Socialismo o Barbarie, periódico Nº 159, 10/09/09
 

 

 

 

 

 

Kraft -Terrabusi como caso testigo

El triunfo pasa por la ocupación masiva

“La experiencia de la ocupación es estratégica: revela el verdadero poder que anida en la acción colectiva de la clase obrera cuando se saca de encima todas las telarañas mentales, jurídicas y de todo tipo y color que oprimen su conciencia”[1].

En el momento que cerramos esta edición la conciliación obligatoria ha terminado y el Ministerio ha “liberado” a las partes. La patronal acaba de ratificar los despidos y los compañeros de Kraft-Terrabussi se encuentran cortando la Panamericana y manteniendo la permanencia en la planta. La maniobra del gobierno K es evidente: al dejar “liberadas” a las partes, lo que está diciendo es que se lava las manos y que la patronal tiene todo el derecho a hacer lo que se le plaza en su planta. Por su parte, la empresa está a la espera de una orden judicial que le habilite el desalojo represivo de la planta, esto con el argumento de la supuesta “inviolabilidad” de la propiedad privada.

Frente a este escenario, opinamos que los compañeros deben hacer todo lo que está a su alcance para hacer efectiva la ocupación y llamar a montar un masivo campamento alrededor de la planta. Al mismo tiempo que ponen en marcha una amplia campaña nacional de fondo de huelga y solidaridad efectiva con su lucha.

Hay que quebrar la ofensiva patronal y lograr la reincorporación efectiva de todos los compañeros despedidos: ¡todos adentro debe ser el grito de guerra de esta heroica lucha obrera!

Se rearma la Santa Alianza contra los conflictos obreros

En la actual coyuntura el conflicto más importante es la heroica lucha que están llevando adelante los compañeros de Kraft-Terrabusi. Lo que lo caracteriza no es ser un mero conflicto salarial: se trata de un ataque brutal de la patronal norteamericana produciendo despidos masivos a la cabeza de los cuales está su Comisión Interna y el cuerpo de delegados. Una verdadera provocación que apunta contra el proceso de recomposición que se ha venido dando en la fábrica (incluso pasando, varias veces, por encima de la propia Interna) en los últimos años: la repetida reinstalación de despedidos, la práctica de saltar el portón desacatando medidas arbitrarias de la patronal, la elección de nuevos delegados no reconocidos por la empresa, etcétera.

Lo primero que hay que decir es que mientras siguen pugnando por arriba el gobierno y la oposición patronal alrededor de la Ley de Medios y las retenciones a las exportaciones agrarias, hacia abajo el frente burgués se vuelve a mostrar unido a la hora de “escarmentar” a los obreros. Este brutal ataque no puede desligarse de una coyuntura política que viene sumando elementos de tipo reaccionarios.

Sin embargo, también es un hecho que esta coyuntura también está cruzada por durísimas luchas obreras como la de Kraft, y el paro de los compañeros del Subte. O incluso la durísima pelea que se puede venir en el diario Crónica donde la patronal acaba de anunciar que despediría 150 trabajadores. La expresión más “destilada” del ataque patronal (con la complicidad apenas disimulada del gobierno y la burocracia) se expresa en este tipo de circunstancias donde lo que se intenta es barrer de la escena a una comisión interna que más allá de las diferencias que tenemos con ella, configura una representación independiente de la burocracia traidora de Rodolfo Daer.

Todos unidos contra la vanguardia obrera

Veamos entonces cómo se han venido manejando los diversos actores de este conflicto en relación los que es el núcleo del mismo: el despido en masa de la Comisión Interna, el cuerpo de delegados y de prácticamente 170 compañeros trabajadores.

El objetivo patronal está claro: hacer pasar este ataque para dejar tierra arrasada y recuperar el pleno control de la planta. De pasar el mismo sentaría un precedente terrible tratándose Kraft-Terrabusi una de las plantas más importantes de la zona Norte del Gran Buenos Aires y configuraría una señal de advertencia para la otra gran planta dirigida por una representación independiente de la zona como es la de FATE (aunque, claro está, no sólo para ella).

Por su lado el gobierno de Cristina, que se llenó la boca hablando de la “defensa de los puestos de trabajo”, y de “la mesa de los argentinos” trabaja para la patronal con el derecho laboral en la mano: la aplicación de la conciliación obligatoria para frenar la lucha obrera y si las partes “no se ponen de acuerdo” dejarlas liberadas… Es decir: ¡está en una complicidad completa con la patronal de Kraft! Se pasó semanas de puras palabras seguidas por cero hechos concretos. Cuando los trabajadores pretendieron garantizar sus puestos de trabajo, militarizaron la planta; cuando la patronal desconocía abiertamente la conciliación, sólo “intimaciones” verbales; y ahora, el gobierno “nacional y popular”, ¡libera escandalosamente el camino para la represión antiobrera!

Luego está el tema de la burocracia de Daer: su “acompañamiento” llegó hasta la declaración de la conciliación; si luego la empresa no la acataba, no importaba, los trabajadores la debían “acatar” igual e ir a trabajar como si tal cosa. Además, anduvieron recorriendo los medios diciendo que tienen “diferencias metodológicas” con la Interna. Nos preguntamos: ¿qué van a decir ahora, cuando las partes han sido liberadas, y se está preparando el desalojo represivo? ¡Seguramente se van a borrar más que nunca!

Porque está claro que Daer juega al reviente del conflicto. Esto le permitiría recuperar el control directo de la más importante empresa del gremio. De ahí que no haya convocado (ni vaya a convocar, salvo que se lleve a cabo un trabajo por la base el gremio tal cual hizo la Marrón en oportunidad del conflicto del Neumático) al paro general contra los despidos y la represión. La primera enseñanza que se debe marcar a fuego, es que no hay cómo lograr la lucha del gremio de conjunto si no se logra el desborde de la burocracia[2].

En síntesis: se ha rearmado la Santa Alianza gobierno K-empresarios-burocracia contra los conflictos obreros[3].

Educar en el sentido de la ocupación

Desde el nuevo MAS, el sentido general de nuestra orientación ha venido siendo el de plantear que frente a semejante ataque y dureza de la patronal, no queda otra que trabajar en el sentido de la ocupación efectiva de la planta. Esto se hace más perentorio ahora que la patronal está preparando el desalojo judicial.

Repetimos: a nuestro modo de ver, no hay cómo enfrentar tamaña provocación sin preparar la ocupación de la planta. Y es en ese sentido que hay que ir sentando precedentes y educando a la vanguardia obrera. Por lo menos, frente a ataques brutales de esta índole, que seguramente se van a ir incrementando dados los rasgos reaccionarios de la situación política del país.

Está clarísimo que hace falta que la ocupación sea masiva. También reconocemos que –como tal– la ocupación de planta es muy difícil, que no hay todavía tradición en este período de hacer ocupaciones efectivas[4]. Por ejemplo, es mucho más fácil ocupar pequeñas o medianas plantas –como ocurrió a comienzos de la década– que la patronal abandonaba (casos como Brukman o la misma Zanón) que hacerlo con grandes multinacionales ubicadas en el cordón del Gran Buenos Aires tipo Kraft-Terrabusi o como podría ser en cualquier momento el caso de FATE. Muchas de las experiencias que se vienen viviendo son más de “permanencia” que realmente de ocupación[5].

Pero precisamente por esto, el caso es que es imposible lograr la ocupación de la planta, y que esta acción sea efectivamente masiva, si no se trabaja y educa en ese sentido. La ocupación hay que prepararla y no puede ser una mera expresión de deseos.

También es verdad que con ella no alcanza: hay que darle estado público a la lucha y dirigirla a hacer responsable al gobierno K tal cual se viene haciendo con los cortes en la Panamericana, las marchas al Ministerio y otras iniciativas.

Pero dar pasos en el sentido de la ocupación, acumular experiencias en el seno de la vanguardia obrera, es estratégico porque se vienen más despidos en masa y “descabezamientos” de direcciones combativas en los lugares de trabajo dirigidos por la vanguardia independiente si es que este ataque pasa. Y si no se educa –desde ahora mismo– en este sentido, si no se genera una reacción obrera proporcional al ataque sufrido, está el peligro de sólo estar organizando derrotas.

Cualquier negociación debe ser con todos adentro

Luego de los hechos del pasado viernes 4 (ver nota aparte), algo positivo está ocurriendo: una situación de permanencia adentro de los despedidos y la ratificación del paro en los distintos turnos en solidaridad con ellos. Por consecuencia, la empresa viene fracasando en normalizar la planta. El lunes 7 la patronal abrió las puertas creyendo que, al haber vaciado la planta el pasado viernes, haciendo un lock out, y pasar todo el fin de semana con la gente en sus casas, habían logrado quebrar la lucha[6]. Tamaña sorpresa se llevó cuando el turno mañana paró repudiando el intento empresario de dejar los despedidos afuera. Desde entonces se viene garantizando la permanencia[7]. El intento de la empresa de sacarlos generó una combativa respuesta –adentro y en la puerta–, esto tomó estado público, y desde entonces la lucha está instalada en los medios.

Es decir, el sentido de la ocupación de la planta es lo que le ha dado una perspectiva y no confiar en el Ministerio que no dio nada, tal cual ha quedado ratificado ahora con la “liberación de las partes” que, insistimos, no significa otra cosa que darle carta blanca a la empresa para el desalojo represivo.

Así las cosas, en el momento que escribimos esta nota, y como venimos señalando, de lo que se trata es de profundizar la experiencia que se viene recorriendo de permanencia y paro de todos los turnos para hacer efectiva y masiva la ocupación al tiempo que se rodea la planta de solidaridad. Reiteramos entonces lo que venimos diciendo: ¡la garantía del éxito sólo está en la ocupación y cualquier negociación que se vaya a reabrir debe ser con todos los compañeros adentro!

La lucha de clases se ha puesto más dura. La coyuntura tiene elementos claramente reaccionarios. Pero esto también puede y debe significar una mayor radicalidad en la lucha, que la resistencia obrera se haga más dura. Con menos confianza en los elementos de la democracia patronal. Para esto es para lo que hay que prepararse sin despreciar ninguna herramienta como la legal y sin caer en acciones vanguardistas y/o minoritarias. Pero donde el punto de apoyo principal sea siempre la lucha: la lucha masiva de la vanguardia y la base obrera.


[1] José Luís Rojo, “Ocupación, estatización y control obrero”, SoB periódico n°151.

[2] Volvemos a recordar el cretinismo sindicalista de aquellas corrientes a las cuales no les gusta la palabra “desborde” en relación a qué política darse para la burocracia traidora que dirige la mayoría de los sindicatos del país.

[3] Esto no deja de tener importancia porque es el factor que no funcionó cuando los últimos triunfos en Pilkintong y Massuh.

[4] En este sentido, lo que se está viviendo es una acumulación de experiencias de importancia estratégica más allá de todos sus límites. Recordemos el caso reciente de la experiencia de Pilkintong: “Los obreros no tomaron totalmente el control de la planta. La falta de una dirección clara y decidida y la conciencia mayormente ‘legalista’ del conjunto de la base hizo que se perdiera la oportunidad de una ocupación consecuente. La patronal hizo entonces el lock out y los compañeros que quedaron adentro totalmente aislados se fueron retirando hasta que la patronal recuperó el control total de las instalaciones. Sin embargo, la lucha se terminó ganando dadas las condiciones políticas más de conjunto y la férrea unidad que los compañeros supieron mantener afuera”. Torres, ídem.

[5] Una verdadera ocupación en la zona Norte del Gran Buenos Aires fue la de la gráfica Atlántida en la década del 90.

[6] Que las puertas se hayan abierto no le da la razón al PTS: eso podía ocurrir o no, sólo quien es un mal político revolucionario juega TODO a la hipótesis más favorable…

[7] Aquí hay otro elemento: muchas veces no se logra la ocupación de la planta por las razones que sean. Pero la permanencia de un núcleo de compañeros opera como elemento organizador de la lucha y no deja, entonces, de cumplir un papel decisivo. Esa es nuestra experiencia en oportunidad del conflicto en el diario Crónica años atrás, cuando rodeados por 100 patovicas… 5 compañeros aguantaron varios días en el cuarto piso del edificio y la lucha finalmente se ganó.