Socialismo o Barbarie, periódico Nº 150, 30/04/09
 

 

 

 

 

 

Ante la multiplicación de las quiebras y cierres de empresas

¿Hacia una ola mundial de ocupaciones de fabrica?

Por Roberto Sáenz

Hace un par de semanas escribimos en estas mismas páginas un largo artículo sobre la crisis mundial dedicado específicamente a analizar el impacto de la misma sobre el empleo y los posibles escenarios de respuesta de los trabajadores. En ese artículo marcábamos que, frente al escenario de catástrofe económico–social mundial que está significando la crisis (más que nada todavía en los países centrales), la respuesta obrera venía todavía siendo desigual. Para explicar esta realidad señalábamos varios factores que van desde que tradicionalmente le es muy difícil a la clase obrera luchar en condiciones de desempleo de masas y que cuando se derrumba el mundo bajo los pies se tarda un poco en encontrar los puntos de apoyo para la acción; así como el siniestro rol de las burocracias sindicales de todos los matices.

Sin embargo, en las últimas semanas se está comenzando a manifestar un hecho de enorme importancia: no en uno ni en dos sino en varios países, se están comenzando a dar experiencias de ocupaciones de fábrica (no como expresión generalizada pero sí con cierta regularidad), que al mismo tiempo colocan la demanda de la estatización del lugar de trabajo bajo control de los trabajadores.

¿Qué es lo que está por detrás de esta tendencia que podría generalizarse mundialmente? El hecho que llegado un punto, cuando ya no se puede creer más en el verso de que “la crisis es pasajera”, cuando ya no funciona más el “a mí no me va a tocar”, cuando el conjunto de los trabajadores de una fábrica se encuentran entre la espada y pared de perder su puesto de trabajo o, simplemente, su indemnización, se termina ocupando la planta. Está el ejemplo de la ocupación de la autopartista Visteon en Inglaterra, acontecimiento que no había ocurrido en décadas en ese país y que, de salir victorioso, podría significar un punto de inflexión de tremenda importancia en una nación donde la clase obrera sigue todavía sometida a las condiciones y legislación antiobrera de la “Dama de Hierro” (Margaret Tatcher). Más conocidos han sido los casos de secuestro de patrones en Francia, práctica que se está generalizando en dicho país y que según las encuestas tienen el mayoritario beneplácito de la población.

Demás está decir que incluso en los EEUU, donde al momento y producto del “efecto Obama” todavía no hay grandes luchas, y cuando la General Motors acaba de anunciar que cerrará todas sus plantas por el verano boreal, y 15 de ellas de manera definitiva dejando en la calle la friolera de 20.000 obreros, no habría que descartar que se retome la experiencia de ocupación de inmensas plantas que jalonó la lucha obrera de ese país en la década del ‘30 del siglo pasado.

En todo caso, queremos destacar en estas páginas cómo en la Argentina, donde recién se están comenzando a ver los primeros síntomas del impacto de la crisis, se están dando en estos momentos varias experiencias en este sentido. Es el caso de la papelera Massuh, donde si más bien lo que hay es un cerco obrero a la planta más que una ocupación lisa y llana, cada vez está cobrando más fuerza en la conciencia de los compañeros la compresión de que la única salida de fondo es la estatización bajo su control. También se ha dado el caso de la ocupación de la autopartista Malhe en Rosario (así como de otras plantas agroindustriales en esta provincia), el caso de CIVE en Córdoba (fábrica del vidrio), así como la Pilkington (también del vidrio) en la zona norte del gran Buenos Aires y donde al momento del cierre de esta edición acaba de llegar una enorme patota armada de la burocracia para retomar el control de la situación y echar a las corrientes de la izquierda que como el nuevo MAS en primer lugar, venimos apoyando su lucha.

En todo caso, de seguir profundizándose la crisis mundial y nacional, es muy factible que se viva una verdadera ola internacional de ocupaciones de fábrica que va a poner al rojo vivo no sólo la lucha contra la patronal, los gobiernos y las fuerzas represivas del Estado, sino también contra las burocracias sindicales. Para esta durísima lucha de clases incrementada es que los socialistas revolucionarios debemos prepararnos.