Honduras:
entre el golpe, la rebelión, la negociación y la
resistencia
“Tienen miedo, porque no les tenemos miedo”1
Por
Roberto Sáenz, El Progreso, Honduras, 14/07/09
Se
han cumplido exactamente dieciséis días desde el golpe de
estado en Honduras. El gobierno de facto de Micheletti se ha
consolidado.
Ha logrado esto dejando atrás una primera etapa de la
resistencia en la que estuvo
plantada su caída revolucionaria. Esto ocurrió entre
el jueves 2 y el domingo 5 de este mes. En esos días se fue
desatando una creciente movilización de masas que llegó a sumar 200.000 personas
en la jornada del 5 en Tegucigalpa, cifra sin precedentes en
el país.
Pero
ese momento se perdió. El factor fundamental para este
desenlace ha sido la instalación de la “Mesa de diálogo”:
el “Melismo”
subordinó la movilización a la infructuosa negociación
por arriba. Esto ocurrió no
en cualquier momento –como pretenden presentarlo sus
representantes en el movimiento de masas hondureño– sino
cuando estuvo planteada la caída efectiva de los gorilas.
La negociación no sólo generó expectativas falsas entre
las masas populares sino que peor aún, le
dio un tiempo vital al régimen golpista para consolidarse.
Un inmenso caleidoscopio
Dicho
lo anterior, hay que señalar que la situación política
del país no deja de ser profundamente contradictoria. La circunstancia es que si bien el
gobierno gorila logró sortear un primer embate que podría
haberlo tirado abajo, para
nada ha logrado derrotar el proceso de la resistencia
popular. La misma está configurando una suerte de creciente rebelión de masas contra lo gorilas al
tiempo que entre la “opinión pública” del país parece
haberse ido debilitando la legitimidad de los golpistas con
el transcurrir de los días, más que fortaleciéndose2.
Es
el primer golpe de estado del siglo XXI,
donde todo es extremadamente paradójico.
Y sin embargo, en ningún momento se debe perder de
vista que en la lógica de los acontecimientos está
inscripta la posibilidad de crecientes zarpazos represivos.
En
estas condiciones, Honduras parece hoy a un inmenso “Macondo”3; una suerte de “calidoscopio” o “Torre de
Babel” –como lo ha definido un compañero del PSTH–
donde parece posible que convivan un golpe de estado y una suerte de rebelión
popular...
Esta
circunstancia tiene que ver con varios factores: tanto con
el “ambiente” regional e internacional en medio del cual
se ha producido el golpe. También como las específicas
características de un país que está
inmerso en un ascenso de las luchas populares desde el 26 de
agosto del 2003. Ascenso que no se veía en esa magnitud
desde la histórica huelga de los obreros rurales del banano
–llamados “campeños” – en el año 1954 y que el
golpe gorila todavía no
ha logrado derrotar.
Es
fundamentalmente contra
las consecuencias eventuales de ese ascenso popular (frente
al cual Zelaya hacía las veces de aprendiz de brujo) que
se ha dirigido el golpe gorila. Es en ese contexto que deben
ser comprendidas las contradicciones en las alturas que el
mismo también expresa al interior de su clase dominante y
con el imperialismo y no al revés.
En
medio de esta realidad hay otro elemento que caracteriza la
situación de las masas hondureñas y que las diferencia de
todo el ciclo de rebeliones populares latinoamericano:
al
compás de la resistencia se está erigiendo una dirección
de las masas antigolpistas.
Se
trata del “Frente Nacional contra el Golpe de Estado” y la “Coordinadora
Nacional de Resistencia Popular”, instancias
diferenciadas aunque hoy día mayormente superpuestas que
configuran una suerte
de frente único de tendencias de mayoría “Melista”
que es la que está dirigiendo las acciones de resistencia
de masas y de la cual forma parte el PST H –integrante de
la corriente Socialismo o Barbarie Internacional– como su ala de izquierda revolucionaria.
Un golpe
de estado del siglo XXI
Primero
lo primero: hay que insistir que se está frente a un golpe
de estado hecho y derecho que ha depuesto, por la vía de la
fuerza, un gobierno constitucional. Golpe que al momento de
escribir estas líneas –y como ya nos hemos encargado de
señalar– aparece consolidado.
Un golpe reaccionario que se puede colocar entre las
posibles tendencias de evolución del ciclo regional
–aunque no como la perspectiva más probable– con los
gobiernos “progresistas” asediados por la oposición de
derecha4 y, sobre todo, dentro de los “usos y costumbres” más propiamente centroamericanos.
Sin
embargo, hay una importantísima precisión que hacer: se
trata de un golpe gorila donde paradójicamente el
movimiento de masas no
ha sido derrotado. No hay ambiente de desmoralización;
por el contrario, crecientes
sectores están
desarrollando una experiencia de politización que ha
dejando las relaciones de fuerzas mucho más
“equilibradas” que si se tratara de una situación
golpista “clásica”.
Cumplidas
dos semanas y media del golpe, la situación política sigue
siendo extremadamente contradictoria. La circunstancia es que la dinámica política más
de conjunto no deja de revelar una
cierta impasse entre un golpe que se ha consolidado pero
que para que ser tal le
faltan todavía atributos represivos característicos5.
Al
mismo tiempo, en el movimiento de masas se vive una situación
de cierta rebelión popular pero que, sin embargo, todavía
no se ha transformado verdaderamente en tal ni adquirido
suficiente magnitud como para desbordar el régimen de facto.
Esto es así en gran medida porque la resistencia ha sido de
masas y popular pero el movimiento obrero y, sobre todo, sus
sectores privados (con la honorable excepción de los
docentes que cumplen un rol de columna vertebral de la
lucha), han sido
mantenidos cuidadosamente fuera de la resistencia
antigolpista por las direcciones sindicales6.
A
favor y en contra del golpe –y que terminan haciendo a sus
específicas características– juegan también otros
elementos de peso. De manera extremadamente propicia, el
hecho que entre la clase capitalista, las FFAA, las
instituciones del régimen, los dos partidos tradicionales
(el Partido Liberal y el Partido Nacional) hay una férrea
unidad alrededor del golpe y del desplazamiento de Mel
Zelaya.
También
juega a favor de ellos el hecho que la burguesía yanqui
aparece dividida
alrededor del golpe. Está claro ya que un importante
sector de los parlamentarios Republicanos (y también de los
Demócratas), del empresariado, de los medios de prensa
prestigiosos como el Wall Street Journal y otros, están
jugando abiertamente a favor de los golpistas.
Consolidándose
sin ganar legitimidad
Sin
embargo, hay factores que están jugando en contra del golpe
gorila dificultando
su legitimación.
En primer lugar, están las relaciones de fuerza más
generales subsistentes en Latinoamérica y sobre las cuales
las consecuencias del golpe hondureño tendrán importancia
para su “bascular” en uno u otro sentido: una evolución por así decirlo, progresista o reaccionaria, una mayor
estabilidad conservadora o una inestabilización al menos en
la región centroamericana con más elementos de polarización
social y política.
En
el terreno de la “superestructura” política, la
legitimación del golpe se ve dificultada por el
posicionamiento general del gobierno de Barack Obama (amén
de ser los impulsores de la tramposa mesa de diálogo), la
ONU, la OEA y su Secretario General Insulza, la mayoría de
los gobiernos de la región, etc.
Esto
mismo ha generado una contradicción de importancia que hace
a los límites de legitimidad del golpe: es que se
trata de un golpe de estado que dice no ser tal… El
golpe se ha “arropado” de elementos que le ponen límites
a su actuación: el señalar que no se trataría de “un
golpe de estado”; que seguirían “imperando las
instituciones”; que sólo se trataría de la “aplicación
de la Constitución” etc. Elementos que con ser
evidentemente falsos no dejan de generar circunstancias “extravagantes”.
Por ejemplo, el hecho que se esté –a priori– ante un
golpe a “plazo fijo”, con golpistas “comprometidos”
a respetar la fecha electoral presidencial del próximo 28
de noviembre, etc., etc. Esto último supondrá a la
brevedad graves contradicciones no vistas hasta el momento
entre los de arriba en la medida que al Partido Liberal de
Zelaya y Micheletti le esperan unas elecciones
inevitablemente muy desventajosas.
Parte de esta realidad desfavorable para el PL es el hecho
que la candidatura independiente de Carlos H. Reyes (del
cual Carlos Amaya, dirigente del PST H, es designado
vicepresidencial) acaba de ser reconocida en medio del
proceso golpista… Candidatura que está llamada a
quebrar desde un punto de vista independiente el
bipartidismo tradicional, todo lo cual es fuente de
crecientes contradicciones ulteriores7.
Por
otro lado, está el hecho de que los golpistas están en el
control del país, que las masas no han logrado
desbordarlos, que los gorilas están a la espera de alguna
provocación ultra izquierdista para ceñir
el torniquete represivo sobre la vanguardia y las masas,
hasta ahora las contradicciones de este golpe del siglo XXI
configuran un
equilibrio inestable que en algún momento del camino deberá
romperse hacia un lado o hacia el otro.
El
liberalismo “socialista” de Zelaya
Es
interesante reseñar alguna definición acerca de la evolución
del gobierno de Mel Zelaya. Éste asumió en el año 2006
como un típico candidato conservador Liberal. En su
arranque, se trató de
un gobierno burgués completamente normal y hasta se
podría decir que conservador para los parámetros
habituales en Latinoamérica.
La
cosa es que esta realidad “interna” se conjugó con las
coordenadas internacionales de creciente crisis económica
mundial y la crisis de hegemonía yanqui. En esas
circunstancias, Zelaya se fue recostando –de manera
creciente– en el gobierno de Hugo Chávez, llegando
el año pasado a sumar al país al bloque del ALBA.
“Desde
la adhesión de Mel Zelaya al ALBA en agosto del 2008, se
produjo un cambio
notable en la conducción política del gobierno. La acuñación
de frases como ‘liberalismo
socialista’ o ‘socialismo liberal’ muestran en un
entendible lenguaje popular la intencionalidad de un nuevo
rumbo político. Mel se aproxima al ‘modelo’ de los
gobiernos de izquierda de la región y trata de establecer
una prudente distancia con el gobierno de EEUU, que aporte
señales de mayores cuotas de autonomía con respecto a la
tradicional dependencia del amo del norte. Los cambios de
gabinete en diciembre del 2008 no hacen más que confirmar
el nuevo rumbo. Además, está rompiendo con la tradición
del Partido Liberal, consistente en ejercer el último año
de gobierno en función de los intereses del candidato
presidencial, promoviendo su agenda electoral y asegurándole
votos. Es un hecho que en este año 2009, el gobierno
concentrará esfuerzos en consolidar su política exterior,
orientada a diversificar
sus relaciones políticas y comerciales (por ejemplo, sobre
el tapete está la apertura de relaciones con Irán y China
continental); también fortalecerá su participación en el
ALBA y, a la vez, reforzará iniciativas orientadas a fortalecer
la participación del Estado en la economía (las nuevas
hidroeléctricas, la ENEE y otras)”8.
Que
un gobierno del clásico bipartidismo conservador del país
tuviera esta evolución, y más tratándose de un país como
Honduras, con una burguesía cipaya hiper-reaccionaria que
fue “portaviones
insumergible” de EEUU cuando el operativo
antisandinista de la década del ’80, no dejó de provocar hilaridad entre su clase dominante.
Esta
histeria se sumó a la campaña de los medios de (des)información
y el giro a derecha de las clases medias altas
(protagonistas de las escuálidas Marchas Blancas). En estas
condiciones, Zelaya fue perdiendo –uno tras otro– sus
puntos de apoyo entre las clases dominantes, recostándose
cada vez más en las masas populares aunque sin los favores
de las FFAA que caracterizan a las clásicas experiencias
bonapartistas sui generis, de ahí la
extrema debilidad en que quedó colocado.
Tomó
una serie de medidas “progresivas” del tipo
reestablecimiento del estatuto docente, un importante
–aunque no cumplido por los empresarios– aumento general
de salarios, el dar impulso a la convocatoria a una Asamblea
Constituyente, todo esto más allá de contradicciones
varias subsistentes y de mucho peso: la continuidad de la
base militar yanqui de Palmerota, la persistencia del TLC,
etc.
Así
las cosas, se terminó convirtiendo en una
verdadera sombra de su clase social: “La propuesta de
Zelaya de colocar una cuarta urna en las elecciones
generales de noviembre para consultar sobre convocar a una
Constituyente ha generado mucho
nerviosismo en las elites de los partidos tradicionales.
La fuerte oposición de la institucionalidad estatal y de
los partidos políticos a esta propuesta ha llevado a Zelaya
a emitir un Decreto Ejecutivo para organizar y llevar a cabo
una consulta popular donde se responda al interrogante
siguiente: ‘¿Está usted de acuerdo con que en las
elecciones generales de noviembre del 2009 se instale una
cuarta urna para decidir sobre la convocatoria a una
Asamblea Nacional Constituyente que apruebe una nueva
constitución política?”9. Está claro que la clase dominante de Honduras ya
respondió: no está
de acuerdo con una Constituyente que –a todos los efectos
prácticos– significaba patear el tablero del tradicional
status quo bipartidista del país.
Sólo la
Huelga General podrá derrotar a los golpistas. Por una
Asamblea Constituyente Revolucionaria
“En
Honduras, la jornada del 26 de agosto del año 2003, indica
que las condiciones para el resurgir de un movimiento
obrero, campesino y popular unido en la lucha de masas no es
un sueño del pasado y pone a la orden del día recuperar
nuestra historia y sobre todo las lecciones de la gloriosa
huelga del ’54. El surgimiento de la Coordinadora Nacional
de Resistencia Popular es un intento –no del todo
consciente todavía– de volver al Camino de Mayo como
programa y método revolucionario por las reivindicaciones
de clase y la liberación nacional”10.
Es
importante insistir que las contradicciones en obra en las
alturas de la clase dominante hondureña se dan sobre
el trasfondo del proceso de lucha popular más importante en
Honduras en décadas. Este proceso de lucha debe ser
comprendido dentro del contexto del ciclo político regional
como un todo al cual se podría decir que Centroamérica
llegó algo “tardíamente”. En el país “Catracho”
la señal de largada del proceso de lucha se dio con la movilización
nacional a Tegucigalpa del 26 de agosto del 2003. Esta
movilización, convocada alrededor de una serie de puntos
reivindicativos, fue la que terminó constituyendo una
experiencia que tiene pocos antecedentes en estos momentos
en la región: la conformación de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, un
frente único de movimientos de lucha y tendencias políticas
que constituye la dirección efectiva de parte de los
explotados y oprimidos del país. El hecho es que en el
año 2008 la Coordinadora –arrastrando tras de sí a las
tres centrales sindicales del país– convocó a una serie
de paros cívicos nacionales que sin llegar a configurar
verdadera huelgas generales, significaron efectivos pasos en esa dirección.
Para
comprender la importancia de este proceso en curso se puede
hacer referencia a un par de elementos. En primer lugar, el
hecho que exista una instancia
centralizada nacionalmente que logra dirigir una parte del
movimiento de masas del país configurando un organismo de
coordinación mayormente independiente aún a pesar de las
crecientes presiones del “Melismo” sobre parte
importante de sus dirigentes.
En
segundo lugar, y no se trata de un elemento menor, el hecho
que desde la gran
huelga bananera del año 1954 (el más grande
acontecimiento de la lucha de clases del país11)
que no se veía un proceso de lucha y recomposición de los
explotados y oprimidos como el que está en marcha desde
algunos años en Honduras12.
Parte
de esto mismo es el
desafió al tradicional bipartidismo del país y, sobre
todo, al tradicional encuadramiento de las masas populares
en el Partido Liberal, cuestión
esta que se está expresando en estos momentos en el proceso
de la candidatura independiente.
Con
estos elementos en la mano debería estar claro que el golpe
de estado contra Mel Zelaya es un
zarpazo fundamentalmente dirigido contra el proceso de lucha
y recomposición que están protagonizando los trabajadores
en Honduras y que son los que actualmente le dan contenido
vital al proceso de resistencia antigolpista.
En
este contexto, el pasado lunes 15 se dio una importantísima
discusión en el ámbito de la dirección de la resistencia
antigolpista. Los representantes del “Melismo” tuvieron
que hacer malabares para justificar su persistente apuesta a
un diálogo que siquiera los aláteres de Zelaya en el
movimiento de masas pueden defender ante
la evidente falta de todo resultado.
En
estas condiciones, les cupo a los compañeros del PST H el
plantear el verdadero balance del susodicho dialogo que
sirvió para perdonarle la vida a Micheletti al tiempo que
plantear que con la movilización de los sectores populares
no iba a alcanzar para tirar abajo a Micheletti. Desde la
organización de SOB en Honduras planteamos que se debía emplazar a las direcciones sindicales
(presentes en la reunión pero pasivas) la preparación de
una verdadera Huelga General: porque que sólo sumando la
fuerza de la clase obrera asalariada al movimiento popular
movilizado se podrá derrotar a los golpistas imponiendo una
Asamblea Constituyente Revolucionaria sobre la base de la
derrota de todo el régimen golpista y el castigo a los
gorilas.
Junto
con lo anterior, una delegación de compañeros de SOB de la
Argentina planteamos que hacía falta que Chávez, el FSLN,
el FMLN y demás direcciones reformistas de la región debían
pasar de las palabras a los hechos: que
con las organizaciones de masas que dirigen en Centroamérica
y el resto del continente deben llamar a una verdadera
jornada de lucha continental contra los golpistas: sólo así
se los podrá derrotar y no con edulcoradas negociaciones en
las alturas.
Notas:
[1]
Canción cantada en las movilizaciones populares en El
Progreso, Honduras.
2
Por ejemplo, hace ya varios días que no se ven las escuálidas
“marchas blancas” de los golpistas, constituidas básicamente
por sectores de las clases medias altas y trabajadores
acarreados.
3
Pueblito de fantasía sede de la novela de Gabriel García Márquez.
4
Golpe cuya naturaleza de clase se parece como dos gotas de
agua a la Mesa de Enlace de la patronal agraria de la
Argentina.
5
El régimen de facto carga ya con varios muertos en su
haber. Los de características más persecutorias son los
recientes asesinatos de dos dirigentes sociales “medios”
de Partido Unificación Democrática (centroizquierdistas) a
los que se hizo pasar por una suerte de “ajuste de cuentas
entre bandas mareras”…
6
Desde el PST H ya hemos comenzado a colocar la batalla política
en el Frente de Resistencia al golpe acerca
de la necesidad de una huelga general para derrotar a los
golpistas. Volveremos sobre este punto más abajo.
7
En estos momentos, desde el Partido Liberal y sectores de
ultra izquierda y “melistas”, se
está montando la presión de que H. Reyes no se presente a
las elecciones. Esta posición sería un completo error:
a los golpistas se los derrotará con la lucha en las
calles. Pero la candidatura independiente apunta a ser un
punto de referencia independiente en el terreno electoral de
la lucha antigolpista. Levantarla sería un desastre que traicionaría
la lucha por la independencia de clase en la
circunstancia histórica donde se puede dar un paso de masas
en este sentido: un paso histórico en un país donde las
masas trabajadoras siempre han estado sometidas al monopolio
político de los liberales y que solo serviría para hacerle
al juego al Partido Liberal en general y al “Melismo” en
particular.
8
Gustavo Irías, revista Envió n°21, marzo 2009.
9
Gustavo Irías, ídem.
10
Carlos Amaya Funes, introducción al folleto “El camino de
mayo es la victoria” de Ramón Amaya Amador.
11
Para tener una idea acerca de lo que significó en la
historia de la clase obrera hondureña esta enorme huelga
veamos lo siguiente: “obreros industriales, obreros agrícolas,
trabajadores de los ferrocarriles y del comercio, de los
puertos y de las minas de El Mochito, desde Colón, a Santa
Bárbara, estaban plantados ante los amos reclamando sus
derechos inalienables. En Progreso, donde se ubicó el Comité
Central de Huelga, la clase obrera tomó prácticamente el
poder en sus manos haciendo su primera gran experiencia de
gobernar. En Progreso se realizó la pequeña Comuna de París
hondureña”. “El camino de mayo es la victoria”, Ramón
Amaya Amador. Se
trata de un texto muy contradictorio del novelista nacional
de Honduras, miembro del PC, que a pesar de los reflejos de
la tradición estalinista que tiene el texto, contiene una
impronta de reivindicación de la acción independiente de
la clase obrera.
12
Sobre la histórica huelga de los obreros rurales del banano
ver –entre otros textos– “El silencio quedó atrás”
de Marvin Barahona.
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