Socialismo o Barbarie, periódico Nº 176, 13/05/10
 

 

 

 

 

 

Ni con Clarín ni con los K

Ley de medios, argentinazo y pelea interburguesa

Por Ariel Borenstein
Delegado de prensa de Clarín y Olé despedido en el 2000

El debate en la izquierda

Al igual que en el conflicto campo-gobierno, varios sectores de la izquierda capitulan ante la disputa interburguesa. Fuerzas como el PC, tanto los de Capital que apoyaron a Heller como los de provincia que integraron Nuevo Encuentro, son fervorosos defensores de la Ley de Medios K. Otros, como el Frente Popular Darío Santillán plantean el “apoyo crítico”, al igual que antes levantaban “retenciones sí, exijamos redistribución”, lo cual los ubica en el terreno K.

En cambio, el PO, nuevamente se desliza a quedar pegado a la derecha. “Repudiamos los escraches y juicios éticos contra los periodistas de Clarín”, publicó en Prensa Obrera en una nota firmada por su comité editorial. Al igual que la derecha, califica a los afiches K y la iniciativa de Madres de Plaza de Mayo contra el “periodismo en dictadura” como “fascistas”…

El escenario político, por ahora, está copado por la disputa interburguesa, y la pelea por la Ley de Medios no es la excepción. Al no estar los trabajadores en el centro de la escena, no es fácil tallar con una posición independiente de ambos bandos patronales.

Al enfrentarse con Clarín y la derecha, el gobierno intenta robarnos las banderas para bastardearlas. Pero a los tramposos gobiernos como los de los K, no se los puede enfrentar sumándose a la derecha en calificarlos como fascistas, sino denunciando de manera implacable que las regulaciones establecidas son enteramente en el marco capitalista y ajenas a los intereses de los trabajadores. Que buscan cambiar algunas cosas para legitimar de conjunto la comunicación de la burguesía.

Ya en el conflicto gobierno-campo el PO se deslizó a quedar pegado con la derecha al calificar inicialmente como “pueblada” el levantamiento y argumentar que “no hay movilizaciones masivas de derecha”. Ya antes había marchado con Blumberg.

Más que nunca, Ni con Clarín, ni con los K: con los trabajadores y el pueblo.

La ofensiva del kirchnerismo, a caballo de la Ley de Medios, le permitió hacer pie en un sector de la vanguardia y el progresismo, en general, y de trabajadores de los medios [1] y estudiantes de comunicación, en particular.

En este terreno, al igual que en Derechos Humanos, el gobierno usurpa banderas que no le son propias. El cuestionamiento a los medios de comunicación cobró fuerza con el argentinazo. “Nos mean y la prensa dice que llueve” fue el grafitti que ganó paredes con el levantamiento popular, como expresión específica del Que se vayan todos. El kirchnerismo, como hijo burgués del 2001, se apropia de ese cuestionamiento, pero no para realizar ese “que se vayan todos”, sino para se queden todos –estableciendo algunos límites- y afirmándose en el mercado de medios, a través de sus empresarios amigos, del “sistema público” que escupe propaganda K, y las asociaciones civiles de fundaciones privadas, iglesia, burocracia sindical y funcionarios de la universidad. Como en otros terrenos, los K impulsan regulaciones sin salirse de la política de medios neoliberal del menemismo.

Argentinazo y medios

En su profundidad, la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre fue un mazazo para los medios de comunicación, que en los ’90 gozaban de prestigio, como ámbito de “denuncia” de la corrupción. Con el argentinazo proliferaron los escraches no sólo a los más burdos neoliberales como Hadad, sino también a empresas del grupo Clarín [2], como el diario y TN. También se desnudó a sectores progresistas. Fue un golpe para muchos, la sociedad entre el fundador de Página/12 Sokolowicz con Hadad. Jorge Lanata, en su programa Día D, perdió los estribos cuando integrantes de las asambleas populares se salían de los límites de su agenda y terminó desenmascarado. “El programa es mío”, sentenció al aire para tapiar el debate: también a él el argentinazo le sacó la careta.

Los sectores populares y de trabajadores disputaron el micrófono enfrentando la censura. También en Día D, los trabajadores desocupados del FTC obtuvieron el derecho a réplica que Lanata negaba ante acusaciones de D’Elía contra la organización. Un piquete frente a los estudios, consiguió derecho a responder.

Roberto Lucena, padre de Diego Lucena asesinado a la salida de un boliche, le dio una clase de periodismo al inefable Luis Majul cuando el periodista se solidarizó ante su entrevistado por la muerte del hijo pero le recriminó haber prendido fuego el boliche y varios patrulleros en las movilizaciones por justicia. “Si estoy sentado en este programa no es porque vos me invitaste sino por nuestra lucha, por haber hecho lo que hicimos, ya que el resto de los padres de los chicos a los que matan en los boliches o la policía con el gatillo fácil no son noticia para ustedes”, se plantó Lucena.

Despedidos de El Gráfico intentaron romper la censura a su conflicto contra TyC irrumpiendo en el programa de Hadad, quien prefirió que “Después de Hora” terminara antes de hora, a que le impongan un cambio en los contenidos de esa noche.

El cuestionamiento también surgió desde adentro, desde los propios trabajadores de los medios. En el 2000 los trabajadores de Clarín y Olé nos organizamos para enfrentar el plan de despidos que puso en marcha la empresa. Echamos a los dos delegados (de la UTPBA) que respondían a la patronal y elegimos una interna propia. Tal fue la fuerza de la irrupción que le impusimos al sindicato que reconozca como delegados a trabajadores no afiliados y a quienes la empresa tenía bajo contratos o como factureros. Con la complicidad de la UTPBA, la empresa echó a 117 trabajadores, entre ellos los 10 de la interna y quienes habían conformado la junta electoral. “Clarín, periodismo de la infantería”, fue la campaña de denuncia de los trabajadores, denunciando la presencia de las fuerzas de represión para garantizar la entrada de los carneros al diario, que incluía filmaciones de servicios de las asambleas en la calle desde los balcones vecinos.

La lucha contra los multimedios también tuvo entre sus protagonistas a sectores independientes. El documental “La crisis causó dos nuevas muertes” desnuda el encubrimiento de Clarín al gobierno de Duhalde por el asesinato de Maxy y Darío. Así tituló el diario la masacre. El trabajo de Damián Finvarb y Patricio Escobar fue parte de un movimiento más general que se agrupó en DOCA y con su lucha consiguió arrancarle presupuesto al Instituto de Cine para realizaciones independientes.

Este movimiento, a su vez, es parte de las rebeliones populares latinoamericanas. También es muy conocido el documental de realizadores irlandeses “La Revolución no será Transmitida”, en la que muestran el activo papel de los multimedios venezolanos en el golpe de estado del 2002 contra el gobierno de Chávez. A su vez, y como parte del proceso antiglobalización que irrumpió en el centro del mundo, surgió Indymedia.

Ley de medios y disputa interburguesa

Montado en los límites del argentinazo, el kirchnersimo llegó para reabsorberlo. De golpe, los k aparecen enfrentados a Clarín, cuando extendieron 10 años más las licencias de los canales otorgadas por Menem (entre ellas las del 13), cuando permitieron que Multicanal de Clarín se apoderara de Cablevisión, cuando con Duhalde aprobaron la llamada Ley Clarín (de Preservación de Bienes y Patrimonios Culturales) que evitó que los acreedores extranjeros de Clarín se alzaron con el grupo, por entonces tapado de deuda.

La irrupción de un movimiento social conservador con la “rebelión de las cuatro por cuatro” envalentona a Clarín, las patronales de medios en general y toda la oposición de derecha, para impedir cualquier límite a su poder político y sus negocios.

Despotricar contra Clarín refresca la cara “progre” del gobierno. Como ya se explicó en otra nota [3] Clarín seguramente se tendría que desprender de Canal 13, aunque podría conservar diez licencias. El ataque contra el “monopolio” sólo le pone límites pero en absoluto va en una dinámica anticapitalista. Rara concepción de la lucha contra los monopolios y de derechos humanos de un gobierno que permite a una apropiadora de menores de hijos de desaparecido operar “sólo” 10 medios de comunicación.

Otro de los puntos vistos con simpatía por muchos es el que deja al estado el 33 por ciento de las licencias y otro 33 para las asociaciones civiles. Como también dijimos en sob[4], el estado gestionado por los K no es garantía de pluralidad…. para los trabajadores y la izquierda. Y si se alzara la derecha con el gobierno, volveríamos al estilo ATC, “ahora también competimos” de Sofovich durante el menemismo.

En relación a las asociaciones civiles, cuesta creer que los trabajadores del subte a los que les niegan el derecho democrático a tener su sindicato, tengan voz en el nuevo mapa de medios; también los estudiantes universitarios a los que el régimen universitario les impone su democracia en asambleas universitarias con represión policial. El modelo es la radio de las Madres, en la que Hebe censura toda posición crítica a los K con su mano de hierro estalinista. Por supuesto, también habrá lugar para las fundaciones privadas con las que los grupos económicos evaden impuestos, la burocracia sindical, las autoridades universitarias de la LES y la iglesia. Un lugarcito siempre es guardado para medios independientes, dispuestos a licuar su libertad de opinión.

Para garantizar la libertad de expresión de la inmensa mayoría, de los trabajadores y el pueblo, hay que retomar el “Que se vayan los multimedios, que se vayan todos”, desde abajo, con una política independiente, logrando que los medios de comunicación pasen a manos de los trabajadores mismos.


Notas:

1 Los trabajadores del diario Crítica, hoy en lucha por salarios adeudados y en defensa de la fuente de trabajo, votaron en asamblea a fines del año pasado el apoyo a la ley K.

2 Hoy es de sentido común la crítica a Clarín pero hasta antes del argentinazo el diario siempre tuvo la habilidad de ser visto por grandes sectores de la sociedad como un medio objetivo.

3 Debate por la Ley de Medios, Dos pesos pesados y un ausente, Marcelo Yunes sob 159.

4 Medios oficialistas, “6-7-8” una “verdad” a medida de los K, Sergio Revelli, sob 175.