Salir a las calles por el derecho al matrimonio
gay
¡Que la Iglesia no se
meta!
Las últimas semanas la cuestión del matrimonio entre personas del mismo
sexo se transformó en un debate nacional. En las últimas
horas parece confirmarse que el Senado votará en contra de
la ley mientras la Iglesia multiplica la presión en las
calles. El kirchnerismo y sus acólitos van bajando el tono
del debate. Esto demuestra que para imponer este derecho
democrático la única salida es movilizarse masivamente.
Presentamos a continuación la última declaración al
respecto de las agrupaciones de mujeres y minorías sexuales
Las Rojas y Carne Clasista.
El próximo 14 de julio se debate en el Senado la llamada ley de
matrimonio gay, que habilitaría el acceso al casamiento,
adopción, herencia, obra social compartida y otros derechos
para las personas del mismo sexo. El debate está cruzando a
toda la sociedad, dejó de ser de interés exclusivo de las
llamadas minorías sexuales y toda la población está
discutiendo y tomando posición.
La ofensiva reaccionaria de la
Iglesia
El gobierno había apostado ya desde el año pasado a que se aprobara
esta ley, lo que le atraería el apoyo de los sectores de la
comunidad lgttbi, supuestamente a un muy bajo costo político.
Sin embargo, la empecinada embestida de la Iglesia católica y los
sectores más reaccionarios –con la colaboración de los más
diversos sectores políticos patronales– no se hizo
esperar, con una campaña medieval contra los derechos de
las personas lgttbi y las mujeres, aullando por la supuesta
“destrucción de la familia tradicional”... Así el
debate llegó a la sociedad y se está discutiendo si está
bien o está mal que todas las personas tengan los mismos
derechos civiles.
En 1990 la Organización Mundial de la Salud retiró a la homosexualidad
de la lista de “enfermedades” (como nota al pie digamos
que se tomaron su tiempo ¿no?). Hace ya 20 años de esto y,
sin embargo, todavía se escucha de boca de psiquiatras, médicos
y psicólogos, generalmente ligados a la Iglesia católica,
argumentos de que se trataría de un “desvío” o
“anormalidad antinatural”. Estas concepciones están
profundamente arraigadas en sectores de la sociedad y la
invisibilización, discriminación y violencia contra las
lesbianas, gays, travestis, transexuales, bisexuales, es
moneda corriente. En muchas provincias de la Argentina sigue
siendo ilegal demostrarse afecto en la calle, se golpea a
travestis al mismo tiempo que son objeto de persecución y
violencia policial mientras la única salida que se les
ofrece es la prostitución. La persecución en lugares de
trabajo y estudio es también común. Los casos de violencia
no son raros y llegan hasta el asesinato, como en el caso de
Natalia Gaitán, una joven cordobesa asesinada por el
padrastro de su pareja, quien no soportaba esta relación.
Muchos casos ni siquiera aparecen públicamente porque son
invisibilizados bajo otros rubros, generalmente presentados
por la prensa como casos policiales, lo mismo que la
violencia hacia a las mujeres.
El proyecto de ley presentado en el Congreso sería un avance en los
derechos democráticos elementales, para que las personas
lgttbi dejen de ser consideradas ciudadanos de segunda, para
que el Estado deje de santificar la discriminación.
La propia Iglesia católica, la misma Iglesia que viene en todo el mundo
profundamente desacreditada por los escandalosos casos de
pedofilia, es la que utiliza los argumentos más
reaccionarios para volver con la retrógrada campanita de la
familia tradicional como baluarte de la sociedad. Nada dice
sobre la violencia que se vive dentro de la familia, los
abusos y discriminación de que son objeto las mujeres y las
personas lgttbi.
No sólo han llenado las ciudades de reaccionarios afiches, sino que además
han organizado movilizaciones contra el matrimonio de
personas del mismo sexo, apelando incluso a los alumnos de
las escuelas que dirigen, con consignas tales como “es la
biología, estúpido” o “aborto=genocidio”.
Gobierno K: quedar bien pero no
hacer olas
Por su parte, el gobierno K aparece como el “abanderado” de la
aprobación de la ley. Incluso Néstor Kirchner, que nunca
bajó al recinto de Diputados para ningún otro debate ni
votación, fue a votar a favor de la ley. Es obvio que el
gobierno quiere utilizar esto para aparecer como un gobierno
“democrático” y “moderno” en un operativo por
conseguir votos entre los sectores “progresistas”.
Pero lo cierto es que el gobierno K no da un sólo paso concreto en
separar a la Iglesia del Estado. Sigue manteniendo los
sueldos de los curas, todos los subsidios a las escuelas
confesionales y a otras instituciones eclesiásticas. Además,
la ley de educación sexual aprobada en 2006, fue
absolutamente consensuada con la Iglesia para que allí no
se diga nada sobre la diversidad sexual y se siga
impartiendo la idea de que la familia “normal” es la
compuesta por un hombre, mujer y sus hijos. Incluso, con la
ley aprobada con los límites señalados, no se ha dado
ninguna capacitación a las y los docentes para la explicación
de la misma, con lo cual todo queda librado al conocimiento
previo y a la ideología propia. Esto, además, le ha dejado
un espacio enorme a la Iglesia para seguir imprimiendo sus
“manuales para el amor” donde se dice que el
preservativo no evita el contagio del vih/sida, que el
aborto es un asesinato y otras barbaridades tan anticuadas
como peligrosas. Como si lo anterior fuera poco, el gobierno
de Cristina ha reiterado –una y otra vez– su compromiso
con el Papa encubridor de abusadores, de no dar el derecho
al aborto en Argentina.
En fin: en todo caso el gobierno K está dispuesto a “conceder” un
elemental derecho si es que éste no implica costo político
alguno y como valla para impedir no dar ninguna otra concesión.
Por esto es que en toda la actividad por la ley de
matrimonio la palabra que ha estado prohibida es la del
derecho de las mujeres al aborto.
Una estrategia de derrota
Por su parte, la Federación LGTBI, dirigida por María Rachid, ha
mantenido la estrategia de no movilizar a nadie para
garantizar que el Congreso vote la ley, incluso cuando la
Iglesia ha desatado una gran movilización reaccionaria
nacional y en el Senado se emiten cada vez más señales de
que muy posiblemente el matrimonio gay sea rechazado. En la
comisión de legislación general el mismo acaba de ser
rechazado por nueve votos contra seis.
La miserable estrategia de la Federación ha consistido en la “seducción”
de diputados y senadores, enviándoles cartas, yendo al
Congreso a “charlar” con todos los parlamentarios…
Pero ha evitado por todos los medios que la comunidad y
todos los sectores democráticos que respaldan el matrimonio
del mismo sexo se puedan movilizar en las calles.
Precisamente, el último 28 de junio, en el aniversario de la revuelta de
Stonewall, cuando ya la Iglesia venía realizando
movilizaciones de importancia en el interior del país
(llamadas “la ola naranja”), estuvo en contra de llamar
a una concentración multitudinaria como podría haberlo
hecho. Sólo organizó un acto con “personalidades” del
que participaron Hugo Yasky, Agustín Rossi (uno de los
principales espadachines K) y hasta un cura “gay friendly”.
Hubo un festival de música que contó con Fito Páez y
Vicentico. Pero a pesar de la presencia de estos conocidos
artistas, la Federación se encargó de que nadie se
enterara de que esto iba a ser así para asegurarse de que
fuera un acto pequeño, de manera de no importunar al
kirchnerismo ya preocupado por el grado de polarización que
el tema estaba despertando.
Sin embargo, este operativo, que tiene el objetivo de embellecer al
Parlamento y además convencer a la comunidad que los
derechos se conquistarían siendo lo más “normales”
posible, es decir, apelando a la democracia capitalista, a
los mismos diputados y senadores que son parte del sistema
de opresión y explotación, tiene un pequeño problema:
puede
ser el camino que pavimente una estruendosa derrota el 14
sino se da un giro de 180 grados convocando a la más amplia
movilización.
Por la más amplia
movilización
de
los sectores que se consideran democráticos
Los K están aterrados que algún
sector se movilice en las calles. Aunque sea por un derecho
tan elemental y democrático como el derecho a gozar de los
mínimos derechos que otorga el matrimonio.
Con la mira puesta ya en el 2011 la ecuación funciona si suma más votos
de los que se pierden con la ley de matrimonio. Pero con la
polarización creada a partir de la salida de la Iglesia a
las calles, ahora el gobierno K tiene dudas. Es que si se
siguen agitando las aguas se expone a perder votos pasibles
de la campaña reaccionaria en el interior del país. Por
eso el gobierno duda: el propio Kirchner apoyó el proyecto
de ley en Diputados, con lo cual que no salga la ley sería
una derrota política personal. Pero el interrogante que
tiene es si ese no será un “mal menor” ante la
posibilidad de que tensar mucho de la cuerda, le haga perder
más votos por “derecha” de los que ganaría por
“izquierda”: de ahí que impulsar una amplia movilización
es palabra prohibida.
Esto vuelve a la estrategia de la Federación y los K más peligrosa
todavía, porque le deja la ancha avenida a la derecha, que
incluso está convocando a una movilización masiva contra
el matrimonio gay para el día 13 (un día antes de la
votación en el Senado) mientras que enchaleca toda
posibilidad de que se movilice la comunidad lgttbi, las
organizaciones feministas, los centros de estudiantes, los
partidos de izquierda, todos los sectores que se consideren
democráticos e incluso sindicatos y todas las compañeras y
compañeros que están dispuestos a dar una pelea para
conquistar el derecho al matrimonio y todos los demás
derechos pendientes.
No se puede dejar en manos de parlamentarios que están
presionados por la Iglesia católica la resolución de la
cuestión. Es necesario que la Federación –haciendo un
llamado a todos los sectores democráticos, sindicatos, etcétera–
convoque a una masiva movilización para el día 14 frente
al Congreso Nacional para exigir que se apruebe la ley. Sólo
así se garantizará que no venga un “voto no positivo”
que termine empantanando y deje la cuestión sin resolver.
Llamamiento de Las Rojas y Carne Clasista
Por eso, desde la agrupación de mujeres Las Rojas y la
agrupación Carne Clasista, estamos convencidos de que no
hay que dejar pasar a la Iglesia. Venimos desde hace meses
con una campaña para escrachar los afiches homo-lesbo-transfóbicos
y machistas de la Iglesia. Y opinamos que ahora hay que
estar en la línea de frente de la pelea por el derecho al
matrimonio, incluso si como agrupación, programáticamente,
estamos por la más amplia libertad en las relaciones
humanas y no por el matrimonio como tal.
Llamamos a todas las organizaciones lgttbi, feministas y
de mujeres, centros de estudiantes, partidos de izquierda y
sindicatos a organizar una gran movilización para que se
apruebe la ley de matrimonio para personas del mismo sexo.
•
Que la Iglesia no se meta
•
Derrotar la escalada reaccionaria
•
Aprobación de la ley de matrimonio ya
•
Movilicémonos el 14/7 a Congreso
•
Justicia para Natalia Gaitán
•
Educación sexual laica, científica y feminista
•
Derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito
[1]
Para colmo de colmos, mostró un video donde se decía
que fue Eva Perón quien le consiguió el derecho al
voto a las mujeres, como si no hubiera sido el
movimiento de mujeres en las calles el que a lo largo de
décadas en todo el mundo estuvo peleando por este
derecho democrático elemental.