Kraft
-Terrabusi como caso testigo
El
triunfo pasa por la ocupación masiva
“La
experiencia de la ocupación es estratégica: revela el
verdadero poder que anida en la acción colectiva de la
clase obrera cuando se saca de encima todas las telarañas
mentales, jurídicas y de todo tipo y color que oprimen su
conciencia”[1].
En
el momento que cerramos esta edición la conciliación
obligatoria ha terminado y el Ministerio ha “liberado” a
las partes. La patronal acaba de ratificar los despidos y
los compañeros de Kraft-Terrabussi se encuentran cortando
la Panamericana y manteniendo la permanencia en la planta.
La maniobra del gobierno K es evidente: al dejar
“liberadas” a las partes, lo que está diciendo es que
se lava las manos y que la patronal tiene todo el derecho a
hacer lo que se le plaza en su planta. Por su parte, la
empresa está a la espera de una orden
judicial que le habilite el desalojo represivo de la planta,
esto con el argumento de la supuesta “inviolabilidad” de
la propiedad privada.
Frente
a este escenario, opinamos que los compañeros deben hacer
todo lo que está a su alcance para hacer
efectiva la ocupación y llamar a montar un masivo
campamento alrededor de la planta. Al mismo tiempo que
ponen en marcha una amplia campaña nacional de fondo de
huelga y solidaridad efectiva con su lucha.
Hay
que quebrar la ofensiva patronal y lograr la reincorporación
efectiva de todos los compañeros despedidos: ¡todos
adentro debe ser el grito de guerra de esta heroica lucha
obrera!
Se
rearma la Santa Alianza contra los conflictos obreros
En
la actual coyuntura el conflicto más importante es la
heroica lucha que están llevando adelante los compañeros
de Kraft-Terrabusi. Lo que lo caracteriza no es ser un mero
conflicto salarial: se
trata de un ataque brutal de la patronal norteamericana
produciendo despidos masivos a la cabeza de los cuales está
su Comisión Interna y el cuerpo de delegados. Una
verdadera provocación
que apunta contra el proceso de recomposición que se ha
venido dando en la fábrica (incluso pasando, varias veces,
por encima de la propia Interna) en los últimos años: la
repetida reinstalación de despedidos, la práctica de
saltar el portón desacatando medidas arbitrarias de la
patronal, la elección de nuevos delegados no reconocidos
por la empresa, etcétera.
Lo
primero que hay que decir es que mientras siguen pugnando
por arriba el gobierno y la oposición patronal alrededor de
la Ley de Medios y las retenciones a las exportaciones
agrarias, hacia abajo el frente burgués se
vuelve a mostrar unido a la hora de “escarmentar” a los
obreros. Este brutal ataque no puede desligarse de una
coyuntura política que viene sumando elementos de tipo reaccionarios.
Sin
embargo, también es un hecho que esta coyuntura también
está cruzada por durísimas
luchas obreras como la de Kraft, y el paro de los compañeros
del Subte. O incluso la durísima pelea que se puede venir
en el diario Crónica donde la patronal acaba de anunciar
que despediría 150 trabajadores. La expresión más
“destilada” del ataque patronal (con la complicidad
apenas disimulada del gobierno y la burocracia) se expresa
en este tipo de circunstancias donde lo que se intenta es barrer de la escena a una comisión interna que más allá de las
diferencias que tenemos con ella, configura
una representación independiente de la burocracia traidora
de Rodolfo Daer.
Todos
unidos contra la vanguardia obrera
Veamos
entonces cómo se han venido manejando los diversos actores
de este conflicto en relación los que es el núcleo del
mismo: el despido en masa de la Comisión Interna, el cuerpo
de delegados y de prácticamente 170 compañeros
trabajadores.
El
objetivo patronal está claro: hacer
pasar este ataque para dejar tierra arrasada y recuperar el
pleno control de la planta. De pasar el mismo sentaría
un precedente
terrible tratándose Kraft-Terrabusi una de las plantas
más importantes de la zona Norte del Gran Buenos Aires y
configuraría una señal de advertencia para la otra gran
planta dirigida por una representación independiente de la
zona como es la de FATE (aunque, claro está, no sólo para
ella).
Por
su lado el gobierno de Cristina, que se llenó la boca
hablando de la “defensa de los puestos de trabajo”, y de
“la mesa de los argentinos” trabaja para la patronal con
el derecho laboral en
la mano: la aplicación de la conciliación obligatoria
para frenar la lucha obrera y si las partes “no se ponen
de acuerdo” dejarlas liberadas… Es decir: ¡está
en una complicidad completa con la patronal de Kraft! Se
pasó semanas de puras palabras seguidas por cero hechos
concretos. Cuando los trabajadores pretendieron garantizar
sus puestos de trabajo, militarizaron
la planta; cuando la patronal desconocía abiertamente
la conciliación, sólo
“intimaciones” verbales; y ahora, el gobierno
“nacional y popular”, ¡libera escandalosamente el
camino para la represión antiobrera!
Luego
está el tema de la burocracia de Daer: su “acompañamiento”
llegó hasta la declaración de la conciliación; si luego
la empresa no la acataba, no importaba, los trabajadores la
debían “acatar” igual e ir a trabajar como si tal cosa.
Además, anduvieron recorriendo los medios diciendo que
tienen “diferencias metodológicas” con la Interna. Nos
preguntamos: ¿qué van a decir ahora, cuando las partes han
sido liberadas, y se está preparando el desalojo represivo?
¡Seguramente
se van a borrar más que nunca!
Porque
está claro que Daer juega al reviente
del conflicto. Esto le permitiría recuperar el control
directo de la más importante empresa del gremio. De ahí
que no haya convocado (ni vaya a convocar, salvo que se
lleve a cabo un trabajo por la base el gremio tal cual hizo la Marrón en oportunidad del
conflicto del Neumático) al paro general contra los
despidos y la represión. La primera enseñanza que se debe
marcar a fuego, es que no hay cómo lograr la lucha del
gremio de conjunto si no se logra el desborde de la burocracia[2].
En
síntesis: se ha rearmado
la Santa Alianza gobierno K-empresarios-burocracia contra
los conflictos obreros[3].
Educar
en el sentido de la ocupación
Desde
el nuevo MAS, el sentido general de nuestra orientación ha
venido siendo el de plantear que frente a semejante ataque y
dureza de la patronal, no
queda otra que trabajar en el sentido de la ocupación
efectiva de la planta. Esto se hace más perentorio
ahora que la patronal está preparando el desalojo judicial.
Repetimos:
a nuestro modo de ver, no hay cómo enfrentar tamaña
provocación sin
preparar la ocupación de la planta. Y es en ese sentido
que hay que ir sentando
precedentes y educando a la vanguardia obrera. Por lo
menos, frente a ataques brutales de esta índole, que
seguramente se van a ir incrementando dados los rasgos reaccionarios de la
situación política del país.
Está
clarísimo que hace falta que la ocupación sea masiva. También reconocemos que –como tal– la ocupación de
planta es muy difícil, que
no hay todavía tradición en este período de hacer
ocupaciones efectivas[4].
Por ejemplo, es mucho más fácil ocupar pequeñas o
medianas plantas –como ocurrió a comienzos de la década–
que la patronal abandonaba (casos como Brukman o la misma
Zanón) que hacerlo con grandes multinacionales ubicadas en
el cordón del Gran Buenos Aires tipo Kraft-Terrabusi o como
podría ser en cualquier momento el caso de FATE. Muchas de
las experiencias que se vienen viviendo son más de “permanencia”
que realmente de ocupación[5].
Pero
precisamente por esto, el caso es que es imposible lograr la
ocupación de la planta, y que esta acción sea
efectivamente masiva, si
no se trabaja y educa en ese sentido. La ocupación hay
que prepararla y no puede ser una mera expresión de deseos.
También
es verdad que con ella no alcanza: hay
que darle estado público a la lucha y dirigirla a hacer
responsable al gobierno K tal cual se viene haciendo con
los cortes en la Panamericana, las marchas al Ministerio y
otras iniciativas.
Pero
dar pasos en el sentido de la ocupación, acumular
experiencias en el seno de la vanguardia obrera, es estratégico porque se vienen más despidos en masa y
“descabezamientos” de direcciones combativas en los
lugares de trabajo dirigidos por la vanguardia independiente
si es que este ataque pasa. Y si no se educa –desde ahora
mismo– en este sentido, si no se genera una reacción
obrera proporcional al ataque sufrido,
está el peligro de sólo estar organizando derrotas.
Cualquier
negociación debe ser con todos adentro
Luego
de los hechos del pasado viernes 4 (ver nota aparte), algo
positivo está ocurriendo: una situación de permanencia
adentro de los despedidos y la ratificación del paro en los
distintos turnos en solidaridad con ellos. Por consecuencia,
la empresa viene
fracasando en normalizar la planta. El lunes 7 la
patronal abrió las puertas creyendo que, al haber vaciado
la planta el pasado viernes, haciendo un lock out, y pasar
todo el fin de semana con la gente en sus casas, habían
logrado quebrar la lucha[6].
Tamaña sorpresa se llevó cuando el turno mañana paró
repudiando el intento empresario de dejar los despedidos
afuera. Desde entonces se viene garantizando la permanencia[7]. El intento de la empresa de sacarlos generó una
combativa respuesta –adentro y en la puerta–, esto tomó
estado público, y desde entonces la
lucha está instalada en los medios.
Es
decir, el sentido de
la ocupación de la planta es lo que le ha dado una
perspectiva y no confiar en el Ministerio que no dio
nada, tal cual ha quedado ratificado ahora con la
“liberación de las partes” que, insistimos, no
significa otra cosa que darle carta blanca a la empresa para
el desalojo represivo.
Así
las cosas, en el momento que escribimos esta nota, y como
venimos señalando, de lo que se trata es de profundizar la
experiencia que se viene recorriendo de permanencia y paro
de todos los turnos para hacer efectiva y masiva la ocupación al tiempo que se rodea la planta
de solidaridad. Reiteramos entonces lo que venimos
diciendo: ¡la
garantía del éxito sólo está en la ocupación y
cualquier negociación que se vaya a reabrir debe ser con
todos los compañeros adentro!
La
lucha de clases se ha puesto más dura. La coyuntura tiene
elementos claramente reaccionarios. Pero esto también puede
y debe significar una mayor radicalidad en la lucha, que la resistencia obrera se haga
más dura. Con
menos confianza en los elementos de la democracia patronal.
Para esto es para lo que hay que prepararse sin despreciar
ninguna herramienta como la legal y sin caer en acciones
vanguardistas y/o minoritarias. Pero donde el punto de apoyo
principal sea siempre la lucha: la
lucha masiva de la vanguardia y la base obrera.
[1]
José Luís Rojo, “Ocupación, estatización y control
obrero”, SoB
periódico n°151.
[2]
Volvemos a recordar el cretinismo
sindicalista de aquellas corrientes a las cuales no
les gusta la palabra “desborde” en relación a qué
política darse para la burocracia traidora que dirige
la mayoría de los sindicatos del país.
[3]
Esto no deja de tener importancia porque es el factor
que no funcionó cuando los últimos triunfos en
Pilkintong y Massuh.
[4]
En este sentido, lo que se está viviendo es una acumulación
de experiencias de importancia estratégica más allá
de todos sus límites. Recordemos el caso reciente de la
experiencia de Pilkintong: “Los
obreros no tomaron totalmente el control de la planta.
La falta de una dirección clara y decidida y la
conciencia mayormente ‘legalista’ del conjunto de la
base hizo que se perdiera la oportunidad de una ocupación
consecuente. La patronal hizo entonces el lock out y los
compañeros que quedaron adentro totalmente aislados se
fueron retirando hasta que la patronal recuperó el
control total de las instalaciones. Sin embargo, la
lucha se terminó ganando dadas las condiciones políticas
más de conjunto y la
férrea unidad que los compañeros supieron mantener
afuera”. Torres, ídem.
[5]
Una verdadera ocupación en la zona Norte del Gran
Buenos Aires fue
la de la gráfica Atlántida en la década del 90.
[6]
Que las puertas se hayan abierto no le da la razón al
PTS: eso podía ocurrir o no, sólo quien es un mal político revolucionario juega TODO a la hipótesis
más favorable…
[7]
Aquí hay otro elemento: muchas veces no se logra la
ocupación de la planta por las razones que sean. Pero la
permanencia de un núcleo de compañeros opera como
elemento organizador de la lucha y no deja, entonces, de
cumplir un papel decisivo. Esa es nuestra
experiencia en oportunidad del conflicto en el diario Crónica
años atrás, cuando
rodeados por 100 patovicas… 5 compañeros aguantaron
varios días en el cuarto piso del edificio y la lucha
finalmente se ganó.
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