Cumbre
de la UNASUR
Mucho
ruido y pocas nueces
Por
Vicente Kalhel
Bariloche,
fue el lugar elegido para realizar la Cumbre de Presidentes
de Sudamérica, convenientemente, alejada de los centros
urbanos y a resguardo de probables movilizaciones populares
de repudio a la instalación de bases yanquis en Colombia.
Este
Encuentro se llevó a cabo en momentos en que la situación
latinoamericana inclina el péndulo hacia la derecha. Al
surgimiento de oposiciones políticas desde la derecha en
los países con gobiernos “progresistas”, se suma la
irrupción del golpe militar de Micheletti contra el
presidente Zelaya en Honduras.
El
golpe militar hondureño y la instalación de siete bases
estadounidenses en territorio colombiano trazan un eje
reaccionario,
para acentuar la dominación imperialista, frente a los
gobiernos “progres” y son una respuesta por derecha al
ciclo abierto por las rebeliones populares.
El
gobierno colombiano de Álvaro Uribe no es el primero de su
tierra que abre los brazos a la estrategia yanqui. Desde
1999 se ha ido convirtiendo en un inmenso portaaviones del
Pentágono enclavado en suelo latinoamericano. Detrás del
argumento de la lucha contra el narcotráfico y el
terrorismo se erige la sombra del verdadero “orden” que
intenta poner el imperialismo en territorio continental. Las
fuerzas militares desplegadas en suelo colombiano por los
Estados Unidos no son simples maniobras de tropas, sino que
son una amenaza concreta más allá de las fronteras
colombianas. En este sentido las siete nuevas bases
militares son parte de una “movida” militarista que ya
se había puesto en marcha en 2008 con el resurgimiento de
la IV Flota del Comando Sur yanqui que ha vuelto a recorrer
las aguas de las costas sudamericanas.
Una
capitulación vergonzosa
El
centro de las discusiones fue el acuerdo entre Colombia y
Estados Unidos para la instalación de las bases militares
yanquis en suelo colombiano. Después de siete horas de
discusiones, los presidentes reunidos acordaron convocar al
Consejo de Defensa de la UNASUR para analizar la estrategia
militar yanqui en la región. No obstante, no produjo una resolución concreta de rechazo a la injerencia
militar estadounidense en Sudamérica y más precisamente
ante la iniciativa militar yanqui en Colombia.
Uribe
fue el encargado de defender los intereses que tenían en
juego los yanquis en la cumbre de Bariloche. “Tal
como se esperaba, Uribe ensayó hoy una férrea defensa de
su acuerdo con Washington y se quejó por la ‘falta de
cooperación’ de sus pares de la región. ‘La propuesta
de los Estados Unidos representa un apoyo práctico y
eficaz. Pocas veces hay una cooperación práctica, más allá
del plano discursivo’, deslizó”. (La
Nación, 28/8/09) La respuesta a los argumentos de
Uribe, más de allá de algunos matices y roces, no derivó
en una condena y rechazo a la política de Estados Unidos y
de su fiel perro guardián colombiano. Chávez y Evo
Morales, si bien alertaron sobre las consecuencias políticas
de la injerencia yanqui en Sudamérica, propusieron finalmente “conocer mejor” el acuerdo a través del
texto completo del documento firmado entre el gobierno de
Obama y el colombiano. “Sería necesario tenerlo para
salir de algunas dudas y descifrar incógnitas, que
bastantes tenemos”. (La
Nación, 28/8) El mismo Chávez, que viene denunciando
las intenciones militaristas de Estados Unidos y ha llegado
a hablar de “vientos de guerra”, fue asaltado en
Bariloche por “dudas” e “incógnitas” sobre las
intenciones de Obama y propuso que la UNASUR estudie y
revise la estrategia militar yanqui.
El
colmo de la hipocresía estuvo en boca de Tabaré Vázquez,
quien en su discurso rechazó la presencia de bases
militares extranjeras. Lo que no dijo el presidente uruguayo
es que Estados Unidos ya tiene instalada una base militar en
Santa Catalina, a pocos kilómetros de Montevideo, la
capital de ese país.
Construir
una verdadera alternativa antiimperialista
La
reunión de la UNASUR demostró que desde Chávez a Evo
Morales, pasando por Correa de Ecuador, Cristina K y Lula,
son incapaces de defender en forma efectiva los intereses de
los trabajadores y los pueblos sudamericanos amenazados
nuevamente por los esbirros de Obama y los imperialistas del
Norte. La ofensiva política militarista no puede ser
frenada con discursos o la compra de más armamento (otros
países también están siguiendo los pasos de Lula en ese
sentido) por parte de los gobiernos burgueses, por más
“progres” que se precien. En este sentido, la UNASUR es
una estructura política burguesa en las alturas de la cual
no puede surgir una verdadera y férrea alternativa
antiimperialista. Las masas de Sudamérica deben tener
claridad de la claudicación de los presidentes
“progres” y orientar esta pelea a partir de su
movilización, identificando ante todo a los perros
guardianes de Obama como Uribe y a los “progres” como
Evo, Cristina K, Chávez y compañía, como distintas opciones capitalistas pero
en ningún caso representativas de los verdaderos intereses
populares.
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