Socialismo o Barbarie, periódico Nº 155, 16/07/09
 

 

 

 

 

 

“Dialogan” cómo reventar mejor a los trabajadores

El gobierno y las patronales negocian el ajuste

Tarde y a regañadientes, el gobierno asumió la derrota electoral y puso en marcha el “operativo consenso” respecto de las políticas de ajuste que se vienen. Tarea nada fácil, porque las patronales, envalentonadas con el resultado de los comicios, adelantan agresivamente una agenda durísima. A caballo de un creciente deterioro económico y de una inestabilidad política que no se cierra, las contradicciones por arriba podrían abonar la posibilidad, que se vuelve cada vez más urgente, de una irrupción desde abajo, para evitar que la cuenta de todas las crisis la pague, una vez más, la clase trabajadora.

Todas las entidades patronales, sean del sector que fueren, asumen a su favor el resultado electoral. En efecto, la derrota de los Kirchner –personal político que el conjunto de la clase capitalista detesta hace ya un tiempo–, ante la ausencia de una alternativa del lado de los trabajadores, es vista con razón por el conjunto de la burguesía como un triunfo propio. Sólo faltaba que los Kirchner terminaran de reconocerlo. Cosa que hicieron... a su manera, con “cambios” en el gabinete que no cambian mucho y un llamado al diálogo político a los vencedores de la contienda del 28 cuya agenda es: la reforma política... tema que tiene sin cuidado a la vasta mayoría del país.

Para la agenda que sí le interesa a la mayoría absoluta del país (salarios, empleo, subsidios, dólar, tarifas, etc.), llamó a las cámaras empresarias y a los burócratas sindicales del país.

Justamente en razón de esa tibia respuesta, desde el 29 se redobló el aullido rabioso de las patronales y los medios de desinformación a su servicio reclamando “consenso”, “políticas racionales”, “mejorar el clima de inversiones” y otras formulaciones abstractas cuyo significado real es muy simple: plata, garantías para sus ganancias, y que la crisis la paguen los de abajo.

La patronal quiere cobrar la factura del 28 de junio

Así, desfilaron los industriales de la UIA reclamando “tipo de cambio competitivo” (traducción: devaluación, dólar preferencial o ambas cosas), reintegros a las exportaciones (y que el fisco tape ese agujero cobrándole a otro) y carta blanca para remachar el clavo de la flexibilización laboral. Claro, como el objetivo declarado del gobierno es “proteger el empleo”, los industriales pedirán (sin comprometerse en absoluto a parar los despidos) toda clase de mecanismos para profundizar la explotación.

Ni hablar de los patrones del campo, totalmente subidos al caballo, que exigen de una vez la eliminación de las retenciones (y que el fisco tape ese agujero cobrándole a otro, parte 2). En demostrar cinismo y derramar lágrimas de cocodrilo por su “terrible situación”, hay que reconocer que tienen más talento que sus congéneres.

También quieren su parte las compañías privatizadas, sobre todo las de transporte y energía. Piden abiertamente tarifazos o, en su defecto, más subsidios (y que el fisco tape ese agujero cobrándole a otro, parte 3).

Y, finalmente, los acreedores externos se frotan las manos, porque saben que se alejan las posibilidades de que los Kirchner hagan ninguna otra cosa más que pagar religiosamente. Lo que incluye renovar la voluntad de pagarle a los bonistas “holdouts” y al Club de París.

La banca, una de las actividades que sigue ganando fortunas, se ha llamado a prudente silencio. Pero todos los sectores patronales coinciden en pedir “mejor clima de inversiones” y llegar a un arreglo con los acreedores internacionales y arreglar el INDEC para “sincerar” las condiciones económicas. Dicho en criollo, ajustar, devaluar, bajar salarios y gasto público, y permitir el “libre juego del mercado”. Es decir, más inflación; embolsar más ganancias sin pagar impuestos o pagando menos; dar vía libre a despidos y bajas de salario, y una agenda que ya conocemos hace rato.

Acuerdos y contradicciones entre gobierno y empresarios

El problema para el gobierno, naturalmente, es que darle a todos todo lo que piden significa o bien hundir del todo las finanzas fiscales (ver aparte) o bien recibir préstamos no se sabe de dónde. El nuevo ministro de Economía Boudou ya descartó (por ahora) recurrir al FMI. ¿Entonces, quién paga? La respuesta que los K y la patronal entonan a coro es una sola: los trabajadores y los sectores populares.

Sólo los separan –pero esa diferencia puede ser motivo de nuevos episodios de crisis políticalos ritmos y las formas de ese ajuste. Los empresarios quieren ir por todo ya: congelar los salarios vía neutralizar las paritarias y facilitar los despidos. Y, en el terreno de las políticas estatales, todo para ellos (subsidios, tipo de cambio favorable, rebaja de impuestos) y nada para la población (obras públicas, subsidios en reemplazo de tarifazos, medidas de protección del empleo). Los Kirchner quieren evitar el suicidio político manejando esa misma agenda de manera de evitar un estallido social, si es que antes no estalla la crisis fiscal. Y el 2011 está muy, muy lejos...

Para la tarea que tiene por delante, el gobierno cuenta con un solo aliado de peso: la burocracia sindical, tanto de la CGT (sobre todo) como de la CTA. Porque el delicado equilibrio que propone entre las exigencias de la clase capitalista y las necesidades de la administración política de la crisis sólo podría llegar a sostenerse si el movimiento obrero no talla en las sacudidas sociales que se vienen. Ésa es la misión de Moyano, Yasky y compañía: frenar todo intento de enfrentar de manera efectiva y con luchas generalizadas el ajuste en pinza de la patronal y el gobierno. Lo que ya nos da una pauta para las luchas que vendrán: casi seguramente y desde el comienzo deberán plantearse el desborde a la burocracia sindical, agente del ajuste estilo K (no estilo UIA, o Sociedad Rural).

Prepararse para organizar la lucha contra el ajuste

El activismo y la vanguardia obrera y popular pueden llegar a afrontar una gran responsabilidad. Termine como termine el minué del “diálogo” entre los Kirchner y los patrones (que el gobierno capitule del todo, que la patronal bufe porque no obtiene tanto como quería), lo seguro es que nada bueno para los trabajadores va a salir de allí. Porque mientras tanto la recesión sigue avanzando con su seguidilla de cierres (C&A) y despidos. A pesar de eso, la inflación no se detiene, deteriorando aún más salarios que vienen bajando desde mediados de 2007 por lo menos. Más allá de los porcentajes, es seguro que aumentarán las tarifas de los servicios, los transportes, así como el precio del combustible, fogoneando el ascenso del costo de vida. Las patronales van a querer avanzar en la flexibilización, negociando puestos de trabajo por condiciones de trabajo y/o salario.

A todo esto, que viene de las propias condiciones económicas generales, se le debe sumar la cuota de ajuste que, grande o chico, gradual o brutal, va a venir desde el gobierno. Y cuando esta marea de problemas se nos venga encima, la burocracia de la CGT y la CTA van a hacer todo para frenar las luchas y tirarle a los trabajadores un salvavidas de plomo. Sean las paritarias –con cartas marcadas a favor de la patronal si los que negocian son los burócratas–, sea el “diálogo” de Moyano con los Kirchner. Por supuesto, nada de eso será suficiente para compensar ni mínimamente el paquetazo antiobrero y antipopular que se viene.

La patronal tiene su lista de reclamos. El gobierno tiene su lista de problemas. Los trabajadores no pueden quedar supeditados a una u otra: para tallar con energía en este contexto de crisis, deben formular e imponer su propia agenda. Por lo tanto, si cunde la bronca en las bases obreras, si empieza a aumentar la disposición de lucha de los trabajadores para enfrentar el ajuste, el activismo puede cumplir un rol de primera magnitud. No sólo en la organización de los compañeros en luchas, sino en orientar esas luchas alrededor de un pliego de reclamos obreros en respuesta a la crisis capitalista:

- No a los tarifazos y al congelamiento salarial. Reapertura de las paritarias ya

- Por delegados paritarios electos en asamblea

- Por un básico que cubra la canasta familiar

- No a los despidos y suspensiones. Reparto de las horas de trabajo sin reducción de salario

- Nacionalización con control obrero de toda empresa que cierre o despida

- Suspensión de los pagos de la deuda externa: la plata que se llevan los banqueros la pagan los trabajadores