Socialismo o Barbarie, periódico Nº 146, 05/03/09
 

 

 

 

 

 

Cuba

Las coordenadas nacionales e internacionales de
la crisis

Por Roberto Ramírez

En el artículo “Cuba ante una encrucijada” (revista SoB Nº 22) analizamos extensamente las complejas contradicciones que enfrenta la isla.

Una combinación muy especial de factores –desde la aún restante legitimidad de la Revolución de 1959 hasta la estúpida política del “todo o nada” que jugó el imperialismo yanqui– determinó que Cuba, excepcionalmente, no siguiese el camino de la restauración capitalista que transitaron desde fines de los ’80 la URSS, China y el resto de los países que se decían “socialistas”.

Pero, en los últimos años, las tensiones y contradicciones internas y externas se han venido incrementando. Cuba superó la catástrofe del “período especial” y fue registrando un importante crecimiento en los últimos años. Sin embargo, esto se tradujo finalmente en un aumento cualitativo de las desigualdades, que está en la base de una desmoralización social y pérdida de legitimidad del régimen, en especial frente a las nuevas generaciones.

Por eso, las presiones restauracionistas volvieron a ser más fuertes que nunca, a través de dos variantes: 1) la que siempre auspició desde Miami la burguesía cubano-norteamericana y su sponsor, el imperialismo yanqui: el de un colapso político-social del régimen. 2) la de una restauración “a la China”: la casta burocrática que administra el estado cubano, encabezada por los especialistas militares que administran los principales sectores de la economía, marcharía, en primera instancia, hacia un capitalismo de Estado... bajo el cual se irían cobijando formas de capital privado.

Pero ahora, en este cuadro se cruzan los dos nuevos factores que señalamos: la crisis mundial y el posible cambio de la política de EEUU hacia Cuba.

La crisis mundial tiene efectos contradictorios. Por un lado, significa una profunda deslegitimación del capitalismo, sobre todo en su versión neoliberal. Configura una situación opuesta a la de 1989-91, en los tiempos del “Muro de Berlín”, donde el capitalismo, en especial el de EEUU, resplandecía como el sistema “exitoso” ante el fracaso del “socialismo”.

Pero la crisis mundial tiene también otra cara: puede impactar muy negativamente en la economía cubana, en varios aspectos: los ingresos del turismo, de las exportaciones de materias primas como el níquel y, además, por la caída de los precios del petróleo, afectar seriamente a Venezuela, que viene siendo un punto de apoyo fundamental.

Sin embargo, es un fenómeno político –el giro esbozado por Obama en relación a Cuba– el que podría tener asimismo impactos notables, a mediano o largo plazo.

Como lo reconocen no sólo los demócratas sino también figuras importantes del partido Republicano, la política del “todo o nada” y de lograr el colapso de Cuba mediante el bloqueo ha sido un completo fracaso. Por otra parte, es evidente que si los imperialismos de EEUU y Europa hubiesen actuado así en los años ‘90 frente las burocracias de la URSS, China y demás países “socialistas”, difícilmente habrían logrado su “reabsorción” por el capitalismo mundial.

Ahora Obama ha abierto el juego hacia Cuba. En vez del fracasado “todo o nada”, anuncia un aflojamiento del bloqueo. Por el momento, esto es sólo una señal para tender cables: el propósito evidente es abrir negociaciones con la burocracia cubana, sin exigirle previamente la “rendición incondicional” como hacían Bush y los anteriores presidentes.

En esto, ya estaría jugando la mediación de otros gobiernos latinoamericanos, en primer lugar, el de Lula.

Una primera respuesta oficiosa pero favorable la ha dado la ministra cubana de Justicia, María Esther Reus. En Ginebra, al reunirse el Consejo de Derechos Humanos de la (ONU), declaró que “el gobierno de Cuba tiene expectativas en el nuevo gobierno de EEUU presidido por Obama” y que “espera que podamos responder colectiva y efectivamente a esas grandes expectativas...” (AFP, 03/03/09)

Si llegara a abrirse realmente una nueva política del imperialismo yanqui hacia Cuba, esto también va a determinar en la burocracia una nueva política hacia EEUU.

Las tendencias restauracionistas que operaron y operan en la burocracia cubana (como en el resto de las burocracias “socialistas”... que terminaron pasándose al capitalismo), siempre estuvieron en grave contradicción con las exigencias de Washington de regresar al sometimiento colonial de la isla (con un gobierno “de transición” nombrado a dedo por Washington) y, además, devolver la propiedad nacionalizada a la burguesía cubano-norteamericana de Miami y las corporaciones yanquis.

Si EEUU deja de lado estos disparates y además comienza a levantar el bloqueo de la isla, veremos hasta dónde la burocracia cubana resistirá las presiones para una “asociación” con capitales estadounidenses (como ya la tiene con las corporaciones europeas y canadienses). En todo caso, vistos los antecedentes del resto de las burocracias “socialistas”, no apostaremos un centavo a sus virtudes anticapitalistas.

La única alternativa segura frente al peligro de restauración en Cuba, es que sea la clase obrera cubana y no la burocracia la que lleve la riendas.

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