Hace 41 años en el marco de un importante ascenso de la
lucha de clases mundial que tendría sus efectos como el
Mayo francés, el “Cordobazo” argentino y las luchas por
la liberación de los pueblos de la periferia capitalista,
tuvo lugar la revuelta de Stonewall en un barrio gay de EEUU.
Esta revuelta en el que por primera vez lesbianas, gays y
trans se organizaron para resistir durante 3 días una de
las habituales “razzias” policiales en un pub llamado
Stonewall, sirvió como punto de inflexión para que miles
de personas lgbti “salieran del clóset y tomaran las
calles” por sus derechos. Fueron cientos de nuevos grupos
los que surgieron en todas partes del mundo junto a la ola
revolucionaria y los movimientos de mujeres, el movimiento
negro y la liberación de los pueblos oprimidos. Desde
entonces cada 28 de junio las minorías sexuales lo
conmemoran con una jornada de lucha contra la sociedad
patriarcal y capitalista. Ante una sociedad que degrada,
estigmatiza, oprime y nos quiere hacer sentir indignos de
ser, el orgullo de luchar en las calles fue la legítima
respuesta.
Pero aunque mucho se ha avanzado desde entonces, la
discriminación, la violencia hacia los gays, lesbianas,
trans, bisexuales, continúan. Así también persiste el
miedo a perder el trabajo si nos visibilizamos como lgbt y
la criminalización por parte del Estado y sus leyes
represivas como los Códigos Contravencionales. Aún hoy se
nos sigue considerando “enfermos” y aunque parezca cosas
del pasado, existen crímenes de odio por orientación
sexual e identidad de género como el caso reciente de
Natalia Gaitán, que fue asesinada por ser lesbiana.
Hoy día que la sociedad capitalista y patriarcal
atraviesa una crisis histórica de un curso aún
abierto, ante la división en las alturas en dos bloques
burgueses diferenciados, comienzan a surgir por abajo los
procesos de luchas de trabajadoras/es que enfrentan el
ajuste y la ofensiva de las patronales y sus gobiernos que
quieren hacerle pagar el costo de la crisis. En nuestro país,
al amparo del bando burgués más de derecha y golpista que
refleja por ejemplo el diario La Nación, se da una ofensiva
de la Iglesia y los sectores más reaccionarios sobre
los derechos de las personas lgbti y las mujeres. Como nunca
antes la Iglesia que amparó el genocidio y el golpe de
Estado, ha salido organizadamente a la ofensiva contra el
derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y
los derechos democráticos de las minorías sexuales como el
matrimonio y la posibilidad de adopción de parejas del
mismo sexo. Por su parte el gobierno K que representa el
otro bando burgués “más moderado” con veleidades
populistas junto a otros sectores que posan de
“progresistas”, sostienen un doble discurso ante
esta ofensiva, pero a la hora de los hechos es cuando
“mueren las palabras”: el gobierno de Cristina K
sostiene económicamente a la Iglesia de los curas
abusadores y banca a sus escuelas confesionales con el
presupuesto público al igual que Macri. Esta Iglesia que
con el aval del gobierno interviene en los contenidos de la educación
sexual, que frena los casos de abortos terapéuticos de
niñas violadas amenazando a los médicos autorizados por
ley a realizarlos, es la misma Iglesia que el gobierno dice
“enfrentar”. Sin embargo, no ha dado un solo paso
concreto para sacarle los subsidios y para separarla del
Estado. Y esto porque simplemente son solidarios a la hora
de reprimir al pueblo trabajador: el Estado patronal a los
trabajadores, y la Iglesia al reprimir la sexualidad
quebrando conciencias y cuerpos para que los patrones puedan
explotar. Por otra parte, como bien lo ilustra el “modelo
progre” del gobierno español de Zapatero, espejo en el
cual gustan mirarse el gobierno K y su Federación LGBT,
conviene “dar algo para no perderlo todo” o dar una
concesión para posar de “progresista”, sobre todo
cuando se prepara un feroz zarpazo sobre el pueblo
trabajador. Así lo está haciendo el supuesto
“socialista” defensor de las minorías Rodríguez
Zapatero que se prepara a aplicar un ajuste brutal ordenado
por el FMI, así lo piensa el gobierno K, cuando reprime a
los trabajadores y no está dispuesto a ceder un solo
derecho de las mujeres como se lo ordena la Iglesia, aunque
coquetee con la idea del matrimonio gay.
¿Lobby parlamentario o lucha en las calles?
Muchas organizaciones del movimiento LGBTTTI (algunas
claramente alineadas con el gobierno en los hechos aunque de
palabra lo nieguen) vienen impulsando una política de
“lobby” parlamentario por el derecho democrático al
matrimonio de las personas no heterosexuales. Desde Las
Rojas y Carne Clasista hemos señalado en otras
oportunidades las limitaciones de esta política, siempre
fraternalmente pero sin ninguna concesión demagógica.
Claramente no son los representantes de los partidos
patronales nuestros aliados, ni el bando liderado por el
gobierno K ni el de la patronal sojera, por más
“progres” que intenten posar. Al mismo tiempo estas
organizaciones se han negado sistemáticamente a
movilizar y nunca hubo un llamado real a la comunidad
lgbt, con lo cual en caso de una situación reaccionaria no
habrá en quién apoyarse, más allá de uno que otro figurón
parlamentario de los partidos patronales. Al mismo tiempo,
estas organizaciones siguiendo el “sentido común”
progresista, sostienen que “la sociedad se cambia desde
las leyes” desde arriba ya que, piensan: “si el Estado
no discrimina, la sociedad dejará de hacerlo”. Pero para
nosotros la sociedad no se cambia desde el Parlamento, sino
con la lucha en las calles, con el debate y la
movilización desde abajo. Esto no quiere decir que
neguemos la importancia de los derechos civiles, ni la
necesidad de contar con ellos, ni que haya que esperar a la
revolución para pelear por los derechos de la diversidad
sexual y las mujeres, sino que para nosotros estas
opresiones tienen raíces estructurales en esta
sociedad. Esas raíces tienen que ver con el sostenimiento
de la familia patriarcal monogámica y heteronormativa,
imprescindible para el funcionamiento de la sociedad de
clases. Por esto, todo lo que no toque las raíces
materiales de esta opresión estará siempre amenazado, y es
en el camino por cambiar la sociedad desde la raíz
que podemos pelear e ir consiguiendo esos derechos que hacen
a la igualdad y a las reivindicaciones históricas como
sectores oprimidos. Es en este proceso de lucha donde
necesitamos construir alianzas en primer lugar con el
movimiento de mujeres y la clase trabajadora.
Es por estas mismas razones que la conformación de
familias no está dentro de nuestro programa político,
por la persistencia de la unidad precapitalista familiar que
condena a la mujer al trabajo doméstico y a las tareas de
reproducción. Por eso vemos problemático la asimilación
a este modelo de familia, aunque por supuesto defendemos
el derecho democrático al matrimonio para quien quiera
casarse, accediendo a muchas posibilidades que esta sociedad
les niega. Pero nunca haremos esta defensa democrática de
forma acrítica o demagógica, máxime cuando la
descomposición y la barbarie capitalista ha tornado al
hogar y la familia el lugar más peligroso a causa de
la violencia doméstica sobre las mujeres y los lgbt. Por
supuesto que estamos porque las personas se unan, tengan sus
hijos y sus proyectos de vida libremente y por eso creemos
que la familia tal cual se la conoce debe ser abolida (para
heterosexuales o no heterosexuales), dando paso a formas más
genuinas de relaciones sexo-afectivas, más libres y
genuinas sin ningún tipo de compulsión económica.
Es en el marco de estas batallas que para nosotros tanto la
tradición de lucha del movimiento lgbti, el feminismo y el
socialismo siguen siendo perspectivas válidas para
transformar la sociedad.
Por
una salida independiente de lucha en las calles
Por todo esto desde Las Rojas y Carne Clasista sostenemos
que para enfrentar la ofensiva reaccionaria y clerical y
conquistar nuestras reivindicaciones debemos hacerlo sin
depositar ninguna confianza en el gobierno ni en otro sector
patronal. Este gobierno es responsable por las 800 muertes
por abortos clandestinos, es el gobierno que mantiene presa
a Romina Tejerina, son las fuerzas represivas al mando de
este gobierno las que reprimen a las travestis y mujeres en
situación de prostitución y a los trabajadores que se
organizan para luchar. Es este mismo gobierno el que
sostiene a la Iglesia. Por eso no
debemos caer en el error de entregar la lucha
en las calles por una ley. Para conseguir
nuestras libertades democráticas, la equiparación de
derechos, terminar con la homo/lesbo/transfobia, conseguir
el derecho al aborto, una educación sexual laica, científica
y feminista, debemos hacer como en Stonewall, salir del
clóset y tomar las calles construyendo alianzas con
movimientos de mujeres en lucha y otros explotados y
oprimidos.
•
Separación de la Iglesia y el Estado. Ninguna confianza en
Cristina K que sostiene a la Iglesia
•
Por una educación sexual laica, científica y feminista
•
Derecho al aborto, libre, legal, seguro y gratuito. Libertad
a Romina Tejerina
•
Basta de homo/lesbo/transfobia. Justicia para Natalia Gaitán
• Por la equiparación de derechos para las personas
lgbti y el derecho al matrimonio
•
Por las alianzas estratégicas del movimiento de mujeres y
las minorías sexuales para luchar
contra el patriarcado
capitalista
•
Por un movimiento de lucha en las calles por todos nuestros
derechos