Socialismo o Barbarie, periódico Nº 153, 18/06/09
 

 

 

 

 

 

Perú

La "crisis de la selva” golpea a Alan García

Por Oscar Alba

En la selva peruana de la Amazonia se está librando una lucha a sangre y fuego. El gobierno aprista de Alan García ha descargado una feroz represión contra las comunidades indígenas que reclaman la derogación de decretos que atacan sus derechos sobre las tierras de la región. No obstante y a pesar del salvaje ataque de las fuerzas represivas a más de 3.000 indígenas que estaban apostados en la llamada Curva del Diablo sobre la carretera Belaúnde Terry, los reclamos no cesaron y el gobierno ha debido retroceder, abriendo una nueva instancia en este conflicto.

Los reclamos de las comunidades indígenas se iniciaron el año pasado. En 2008 el gobierno peruano, con la complicidad del Congreso, intentó lotear parte de las 200 mil hectáreas en poder de las comunidades. Esta decisión política obedecía a impulsar el “desarrollo” del petróleo, la madera y los minerales. Lógicamente, para beneficio de los grupos y empresas transnacionales que hace tiempo vienen explotando y expoliando toda la cuenca amazónica en el marco de una serie de leyes relacionadas con el Tratado de Libre Comercio (TLC) que el país andino acordó con Estados Unidos.

El acuerdo con el imperialismo yanqui comenzó a fraguarse a mediados de 2004 con la presidencia de Alejandro Toledo y estaba destinado a dejar de lado la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas que regía desde 2002. De esta manera el TLC buscó eliminar todo obstáculo para el comercio y la inversión de capitales a los pulpos imperialistas. Finalmente, el tratado entró en vigor el 1º de febrero de este año luego de ser firmado por George W. Bush y Alan García respectivamente.

Desde un principio el tratado fue rechazado por los campesinos, quienes vieron en el mismo una fuente de atropellos a sus derechos y su tierra. Hubo movilizaciones que fueron reprimidas duramente.

En octubre de 2007, el presidente peruano hizo público su pensamiento sobre la explotación de los recursos naturales en un artículo editado por el diario El Comercio de Lima mostrando su verdadera cara y los intereses que defiende. Allí expresó: "El viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista" (...)

"Hay millones de hectáreas para madera que están ociosas, otros millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, además cientos de depósitos minerales que no se pueden trabajar y millones de hectáreas de mar a los que no entran jamás la maricultura y la producción. Los ríos que bajan a uno y otro lado de la cordillera son una fortuna que se va al mar sin producir energía eléctrica". Con respecto a la tierra decía en su artículo El primer recurso es la Amazonia: “ Son 63 millones de hectáreas que propone parcelar en grandes propiedades de 5.000, 10.000 ó 20.000 hectáreas, pues en menos terreno no hay inversión formal de largo plazo y de alta tecnología".

Y opinaba que no se deben "entregar pequeños lotes de terreno a familias pobres que no tienen un centavo para invertir", y que "esa misma tierra vendida en grandes lotes traería tecnología". Sin dudas a este perro guardián de los intereses capitalistas no le interesa ni que esas tierras son propiedad colectiva de las comunidades amazónicas ni los efectos que traerá semejante explotación sobre el medio ambiente.

En diciembre de 2007, el Congreso le otorga a Alan García amplias facultades para legislar en función del TLC. De este paquete legislativo, que expresa la letra escrita para beneficio y ganancia de los grandes capitalistas, los decretos que se destacan y que son el objetivo central de la lucha de las comunidades indígenas, son el decreto 1064 que establece el régimen jurídico para el aprovechamiento de las tierras de uso agrario y permite el emprendimiento de proyectos sin un acuerdo previo entre las partes afectadas. Dice Raúl Zibechi (1) en La guerra por los bienes: “El DL 1083 (Promoción del Aprovechamiento Eficiente y la Conservación de los Recursos Hídricos) favorece la privatización del agua a grandes usuarios como las empresas mineras. Además los DL 1081, 1079 y 1020 liberalizan diversos aspectos de la legislación en áreas de explotación minera, maderera y de hidrocarburos. Pero ha sido el DL 1090 (Ley Forestal y de Fauna Silvestre) uno de los ejes de la polémica. Deja fuera del régimen forestal 45 millones de hectáreas, o sea el 64% de los bosques del Perú, incluida la biodiversidad de flora y fauna, con lo que podrían ser vendidos a empresas transnacionales. “De esta manera el gobierno peruano sentaba nuevas bases para profundizar la expoliación imperialista en la región del Amazonas.”

Las comunidades indígenas comienzan la lucha

Ante este ataque, a principios de abril 1.350 comunidades nucleadas en AIDESEP inician un plan de movilizaciones que se irá extendiendo por toda la región llegando a tener un gran apoyo en la ciudad de Lima. La situación se agudiza rápidamente y el 10 de mayo el gobierno decreta el estado de emergencia en cinco regiones cuando la movilización indígena se traduce en cortes de ruta y paralización de puertos y plantas petroleras.

La lucha emprendida por las comunidades amazónicas va a comenzar a golpear también la superestructura del régimen democrático burgués peruano. En el Congreso aparecen acusaciones cruzadas entre partidarios de Humala y el grupo fujimorista y el gobierno. El 19 de mayo, la Comisión de Constitución del Parlamento declara al decreto 1090 como inconstitucional. Y los congresales acuerdan que el Presidente no puede legislar en ciertas materias. El sábado 18 de abril, Darwin Paniagua de Radio La Voz de la Selva informaba: “La empresa Pluspetrol Norte anunció la suspensión temporal de sus operaciones en las baterías de Dorissa (Loreto), ante las manifestaciones de protesta que protagonizan nativos de las comunidades aledañas al lote 1AB, en el marco del paro indígena iniciado el último jueves. A través de un comunicado, la compañía informa que la medida tiene por finalidad retirar de ‘manera ordenada y segura a todo su personal para salvaguardar su integridad como corresponde actuar en esta situación’. En la víspera, pobladores de la étnia Achuar del Río Corrientes se movilizaron hasta los lotes petroleros ubicados el distrito de Andoas, en la provincia Datem del Marañón. Los manifestantes demandaron la paralización de la extracción del crudo.” El 26 de mayo indígenas awajún y wampis cortaron la carretera Belaúnde Terry a la altura de la Curva del Diablo y otros 1.200 cercaron la Estación 6. Ese mismo día se realiza una masiva movilización en Lima en apoyo al reclamo de los pobladores de la Amazonia peruana. “Los indígenas han colocado sus canoas, sogas y boyas para impedir la circulación de las naves pertenecientes a las compañías petroleras arriba mencionadas. Cabe indicar que estas acciones se enmarcan dentro del paro indefinido iniciado el 9 de abril por 1.350 comunidades de la Amazonia para exigir la derogatoria de los decretos legislativos que consideran atentatorios a sus derechos y la presencia de empresas petroleras en la selva. En la paralización toman parte pueblos originarios de Bagua (Amazonas), Yurimaguas, Iquitos (Loreto), Puerto Maldonado (Amazonas), Quillabamba (Cusco), Satipo (Junín) y Pucallpa (Ucayali)”, continuaba informando Paniagua. La lucha se sigue extendiendo y comuneros de la selva del Cuzco toman la segunda válvula del gasoducto de Kamisea. Por su parte empresarios y industriales y exportadores reclaman que se “aplique la ley” para normalizar la situación en las áreas afectadas. El gobierno a través de su ministra de Justicia Fernández, acusa a Alberto Pizango, principal dirigente de las comunidades, de “sublevación”.

La represión del gobierno no detiene los reclamos indígenas

El 4 de junio la mayoría parlamentaria del gobierno aprista (2) suspende el debate sobre la inconstitucionalidad del decreto 1090. Era el primer paso hacia la represión del movimiento. Al día siguiente más de 600 agentes de la Dirección de Operativos Especiales y de las fuerzas armadas atacan a los indígenas en la Curva del Diablo. A las 5 de la madrugada del viernes sonaron los primeros disparos y bombas. Cientos de policías se dirigían hacia la Curva del Diablo donde los esperaban más de mil indígenas con lanzas, cuchillos y algunas escopetas. Por el aire llegaban dos helicópteros que descargaron una lluvia de bombas lacrimógenas orientadas a crear la confusión y dispersar al grupo principal. Las balas llegaban de varios francotiradores apostados en áreas elevadas que disparaban directamente al cuerpo. La confusión en el bloqueo fue inmediata y desató una atroz estampida de indígenas por la carretera. Pero mientras corrían cargando a sus heridos y sus muertos, las balas y las bombas los perseguían provocando un mayor número de bajas. (3) La represión hizo estallar a las ciudades de la región. En Bagua, Bagua Grande y Jaén los pobladores salieron a las calles provocando incendios de coches y de los locales del APRA. La policía disparó contra los manifestantes, matando a varios y el enfrentamiento se hizo más violento. En la Estación 6, en Imacita, los manifestantes tenían de rehenes a 38 policías y ante la noticia de la represión amenazaron con ejecutar a 9 de ellos. No obstante, la salvaje represión desatada por Alan García no detuvo a los indígenas que siguieron enfrentando a las fuerzas policiales y a los pocos días volvieron a manifestarse en las distintas comunidades.

Ante la matanza de la Curva del Diablo diferentes organizaciones sociales de países vecinos manifestaron su solidaridad con los la lucha de las comunidades de la selva peruana. “En una carta pública a los mandatarios de la región, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) llamó a defender a los pueblos originarios y ratificar su vocación de paz y justicia en el continente.

Desde el vecino país del sur, un congreso de la Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) pidió al Alto Comisionado para los Pueblos Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos (OEA) el envío de un equipo de investigadores hasta la zona del conflicto para indagar sobre la muerte de nativos amazónicos. (4)

El gobierno retrocede

El gobierno trató rápidamente de justificar su represión y acusó falsamente a los indígenas de provocar el enfrentamiento. Decretó el toque de queda en Bagua y otras ciudades mientras que los comuneros denunciaban que dicha medida era para que el gobierno pudiera ocultar los cadáveres de los indígenas asesinados que ya se contaban por decenas. El 8 de junio, El Comercio, decano de la prensa limeña, reclamó al gobierno el reconocimiento de sus errores y la renuncia del Consejo de Ministros en su editorial. Actitud que se reproduce en varios medios de difusión importantes. La Iglesia también va a presionar a García para abrir nuevamente el diálogo. Es que, como dijimos, la represión aprista provocó una reacción ya no sólo en la selva sino también en Lima. El 11 de junio fue convocada una jornada nacional de protesta que abría un nuevo panorama político. Porque mientras nativos desfilaban en Yurimaguas y otras zonas de la selva central; campesinos serranos invadían el aeropuerto de Andahuylas, pobladores de Puno, Moquegua y Huancayo manifestaban masivamente y en Lima, jóvenes universitarios se enfrentaban a la policía y sus bombas lacrimógenas.

El 16 de junio el gobierno dio un giro en su política. El ministro Simón y los jefes comunales llegaron a un acuerdo de 12 puntos. De los cuales el primero es derogar los decretos legislativos 1090 y 1064. Los indígenas, no obstante, plantearon que sólo liberarán las rutas cuatro horas por día hasta la derogación de los decretos. “Luego de dos horas de conversaciones en la Base Aérea de San Ramón (provincia de Chanchamayo, Junín), el Gobierno le dio un giro de 360 grados a sus posturas de cómo enfrentar los problemas en la Amazonía. Representantes del Poder Ejecutivo y líderes de etnias indígenas suscribieron un acta de entendimiento en la que los representantes del gobierno central se comprometen a proponer, a través de un proyecto de ley, la derogación de los decretos legislativos 1090 y 1064 antes del jueves 18 de junio; además de otros 11 puntos.”

La “crisis de la selva” llegó hasta las alturas del régimen peruano abriendo una nueva situación política en ese país. La decisión, el heroísmo y la fuerza de las comunidades de la Amazonia peruana han golpeado al gobierno y al régimen de Alan García. Lo cual traerá consecuencias políticas en la región y, sobretodo, en su relación con el TLC, afectando poderosos intereses políticos y económicos. El retroceso del gobierno es un primer triunfo importante y su costo revela la magnitud de los enemigos que enfrentan las masas peruanas y latinoamericanas. Debemos impulsar con fuerza la unidad de los trabajadores y los sectores explotados de Latinoamérica para continuar esta pelea. Pelea que en Perú tiene una expresión significativa de cómo combatir a los imperialistas y sus gobiernos serviles.


Notas:

1- Analista internacional del semanario Brecha de Montevideo. Docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina.

2- APRA: Alianza Popular Revolucionaria Antiimperialista, partido gobernante.

3- Raúl Wiener. La huelga amazónica y el gobierno de Alan García. ¿Qué pasó en la selva peruana?

4- Franz Chávez. Inter. Press Service (IPS) 11/06/ 09

5- El Comercio.com.pe 16/06/09