El Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME) es una de las principales organizaciones
de la clase trabajadora mexicana. Tiene 95 años de
existencia, lo que lo convierte en el sindicato industrial más
antiguo de todo México. Cuenta con alrededor de 44 mil
afiliadas y afiliados –además de 22 mil pensionados–,
motivo por el cual es reconocido como una de las
organizaciones sindicales más fuertes del país.
Para tener una real compresión del impacto político que
representa este ataque del gobierno de Felipe Calderón al
SME, es necesario realizar una breve reseña sobre la
importancia histórica de esta organización obrera.
Un
poco de historia…
El origen de este sindicato data de finales de 1914 e
inicios de 1915, cuando el país estaba sumido en el punto más
álgido de la revolución mexicana. Para ese entonces el
movimiento obrero mexicano comenzó a mostrar los primeros síntomas
de reactivación tras haber sufrido fuertes derrotas en la
primera década de 1900.
Una prueba de esto fue la huelga que realizaron los
trabajadores de la Compañía Telefónica y Telegráfica
Mexicana desde el 19 de enero de 1915, la cual tenía entre
sus objetivos que la patronal de la empresa reconociera la
existencia del recién constituido Sindicato Mexicano de
Electricistas y acatara otra serie de demandas obreras
(salario mínimo, jornada de ocho horas, etc.)
Como era predecible la patronal de la compañía se mostró
intransigente ante los pedidos del sindicato, en particular
con relación al reconocimiento del SME. Ante esto, los
principales líderes de la burguesía mexicana durante la
revolución –los constitucionalistas Álvaro Obregón y
Venustiano Carranza– vieron con temor el potencial peligro
de que esta huelga se profundizara y arrastrara a otros
sectores obreros, lo que podía generar una eventual
convergencia política de los ejércitos campesinos de Villa
y Zapata con el movimiento obrero.
Por ello, los líderes constitucionalistas tomaron la
decisión de intervenir directamente en el conflicto y el 6
de febrero decretaron la incautación de los bienes de la
Compañía, los cuales fueron puestos bajo la administración
directa del SME. Fruto de esta intervención del gobierno a
favor del sindicato de electricistas, el 17 de febrero de
ese mismo año se firmó el pacto político con la Casa del
Obrero Mundial, en el cual los sindicatos que estaban
agrupados en este centro obrero le juraron lealtad al
gobierno contra la revolución campesina.
Este pacto marcaría
el inicio del régimen bonapartista sui generis, con el
cual el estado mexicano cooptó al movimiento sindical como
parte integral del régimen a cambio de entregarle prebendas
y cuotas de poder en la administración de las empresas
estatales.
A pesar de esto, desde
un inicio el SME mantuvo una relación muy particular con el
estado mexicano, que en términos generales puede
caracterizarse como de “alianza crítica”, apoyándolo y
presionándolo a la vez.
Esto quedó demostrado cuando el SME se negó a aportar
obreros para los Batallones
Rojos que combatieron al ejército villista en 1915.
Otra muestra de esta actitud de relativa autonomía se
produjo durante el año de 1916, cuando el SME
impulsó y dirigió la primera huelga general en la historia
de México, que tuvo como bandera de lucha el pago de
los salarios en oro para evitar la fuerte devaluación de la
moneda.
Alrededor de 90 mil trabajadores de la electricidad se
sumaron al movimiento y dejaron sin electricidad a la
capital del país. El gobierno de Carranza desató una feroz
represión que acabó con el encarcelamiento de varios
dirigentes sindicales, entre ellos el secretario general del
SME para ese entonces, Ernesto Velasco, quien fue condenado
a muerte por “rebelión” –aunque después le perdonarían
la vida–.
Otro episodio destacable en la historia del SME tuvo lugar
en 1936, cuando obtuvo el convenio colectivo de trabajo tras
una fuerte huelga contra el gobierno de Lázaro Cárdenas.
En este mismo año el sindicato de electricistas impulsó la
creación de la Central de Trabajadores Mexicanos (CTM), con
la cual rompería después por su orientación anti-comunista.
Durante la década de los años sesenta, el SME logró una
importante victoria con la nacionalización de la producción
eléctrica en México, la cual fue una bandera de lucha de
la organización por muchos años. Además, durante la lucha
estudiantil de 1968 el expreso apoyo al Consejo Nacional de
Huelga.
Con la implementación de las políticas neoliberales
desde la década de los ochenta, el SME ha estado al frente
y junto a las principales luchas obreras y populares del país,
lo que le ha ganado un gran prestigio entre el activismo
sindical, estudiantil y popular mexicano: en 1987 peleó
contra el pago de la deuda externa y las políticas
privatizadoras; en 1994 envió brigadas de solidaridad con
la lucha zapatista en Chiapas; en 1999 marchó junto con el
movimiento estudiantil de la UNAM; en el 2001 apoyó la
lucha de los campesinos de San Salvador Atenco; en el 2003
se solidarizó en las calles con la lucha de las y los
trabajadores del IMSS contra el ataque a su sistema de
jubilaciones.
Desde finales de los noventa el SME ha frenado los
diversos intentos por privatizar la electricidad. Por
ejemplo, en 1999 el SME recolectó 2.3 millones de firmas y
movilizó un millón de personas contra el proyecto de
privatización del ex presidente Zedillo. Años después,
durante la administración Fox, el sindicato logró frenar
un proyecto de ley que pretendía poner la capacidad
instalada de las empresas públicas de electricidad en función
de las generadoras eléctricas privadas.
Por todo esto, el SME es considerado como un referente de
las luchas sociales en México. En este sentido, su posible
destrucción ante el cierre de LyFC representaría un
certero golpe al movimiento obrero mexicano.
Bibliografía
Luis Hernández Navarro. ¿Qué es el SME? Breve recuento
de su historia. La Jornada. Tomado de
http://miaudijoelgato.wordpress.com/
Los Brigadistas-UNAM. Sindicato Mexicano de Electricistas:
memoria viva. Tomado de http://www.rebelion.org/
Kristin
Bricker. La Privatización detrás del Ataque de
Calderón contra el Sindicato Mexicano de Electricistas.
Tomado de http://www.kaosenlared.net/
Gilly,
Adolfo. La revolución
interrumpida. México D.F. Ediciones el caballito: 1971.