En la edición 363 de LVO
aparece una nota en la cual se acusa al PST de Costa Rica
–miembro de la Corriente Socialismo o Barbarie desde julio
del 2008– de hacerle “seguidismo” a la
centro-izquierda por haber llamado a votar críticamente por
uno de los candidatos a diputados del Frente Amplio (FA). De
acuerdo al PTS esta posición es reprochable debido a que
causa “confusión” al impedir que la clase trabajadora
avance hacia posiciones clasistas e independientes.
El PTS en su afán de buscar
“pelos en la sopa” para diferenciarse del resto de las
corrientes trotskistas –en particular del Nuevo MAS contra
quienes realmente orientan la polémica– deja de lado las
verdaderas razones por los cuales desde el PST-SoB llamamos
a votar críticamente por el candidato a diputado del FA en
San José, y peor aún, explican nuestra política a partir
de argumentos que no aparecen en ninguno de nuestros artículos.
Por ejemplo, en la nota del
PTS se indica que llamamos a votar por el candidato a
diputado José María Villalta por sus “posiciones
progresistas dentro del FA”, algo totalmente tramposo y
falso por lo demás. Tramposo porque el término
“progresista” es muy propio de las agrupaciones de corte
anti-neoliberal y reformista, por lo que su uso en el marco
de un debate entre corrientes trotskistas que se reclaman
clasistas no es
circunstancial o inocente. Falso porque en ninguno de
nuestros artículos llamamos a votar por José María
Villalta… porque fuera un candidato “progresista”.
Contrario a lo expuesto por el
PTS, la política del PST-SoB consistió en llamar a votar
por José María Villalta de manera táctica,
crítica y con reservas, a partir de que ha defendido
cuatro puntos que son realmente sensibles para el caso de
Costa Rica: 1) apoyo a las leyes contra la agresión hacia
las mujeres, 2) solidaridad con la lucha de la comunidad
sexualmente diversa por la defensa de sus derechos, 3)
defensa del medio ambiente contra las transnacionales y 4)
apoyo a la reforma de ley para facilitar la organización
sindical en la empresa privada de Costa Rica.(2)
Y seguidamente a esto, desde
el PST-SoB hicimos –¡y hacemos!– énfasis en indicar
que el FA no es el partido que la izquierda necesita en
Costa Rica, es decir, una organización clasista y
socialista que además de participar en las elecciones sirva
como un instrumento político para impulsar las luchas de la
clase obrera y los sectores populares.
Por este motivo, la otra parte
de nuestra política electoral –que el PTS ignoró de
manera muy conveniente en su polémica– fue llamar a
conformar un espacio unitario de toda la izquierda
revolucionaria, con la finalidad de impulsar un proyecto
unitario para las elecciones del 2014 y que además se
proponga llevar a cabo la gigantesca e imperiosa tarea de
organizar a la clase obrera industrial de Costa Rica. (3)
Según lo expuesto por el PTS,
hacer este tipo de llamamiento electoral es causar
“confusión” entre la clase trabajadora y subordinarla
ante alguna variante burguesa. Pero la gran discusión de
fondo que subyace en la posición del PTS radica en su
incomprensión de que el voto es un asunto táctico…
Si al PTS le parece que la política
levantada por el PST-SoB es motivo de polémica, quisiéramos
saber cuál es su posición ante las tácticas electorales
de los bolcheviques, quienes en su momento apoyaron
electoralmente a sectores burgueses contra el zarismo, claro
está, sin retroceder un solo milímetro en su lucha política
contra el conjunto de las expresiones burguesas y pequeñoburguesas
en Rusia.
Por ejemplo, Lenin reivindicó
en 1920 –tres años después del triunfo de la Revolución–
el accionar político de los bolcheviques en 1905, quienes “defendieron
sistemáticamente la alianza de la clase obrera con los
campesinos contra la burguesía liberal y el zarismo, sin
negarse nunca, al mismo tiempo, a apoyar a la burguesía
contra el zarismo (por ejemplo, en la segunda etapa de las
elecciones o en las segundas vueltas electorales)…” (4)
Es claro que para Lenin el
voto era un asunto táctico y que lo determinante era la política revolucionaria que desplegara el partido bolchevique, o
lo que es lo mismo, incorporar la táctica del llamamiento
de voto crítico a la orientación estratégica de impulsar
la organización independiente de la clase obrera.
Lastimosamente el PTS adolece de esta misma visión, lo cual
se explica -en buena medida- por su matriz teórica
conservadora y de secta, reflejada particularmente en sus análisis
sobre las revoluciones del siglo XX-.
Por el contrario, desde el
PST-SoB consideramos que tuvimos una política electoral
acertada y que en ningún instante dejamos de lado la
bandera por la organización independiente de la clase
trabajadora. Por el contrario, apoyamos críticamente una
candidatura que puede servir como palanca auxiliar para
impulsar la sindicalización de bastos sectores de la nueva
clase obrera de Costa Rica.
Notas.
(1) En Costa Rica formalmente
existe derecho a la sindicalización en la empresa privada,
pero en los hechos no es así debido a la fuerte persecución
sindical por parte de las patronales ante lo cual las y los
trabajadores no tienen ningún recurso legal para
defenderse.
(2) Muy diferente fue la
posición electoral del grupo de la LIT en Costa Rica (MAS),
quienes llamaron a votar por toda la papeleta del FA donde
no faltaban los candidatos de corte más retrógrado,
empezando por el candidato presidencial Eugenio Trejos,
reconocido ultra-conservador católico y por el candidato a
diputado en la provincia de Limón, el cura Gerardo Vargas.
Nuevamente el PTS peca de tramposo en las discusiones,
puesto que equipara con un solo plumazo nuestra posición
con la del grupo de la LIT.
(3) Lenin, Vladimir. La
enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo.
Editorial Progreso, Moscú 1970, Obras escogidas en tres
tomos, pág. 394 (t 3).