¡Compañero Carlos Fuentealba, presente!
Hace tres años, el gobierno del derechista Jorge Sobisch
del Movimiento Popular Neuquino (MPN) fusilaba a nuestro
compañero Carlos Fuentealba. Ese 4 de abril del 2007, la
docencia se trasladó a varios kilómetros de la capital de
Neuquén hasta el Paraje Arroyito a cortar la ruta en el
marco de la dura lucha que llevaban adelante. La respuesta
fue una cacería humana de las fuerzas de represión que
corrieron más de 5 kilómetros a los manifestantes por la
ruta y en el descampado. Sobisch se candidateaba para
presidente de la Nación con el apoyo de Mauricio Macri y
con el adalid de la mano dura Blumberg, en la provincia de
Buenos Aires.
Pero no sólo la derecha reprimiría a las docentes. Al
mismo tiempo, el kirchnerismo ponía gendarmes en las
escuelas de su provincia, Santa Cruz, para tratar de
doblegar la lucha. En esa línea el ex ministro Varizat
atropellaba con su camioneta a cuanto docente se le puso en
el camino en una manifestación. De la misma forma se
respondía en Salta ante la huelga docente autoconvocada.
Tanto Sobisch como el kirchnerismo defendían con la
represión la política de ajuste salarial y presupuestario.
La dura lucha de los docentes en Neuquén, Santa Cruz y
Salta debió enfrentar a otro escollo: el aislamiento de la
burocracia de la CTERA (CTA), que se negó a llamar a un
paro nacional que hubiese servido para no dejar solos a los
que estaban peleando.
Hoy, como ayer
Hoy, a tres años del asesinato de Fuentealba, también
hay docentes luchando, como los de Tierra del Fuego y San
Luis, que no comenzaron las clases, o los de Santa Fe y
Neuquén. Y también sufren la represión, como en Jujuy.
Pese a las disputas entre gobierno y la oposición sojera,
en las provincias que gobiernan unos u otros se niegan a dar
los aumentos que reclama la docencia. Los que apoyan a las
patronales campestres quieren ajuste clásico como en los 90
y los kirchneristas ajustan vía la inflación, que se come
el salario. Pero todos coinciden en que la variable de
ajuste sean los trabajadores y la educación.
También al igual que hace tres años, la burocracia
docente le hace el juego al gobierno nacional y los
provinciales al aceptar “acuerdos” miserables, en
cuotas, y al firmar la paz social con los gobernantes
comprometiéndose a no luchar. Fue muy gráfico ver a Daniel
Scioli inaugurar las sesiones ordinarias del parlamento
celebrando el acuerdo con la burocracia docente con la
presencia en el acto del propio Roberto Baradel, titular de
SUTEBA provincia Buenos Aires. Nuevamente, dejan aisladas a
las provincias en lucha.
Este lunes 5 de abril nos manifestaremos frente a la Casa
de Neuquén en Capital Federal a las 12 por Carlos
Fuentealba y por el triunfo de las luchas docentes en curso.
Clasista, revolucionario y socialista
Aquel 4 de abril de 2007, el profesor Carlos Fuentealba
actuó con la solidaridad propia de sus convicciones
clasistas, antiburocráticas, revolucionarias y socialistas.
Antes de ser fusilado por el disparo del cabo Darío Poblete
que se incrustó en el Fiat 147 en que viajaba, se encargó
de ayudar a subir a autos a cuanto compañero y compañera
quedaba a merced de la represión para que se pusieran a
resguardo.
El Fuentealba educador actuó con los mismos principios
que conoció a fines de los 80 de los obreros de la
construcción (UOCRA). Como joven socialista del MAS se volcó
de lleno a dar una mano a la dirección clasista que en el
89 ganó el sindicato al calor de duras luchas como la
caminata de 5 días de los obreros de Piedra del Águila
hasta la capital provincial. Un sindicato, dirigido por
Alcides Christiansen, que se basaba en el aporte voluntario
de los trabajadores, que funcionaba en base a asambleas.
Carlos se formó en la lucha contra el gobierno nacional y
provincial, las patronales y la mafiosa burocracia que desde
un primer momento intentaron reventar esa experiencia.
Organizó a los obreros de la obra Riva cuando la burocracia
intentó copar la sede del sindicato.
Ya en el 95 fue solidario con la lucha de los trabajadores
desocupados que tomaron la Casa de Gobierno provincial y
fueron duramente reprimidos. Aportó su experiencia de lucha
para ayudar a salir de la gobernación a compañeras y compañeros.
También se puso a la cabeza en las tareas de solidaridad
con Alcides y otros compañeros que fueron apresados por la
justicia burguesa.
Con esas convicciones actuó ese 4 de abril, ya como
docente, Carlos Fuentealba, quien comenzaba a involucrarse
en la construcción del Nuevo MAS en la provincia.
La causa de Fuentealba va de la mano de la pelea por el
juicio y castigo a los responsables de la desaparición y
asesinato de Julio López, de la de Kosteki y Santillán y
la de cada compañero caído. Es una bandera que debemos
recoger los miles de estudiantes secundarios y
universitarios que este 24 de marzo salimos a las calles.
Debemos impulsar a fondo la lucha por la justicia por los
compañeros al mismo tiempo que apoyamos con todo a los
obreros que salen a la lucha.
Cárcel a Sobisch, por el triunfo de la lucha de los
docentes y los obreros
A tres años del asesinato de Carlos Fuentealba, hay que
redoblar la lucha para encarcelar a Sobisch, responsable político
del crimen. No alcanza con que esté entre rejas el cabo Darío
Poblete, quien jaló el gatillo.
Si Sobisch logró cumplir hasta su último día de mandato
como gobernador fue por responsabilidad del gremio docente
provincial, ATEN, quien después de una histórica marcha de
30 mil personas, el 9 de abril de 2007, llamó a dividir las
fuerzas y a que un sector de los manifestantes fueran a
cortar el puente que divide la provincia con Río Negro. Si
entre todos se rodeaba la casa de Gobierno, Sobisch se
quedaba sin margen para seguir en el cargo. Podría haber caído
y haber sido llevado al banquillo de los acusados. Sin
embargo, de a poco, Sobisch vuelve a aparecer en la vida política
de Neuquén.
La lucha por la cárcel a Sobisch debe ir de la mano de la
pelea porque triunfen las luchas docentes en marcha,
aisladas nuevamente por la burocracia de CTERA-CTA.
Carlos Fuentealba vive en las luchas de la nueva generación
obrera: en las peleas de FATE, del Subte, de Kraft. En cada
lugar, que desde abajo, con asambleas, se organiza la lucha
contra la patronal y el gobierno, desbordando a la
burocracia. Carlos Fuentealba vive en las banderas bien
altas de la independencia de clase, las que no se confunden
con las de los K ni con las de la oposición sojera. Carlos
Fuentealba vive en las luchas de los trabajadores.
¡Compañero Carlos
Fuentealba,
presente!