamentaria, amén de prepararse para participar en las elecciones de octubre próximo.

Es que la crisis mundial está llegando al país, y por lo tanto, al “campo”. No se trata tanto ahora de la “sequía” a la que la Mesa de Enlace utiliza más bien como excusa, sino que la debacle del capitalismo internacional ha puesto en cuestión los precios y renta extraordinaria de las commodities que él campo exporta y a las que se habían acostumbrado cual don de la naturaleza.

Ni tampoco bajo el contexto de la crisis mundial, la dirigencia campestre quiere ser quien con su enfrentamiento con el gobierno K termine ampliando la grieta entre los de arriba y produciendo un desborde por intermedio del cual otros actores sociales podrían traer otros reclamos y llevar las cosas a otro plano. Mal se las verían con el resto de su clase capitalista las patronales del campo, si, con su movilización, contagian al resto de las clases a hacer lo mismo.

De el otro lado de la mesa, es evidente que el gobierno K, conjuntamente con las patronales y burocracias sindicales, están cada vez más pendientes frente a la eventualidad de la crisis y el peligro de “desestabilización social” que significarían despidos masivos, un retraso mayor de los salario y el constante aumento de la carestía de vida.

Diálogo complicado

Por estos motivos, ante el pedido del gobierno y el inicio de negociaciones, la Mesa de Enlace levantó el plan de lucha, prometiéndosele una reunión con Cristina (Clarín 14 de Febrero). Imaginando en esto un momento de fuerza propia más que la fuerza de la crisis, los K autorizan a Verbitsky a “develar” en la edición del 15 de febrero del boletín oficial parelo, Página 12, las negociaciones secretas que el ministro de Planificación De Vido mantenía con el dialoguista presidente de la Sociedad Rural, Biolcati, sobre… el paquete de medidas que el gobierno venían prometiendo públicamente desde diciembre, ¡vía el mismo Verbitsky y Página 12!

Tal jugarreta cayó muy mal y enturbió efectivamente las negociaciones en curso, lo que repercutió en la primera reunión del martes 24 entre ruralistas y el gobierno. Siguiendo con su agenda, y para no perder la oportunidad de la marcarle la cancha al gobierno, al día siguiente de la reunión, la Mesa de Enlace acude una audiencia-agasajo en el Congreso Nacional invitada por las oposiciones patronales. La oposición prestó la tribuna para darle plafón a los reclamos de los ruralistas y sus planteos de economía de mercado neoliberal y libre comercio. Una foto de doble conveniencia: los opositores se muestran con la nueva estrella de la política nacional y los ruralistas muestran el “quórum” político (también medible en votos/encuestas) que tienen sus egoístas intereses.

Tal fue el desagrado que generó esta combinación para el gobierno, y encima en un escenario tan sentido como el propio Congreso nacional, que hizo circular el rumor de que se iba a estatizar el comercio exterior de granos…

Los límites de las palabras

“¡Vuelve el IAPI!” Seguro que más de un nostálgico del nacionalismo burgués afín al kirchnerismo, de esos que hoy se encuentran en extinción, se puso a saltar de júbilo. Pero con el correr ya no de los días, sino de las horas, el rumor se fue deshilachando. Lo que comenzó con el monopolio del comercio exterior de los granos, pasó a ser luego un ente mixto regulador de precios, para después dudarse de la existencia misma del proyecto, luego de las declaraciones del ministro del interior, Randazzo.

¿El kirchnerismo estatizando el comercio exterior? ¡No! Si ni el peronismo y su Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio impusieron el monopolio del comercio exterior, sino más bien intervinieron para apuntalar la renta y acumulación de diferentes sectores capitalistas (¡incluso la renta agraria!).

El nacionalismo burgués, por definición, tomará medidas contra uno u otro capitalista o mismo tal o cual imperialismo, pero siempre en función del desarrollo del capitalismo local (público o privado) y/o de algún imperialismo amigo. ¿Qué se puede esperar entonces de un gobierno con un desgaste imparable y que día a día va perdiendo apoyos tanto parlamentarios como políticos y sindicales? Si ni en lo más álgido del conflicto, el año pasado, el gobierno puso en juego semejantes medidas de nacionalismo burgués ¿Por qué habría de hacerlo ahora? No está en sus planes ni puede hacerlo: no tiene una base social movilizada, ¡si apenas tiene base social!

En el caso de que el kirchnerismo atisbe a acortar la distancia entre el cacareo y los huevos, se creará una nueva EnArSA, algo como una nueva empresa fantasma estatal (o mixta) de intervención en el mercado de grano dedicada a asegurar algunos negociados y servir para los discursos y fechas patrias como ejemplo de “nacionalismo” y proyecto de desarrollo…

Acuerdo anti-crisis

En el contexto que venimos señalando, el martes 03 de Marzo Cristina finalmente se reunió con los ruralistas y le puso su firma al bendito acuerdo que se venía gestando desde diciembre. Claro que no es todo lo que el campo quiere, esto es, libre juego de la oferta y la demanda, y más subsidios, más subsidios y más subsidios; de ahí la bronca que se expresa en sus “bases” y en opositores neoliberales como Carrió y Morales.

El gobierno busca aparecer serio, dialoguista y reflexivo, cuando en realidad lo que pasa es que está preocupado y bastante solo a la hora de enfrentar lo que pareciera ser la más fenomenal crisis del capitalismo en cien años. De ahí que le sea imprescindible sumar al campo en el enésimo intento de Pacto Social, esta vez llamado “Consejo Económico y Social”, con la insistencia de hacerlo por parte sus ya no tan amigos de la UIA.

Si bien en estos momentos el gobierno no parece contar con el apoyo explícito de ningún sector patronal en particular, no está solo en compartir esta preocupación. Frente al conflicto ruralista, la Asociación Empresaria Argentina, que nucléa a la plana mayor de la burguesía argentina alistada en título personal, expresó brevemente en un comunicado del 23 de febrero la necesidad de un acuerdo entre el campo y el gobierno de cara a la crisis mundial. Simple, concreto y contundente.

A todo nivel los actores sociales y políticos se preparan ya sin dudas a enfrentar las consecuencias de la crisis capitalista mundial. Los partidos de la izquierda clasista no podemos estar ajenos: es nuestra responsabilidad poner en pie un bloque de clase desde los trabajadores para que la crisis no la paguen la clase trabajadora y el pueblo.

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