A 33 años del golpe militar (IIª Parte)
De las elecciones nacionales del 73 al
golpe militar
del 76
Por
Oscar Alba
El
llamado a elecciones por el gobierno militar abrió grandes
expectativas en el movimiento de masas e incorporó un
importante debate en el seno de las organizaciones de la
izquierda revolucionarias, incluidas las organizaciones
armadas. Las organizaciones guerrilleras peronistas plantearán
la necesidad del apoyo al peronismo bajo la consigna “Cámpora
al gobierno, Perón al poder” ya que una cláusula
proscribía la presentación del general Perón como
candidato. Pero en la izquierda habrá distintas posturas.
Frente
al anuncio de la apertura política estaban aquéllos que
llamaban a no participar de las elecciones bajo la consigna
ultraizaquierdista “Ni golpe ni elección: insurrección”.
El ERP tuvo una posición oscilante, ya que si bien en un
principio planteó una opción obrera independiente,
finalmente no la impulsó a fondo. Como decía un militante
perretista de aquella época: “Es decir que el PRT, llega
al 11de marzo de 1973 sin línea, por más que había un
enunciado, pero de nada sirve tener un enunciado, justamente
nosotros criticábamos al resto de la izquierda de tener
enunciados que no podían llevar a la política y nosotros
nos quedamos sin línea (...) Es decir lo que había que
tener era una línea de intervención en las elecciones, que
no llegamos a tener” (1). Unos meses antes de las
elecciones sufrirá la ruptura de un sector que propone
votar al FREJULI.
La
posibilidad de que el peronismo vuelva al gobierno conducido
por su líder histórico va a tener distintas
interpretaciones políticas: los sectores juveniles
embanderados con la organización político-militar
Montoneros, “la orga”; verán el inicio de un proceso de
liberación nacional camino hacia el socialismo nacional de
la mano del general Perón y los sectores de la burocracia
sindical peronista, por su parte, verán un apoyo decisivo
para frenar el surgimiento de una dirección combativa y
clasista en el movimiento obrero, capaz de poner en peligro
sus sillones y privilegios. En suma, a la sombra de Perón
se van a desarrollar dos proyectos opuestos que chocarán
cada vez con más violencia en la arena de la lucha de
clases.
La
propuesta montonera significaba impulsar un proceso
nacionalista burgués que incluía a sectores de la llamada
”burguesía nacional” como aliados en la lucha contra la
dependencia imperialista de nuestro país. Cotidianamente en
las fábricas y otros sectores de trabajo la Juventud
Trabajadora Peronista (2) va a agitar este programa político
que ataba los intereses obreros al carro de las ganancias
capitalistas.
Por
su parte, la izquierda no peronista, en su mayoría coincidía
con Montoneros en que el camino hacia el socialismo debía
ser por etapas. Lo cual también dejaba a la clase
trabajadora en un callejón sin salida. Tanto los maoístas
del Partido Comunista Revolucionario que se llenaban la boca
hablando de “insurrección”, como los reformistas del
Partido Comunista, que siempre andaban buscando un
“militar patriota”, levantaban este planteo. De ahí que
la pelea central era por una estrategia revolucionaria que
se asentara en la movilización obrera independiente que
impusiera la transición al socialismo. En este sentido, el
Partido Socialista de los Trabajadores (PST) planteó la
necesidad de formar un polo obrero y socialista,
independiente de patrones y burócratas para intervenir en
las elecciones. A tal fin abrió sus listas a los luchadores
obreros y puso su legalidad al servicio de esta política,
pero el resto de a izquierda desestimó este llamado.
Entre
el 21 y 27 de junio del 72 un estallido político social
conmueve nuevamente al país. En la provincia de Tucumán, a
partir de un conflicto estudiantil se produce un
enfrentamiento entre sectores populares y la policía. El 24
de junio es asesinado Víctor Villalba, estudiante salteño
de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de Tucumán.
El Tucumanazo alimenta así la cantera de activistas
estudiantiles y populares que surge en todo el país.
En noviembre de ese año, Juan D. Perón regresa a la
Argentina después de 18 años de exilio y pone en marcha el
Frente Cívico de Liberación Nacional que será la base del
Frente Justicialista de Liberación. El FREJULI será
entonces la expresión electoral para las elecciones
nacionales de 1973.
Elecciones
y movilización
El
11 de marzo del 73 la fórmula Cámpora-Solano Lima triunfará
ampliamente en los comicios nacionales abriendo una nueva
situación política en el país. La concurrencia masiva a
las urnas demostró que era fundamental aprovechar la
apertura legal para propagandizar la necesidad de la
movilización obrera y el socialismo, a partir de la
denuncia del régimen democrático burgués y la trampa
electoral. Con peronismo en el gobierno, las movilizaciones
continuaron. La primera gran movilización fue el mismo día
de la asunción del nuevo gobierno, el 25 de mayo y que se
conoció como “el Devotazo”: miles de manifestantes
junto a organizaciones políticas rodearon la cárcel de
Devoto exigiendo la libertad de los presos políticos, lo
que se consiguió durante el transcurso de esa noche.
El
20 de junio Perón regresa definitivamente al país. Una
multitud se organizó para recibirlo en las inmediaciones de
Puente 12 en cercanías del aeropuerto de Ezeiza. Pero la
burocracia sindical y la derecha peronista van a disparar
sobre las columnas de Montoneros que eran ampliamente
mayoritarias y provocarán lo que se conoció como la
masacre de Ezeiza. Ese mismo día Perón habla por cadena de
radio y televisión y sus palabras avalan el ataque a los
sectores populares en Ezeiza abriendo un nuevo capítulo
reaccionario en la historia del peronismo. Cámpora sólo
ocupará el sillón presidencial durante 49 días y será
obligado a renunciar junto a Solano Lima poniéndose en
marcha el mecanismo para llevar a Perón nuevamente a la
Casa Rosada.
La
lucha de clases continuaba candente y los conflictos obreros
seguirán a la orden del día, aunque ya no apuntarán
directamente al gobierno sino al problema salarial y las
condiciones de trabajo. Mientras Raúl Lastiri, presidente
interino de la Nación, llama a nuevas elecciones. El 25 de
setiembre la fórmula Juan D. Perón-Isabel Perón ganará
la Presidencia. Perón pone en marcha el llamado Pacto
Social que significa el congelamiento de los salarios por
dos años y la suspensión de las convenciones colectivas de
trabajo. Para esto se vale de la represión a los conflictos
y pone en marcha la siniestra Triple A, destinada a eliminar
físicamente a los activistas y dirigentes combativos
obreros y populares. La guerrilla, tanto peronista como el
ERP, con sus acciones no logran más que alejar al
movimiento de masas de la construcción de una organización
obrera revolucionaria y sirven de excusa al gobierno para
atacar a la vanguardia que desde las fábricas, oficinas,
escuelas y universidades estaban luchando contra el Pacto
Social. Se intervienen sindicatos combativos y la derecha
ocupa puestos claves en el gobierno nacional y en las
provincias como en Córdoba, donde un golpe policial derriba
al gobernador Obregón Cano y su vice, Atilio López. El 1º
de mayo el General Perón, desde los balcones de la Casa de
Gobierno echa de la Plaza de Mayo a los Montoneros acusándolos
de “imberbes” y de “infiltrados” y respalda a los
burócratas de la CGT y los sindicatos.
Coordinadoras
fabriles y golpe
El
1º de julio de 1974 muere Perón y asume su esposa Isabel
quien junto al Ministro de Bienestar Social, José López
Rega, va a profundizar el rumbo fascista del gobierno.
En
marzo de 1975 se reabren las paritarias obrero-patronales y
hay un repunte fundamental en las luchas. Este proceso y la
crisis económica llevarán a que en junio del 75, el
ministro Celestino Rodrigo anule los buenos convenios
logrados por los trabajadores. Se inicia así el “Rodrigazo”,
una movilización obrera en defensa de las convenciones
colectivas de trabajo, que culminará en una huelga general
que hará retroceder al gobierno de Isabel. Durante esta
movilización surgen las Coordinadoras Fabriles que
organizaban a fábricas de una misma zona y eran
independientes de la burocracia sindical peronista. Estas
coordinadoras fueron las que impulsaron el paro y la
movilización que finalmente decretará la CGT. El ministro
López Rega tendrá que salir del país y los sectores
burgueses y el imperialismo, con la complicidad de la
burocracia sindical comienzan a ver que el peronismo ya no
les sirve para contener al ascenso obrero y la inestabilidad
política y económica del país y pondrán en marcha la
alternativa del golpe militar. Un nuevo intento de liquidar
los convenios del nuevo ministro de Economía, Emilio
Mondelli, en marzo de 1976 va a ser derrotado por los
trabajadores, jugando nuevamente las coordinadoras, un papel
de dirección fundamental en las fábricas más importantes
y terminará de afirmar la convicción de los capitalistas
de la necesidad de una nueva dictadura.
Notas:
(1)
Citado por Pablo Pozzi en "El PRT-ERP y la cuestión de
la democracia”.
(2)
Montoneros tenía los llamados frentes de masas que se
nucleaban en distintas organizaciones. Estaban la Juventud
Trabajadora Peronista (JTP), Juventud Universitaria
Peronista (JUP), Unión Estudiantes Secundarios (UES) y
Movimiento Villero Peronista (MVP)
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