El día después
Hacia
duros choques de clase
Hasta
el 28 hubo un acuerdo tácito entre la patronal y el
gobierno de postergar despidos y aumentos. Además, el
gobierno también vino postergando medidas de ajuste fiscal.
Para colmo, el anunciado rebote de la economía mundial y
acerca de que la crisis habría tocado ya su “piso” y
comenzaría la recuperación, ha sido hecho más mirando a
los inefables “mercados” que a los datos puros y duros
que vienen de la economía real mundial.
Sin
embargo, pasadas las elecciones, se vuelve al terreno real:
aumentos de precios de productos de la canasta básica y del
combustible; negociaciones paritarias retrasadas y muy duras
con circunstancias de empresas como Techint que plantean una
rebaja del 15% de los salarios de los trabajadores en sus
empresas; un previsible redoblamiento de la oleada de
despidos y cuestionamientos a la continuidad de la
estatización parcial de la papelera Massuh (así como en
encontrar una salida para Mahle en Rosario); la patronal
agraria que previsiblemente volverá a la carga con la
reducción de las retenciones justo en momentos en que los
precios de las materias primas han tenido una cierta
recuperación; necesidad de poner las “barbas en remojo”
en materia fiscal en momentos en que cae la recaudación.
En
fin, lisa y llanamente, las
medidas de ajuste comenzarán a ser aplicadas por el mismísimo
gobierno K. Pero no se trata sólo de esto: se
trata que el programa de la oposición patronal está más a
la derecha aún del ajuste K que se viene.
Es
que a pesar del permanente rol de las burocracias de la CGT
y la CTA en el sentido de administrar la crisis sin que
exploten conflictos de magnitud, esta misma administración
de la crisis está en riesgo dado que los actores exitosos
de estas elecciones expresan otras recetas más duras para
enfrentarla, menos
“mediadoras” para hacerle pagar la misma a los
trabajadores.
Pero
es precisamente aquí donde se abre un tremendo
interrogante: este sistema de partidos políticos
patronales fragmentado, donde no está para nada garantizada la continuidad de
Cristina K hasta el 2011 al tiempo que todavía no está
madura del todo realmente ninguna opción patronal opositora
y en las condiciones de que todo empuja para que desaten un
brutal ajuste sobre los trabajadores, ¿cómo
caerá entre la clase obrera?
Nuestro
pronóstico es categórico: a
pesar del voto conservador en estas elecciones, la
eventualidad de un duro ajuste económico en un contexto de
persistente división en las alturas, puede provocar un
estallido de bronca popular y luchas obreras de enorme
importancia.
Ni
la situación mundial, ni la regional, siquiera el hecho de
que la normalización del país si bien reabsorbió la
rebelión popular en
ningún momento significó derrotas de magnitud (mas
bien se viene de triunfos como Massuh y Pilkington) preanuncia
en el horizonte choques de clase y sociales de enorme
magnitud.
En
ese sentido, estas elecciones no
han cerrado nada. Mas bien han abierto un proceso donde
estará en juego un intento de normalización conservadora
del país que habrá
que ver si es exitoso o no. Proceso que a nuestro modo
de ver no dejará de ser enormemente convulsivo y nos permitirnos incluso dudar
que tenga éxito.
Más que nunca Frente de Izquierda
Junto
a la nueva generación obrera, juvenil, estudiantil que
emerge y toda la franja de la izquierda que apoyó al Frente
de Izquierda (que hizo una muy buena elección en Provincia
de Buenos Aires y Córdoba) y/o opciones de la izquierda
independiente, debemos prepararnos para esta pelea que está
por delante manteniendo la conquista que ha significado el
mismo Frente de Izquierda reafirmando su continuidad y dando
pasos hacia la construcción de un gran partido socialista
revolucionario en nuestro país. Para estas tareas te
llamamos a sumarte a nuestro partido: el
nuevo MAS.
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