Cumbre del G-20: mucho ruido y una nuez
Poner al FMI a reventar los países “en
desarrollo”
Por Claudio Testa
Al finalizar el G-20 sonaron atronadoras las trompetas, anunciando un gran
éxito. Se habían logrado, a último momento, grandes
acuerdos. Su aplicación marcará el comienzo de reversión
de la crisis. ¡El mundo se ha salvado, gracias a Obama,
Brown, Sarkozy & Cía!
Ahora, disipada la humareda trasmitida por los medios de (in)comunicación,
los resultados reales aparecen mucho más modestos.
En verdad la única medida “en serio” fue tomada para encuadrar a los países
“en desarrollo” en la jaula del FMI, obligándolos a
aplicar políticas suicidas a cambio de los préstamos
del Fondo. ¡O sea, lo mismo de siempre!
Los
“acuerdos” de Londres
En los artículos que publicamos en vísperas de la Cumbre –“Una
pelea en las alturas” y “¿Por qué se ladran?”,
en SoB Nº 148– analizamos el “pandemonio de
intereses y propuestas contradictorias” que dividían
a las principales potencias según sus diversos (y opuestos)
intereses.
Esta pelea se había tornado particularmente rabiosa en los últimos días.
Pendía la amenaza de que la Cumbre del G-20 terminara en un
fracaso total, con la retirada de alguno de sus principales
participantes.
Esto no sucedió. Hubiese sido demasiado escandaloso. Se evitó a último
momento firmando un texto de compromiso, cuya medida
efectiva es la referida al FMI.
El procedimiento del acuerdo fue, en el fondo, bastante simple. En primer
lugar, los puntos en disputa se diluyeron en un “término
medio”. Por ejemplo, el bloque EEUU-Reino Unido-Japón
proponía grandes “paquetes de estímulo” y
“rescates” por dos o más billones de dólares. A esto
se oponía el “bloque del euro”, encabezado por Alemania
y Francia, que rechazaba esas medidas. En cambio, hacía el
eje establecer regulaciones internacionales y terminar con
los “paraísos fiscales”, temas abominados por el bloque
anglosajón... que además maneja gran parte de esos “paraísos”.
El acuerdo consistió en votar todo simultáneamente... pero “diluido”.
De los “paquetes de estímulo” por dos y hasta cinco
billones de que hablaba, se votó sólo un billón. Ahora
resulta que esa votación era casi simbólica... Nadie
sabe cómo se va a juntar esa suma... [1]
Más escandaloso fue lo de lucha contra los paraísos fiscales, que también
se votó. Cinco días después del G-20, la prensa europea
informaba que “los anuncios del G–20 contra los paraísos
fiscales quedaron en nada” (La Vanguardia,
Barcelona, 08/04/09).
¿Cómo fue el truco? En la Cumbre no se votaron medidas en serio contra
nadie, sino una “lista” de la OCDE. Los paraísos
fiscales superan el medio centenar, pero apenas cuatro países
integraban esa “lista negra”: Costa Rica, Filipinas,
Malasia y Uruguay. Estos países prometieron “portarse”
bien de aquí en más... y salieron de la lista negra...
No hay “keynesianismo” para los pobres
Pero lo que sí va en serio es lo del FMI. Se aumentó su capital de préstamo,
para que asista a los países subdesarrollados en
bancarrota, como los de Europa oriental, por ejemplo.
Pero estos préstamos están sujetos a las normas de “austeridad” y
“ajuste” del gasto del estado, que impone el FMI.
Este es un “remedio” mortal para cualquier país
en recesión. El estado norteamericano es el primero en gastar
como loco como medida anticíclica, aun a costa de
emitir y/o endeudarse, para evitar que la recesión se
transforme en un colapso depresivo.
Pero el keynesianismo está prohibido para los pobres: ¡si
hay recesión, hay que “ajustar” mucho más el gasto público!,
ordena el FMI. Esta fue la política que se aplicó en
Argentina, por ejemplo, y que llevó a la crisis del 2001.
Este disparate tiene sin embargo su lógica, que se ve en el caso de la
bancarrota de Europa oriental. Los sistemas financieros de
esos países están fundidos y endeudados hasta la coronilla
con los bancos occidentales, principalmente europeos. Los préstamos
del FMI son, ante todo, para salvar a esos acreedores.
Luego, los rumanos, húngaros, lituanos, letones y otros
pueblos “salvados del comunismo”, deberán morirse de
hambre para pagarle al FMI.
Nota:
1.- Sanjay Suri, “El G–20 y sus millones
invisibles”, IPS, 03/04/09, en www.socialismo- o-barbarie.org
(edición del 05/04/09)
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