Reino Unido: Visteon-Ford
Un triunfo parcial pero importante
Por
Claudio Testa
La ocupación y bloqueo de las tres plantas de Visteon-Ford
en Belfast (Irlanda del Norte), y en Enfield y
Basildon (Inglaterra) terminaron en un triunfo
parcial, pero que podría ser de importantes
consecuencias en el curso de las luchas obreras británicas
y europeas.
Como relatamos en Socialismo o Barbarie Nº 150,
estas fábricas “tercerizadas” de la Ford cerraron
sorpresivamente, dejando a la gente en la calle y sin
pagarle prácticamente un centavo.
Después de una fuerte lucha de más de un mes, que
enfrentó no sólo la dureza de la patronal y la represión
del Estado, sino también el freno de los burócratas del
sindicato Unite (que “apoyaban” para enfriar las
cosas), los obreros lograron importantes indemnizaciones.
Es un triunfo, pero parcial. No se lograron mantener
las fábricas abiertas, ni menos la nacionalización
con control obrero, como sostuvieron sectores más
avanzados de activistas. Asimismo, están en peligro las
jubilaciones. Con el infame sistema privatista impuesto
en EEUU y el Reino Unido, en muchas grandes empresas, éstas
son pagadas por la patronal o por fondos administrados por
ella. Entonces, si se funden, los jubilados no cobran o sólo
reciben una miseria del Estado, como es el caso británico.
Sin embargo, el balance completo de esta lucha es mucho
más amplio: hay que hacerlo en el marco de que la clase
trabajadora británica –de grandes tradiciones
combativas– viene de dos décadas de casi total
inactividad, desde las terribles derrotas de los 80.
En primer lugar, como señaló Frank Jepson –delegado
general (convenor) de Visteon-Basildon–, el
conflicto demostró a los trabajadores británicos que “los
resultados se consiguen con la lucha”; y que, si se
quiere lograr algo, “hay que aprender a hablar francés”
(The Socialist, 05/05/09). O sea, actuar con la
dureza con que están respondiendo sectores obreros del otro
lado del Canal.
Asimismo, las ocupaciones las iniciaron los delegados,
activistas y obreros de base, sin consultar ni pedir
permiso a los burócratas de Unite. Aunque este
desborde de las cúpulas burocráticas no fue hasta el
final, el funcionamiento asambleario, y de piquetes
y autoorganización, marcó un notable tono independiente.
Asimismo, las ocupaciones y, en general, toda la lucha,
fueron un triunfante desafío a las brutales leyes
represivas anti-sindicales. Contra el cretinismo
legalista de los burócratas sindicales, quedó demostrado
que se las puede enfrentar y derrotar.
Sin embargo, en última instancia, el balance definitivo
se hará en el futuro. Si llega a ser un ejemplo de lucha
que “contagie” a la clase trabajadora, entonces
el punto central del balance será otro. Diremos: con
Visteon comenzó el “punto de inflexión” del movimiento
obrero británico, después de dos décadas de pasividad
y derrotas.
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