Nacionalizaciones y estatizaciones
progresivas y
revolucionarias
Por
Claudio Testa
Como ya dijimos, detrás de la etiqueta “nacionalización o “estatización”
hay que examinar el contenido concreto de la cosa.
Esto se define por quién lo hace, cómo se hace y a quiénes
beneficia.
Por ejemplo, las nacionalizaciones en los países semicoloniales
suelen ser progresivas, aunque no sean
anticapitalistas, porque involucran generalmente la cuestión
de la independencia nacional frente al imperialismo y sus
capitales. Representan generalmente un triunfo directo o
indirecto de las luchas obreras y populares, como fue
por ejemplo la nacionalización de Sidor en Venezuela.
Frente a esas estatizaciones, sin depositar ninguna
confianza en los gobiernos nacionalistas burgueses que las
disponen, planteamos que se realicen sin indemnización y
que los sectores nacionalizados funcionen bajo el control
democrático de sus trabajadores.
En todos los países, los despidos ponen al orden del día la demanda de “estatización
de toda empresa que cierre o despida”. ¡Los gobiernos
están nacionalizando los bancos, cuando su quiebra amenaza
los bolsillos de la gran burguesía! ¡Exijamos que se haga
lo mismo con las empresas que liquidan el empleo, el único
medio de vida del trabajador!
La lucha por la expropiación parcial o total del gran capital y la estatización
de los bancos es un punto fundamental del programa de
medidas transitorias para la revolución socialista. Al
respecto, es más actual que nunca lo que dice el Programa
de transición:
“La
expropiación de distintos grupos de capitalistas
“El
programa socialista de expropiación, es decir, del
derrocamiento político de la burguesía y de liquidación
de su dominio económico, no puede impedirnos, en ningún
caso, en el presente período de transición, levantar
cuando la ocasión lo permite, la reivindicación de la
expropiación de ciertas ramas de la industria, vitales para
la existencia nacional, o de los grupos más parasitarios de
la burguesía.
“En respuesta a las prédicas quejumbrosas de los señores demócratas
sobre la dictadura de las 60 familias en EEUU o de las 200
familias de Francia, nosotros oponemos la reivindicación de
la expropiación de esos 60 ó 200 señores feudales del
capitalismo.
“De igual modo reivindicamos la expropiación de las compañías
monopolizadoras de la industria de guerra, de los
ferrocarriles, de las más importantes fuentes de materias
primas, etc.
“La diferencia entre estas reivindicaciones y la vaga consigna
reformista de “nacionalización” consiste en que: 1)
Rechazamos la indemnización; 2) Prevenimos a las
masas contra los charlatanes del frente popular que,
mientras proponen la nacionalización de palabra, siguen
siendo, en los hechos, agentes del capital; 3) Aconsejamos a
las masas a contar solamente con su fuerza revolucionaria;
4) Ligamos el problema de la expropiación a la cuestión
del poder obrero y campesino.
“La necesidad de lanzar, no sólo en nuestra propaganda sino en
la agitación diaria, consignas de expropiaciones parciales,
está dictada por el hecho de que las diversas ramas de la
industria se encuentran en un distinto nivel de desarrollo,
ocupan lugares diferentes en la vida de la sociedad y pasan
por grados diferentes de la lucha de clases. Sólo el
ascenso revolucionario general del proletariado puede poner
al orden del día la expropiación general de la burguesía.
El objeto de las reivindicaciones transitorias es el de
preparar a los trabajadores para resolver esta tarea.
“La expropiación de los bancos privados y la estatización
del sistema de créditos
“El imperialismo significa la dominación del capital
financiero. Al lado de los consorcios y de los trusts y
frecuentemente por encima de ellos, los bancos concentran en
sus manos la dirección de la economía. En su estructura,
los bancos expresan de forma concentrada la
estructura completa del capitalismo contemporáneo: combinan
la tendencia al monopolio con la tendencia a la anarquía.
Organizan milagros de técnica, empresas gigantescas, trusts
potentes y organizan también la carestía de la vida, las
crisis y el desempleo. Imposible dar ningún paso serio en
la lucha contra el despotismo monopolista y la anarquía
capitalista –que se complementan en su labor
destructora– si se dejan las palancas de mando de los
bancos en manos de los capitalistas rapaces.
“Para crear un sistema unificado de inversión y de crédito, a
la vez que un plan racional que corresponda a los intereses
de toda la Nación, es necesario unificar todos los bancos
en una institución nacional única. Sólo la expropiación
de los bancos privados y la concentración de todo el
sistema de crédito en manos del Estado pondrá en las manos
de éste los medios necesarios, reales, para la planificación
económica; es decir los medios materiales y no solamente
los ficticios y burocráticos.
“La expropiación de los bancos no significa en ningún caso la
expropiación de los pequeños depósitos bancarios. Por el
contrario para los pequeños depositantes la banca única
del Estado podrá crear condiciones más favorables que los
bancos privados. De la misma manera, sólo la banca del
Estado podrá proporcionar a los campesinos, los artesanos y
pequeños comerciantes condiciones de crédito privilegiado,
es decir, barato. Sin embargo, lo más importante es que,
toda la economía, en primer término la industria pesada y
los transportes, dirigida por un estado mayor financiero único,
sirva a los intereses vitales de los obreros y de demás
trabajadores.
“No obstante,
la estatización de los bancos sólo dará resultados
favorables si el mismo poder del Estado pasa de manos de los
explotadores a manos de los trabajadores.”
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