El 6 de marzo Natalia fue asesinada por el padrastro de su
novia en Córdoba. Este hombre, que había recibido ayuda en
el comedor y guardería que lleva adelante la madre de
Natalia, le disparó con una escopeta a menos de un metro de
distancia. Aunque la policía llegó enseguida, la
ambulancia tardó más de una hora. Y cuando llegó al
hospital, Natalia falleció a pesar de los esfuerzos de los
médicos. Sin embargo, el cuerpo de Natalia fue entregado a
su familia 30 horas después, en un lamentable estado, ya
que el aire acondicionado y la cámara frigorífica del
hospital estaban descompuestos. Pero además de esto, el
abogado del asesino pidió una autopsia con el argumento de
que era necesario determinar si Natalia murió por la bala o
porque estaba drogada o alcoholizada.
Este nuevo crimen de odio encarna la lesbofobia y el odio
hacia todas las personas que eligen una sexualidad por fuera
del mandato patriarcal. El sistema patriarcal capitalista
condena a las personas no heterosexuales. Desde las leyes
discriminatorias, la prohibición de unirse en matrimonio,
la invisibilización o a discriminación abierta, que
incluye ser despedida/a del puesto de trabajo hasta las
burlas más o menos encubiertas.
La Iglesia católica y los curas abusadores están en una
cruzada contra los derechos de las mujeres y de las personas
LGTTBI. Por un lado, hacen campaña contra el derecho al
aborto y por una supuesta defensa de la vida. Sin embargo,
ocultan que la clandestinidad del aborto lo que hace es
condenar a cientos de mujeres pobres que deben realizarse el
aborto en condiciones no higiénicas.
Al mismo tiempo, se entrometen en la educación sexual.
Las pocas leyes que hay sobre este tema han sido
consensuadas entre el gobierno K y la Iglesia para que no se
enseñe educación sexual desde una perspectiva feminista.
Es decir, es una educación sexual completamente sesgada y
orientada a la formación de la familia típica, negando el
derecho de cada persona a elegir libremente su sexualidad.
Mientras tanto, Cristina le aseguró al Vaticano que no se
aprobará la despenalización, y sigue subsidiando a las
escuelas confesionales.
La Iglesia está también en una cruzada contra las
personas LGTTBI. Hace pocos días vimos las calles de la
ciudad empapelada con afiches apelando a la biología para
condenar las uniones de personas no heterosexuales.
Mientras tanto, hasta el Papa está salpicado por una ola
de denuncias de abuso hacia menores a manos de... los
curas. Frente a este tema, el gobierno de Cristina se llena
la boca hablando de la diversidad, a través del INADI, pero
no ha modificado en nada su política hacia las personas
LGTTBI.
Es por eso que decimos que hay una Santa Alianza entre la
Iglesia y el gobierno para que no se avance en los derechos
de las mujeres a decidir cuándo ni cuántos hijos tener, ni
en los derechos de las personas LGTTBI a elegir su
sexualidad.
Desde la agrupación de mujeres Las Rojas venimos
organizando escraches a las campañas contra el derecho al
aborto y contra las personas LGTTBI. Te invitamos a sumarte
a las actividades que realizamos todos los viernes,
afichando la ciudad por el derecho a decidir.
Jueves: empapelamos el barrio de la
facultad, para exigir derecho al aborto para no morir, y
contra la homofobia. Nos juntamos a las 19 en la mesa de Las
Rojas
Viernes: empapelamos el centro de la ciudad, junto con
estudiantes de otras facultades.
• Cárcel efectiva al asesino de Natalia Gaitán
• Basta de Lesbofobia
• Separación de la Iglesia y el Estado
• Educación sexual laica, científica y feminista para
decidir
• El gobierno es responsable de las muertes por aborto
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gratuito