Socialismo o Barbarie, periódico Nº 158, 27/08/09
 

 

 

 

 

 

A 36 años del golpe militar en Chile (1ª parte)

El fin de la vía pacífica y el reformismo hacia
el socialismo

Por Oscar Alba

El 11 de septiembre de 1973 las Fuerzas Armadas chilenas al mando del general Augusto Pinochet Ugarte terminaron con la experiencia que el presidente Salvador Allende y el Partido Comunista habían dado en llamar “la vía chilena al socialismo”. Este proyecto terminó siendo un callejón sin salida para la clase obrera chilena que masivamente había dado su apoyo al gobierno de la Unidad Popular. Cuando la vanguardia obrera comenzó a sufrir en carne propia las limitaciones de este proyecto, ya era tarde. Fábricas y barriadas obreras fueron bombardeadas por la Fuerza Aérea y a pesar de la heroica resistencia de los trabajadores, sobre todo en los Cordones Industriales la represión golpeó duramente a los sectores obreros y populares.

El imperialismo y la burguesía chilena tenían en claro desde mucho antes de la llegada al gobierno de Allende, que en el país trasandino había comenzado un ascenso revolucionario de las masas. Allende y el Partido Comunista, por su parte, se demostraron incapaces de llevar a los trabajadores al poder.

El ascenso político de los trabajadores chilenos va a ser el punto más alto del proceso que vivían amplios sectores de masas en el Cono Sur de nuestro continente. Que colocaba al movimiento obrero de esos países como sujeto político para un cambio revolucionario de la sociedad capitalista.

A mediados de los 60, Chile estaba cruzado por una profunda crisis social, la que fue alimentando una creciente polarización social que va a reflejarse en las elecciones nacionales de 1964. El fortalecimiento de las fuerzas de izquierda colocó al Frente de Acción Popular (FRAP) como punto de referencia política de la clase obrera y el pueblo. El FRAP era una coalición formada por el Partido Comunista, el Partido Socialista Popular, el Partido Democrático del Pueblo y el Partido del Trabajo.  Por su parte las fuerzas de la derecha, ante la convulsión social que aumentaba despliega una campaña electoral tendiente a crear un ambiente de temor ante la posibilidad de que la izquierda llegara al gobierno. Las fuerzas de la derecha presentaron la alternativa “democracia o comunismo” por un lado, y la Democracia Cristiana, por otro lado, va a desarrollar su propaganda sobre la base de llevar adelante una “revolución en libertad”.

Finalmente, los resultados electorales darán el mando presidencial a Eduardo Frei, representante de la Democracia Cristiana. No obstante, Salvador Allende, candidato del FRAP, logra el segundo puesto con el 40 % de los votos, mostrando un avance sostenido en el terreno electoral.

El gobierno de Frei acentuará la explotación y la dependencia del imperialismo yanqui. La explotación del cobre, principal sector de la economía, va a estar orientado por lo que los democristianos dieron en llamar la “chilenización” del cobre, término que en los hechos, lejos de apuntar a la nacionalización minera significará un aumento de las ganancias de los capitalistas extranjeros. Ganancias que no sólo crecieron en el sector del cobre sino que penetraron en el sector industrial. “En 1968, el capital extranjero controlaba más de un sexto del capital pagado de todo el sector manufacturero, y entre las 100 mayores empresas, 61 tenían participación externa (en 40 de las mismas la participación era suficiente para controlarlas efectivamente).”(1) En otro aspecto, creció la deuda externa y en el campo la reforma agraria no fue más allá del marco burgués y trató de establecer y consolidar la pequeña propiedad. Lo que por supuesto empantanó el proyecto, ya que los grandes hacendados, que tenían representantes en el mismo partido del presidente Frei, se van a oponer firmemente. “Entre 1965 y 1970 se expropiaron 1.400 predios que abarcaban 279.000 hectáreas, beneficiando a 30.000 campesinos. Esta cantidad representa apenas el 4% del total de campesinos sin tierra. Los grandes latifundistas seguían disponiendo del grueso de la propiedad agraria y se mantenía sin cambios substanciales el atraso secular del campo.”(2) Esto profundizará los enfrentamientos por la tierra y un aumento de la sindicalización de los trabajadores rurales. Mientras que en 1966 habían 10.647 campesinos sindicalizados; en 1969, superaban los 100.000.

La clase obrera chilena estaba organizada en la Central Única de Trabajadores creada en 1953 y los mineros constituían el sector de mayor peso. Desde su creación la CUT hizo público su aspiración socialista. En su declaración de principios, la CUT planteaba: “Que el régimen capitalista actual, fundado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos y medios de producción del hombre por el hombre, que divide a la sociedad en clases antagónicas, explotados y explotadores, debe ser sustituido por un régimen económico-social que liquide la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que se aseguran al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo.”(3)

A poco de iniciada la gestión presidencial de Frei, la CUT pone en pie una “plataforma de lucha” que abarcaba distintas reivindicaciones laborales. Ajuste de los salarios de acuerdo al costo de vida, la formación de una Comisión Tripartita para fijar los sueldos y salarios anualmente, tanto para el sector privado como para el estatal y para el control de precios de los productos básicos. También reclamaba vivienda, educación y derechos sindicales. La plataforma reivindicativa se ampliaba a los trabajadores del campo, reclamando la expropiación de los grandes latifundios y el reparto de la tierra.

La caldera de la lucha de clases chilena seguirá aumentando su presión. En noviembre de 1965, el gobierno de la Democracia Cristiana va a enfrentar la primera huelga general que dura casi un mes. Y a comienzos del 66, los trabajadores de la empresa Braden Copper Co., explotadora del cobre, paralizaran sus actividades durante tres meses. La Confederación de Trabajadores del Cobre llamará a una huelga en solidaridad con los trabajadores de la mina de El Teniente, la mayor de Chile. El 11 de marzo el gobierno lanza la represión contra una asamblea de los mineros de El Salvador y asesina a seis trabajadores y dos mujeres. La CUT llama a un paro general que se hace efectivo el 15 de ese mes.

Al año siguiente, en noviembre de 1967, se realiza un nuevo paro nacional que tendrá un alto grado de combatividad. Los barrios obreros son escenario de movilizaciones. La comuna de San Miguel, llamada la “comuna roja”, baluarte proletario, va a ser el punto más álgido de los enfrentamientos. La represión gubernamental se cobra cinco vidas: cuatro obreros y un niño son asesinados. En Puerto Montt, al sur del país, la represión mata a ocho trabajadores.. La tensión social aumenta y en 1968 salen a la lucha los trabajadores de Correos y Teléfonos, del Servicio Nacional de Salud y de la Educación Básica y Media. En las minas de Huachipato y las salitreras los obreros también se movilizan.

Hacia la formación de la Unidad Popular

Las fuerzas de izquierda que habían logrado un avance significativo en las elecciones de  1964 irán ganando aún más espacio político entre las masas obreras, populares y campesinas. Pero el desarrollo de las mismas será desigual. El Partido Socialista de orientación reformista y al cual pertenecía Salvador Allende, será quien va a ir capitalizando con mayor fuerza este proceso. Surge un ala izquierda en su seno reflejando la radicalización de los trabajadores, encabezada por Carlos Altamirano, Clodomiro Almeida y Adonis Sepúlveda. En el Congreso partidario de 1967 se acuerda la táctica de “Frente de los Trabajadores” y el ala izquierda sostiene una posición crítica frente a la vía pacífica al socialismo. Por su parte el Partido Comunista enmarcado en la “coexistencia pacífica” entre la burocracia soviética de Moscú y el imperialismo yanqui, había orientado su táctica política hacia un frente con sectores burgueses. Poco después de las elecciones del 64, Orlando Millas, dirigente del PC, “declaró en la reunión del Comité Central que hizo el balance electoral: sin duda, en la campaña presidencial hubo una notoria posición defensiva, manifestada en la mayor importancia concedida a la captación de sectores de la burguesía antes que a la ampliación de la influencia en el proletariado y en las capas populares.”(4) De esta manera los estalinistas chilenos cedieron una franja fundamental de la clase obrera chilena al PS. No obstante serán parte de la dirección política de los trabajadores.

La radicalización de los trabajadores llegará al campo y va a provocar una ruptura en el partido gobernante. Jacques Chonchol, dirigente del ala izquierda demócrata cristiana, va a impulsar la reforma agraria propagandizada en la campaña electoral por Frei. Pero, como dijimos anteriormente, esta reforma no apuntaba a liquidar el latifundio y sus propietarios: los terratenientes. Las ocupaciones de tierra y la lucha campesina se convirtieron en una presión permanente sobre Chonchol y sus seguidores. Esto terminará con la ruptura del ala izquierda de Chonchol en 1969 y la creación del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) que extenderá su programa político hacia una posición de “vía no capitalista de desarrollo”. De esta manera, la lucha campesina en Chile y la situación de procesos revolucionarios a escala internacional, acercaron a este sector de la Democracia Cristiana a posiciones de izquierda.

Así se van a ir delineando las principales fuerzas políticas que conformaran la dirección política de las masas trabajadoras en Chile y confluirán en la Unidad Popular en vísperas de las elecciones nacionales de 1970. En agosto de 1969, Salvador Allende va a ser proclamado candidato presidencial por el Partido Socialista. El PC había lanzado una campaña tendiente a formar un Frente Popular y proclamó a Pablo Neruda como primer candidato. La derecha política había dado surgimiento al Partido Nacional y la Democracia Cristiana había perdido apoyo conformándose así un nuevo tablero político donde la polarización se profundizaba tanto en las calles como en el terreno electoral.


1- Allende. La Unidad Popular, Hugo M Sacchi, Historia de América en el siglo XX

2- Hugo Sacchi, op. cit.

3- Barría Jorge, Historia de la CUT, Prensa Latinoamericana, Santiago, Chile, 1971

4- Hugo Sacchi, op. cit.