Los
gorilas llaman a elecciones...
¡Huelga
general para tirar abajo el golpe militar!
¡Asamblea
Constituyente ya!
Publicamos
a continuación el editorial del último periódico de
nuestros compañeros del PST hondureño. Básicamente, en él
se demuestra cómo a pesar del tiempo transcurrido desde el
golpe y que el mismo ha sido sacado de los medios masivos de
comunicación del continente, la lucha antigolpista no se ha
cerrado y la resistencia popular sigue marcando su presencia
diariamente en las calles del país.
En
lo inmediato, los golpistas han convocado a elecciones para
el 28 de noviembre a modo de operativo legitimador. En estas
condiciones, nuestros compañeros del PST reafirman que el
eje de la lucha antigolpista actual pasa por la preparación
de la huelga general y la lucha por imponer una Asamblea
Constituyente Libre y Soberana que barra con todas las
instituciones golpistas.
El
rompimiento del orden constitucional burgués dado por el
conjunto de la burguesía y sus instituciones por la fuerza
de las armas y la represión el 28 de junio, es el resultado
de la bancarrota del capitalismo hondureño asentado
en: 1) un modelo económico al servicio de las
transnacionales y la inversión extranjera (cuya expresión
más reciente son los TLC); 2) un modelo político asentado
en el bipartidismo (que incluye la existencia de los
llamados partidos «enanos» que justifican y legitiman el
monopolio del Partido Liberal y Nacional de la vida política
del país); y 3) unas instituciones del Estado (desde el
Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia, las Fuerzas
Armadas y las iglesias católica y evangélicas)
profundamente antidemocráticas y corruptas a la medida de
la burguesía hondureña y sus defensores.
A
partir de la bancarrota del sistema capitalista hondureño,
el Golpe va dirigido contra el pueblo hondureño y en
particular contra el movimiento popular organizado. Un
movimiento popular que retoma el camino de mayo, es decir el
de la huelga de 1954, avanzando en su independencia de clase
después de décadas de sometimiento al orden burgués y en
particular de seguidismo al Partido Liberal y sus caudillos.
Desde la gesta del 26 de agosto del 2003 bajo el gobierno de
Ricardo Maduro (Partido Nacional), con el surgimiento de la
Coordinadora Nacional de Resistencia Popular; hasta los
Paros Cívicos bajo el gobierno de Manuel Zelaya (Partido
Liberal) y el surgimiento de la Candidatura Independiente
Popular que impulsa a Carlos H. Reyes a la Presidencia de la
República; el movimiento popular ha venido librando una
dura batalla no sólo por aspectos reivindicativos,
gremiales, económicos y políticos, sino por una política
de independencia de clase, de una profunda democracia obrera
y popular expresada en la vida interna y pública de la
CNRP, que se ha ido extendiendo a nivel nacional en un
proceso de centralización y movilización, planteando la
perspectiva de la lucha por el poder para la clase obrera y
el pueblo explotado como única forma de superar la
bancarrota del capitalismo hondureño.
En
este contexto de crisis del sistema capitalista y de
fortalecimiento de una alternativa de poder popular, la
propuesta del presidente Manuel Zelaya de consultar al
pueblo sobre la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constituyente, asustó a la clase burguesa hondureña que
cerró filas, tomó las armas y dio el Golpe.
Las presiones de la OEA y de Obama– Clinton–CIA
Esta
dinámica de la lucha de clases y sus perspectivas explican
la posición de la comunidad internacional y sus
instituciones (todas defensoras del sistema capitalista):
repudiar el golpe pero abrir inmediatamente un proceso de
negociación cuya cara pública y visible es el plan del
presidente de Costa Rica, pero que incluye negociaciones
secretas, presiones, chantajes y manipulaciones de todo
tipo, utilizando incluso al movimiento de masas para ganar
fuerza en la mesa de negociaciones. Los gobiernos, sobre
todo imperialistas, quieres restablecer un «orden burgués
» que les garantice sus negocios, por eso están contra el
golpe que enfrenta la resistencia popular, pero tampoco están
por una Constituyente ni por el castigo a los golpistas.
Otros gobiernos están por un capitalismo con «rostro
humano»: asistencialista, participativo con una mayor
distribución de los ingresos pero sin cuestionar, de fondo,
la explotación burguesa.
De
tal manera que para la comunidad internacional no hay
urgencia para resolver el conflicto, y eso ha llevado al
reconocimiento y legitimación de hecho y no de derecho del
gobierno de facto, más allá de presiones que no van
dirigidas para lograr la caída de Micheletti sino para
obligarlo a aceptar la negociación. Cortan unas ayudas económicas
pero mantienen otras, sin dejar de comerciar (de obtener
ganancias) con la venta de sus productos en el país.
La heroica resistencia popular
Asentada
en las organizaciones existentes y la incorporación masiva
de la población desorganizada, la resistencia se ha
extendido nacionalmente abarcando amplios sectores del
pueblo hondureño de diferentes características,
incorporando diversas formas de movilización y expresión,
así como avanzando en aspectos organizativos.
El
Frente Nacional de Resistencia al Golpe de Estado,
indiscutida organización que unifica el movimiento
antigolpista, es la suma de todos los procesos previos de
lucha popular organizada, en particular de la CNRP, que se
convierte en su columna vertebral, incorporando las
centrales obreras y campesinas así como a la totalidad de
organizaciones antigolpistas pero que genera el surgimiento
de nuevos espacios de organización y lucha como los frentes
regionales, juveniles, de artistas y otros, que amplían la
organización del pueblo hondureño en una magnitud nunca
vista antes.
El
heroísmo de la resistencia en Honduras no ha tenido límites,
desde la movilización masiva a Toncontín el 5 de julio
violentamente reprimida por el ejército, pasando por la
movilización a la frontera en El Paraíso el 24 de julio,
convertido por los golpistas en un gran campo de concentración
al mejor estilo nazi, y la Gran Marcha contra el golpe de
principios de agosto salvajemente reprimida en Tegucigalpa y
Choloma, muestran la disposición de lucha del pueblo
hondureño y su capacidad de enfrentar el terror y la
represión. Sin embargo, ese heroísmo ha sido insuficiente.
La dictadura no será derrotada sin huelga general
Para
derrotar la dictadura es necesaria una huelga general y
la movilizacion nacional. Hay que preparar la
huelga, no basta convocarla.
Es
necesario hacer asambleas en los centros de trabajo,
convocar los Consejos Consultivos, las Asambleas de
Representantes y los Congresos de las Federaciones y
Centrales para votar la huelga y organizar en cada
centro de trabajo los comités de huelga. Las
dificultades no deben servir de excusa para no prepararla,
deben servir para darse políticas que superen esas
dificultades.
Por
su parte el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe
debe pasar a organizarse en todos los Departamentos del país
y todos los municipios en base a claras reglas democráticas,
representativas y de responsabilidad.
Sobre
estas bases y con los paros de labores con toma de
instalaciones y los bloqueos a lo largo y ancho del país el
triunfo está garantizado.
Derrotar
el golpe por la vía de la movilización nacional y la
huelga general, para restaurar el orden constitucional sin
condiciones, castigar a los golpistas y convocar a
elecciones de una Asamblea Nacional Constituyente, libre,
soberana e independiente.
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