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“A Unificación Democrática
que dijo ser la
resistencia”
“Ya
vienen a decirlos ‘¡ni un paso atrás!’
¡Jajajaja!
Acaso no sos tú
El que estás siempre de
cangrejo
Acaso no sos tú
El que ha vendido sueños
Rapiña
de doble mira
De ilustradísima consigna
revolucionaria
Con vestidura de mártir o héroe
¡a laaaaa mierda!
Aquí solo el ocote se raja
Para encender la esperanza
Aquí
no pasas ni ellos, ni tú
Aquí la lucha no será en vano
Vete
con tú máscara falsa a la madriguera
De las cobardes ratas.
Ahora que te ha tocado la posición
No
sabes qué pito tocar
Pues te diré:
Los que luchamos por la dignidad
hondureña
No andamos con ese jueguito de
ir a votar.
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Finalmente,
ocurrió lo que tenía que ocurrir: Mel Zelaya, dirigente
burgués de la resistencia hondureña contra el golpe
gorila, terminó como tenía que terminar: entregando
todo a cambio de nada. Al firmar el acuerdo de
“Gaymuras-San José” (auspiciado por el gobierno de
Barack Obama), lo que hizo fue entregar su propia cabeza.
Está claro que el gobierno norteamericano le propuso un
acuerdo de “doble estándar”: que firme
una cosa por un lado... y acepte de palabra una vana promesa
de eventual “restitución” por el otro...
Pero
la letra escrita del acuerdo en nada obligaba a Micheletti a
restituirlo: esto quedaba ad-referéndum del mismo Congreso
de los golpistas que por abrumadora mayoría había resuelto
a fines de junio pasado su destitución. Congreso al que,
para colmo, no se le fijó plazo alguno para expedirse:
“Que ese aspecto crucial (el de la supuesta restitución)
haya sido colocado en quinto lugar sobre siete tópicos, y
no en el primero, y que haya tenido una redacción tan
intrincada, revela que Zelaya hizo demasiadas concesiones
a la hora de firmar los papeles”.
En
fin, Zelaya salió a vender al mundo un acuerdo que no decía,
en ninguna parte, lo que interpretaba: que había entregado
hasta los “calzoncillos” para ser repuesto...
Crónica
de una muerte anunciada
Está claro que no era entonces en la letra escrita del
texto donde Zelaya creyó encontrar satisfacción a su
reclamo: era por la boca del principal enviado de Obama y
Clinton, Thomas Shannon: éstos le habrían prometido de
palabra su retorno. “La pregunta que se impone es por
qué Zelaya se dejó embretar con ese documento en cuyos
vericuetos se extravió su regreso al poder: al desechar una
resistencia combativa, y en vista de la tozudez de
Micheletti, a Zelaya le pareció que la única vía abierta
era firmar aquel papel. Quien más lo presionó en esa
dirección fue EEUU, en particular la Secretaria de Estado
Hillary Clinton y su representante para Latinoamérica,
Thomas Shannon”.
Sin
embargo, a partir de este simple engaño de “niños”
(hacer una cosa y decir otra...) se montó toda una parafernalia
internacional acerca de que “se había llegado a un
acuerdo en Honduras”, que se trataba de una salida “a la
hondureña”.
Pero, en el fondo, no se trató más que de un simple ardid
donde el gobierno de Obama obtuvo lo que fue a buscar: encontrar
una vía de escape para poder legitimar las elecciones
golpistas del 29 de noviembre... incluso si Zelaya no fuera
a ser restituido. En todo caso, la restitución o no,
sería materia “de decisión soberana de los mismos
hondureños”.
Micheletti, claro está, sin un pelo de sonso, se aferró
a la letra escrita del acuerdo, que a nada lo obliga y
llegó a conformar un “gobierno de unidad nacional” a su
medida...
En esas condiciones, Mel Zelaya estalló de pura
impotencia y declaró dejar sin efecto alguno el susodicho
“acuerdo”. En el camino quedó un profundo bajón en
una heroica resistencia que una y otra vez se vio
sometida (y subordinada) a los enjuagues de la sucia
diplomacia burguesa en las alturas y que quedó prácticamente
desarmada luego de meses y meses de idas y vueltas, significando
un peligro cada vez menor para los golpistas.
En
este contexto, la oligárquica y gorila clase dominante
hondureña cerró filas detrás del montaje de la farsa
electoral del 29-11 a la cabeza del cual quedó Porfirio
“Pepe” Lobo, el candidato del Partido Nacional y seguro
beneficiario –en última instancia– de la movida.
Una
“sombra” llamada Mel Zelaya
La
agonía e impotencia final de Zelaya lo retratan de cuerpo
entero como un “enano” entre los enanos de los políticos
burgueses con alguna veleidad de independencia respecto del
imperialismo. En realidad, Zelaya, siquiera llegó nunca
jamás a eso: si en algún momento entró a Petrocaribe y el
ALBA... nunca se fue del TLC, ni echó a los marines
yanquis de Palmerola.
Estos hechos deberían ser suficiente antecedente para medir
su “estatura” política...
Sin
embargo, su destitución (y la lucha popular por su
reinstalación), podría haber creado en algunos la ilusión
de que lo catapultaría al rango de un “dirigente burgués
que quizá pudiera dar cierta pelea”.
Nada
de eso ha ocurrido: con la firma de Gaymuras (y toda la
trayectoria de estos meses), lo que se revela, en realidad,
es su medida de “enano” frente al imperialismo: muchos
chavistas se han quejado de que lo hemos catalogado de “lamebotas”
del imperio por el acuerdo firmado, pero no queda otro
apelativo incluso si por esta vía no ha logrado nada y, post
morten, ha salido a “quejarse” del rol del gobierno
de Obama.
¿Pero
a qué se debe tanta genuflexión llegando casi al
suicidio político? Se debe, en todo caso, a la
naturaleza de clase del mismo Zelaya. Y a lo que en el
“aire” quedó respecto de su propia clase social (la
burguesía, para qué decirlo) luego del golpe de Estado del
28 de junio pasado.
Nos
explicamos: el hecho es que Zelaya fue quedando, cada vez más,
como la mera “sombra” de su propia clase social,
un caso en todo caso “dramático” proviniendo de una
familia tradicional de hacendados ganaderos y que es
propietaria de las tierras de una buena porción del país
“catracho”.
En
todo caso a “Mel” sólo le quedó el apoyo del
movimiento de masas: ni su propio partido Liberal (el mismo
partido de Micheletti), ni sector alguno de las FFAA, ni
ninguna otra institución, ni capitalista alguno lo apoyan.
Al
mismo tiempo, al señalado rechazo de la totalidad de las
FFAA, se le agrega el no disfrutar tampoco de un aparato de
Estado sólido a su disposición: la Honduras de Zelaya
no llegó en ningún momento a configurar elementos de un
capitalismo de Estado tipo Venezuela de Chávez aunque haya
entrado en sendos negocios con éste.
En
estas condiciones, e impedido por su carácter de clase
burgués a apoyarse consecuentemente en la Resistencia, lo
menos que se puede decir es que muchas “cartas” en la
mano no tenía salvo los supuestos favores de la
“comunidad internacional”...
De
Zelaya a Obama
“Su
gobierno ha fallado a la hora de transformar sus palabras en
hechos con respecto al golpe de Estado en Honduras, y como
resultado, EEUU se aísla una vez más en el continente”.
Lo anterior nos lleva entonces al rol clave en toda esta
historia del gobierno de Obama. Su devenir está más que
claro: un corrimiento permanente hacia la derecha no
habiendo cumplido punto alguno de su supuesta agenda
“reformista”. Obama rescató Wall Street… pero el
país tiene la tasa de desempleo más alta en generaciones.
Obama se retiró parcialmente de Irak... pero sólo para
adentrarse en la guerra de Afganistán extendiendo la misma
a los propios territorios de Pakistán. Obama ahora dice que
va a cerrar Guantánamo en el “transcurso del 2010”... y
no en enero como se había comprometido. Obama había
prometido una legislación para facilitar la sindicalización
de los sectores de la clase obrera yanqui que trabajan en la
“informalidad”... sólo para dejar sin efecto esta
iniciativa en menos de lo que “canta un gallo”. Barack
Obama no ha sido más que un montaje en gran escala mediático
(dicho en lo que tiene que ver con su faz supuestamente
“reformista”) sólo para disfrazar muy malamente un
continuismo malamente disfrazado de la gestión del mismísimo
George W. Bush.
¿Cómo ha funcionado esta “evolución” en el terreno
mismo de Honduras? Muy simple: desde muy rápido y aun a
pesar de la condena verbal al golpe hondureño, fue alineándose
cada vez más con los golpistas. Ya el hecho de poner al
frente de la negociación al archi-pro-imperialista Oscar
Arias,
presidente neoliberal de Costa Rica, fue un indicativo de
para dónde estaba evolucionando su gobierno en el caso de
Honduras. Pero este curso se fue profundizando más y más: Hillary
Clinton llegó a condenar más veces al mismo Zelaya que a
los golpistas...
Así las cosas, la dinámica fue moviéndose más y más
hacia la derecha. Cada vez fue quedando más en
evidencia que la prédica de los republicanos en el sentido
de que “Obama le estaba cediendo a Chávez a través de
Zelaya”, y que el “chavismo es el principal problema de
los EEUU en la región”, llevaron a que se inclinara, casi
abiertamente, por los golpistas. Esto no sin antes
emitir una serie de cínicas declaraciones del tipo:
“siempre estuvieron en contra de que intervengamos en los
asuntos latinoamericanos y ahora nos piden que condenemos el
golpe”.
Sin embargo, EEUU sí acaba de intervenir –y con
todo su peso– en la crisis hondureña: ¡ha dicho que
de cualquier manera reconocerá la legitimidad de las
elecciones del 29 de noviembre y san se acabó!
En fin: el gobierno de Obama es, hoy por hoy, el más
firme sostén internacional para que la burguesía
hondureña haga “borrón y cuenta nueva” con las
elecciones capitalizando para sí todas las “ganancias”
de haber borrado de un plumazo las concesiones que hizo
Zelaya al movimiento de masas bajo su gestión como si en el
país nada hubiera pasado...
La negativa a convocar a la Huelga General
Desde el principio la resistencia hondureña tuvo una contradicción.
Por un lado, desarrolló una actividad heroica e inédita
bajo el golpe militar: prácticamente no ha pasado día
desde el 28 de junio sin que la misma resistencia desafiara
a los golpistas en las calles. A la vez, llegó a poner en
pié una serie de instancias organizativas que a partir, en
gran medida, de la experiencia de la Coordinadora Nacional
de Resistencia Popular, dio lugar al Frente Nacional de
Resistencia que por todo un período logró coordinar y/o
centralizar la lucha antigolpista.
Pero desde el principio esta misma resistencia tuvo una
serie de contradicciones, la más obvia: el concentrar
todas las reivindicaciones en el reclamo del retorno de Mel
Zelaya... dejando todo lo demás de lado. Porque estaba
claro que si todo se resumía al retorno de Zelaya
evidentemente éste no podría dejar de ser el jefe político
de la misma. Liberales y dirigentes del movimiento
popular “melistas” se subordinaron así completamente a
Zelaya. Y Zelaya mismo subordinó la resistencia a
las ideas y venidas de su recorridas por las capitales del
mundo a la búsqueda de que la susodicha “comunidad
internacional” lo restituyera.
Por este camino se perdieron varias oportunidades de
derribar a los golpistas: una de las primeras (y más
importantes) fue la del domingo 5 de julio cuando una
multitud estimada en 150.000 personas se abalanzó sobre el
aeropuerto internacional de Tegucigalpa a la espera que el
mandatario hondureño hiciera bajar su avión...
Meses después también se perdió el impacto que la
aparición sorpresiva de Zelaya en Honduras produjo: su
discurso fue, desde que se mostró en la embajada de Brasil,
de “reconciliación” con los golpistas y no el
llamado a la más amplia movilización de masas para ser
repuesto.
Claro que, además, fallaron las estrategias de la misma
resistencia: nunca jamás abandonaron la “estrategia”
de movilizar sólo en las calles. Con un cretinismo anti-trabajadores
característico de este tipo de direcciones burguesas y
pequeño burguesas ¡jamás tomaron en serio el planteo
de que para echar a los golpistas había que paralizar el país!
Veinte veces en la dirección del Frente Nacional los
compañeros del PST H, miembros de la corriente SoB,
plantearon la necesidad de poner en pié una Huelga General
para acabar con los gorilas y veinte veces este compromiso
fue postergado... Lamentablemente esta dirección no
pudo nunca ser realmente desbordada dada la carencia de
instancias de verdadera democracia de las bases.
En estas condiciones, a la resistencia se le fueron
“acabando los cartuchos”: mediatizada hasta el hartazgo
por los zigs zags de las negociaciones y falsas expectativas
en las alturas, fue deshilachándose a lo largo de
los días, semanas y meses sin llegar sin embargo a ser
derrotada del todo.
Por esto mismo, no habría ahora que descartar una jornada
del 29 de noviembre con amplísima abstención y un retorno
posterior, con más fuerza, de la lucha contra la
legitimidad de los golpistas y el nuevo gobierno. Sobre todo
en momentos en los cuales la Coordinadora Nacional de
Resistencia Popular ha vuelto a reunirse y está llamando a
un Paro Cívico para la semana anterior a las elecciones que
habrá que ver qué fuerza real podrá tener.
El retiro de la candidatura independiente como paso revolucionario
Lo anterior nos lleva al escenario electoral. El pasado 9
de noviembre se retiró formalmente (ante el Tribunal
Supremo Electoral) la candidatura independiente de Carlos H.
Reyes.
El anuncio del retiro en el programa político más visto
del país, “30-30”, el domingo 8 de noviembre, cayó
como una verdadera “bomba” política. No sólo el
golpismo intentó minimizar el hecho saliendo a decir que
“Reyes se retiraba porque se quedó sin votos”...
También está el hecho que a nivel de la amplísima
vanguardia de la resistencia del país, la salida de Reyes
de las ilegitimas y fraudulentas elecciones de los gorilas, le
ha granjeado un prestigio impresionante. En el país del
que “se doble pero que no se rompa” el que la
candidatura independiente haya asumido una posición
principista y revolucionaria (no meramente táctica) de la
mano del PST-H, no deja de ser un antecedente de inmensa
importancia para la puesta en pié de un polo de
independencia de clase en el país.
Además, está clarísimo que el retiro de la candidatura
independiente le está metiendo una presión feroz a la
formación centroizquierdista Partido de la Unificación
Democrática. Porque vergonzosamente este partido, a la
cabeza de su dirigente y candidato presidencial, César Ham,
a estas horas parece decidido, contra viento y marea, a
presentarse a las elecciones con el argumento de que en caso
contrario perdería la personería electoral (y el ingreso
de jugosos fondos en sus arcas...): “¿Por qué es tan difícil
para la dirigencia oficialista de la UD, que se precia ser
de ‘izquierda y revolucionaria’, tomar una decisión tan
sencilla si los parámetros siempre han estado claros? ¿Por
qué no siguieron el ejemplo de la candidatura independiente
de Carlos H. Reyes que a tiempo se retiró del show
electorero en cumplimiento de su palabra? Sólo hay una
respuesta es estas preguntas: porque la dirigencia de la UD
es una dirigencia oportunista”.
Pero atención: aquí se trata solamente de la dirigencia
máxima de la UD; por la base parecen estar emergiendo repudios
y fracciones que podrían romper con esta dirigencia y
evolucionar hacia la izquierda.
El retiro de Carlos H. Reyes (bajo el planteo de construir
un Instrumento Político de Trabajadores en Honduras) al
tiempo que el comportamiento verdaderamente traidor de la UD
de César Ham, está abriendo entonces la posibilidad de
una recomposición política a la izquierda del melismo en
Honduras.
A partir del paso de haber plantado una bandera
principista –con amplísimo impacto– por parte de la
candidatura independiente, es posible entonces sentar las
bases para un punto de referencia de clase en Honduras.
Se trata de la oportunidad
histórica de poner en pié un polo revolucionario de
independencia de clase a la cual nuestros compañeros del
PST-H se van a jugar con todo.
Una tradición abstencionista que podría cumplir un papel muy progresivo
Luego del retiro de Reyes, la novedad es que se acaba de
volver a reunir –como tal– la Coordinadora Nacional de
Resistencia Popular. Y ésta acaba de fijar posición no sólo
por el boicot a las elecciones del 29 sino más que eso: se
acaba de resolver la posibilidad de convocar a un Paro Cívico
Nacional contra las elecciones fraudulentas la semana previa
al día de las elecciones.
Éste no es un dato menor:
podría ser un punto de
apoyo mayúsculo en la batalla por una verdadera campaña de
boicot a las elecciones fraudulentas que las hicieran
estallar por los aires...
Pero
hay algo más que podría ir contra los golpistas (amén del
atraso político general de las masas hondureñas). Es que
la ilegitimidad de la democracia hondureña viene de años
atrás. Sin ir más lejos, digamos que en las últimas
elecciones presidenciales del año 2005 (donde fue electo
por estrecho margen el propio Zelaya), el abstencionismo
electoral llegó a rozar el 50% del padrón...
Está claro que en esas condiciones este abstencionismo
seguramente fue más una manifestación de apatía que otra
cosa (aunque atención, en ese año no había alternativa
electoral independiente alguna, y todavía Zelaya era un
hacendado cuyo padre había asesinado –treinta años atrás–
15 campesinos y sacerdotes de la liberación por un mero
reclamo de tierras).
Sin
embargo, en las condiciones de politización que la misma
resistencia ha implicado, esto podría bascular. Es
decir, en el caso actual, el abstencionismo (que medios
independiente cifran en 5 de cada diez votantes) podría ser
muchísimo más político expresando un repudio de masas a
los gorilas. Esto a pesar de que las maquinarias
electorales del régimen están a pleno, de que los medios
de comunicación han inundado de propaganda electoral el país
y de que es un hecho que un sector importante de las masas
seguramente va a ir a votar...
Preparar
la contraofensiva obrera, campesina y popular
En síntesis: en el momento actual, desde la candidatura
independiente y el PST-H, estamos llamando al boicot activo
electoral: lo hacemos con el bien ganado reconocimiento de
que cumplimos la palabra y retiramos a Carlos Reyes de estas
elecciones fraudulentas. En ese camino, hay que concretar el
Paro Cívico Nacional y poner en pié la más amplia campaña
por el rechazo activo a las elecciones.
Porque de expresarse un sector de
masas importante de esta manera, el nuevo gobierno de Pepe
Lobo podría emerger herido de muerte y abrirse una
coyuntura de contraofensiva del movimiento popular de la
mano de la consigna más sentida: la de la Asamblea
Constituyente (y el gobierno de la Coordinadora Nacional de
Resistencia Popular).
“A Unificación Democrática que dijo ser la
resistencia”. Poesía dedicada a denunciar al Partido
Unificación Democrática por su decisión de
presentarse a las elecciones de los golpistas.
Emilio Martín, 16 de noviembre del 2009.
“Palmerola” también llamada “Soto Cano” es la
enorme base norteamericana en Honduras (queda a muy
pocos kilómetros de la capital, Tegucigalpa, base que
fue montada en oportunidad de la lucha contra la
revolución nicaragüense en la década de los ’80.
Declaración de 240 académicos de los EEUU que le
exigen a Obama que no reconozca las elecciones del 29 de
noviembre.
Teniendo en cuenta lo que están reconocidos como
desempleados oficiales, los subempleados y los que ya
están desalentados de buscar trabajo, la tasa de
desempleo en los EEUU gira en torno a algo parecido al
20%, una cifra (a este respecto) no tan alejada de los
índices de la Gran Depresión...
Ficha clave de la negociación de los años ‘80 que
entregó la revolución centroamericana.
En este sentido el PST H empujó con todo el fenómeno
que se dio por momentos de resistencia desde los barrios
populares de Tegucigalpa y su coordinación. Pero esta
experiencia no llegó a madurar del todo. Ni que decir
tiene las dificultades que hay a la hora de hacer pie
entre sectores de la clase obrera hondureña que no sean
los docentes...
Informamos a los lectores que Reyes marchaba tercero en
las elecciones y que la propia OEA llegó a reconocer
guarismos del 18% para su candidatura...
Ver a este respecto la declaración de la fracción de
la UD “Trabajadores al Poder” llamando a repudiar el
fraude electoral.