Con el
triunfo de José Mujica el pasado domingo en las elecciones
uruguayas se inicia un segundo período del gobierno del
Frente Amplio en aquel país. Gobierno que, siguiendo las
coordenadas de los surgidos post rebeliones populares del
nuevo siglo, dio el triunfo a esta coalición de partidos
reformistas y burgueses pintados de "rojo". Vieja
coalición que se formó en la década del 70 y aglutinó a
"izquierdistas", "progres" y
"patriotas" que en la República Oriental han
sido, para desviar y controlar el ascenso obrero y popular.
Con el triunfo de Tabaré Vázquez como presidente encarnó
la variante progre más "normal", semejante a Lula
o Bachelet. Hoy se prueba un nuevo traje, "engalanado
con glorias del pasado" pero que es una continuidad de
la gestión anterior.
Los votos que supiste conseguir
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Referéndum
sobre la Ley de
Caducidad
El FA se quiso
lavar la cara y
se la ensució con barro
Como un anticipo premonitorio
de lo que será la orientación de su gobierno, el Frente
Amplio perdió el plebiscito sobre la derogación o no de la
Ley de Caducidad de los crímenes de la dictadura.
El Frente Amplio formó una
Coordinadora Nacional que organizó la campaña por el SI
para lograr su nulidad. Pero el resultado le fue adverso por
escaso margen (logró el 48% de los votos).
Luis Puig, secretario de DD.HH.
de la principal central obrera (PIT-CNT) y portavoz de los
promotores de la consulta, dijo al conocerse los resultados:
"la lucha por la verdad y la justicia no termina ni se
menoscaba".
Más insulsas fueron las
declaraciones de Mujica y Astori. El primero declaró:
"Los plebiscitos quedaron opacados por las discusiones
de carácter político. Yo no era partidario de ponerlos
juntos y creo que ésa ha sido la causa fundamental (de la
derrota)”.
Sin embargo, dijo Astori,
"ésa es la voluntad del pueblo y con serenidad se debe
aceptar".
Pero lamentablemente, mal que
le pese a Luis Puig, la lucha por la verdad y la justicia ha
sido menoscabada (y enterrada por ahora) por el gobierno del
Frente Amplio que no derogó la ley desde el poder político
y que el gobierno entrante se sienta tranquilo sobre el
resultado desfavorable del plebiscito. Anuncia
tranquilamente que no va a mover un dedo para impulsar
ninguna nueva campaña en pos de modificar la implementación
de esta nefasta reglamentación que deja sin juzgar a los
militares.
Es todo un gesto que el primer
político que se entrevista después de su triunfo electoral
sea el líder del Partido Colorado, Pedro Bordaberry, hijo
de Juan María Bordaberry, dictador uruguayo.
En aras de la democracia
plebiscitaria entregaron la bandera de la verdad y la
justicia para las víctimas de la represión. Con el
plebiscito el FA se quiso lavar la cara y se la ensució con
barro.
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Realizadas en el mismo día,
todos los medios resaltaron el contraste entre las
"conflictivas" elecciones hondureñas y el
"ejemplo de democracia" de las de Uruguay.
Es que el gobierno de Tabaré,
favorecido porque no han irrumpido todavía en el país los
coletazos fuertes de la crisis económica mundial, ha
logrado sortear, gracias a planes asistenciales y la ayuda
inestimable de la PIT-CNT (central sindical afín al
gobierno), la posible irrupción de las luchas obreras y
populares.
Ha sido un gobierno fuerte, que
tuvo hegemonía en el Parlamento e incluso lo desautorizó
cuando no acordaba con las leyes que éste votaba (el caso
de la despenalización del aborto que vetó el Presidente,
aprobada previamente por las Cámaras). Con un discurso y
una práctica cada vez menos progresista, dio muestras de
manejar un país “normal”, sin sobresaltos molestos,
como les ha ocurrido a otros de sus colegas presidentes,
vapuleados por derecha o por izquierda.
Con esa fortaleza se lo entrega
a su seguidor, a quien la burguesía y el imperialismo, con
gran confianza, le desea la misma suerte. No sabemos si la
tendrá.
No porque la nueva fórmula
presidencial quiera cambiarse de traje, sino porque a pesar
de las medidas económicas que trajeron más inversión al
país (y que el ganador reafirma que seguirá con esa
orientación), los pronósticos a futuro son más reservados
y menos halagüeños.
"Pero el Uruguay que podría
liderar Mujica es distinto del que gobernó con éxito su
compañero del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, que concluye
con un inédito 70% de apoyo tras una gestión que hasta la
oposición elogia. En este caso, Mujica no contará con un
clima económico internacional favorable y deberá atender a
demandas internas de distribución con un gasto público ya
muy alto y una concentración de la economía cada vez
mayor. El equilibrio, en suma, debería ser el norte del próximo
gobierno.” Clarín 28/11
“Para los empresarios, sin
embargo, se asoma un escenario tranquilo. ‘Pensamos que
habrá continuidad’, dijo a Clarín Alfonso Varela,
presidente de la Cámara de Comercio y Servicios. ‘No
tenemos temores’, admitió a su vez Javier Carrau,
vicepresidente de la Cámara de Industrias.” Clarín 28/11
Ganador en tiempos de crisis
Elogiado por conocidos y extraños
porque dejó la lucha contra el sistema capitalista en décadas
pasadas y pasó a ser parte de él, hasta llegar a
Presidente de su país, el más que "confiable"
Mujica ha manifestado reiteradamente su admiración por
Lula. Presidente en el que reconoce una gran capacidad para
negociar.
En declaraciones a Clarín del
28/11 en relación a la entrevista de Lula con el presidente
iraní, expresó: "Cuando más se haga un cerco a Irán,
tanto más será peor para todo el mundo. Lo que está
haciendo Lula es algo que me parece notablemente
inteligente. La vida me enseñó que uno no debe acorralar.
Es un error acorralar. El que acorrala obliga (al otro) a
luchar... El mundo no necesita guerras. Necesita
salidas".
Pero donde deja “la pelota
picando” en forma más trágica es cuando, ya consagrado
su triunfo y en un relato sobre su vida, le dice al
periodista: “Lo peor es que no fuimos útiles al pueblo
uruguayo para parar el golpe que se venía. Ese es el mayor
fracaso de los Tupa, creo”. (Clarín 30/11)
¿Y qué conclusión sacó
Mujica de esa autocrítica? ¿Si los Tupamaros se
equivocaron, quiénes no se equivocaron? ¿El PC, que llamó
a confiar en
los militares patriotas como Líber Seregni? ¿O los
trabajadores que ocuparon las fábricas y las calles para
derrotar a los golpistas? ¿Cómo habría que haber
enfrentado al golpe uruguayo? ¿Qué hubiera hecho
“Pepe” Mujica en Honduras ante el levantamiento de
Micheletti? ¿Negociar para no "acorralarlo"?
Seguramente hará lo mismo que
hicieron la mayoría de los mandatarios de los gobiernos
latinoamericanos, desde Chávez hasta Tabaré:
declaraciones, como la que acaban de firmar en Portugal,
pero ni media medida efectiva.
Ese es el perfil del ganador de
los comicios uruguayos. Esa es la verdadera cara que
encontrarán los hoy entusiastas y honestos trabajadores y jóvenes
que le dieron su apoyo, cuando la situación
"apriete" y no deje lugar para discursos
componedores.
Se va a enfrentar a los
reclamos de los trabajadores y el pueblo vistiendo su traje
nuevo con su mejor costura burguesa y patronal.