Ni
gobierno K, ni oposición reaccionaria
Con
ajuste o con reservas, todos quieren pagar la deuda externa
Pongamos
en pie un polo de independencia de clase
El año comenzó con una crisis político-institucional en
las alturas. El motivo: una disputa alrededor de con qué
mecanismo afrontar los renovados pagos de la deuda externa
(algo en lo que todos los sectores patronales están de
acuerdo). Es un dispositivo que desde hace décadas tiene
subordinado al país a los centros financieros del
imperialismo.
El gobierno de Cristina Kirchner, dejando atrás las
falsas veleidades de la “compra de soberanía”, ha
decidido “volver a las fuentes”. Es decir, saldar la
deuda con los llamados “fondos buitres” (aquellos
sectores que no entraron en el famoso “canje” de Néstor
K. en 2005). Esto alcanza una friolera de 20.000 millones de
dólares. Al mismo tiempo, por esa vía, van a poder volver
a tomar deuda en los mercados internacionales de crédito, redoblando
con mil cadenas la subordinación del país al imperialismo.
Sin embargo, a pesar de esta medida al servicio de los
“mercados”, la oposición patronal puso el grito en el
cielo, desatando una crisis política e institucional.
Es obligación de la izquierda clarificar esta pelea
¿Cuál fue la razón de fondo de esto? Muy sencillo: no
es que la oposición esté en contra de pagar la deuda. La diferencia estriba solamente en los mecanismos para afrontar esta
“obligación”.
La oposición, que ya se está midiendo el traje para
asumir el gobierno a más tardar en 2011, quiere que el
gobierno le deje intactas todas las reservas
internacionales, que rondan los 48.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, exige que se pague la deuda externa con las
entradas ordinarias del Estado. Como esto provocaría un
importante déficit fiscal, sería obligatorio un brutal
“ajuste” de los gastos del Estado, que recaería
directamente sobre los trabajadores estatales y también del
sector privado.
La naturaleza del enfrentamiento está en que el
kirchnerismo quiere mostrar su vocación “pro-mercado”
pagando la deuda externa (y sirviendo a sus grupos
capitalistas amigos), pero no quiere afrontar los costos políticos
de un super-ajuste, multiplicando por dos el que ya están
descargando sobre los trabajadores.
La oposición patronal (desde Macri a la UCR y llegando
incluso a sectores como el Partido “Socialista”) quiere
que el gobierno deje de hacer clientelismo y haga el
“trabajo sucio” antes del 2011. Al pedir que se pague la
deuda con los ingresos corrientes del Estado, la oposición
garantiza plenamente los intereses del amo al que sirven: el
sector capitalista más concentrado de la banca
internacional, los servicios y la industria.
Hay que construir un polo de clase e independiente
En estas condiciones, algo vergonzoso volvió a ocurrir en
las filas de la izquierda. De la misma manera que en el
conflicto campo-gobierno K, un sector de la izquierda salió
inmediatamente a apoyar a uno de los sectores patronales en
disputa. Se trata de organizaciones como el MST y la CCC-PCR1.
No solamente en las filas de la izquierda volvió a causar
desconcierto ver a Marcelo Parrilli (integrante del MST y
legislador de la Ciudad de Buenos Aires) encabezando un
pequeño acto frente al Banco Central que terminó siendo en
los hechos de apoyo al ultra-neoliberal Martín Redrado.
Hasta el diario Clarín –muy satisfecho con el MST y
Parrilli– llegó a titular un artículo al respecto, dónde
destacaba el “inesperado” apoyo que Redrado había
logrado de parte de una organización pretendidamente de
“izquierda”…
Como si esto fuera poco, la CCC-PCR, el MST y otras
organizaciones menores realizaron un acto frente al Congreso
Nacional el pasado lunes 11 de enero, coincidiendo
justamente con el momento en que Cobos había convocado una
reunión parlamentaria con toda la oposición patronal, para
imponerle al gobierno no tocar las reservas e impedir la
salida de Redrado como presidente del Banco Central. Este
increíble acto público fue difundido ampliamente por la
televisión. Ayudó, una vez más, al desconcierto de los
activistas obreros, estudiantiles y de izquierda, que no
pueden creer lo que ven sus ojos: que organizaciones que se
dicen de izquierda, vuelven a apoyar a uno de los sectores
de los políticos patronales (que, además, es el más
reaccionario y de derecha).
Ahora, estos mismos sectores de la “izquierda” –a
los que se han sumado, lamentablemente, los compañeros del
PO y otras organizaciones más pequeñas2–
van a realizar una marcha “contra el pago de la deuda
externa”, donde estas mismas organizaciones (MST y CCC-PCR)
son las que monopolizan su convocatoria…
Para el Nuevo MAS, como decía Marx, son los hechos los
que valen más que mil programas.
Formalmente, las consignas votadas para la marcha no dan
un apoyo explicito a ningún sector patronal: sólo se habla
de “no pagar la deuda”…
Sin embargo, aquí hay dos problemas. Por un lado, se ha
difundido un documento para la marcha que, si bien no ha
sido firmado por todos sus participantes, tiene la adhesión
mayoritaria de los mismos, este texto no sostiene una posición
independiente y de clase frente a ambos contendientes
patronales, sino que apela al Congreso cómo supuesto ámbito
donde se podría lograr el “no pago de la deuda”.
Pero el problema más importante es que se trata de una
convocatoria monopolizada por aquellos sectores que, igual
que en el conflicto por las retenciones agrarias, corrieron
ahora a alinearse con Redrado y Cobos. La marcha del viernes
próximo es la continuación del vergonzoso acto frente al
Congreso. No se le puede “cambiar el contenido”, aunque
formalmente las consignas acordadas llegaran a plantear
“el gobierno de los trabajadores”…
Es en estas condiciones los hechos valen más que mil
programas: muchísimos compañeros ya vieron esta política
de subordinación a un sector patronal de parte
organizaciones como el MST de Vilma Ripoll, antes con los
“sojeros” y ahora con Redrado-Cobos & Cía. Por eso
la marcha del viertes 22, lo menos que va a traer es
clarificación política. Por el contrario, con una
intencionada ambigüedad, se pretende eludir una
definición tajante frente a esos sectores de la burguesía
a los que se están subordinando.
Por el contrario, el Nuevo MAS tiene una posición muy
clara: se trata de levantar, de una buena vez, un polo de
independencia de clase frente a los sectores patronales. El
merecido hundimiento del kirchnerismo de ninguna manera podrá
beneficiar a los sectores obreros y populares si no logramos
poner en pie, simultáneamente, un polo de clase, que se
base socialmente en las luchas de los trabajadores como las
de Kraft, subte o el neumático.
Al mismo tiempo, esto obliga a no dar pasos en falso: no
se puede marchar en común con aquellas organizaciones que
vienen hipotecando la independencia de clase, de la mano de
los Biolcati, los De Angelis, los Cobos o los Redrado.
Por estas razones, el Nuevo MAS no marcha el viernes 22
con la izquierda sojera. Llama a las organizaciones
independientes de la izquierda y a los sectores sindicales
combativos a poner en pie lo que más hace falta: un polo de
clase frente a la creciente crisis nacional.