Un triunfo que
puede reabrir el conflicto
El
pasado martes 3 de noviembre se realizaron las elecciones a
Comisión Interna en la fábrica Kraft. La Lista Nº 1 (676
votos) encabezada por el combativo delegado Javier
“Poke” Hermosilla derrotó a la Lista Nº 2 (660 votos)
encabezada por Ramón Bogado del PCR. Por su parte, la lista
avalada por la burocracia de Daer y la empresa, obtuvo 416
votos.
Desde
ya que hay que señalar que el resultado obtenido es un
triunfo: el más progresivo que se podía dar. Es que
la lista triunfante terminó siendo la expresión del sector
más avanzado de la planta. Sector que, con su voto, repudió
tanto la firma del acta por parte de los delegados del PCR (que
dejó en la calle a 52 compañeros cuando se podía lograr más),
así como la cerrada negativa de estos últimos a
aceptar, a pesar de las diferencias, el correcto llamado
a conformar una lista unificada para evitar dividir a la
base.
Está
claro que a pesar de que la votación muestra una cierta
situación de división por abajo, los compañeros votantes
de la Lista Nº 1 son los más avanzados de la planta,
los que fueron más lejos en las conclusiones de la lucha, y
los que seguramente encabezarán ahora la pelea por los
compañeros que quedaron afuera.
Al
mismo tiempo, el conflicto como tal y el resultado de la
elección, son una
nueva expresión de la profundidad del proceso más de
fondo que no sólo se viene dando en Kraft. Tiene que ver
con cómo una nueva generación obrera se está poniendo de
pie en contra de las condiciones de explotación impuestas
en los años ’90 haciendo responsable a las direcciones
burocráticas que las dejaron pasar. Se trata de la
acumulación que hay en curso en el Sindicato Capital de la
Alimentación (de la cual Kraft es parte), del sindicato del
Neumático con la pelea de la Marrón contra el segundo de
la CTA, Pedro Wasiejko, de los compañeros del cuerpo de
delegados del subte, que cada medida que toman es trasmitida
en vivo y en directo por la TV, etcétera.
En
el caso de Bogado y el PCR, evidentemente su interna mantuvo
siempre una posición “intermedia”: entre la
burocracia de Daer... y ser verdaderamente independientes y
de lucha cosa que tampoco llegaban a ser.
En
estas condiciones, es evidente entonces que sobre la base de
la experiencia del conflicto, y de la nefasta acta
acordada por Bogado y cía. (que dejó afuera incluso a
los activistas influenciados por ellos), es cómo que esta
situación de “inercia” tendió a resolverse por la vía
de la elección: parte de la base expresó un corrimiento
a izquierda, hacia posiciones independientes de la
burocracia y la patronal.
Al
mismo tiempo, hay que poner en relación el resultado de la
elección con la subsistencia latente
del conflicto por los 52 compañeros despedidos.
Desde ya que no se puede establecer una relación mecánica
entre uno y otro proceso. Sin embargo, seguramente, el
triunfo del sector que correctamente rechazó el acta pone
sobre la palestra el cuestionamiento a la misma así cómo
pensar qué medidas se podrían ir poniendo en marcha
para lograr la reincorporación del activismo que garantizó
la lucha. Entre ellos, principalmente, los que se
“bancaron” días y días la permanencia dentro de la
planta y que, hoy por hoy, permanecen afuera.
En
este sentido, se puede comenzar por intentar imponerle al
sindicato que les pague mensualmente a los despedidos una suma a modo de
sostenimiento de su lucha, como consiguieron los compañeros
de Fate imponerle Wasiejko y que ya dura mas de un año.
Pero
seguramente se podrá ir más lejos: el resultado de la
elección ha dejado sobre el tapete el hecho que la base de
la fábrica no está derrotada, que la derrota
parcial con los 52 compañeros afuera, eventualmente, podría
transformarse en su contrario en caso de que realmente
haya condiciones para recomenzar la lucha.
En
todo caso, desde el nuevo MAS, más allá de cualesquiera
hayan sido nuestras diferencias con las políticas aplicadas
a lo largo del conflicto, nos ponemos incondicionalmente
al servicio de la lucha por lograr la reincorporación de
todos los despedidos.