La revuelta de Stonewall [1] puso la piedra fundacional de
un amplio movimiento de la comunidad lgttbi para luchar contra la invisibilización, la discriminación y la represión a la
sexualidad. Mucho tiempo y muchas luchas y debates han
pasado desde aquel primer grito de rebeldía, de aquéllos
que fueron capaces no sólo de enfrentarse contra la policía
y sus reiteradas redadas en bares donde se juntaba la
comunidad, sino que también pusieron en pie un movimiento
que fue capaz de salir a las calles y organizarse para
exigir la libertad sexual, sin sufrir discriminación ni ser
oprimido.
Ese movimiento empalmó con las luchas feministas de
aquella época y con un movimiento mucho más amplio que
abarcó desde el Mayo Francés, el movimiento anti guerra de
Vietnam, el Cordobazo y toda una época de rebeliones. Y de
allí surgió la idea de que era necesario “salir del clóset”,
visibilizarse luchando.
La frase “salir del clóset” se ha convertido en la
metáfora para indicar que una persona lgttbi decide
contarle a la gente que la rodea sobre su elección sexual.
Generalmente un proceso doloroso, que lleva a enfrentar los
miedos internalizados a la discriminación pero que también
tiene la fuerza de lo inevitable. Muchas veces con
consecuencias tremendas, desde ser repudiado por la familia,
estigmatizado por el barrio, sufrir burlas en el colegio o
incluso ser despedido del trabajo. Y este es un proceso que
se vive más o menos en soledad, pero que cada persona
transita como puede dependiendo de su personalidad y de la
gente que la rodea.
El Día del Orgullo tiene la impronta de Stonewall. La de
decirle al mundo que no tenemos vergüenza de ser lo que
somos o de sentir lo que sentimos. Que
la vergüenza debiera ser de los que no pueden entender ni
soportar la diferencia. Pero también el
Orgullo de saber que peleamos y enfrentamos al sistema
patriarcal capitalista que nos reprime a cada paso, con
la educación heteronormativa, con las leyes
discriminatorias, con la discriminación y burla abierta o
velada en los medios de comunicación, en la escuela, en la
calle, que hasta puede llevar al asesinato, como en el caso
de Natalia Gaitán.
Lamentablemente muchas compañeras y activistas lgttbi
flamean la consigna “salir del clóset” y llaman a
concentrarse bajo este lema. Pero elevado a consigna tiene
poco de combativo y mucho de sectario, porque culpabiliza
una vez más de la opresión a los/las oprimidos/as,
exigiendo un acto individual de “valentía”. Esto
muestra una debilidad muy grande del movimiento lgttbi y del
movimiento de mujeres, que deberíamos ser capaces de
ofrecer una alternativa de lucha y organización para
enfrentar el patriarcado capitalista.
Por eso, más que salir del clóset, Las Rojas te
llamamos a organizarte y pelear juntas en el camino de
barrer con toda discriminación, invisibilización y opresión
de la comunidad lgttbi. Enfrentando las campañas homo-lesbo-transfóbicas
de la derecha y la Iglesia y
luchando por conquistar nuestros derechos. Por
justicia para Natalia Gaitán, por una educación sexual
laica, científica y feminista que garantice la formación
para que todas y todos podamos gozar de la vida sin andar
pidiendo permiso y sin ser estigmatizadas, discriminadas ni
violentadas por ello.
1- En la madrugada del 28 de junio de 1969 en el pub Stonewall
Inn del barrio neoyorquino de Greenwich Village, donde
se juntaba la comunidad gay se realizó una brutal redada
policial, siguieron varios
días de manifestaciones espontáneas y violentas.