Después de “olvidarse” durante meses de su apoyo a la
patronal sojera, desde ya que sin hacer público ningún
balance crítico, autocrítico o a-crítico de su
posicionamiento frente al enfrentamiento K-popes del agro,
el MST aparece oponiéndose a la renuncia de Redrado, echado
por los K de la dirección del Banco Central.
Aunque la oposición
se vista de seda...
Todo el mundo vio cómo en los primeros días del año el
MST salió corriendo a realizar un acto frente al Central
que los medios de comunicación interpretaron –no había
otra manera de hacerlo– como
de apoyo a Redrado.
Luego, sus referentes se preocuparon de aclarar: “Con o
sin Redrado, del BCRA no debe salir ni un solo dólar para
pagar ese fraude que es la deuda externa. Tanto los K como
Redrado y la oposición de derecha coinciden en pagar y
volver al FMI. Sólo si ganamos los trabajadores y el pueblo
esos millones se destinarán a dar trabajo, vivienda, salud
y educación” (Declaraciones de Marcelo Parrilli).
Hicieron lo propio mientras convocaban y participaban de
un acto frente al Congreso llamado por la CCC, el Foro de la
Deuda Externa, y otras organizaciones políticas de
izquierda y sociales el pasado lunes 11, que oh!
“casualidad”, coincidía justamente con la convocatoria
de Cobos a una reunión de la oposición en el Parlamento
para ver “cómo proceder frente a la crisis”… Y
otra vez los medios interpretaban profusamente el mismo como
“de apoyo de la izquierda a la oposición”.
Pero si nos atenemos a esta declaración (y nos olvidamos
de todos los pasos políticos prácticos dados…) la misma
no dice lo esencial, lo que hay que decir en estas
condiciones: que la clave desde el punto de vista de los
intereses de los trabajadores, no es que “no salga un solo
centavo del Central” (los socialistas queremos lo
contrario: arrancarles todos los “centavos” a estos
buitres que manejan el Banco para crear puestos de trabajo,
aumentar los salarios y desarrollar obras públicas), sino que de ninguna manera, sea mediante dineros de las reservas, sea
mediante recursos presupuestarios, se lleve a cabo ajuste
sobre ajuste en los salarios y puestos de trabajo de los
trabajadores.
Es este elemental criterio de clase el que le falta al MST
(y ni hablar del PCR) en su constante búsqueda de un ala
patronal bajo la cual recostarse; no importa si en el medio
de estas orientaciones de “acuerdos amplios” lo que se
termina hipotecando es la independencia de clase de los
trabajadores.
Hoy como ayer, el
MST se pega a la oposición al gobierno sin distinguir la
camiseta “de clase” que tiene puesta.
El no pago de la
deuda y la lucha anticapitalista
El no pago de la deuda externa es una justa reivindicación
democrática y antiimperialista de los trabajadores y el
pueblo. La misma debe ser levantada, entre otras cosas, para
subrayar que es una hipoteca
que viene pesando de generación en generación de los
trabajadores y que es un mecanismo por el cual se mantiene atado al país –con mil
cadenas– a la dependencia del imperialismo.
Sin embargo, hay que decir algo más: no se puede levantar
esta reivindicación –como se ha hecho en el pasado– independizándola del resto del programa de la lucha contra el
capitalismo (o como si fuera la solución a todos los
problemas).
Es decir, el no pago de la deuda no es una “variable
independiente” que resolviéndola soluciona toda la
“ecuación”. Es un punto fundamental pero que hace parte
de otros más: la estatización bajo control obrero de toda
la banca y los depósitos, la expropiación de todas las
empresas que suspendan, despidan o pretendan cerrar sus
puertas, el aumento general de los salarios y el freno a los
despidos, etcétera.
Es decir, se trata
de una reivindicación que a diferencia de como se manejó
en los 80 por el viejo MAS, debe ser enfocada desde el ángulo
de la lucha anticapitalista y por la independencia de clase
de los trabajadores y no de manera “independiente”.
Lo anterior significa que junto con la unidad por el
reclamo del no pago de la deuda, es necesario levantar un perfil de clase, independiente de todos los sectores patronales,
para que esta reivindicación avance hacia una apuesta de
cambio revolucionario, de real independencia del
imperialismo, sólo
posible bajo la dirección de la clase obrera.
Si junto con el no pago no se levanta una alternativa de
clase, se cae en el bolsillo roto de cualquier salida demagógica
patronal u oportunista. La izquierda consecuente y la
vanguardia independiente, deben dar pelea para que estas
posiciones no confundan a los trabajadores y los metan detrás
de un sector patronal que es otro abismo, aunque sea antiK.
¡Claro que esto no lo puede hacer el
MST, que no tiene balance, ni memoria, ni aprendizaje de la
experiencia histórica, ni nada!