Socialismo o Barbarie
 

 

 

 

 

 

Guillermo Lora (1921-2009)

El 17 de mayo falleció en Bolivia Guillermo Lora, a los 88 años. Junto con Ernest Mandel, Nahuel Moreno, Michel Pablo, Tony Cliff, Joe Hansen y otros, fue parte del puñado de militantes que, después del asesinato de León Trotsky en 1940, asumió la lucha por la continuidad del marxismo revolucionario en condiciones mundiales dificilísimas: en momentos en que el monstruo de la burocracia stalinista aplastaba cualquier expresión obrera independiente y revolucionaria.

La trayectoria de Lora se identifica esencialmente con la del POR (Partido Obrero Revolucionario) de Bolivia. Éste alcanzó, en algunos períodos, a tener una incidencia en la clase obrera y en inmensas luchas revolucionarias (principalmente la Revolución Boliviana de 1952), como ninguna otra corriente trotskista logró hasta ahora en ningún lugar del mundo. Pero serios errores políticos, que fueron uno de los factores de las derrotas del proletariado boliviano, llevó finalmente a esta corriente a la decadencia.

Lora –junto con su hermano César, gran dirigente minero asesinado en 1964– encabezó en los años 40 la lucha del trotskismo por ganar a la vanguardia obrera; en esa época, los mineros. En 1946, en el Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, Guillermo Lora encabezó la delegación de Llallagua, uno de los centros más importantes del proletariado del Altiplano.

En ese Congreso, logró que se votaran las Tesis de Pulacayo, que había escrito adaptando a la situación de Bolivia “El Programa de Transición” de Trotsky. Los lineamientos revolucionarios de la Tesis, como, por ejemplo, la formación de milicias obreras, serían luego decisivos en las acontecimientos posteriores, como la Revolución de 1952.

El POR “efectivamente contribuyó a la formación de toda una generación de trabajadores bolivianos en el marxismo revolucionario, siendo parte activa de algunos de sus jalones más importantes. Pero, al mismo tiempo cometió gravísimos errores oportunistas en la misma revolución del 52, como también en los ascenso del 69/71 y 82/85, sólo para, en los últimos 15 años, cristalizar como una secta ultradogmática, abstencionista y sindicalista. Secta que no logra establecer un diálogo coherente con los trabajadores del país... Recapitulando, el POR cometió el gravísimo error político de apoyar «críticamente» al gobierno burgués de Paz Estenssoro cuando la Revolución del 52. Esto, en buena medida, ayudó al fracaso de la revolución”. (R. Sáenz, “Socialismo o Barbarie”, revista Nº 16, abril 2004)

El último ascenso de la lucha de clases en Bolivia, iniciado con la rebelión de octubre de 2003, encontró al POR políticamente descolocado, con una aguda incomprensión del fenómeno “indigenista”. Fue así incapaz de enfrentar políticamente a Evo Morales.

La necesaria construcción de un partido marxista revolucionario en Bolivia pasa obligatoriamente por un balance crítico y superador de la experiencia de Lora y el POR. Sin dejar de rescatar sus aspectos positivos iniciales –como las Tesis de Pulacayo– hoy, de conjunto, los luchadores obreros y estudiantiles revolucionarios de Bolivia necesitan otra organización.

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