Socialismo o Barbarie, periódico Nº 181, 22/07/10
 

 

 

 

 

 

Estados Unidos - I

Obama cuesta abajo

Por Claudio Testa

“El hombre que llegó a la Casa Blanca generando una expectativa irracional, ahora está pagando el amargo precio de la realidad... Obama está próximo a su fin.” (Alexander Cockburn, “The Fall of Obama” [“La caída de Obama”], CounterPunch, July 16, 2010)

Caída libre en la “opinión pública” y amenaza de catástrofe electoral

El 2 de noviembre próximo se harán en EEUU las llamadas elecciones de “midterm”. Es la votación que se realiza a mitad del mandato presidencial. En ella se eligen legisladores federales –senadores y representantes (diputados)– y también una parte de los gobernadores y otras autoridades y legisladores de estados y municipios.

Estas elecciones suelen ser también un “barómetro” del mandato presidencial. Ahora, previsiblemente, este rasgo se va a acentuar. Todo indica que los temas “locales” (que en la política de EEUU suelen tener un peso importante) van a pasar a segundo plano. Las elecciones del 2 de noviembre se esbozan ya como un plebiscito sobre la administración Obama.

Si esto sucede, el resultado amenaza ser un fenomenal “voto castigo”. Es que los datos de las encuestas indican ya una abrumadora desaprobación. El motor de este repudio es la catástrofe económica que ha provocado un “colapso en el nivel de vida” de gran parte de la población (ver recuadro).

Según encuestas nacionales, una creciente mayoría de votantes estadounidenses desaprueba el manejo de la economía del presidente Obama. En la encuesta de Washington Post/ABC News, 43 por ciento aprueba el manejo y 54 por ciento lo desaprueba, en lo que resulta el peor nivel desde que el demócrata llegó a la presidencia. Otra encuesta de CBS News registró casi lo mismo, con sólo un 40% que está de acuerdo... Esta desaprobación afecta la calificación en general del mandatario: casi seis de cada 10 votantes dicen que ya carecen de fe en Obama...” 1

Pero a los legisladores, tanto demócratas como republicanos, no les va mejor: casi un 40% dice “no tener confianza en los legisladores de ambos partidos”.

Un tendal de promesas incumplidas”

Al brutal deterioro en las condiciones de vida de las masas trabajadoras estadounidenses, se le suma lo que un desilusionado partidario de Obama, columnista de la revista “liberal” (“progre”) The Nation, calificó como “un tendal de promesas incumplidas”. 2

Y esto es verdad incluso para sus escasas promesas (aparentemente) cumplidas, como la “reforma del sistema de salud” y la recién aprobada “reforma financiera”. Es que Obama es un maestro en el arte de dar gato por liebre.

Tras la fachada de la “reforma sanitaria”, Obama burló en verdad su promesa electoral de “opción pública” y dejó en pie el poder de las aseguradoras, las clínicas privadas y las corporaciones farmacéuticas.

La “reforma financiera” es otro caso de gato por liebre. Tiene poco que ver que ver con una regulación burguesa en serio del sector financiero, como fue la ley Glass-Steagall de la época de Roosevelt.

Como dice el Wall Steet Journal para tranquilizar a sus lectores, la “reforma financiera” votada es “un punto de inicio, no un punto final”. 3La legislación –aclara otro artículo– otorga a 10 agencias reguladoras la discreción de redactar cientos de normas financieras. En lugar de la ley en sí, será este proceso, acompañado de una ofensiva de lobby de los bancos, el que determinará los contornos precisos del entorno financiero.” 4 ¡Y no hay duda que será esa “ofensiva de lobby de los bancos” –léase millones en sobornos a los funcionarios de las “agencias reguladoras”– la que va a determinar esos “contornos”!

Uno de esos “contornos” ya es particularmente escandaloso. Permite otorgar nuevos rescates financieros... sin tomarse la molestia de pasar por el Congreso para aprobarlos. Cuando a fines del 2008 estalló la crisis financiera, Bush se vio obligado a hacer votar en las cámaras el paquete de 700 mil millones. Fue un trámite difícil, que estuvo al borde del fracaso y que generó grandes debates y escándalos políticos. Ahora los bandidos de Wall Street pueden dormir tranquilos... los nuevos rescates no tendrán esas dificultades: se podrán usar directamente fondos federales sin necesidad de aprobación del Capitolio.

Comparemos esta generosidad hacia los bancos, con las trabas para mantener los subsidios a millones de trabajadores en paro. ¡Para eso exigen que se vote en las cámaras... que hasta ahora se han negado, para no aumentar el déficit fiscal!

El contenido concreto de las dos principales “promesas cumplidas” de Obama –las reformas sanitaria y financiera– es una buena radiografía de su administración. Pero, por supuesto, el motivo central de descontento popular no es ése, sino el “colapso del nivel de vida” con eje en el desempleo.

Otro frustrado partidario de Obama –el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman– subraya más o menos lo mismo: “El problema ‘es la economía, estúpido!’ –le grita Krugman a Obama–... Si la economía mejora notablemente durante los meses anteriores a una elección, a los presidentes en ejercicio les va bien; si la economía está estancada, les va mal... Lo que importa son los resultados económicos actuales...” 5

Pero de esa percepción correcta, Krugman extrae una conclusión utópica: “Lo mejor que Obama podría haber hecho para evitar un revés electoral en noviembre, hubiera sido lanzar un plan de estímulo de dimensiones equivalentes a la crisis económica... su verdadero error fue hacer muy poco para crear empleo.” 6 (subrayados nuestros)

Krugman, como muchos “liberals”, va de la verdad del diagnóstico a lo quimérico del remedio, Es como si un médico dijese: “usted tiene cáncer; entonces, para curarse, rece diez padrenuestros y cinco avemarías”.

Es que Obama (y antes Bush) lanzaron “planes de estímulo de dimensiones equivalentes a la crisis”. Pero esos “planes de estímulo”, por motivos profundos y objetivos, no tuvieron nada que ver con una reedición de los grandes programas de obras públicas del New Deal, en la anterior Gran Depresión de los años 30. Aunque con salarios miserables y sin dar soluciones de fondo, fueron un paliativo real del desempleo.

Ahora, en lo que amenaza ser la Gran Depresión del siglo XXI, se impuso otro tipo de “planes de estímulo”: principalmente darles billones a los grandes bancos y corporaciones financieras. Así, supuestamente, se reactivarían el crédito y las inversiones productivas... al final, esto solucionaría el desempleo. Los resultados están a la vista en EEUU, Europa y el resto del mundo: lo único que se “reactivó” es la más desenfrenada especulación financiera.

Pero esta “equivocación” no es un “error personal” de Obama y demás administradores políticos del capitalismo. Expresa, por un lado, la configuración actual del capitalismo estadounidense y mundial. Pero, por el otro, refleja también distintas situaciones de la lucha de clases.

Los dirigentes políticos de la burguesía estadounidense actuaron en los años 30 bajo la presión (y el temor) de un extraordinario ascenso obrero y de una radicalización notable de sectores de vanguardia que lo encabezaban. Hoy no estamos (aún) en una situación parecida. Y además Obama, los burócratas sindicales y el amplio cortejo del “progresismo” demócrata han cumplido un rol de primer orden en mantener la pasividad y confusión de las masas trabajadoras.

Sin embargo, a la larga, la burguesía estadounidense está jugando con fuego. La serie interminable de ataques brutales a la clase trabajadora y las masas populares está acumulando material explosivo en una escala sin precedentes... ¡El problema es el detonador!


Notas:

1. David Brooks, corresponsal en Nueva York, “Más del 50% desaprueba a Obama”, La Jornada, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

2. Eric Alterman, “Obama: un tendal de promesas incumplidas”, The Nation, julio 2010, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

3. Victoria McGrane y Michael R. Crittenden, “La legislación final endosa una serie de compromisos”, Wall Street Journal, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

4. Damian Paletta y Aaron Lucchetti, “El Congreso aprueba reforma financiera”, Wall Street Journal, 16/07/10

5. Paul Krugman. “The Pundit Delusion”, New York Times, July 18, 2010.

6. Op. Cit.


Estados Unidos - II

“Colapso en el nivel de vida”

Por Claudio Testa

La causa de esta desaprobación mayoritaria y creciente a la gestión de Obama es lo que una investigadora define como el “colapso en el nivel de vida en EEUU”, con “más pobreza según todos los criterios”: “Más de 15 millones de estadounidenses carecen totalmente de empleo, la cantidad de los que no tienen vivienda ha aumentado en un 50% en muchas ciudades, y casi 40 millones viven de cupones alimentarios, más que en ningún momento en los casi 50 años de ese programa.”1

La base de este colapso social es el desempleo masivo, sin final a la vista y sin soluciones efectivas de parte del gobierno. Pero este desastre no viene solo: va acompañado de la degradación del salario y las condiciones de trabajo, de las ejecuciones de millones de hipotecas que dejan a las familias en la calle, de la bancarrota de multitud de pequeños negocios, etc., etc.

La catástrofe del empleo es, efectivamente, el centro de la crisis social. La cifra “oficial” del 9,7% es un maquillaje escandaloso de la verdadera situación.

El entorno inmediato de la gran mayoría de los estadounidenses –señala otro estudio– no dejó de degradarse desde el 2008, a pesar de lo que digan las estadísticas y los ‘expertos federales’. El desempleo real se sitúa por lo menos entre el 15% y el 20%, y está entre el 30% y el 40% en las ciudades y las regiones más afectadas por la crisis.” 2 (subrayados nuestros)

Hay una variedad de maquillajes –que no son de uso exclusivo de EEUU– para borrar de las estadísticas a buena parte de los molestos desempleados. Uno de esos numerosos trucos, es el de considerar “empleado” a quien haya trabajado por lo menos 15 horas al mes sin recibir sueldo en una empresa familiar. Otra prestidigitación es borrar de las estadísticas a los millones de “trabajadores desalentados”, que dejan de buscar trabajo porque no consiguen. 3

“Nunca tantos estadounidenses –prosigue el último texto citado– han estado dependiendo de los bonos de alimentación del gobierno federal. Representan una importante proporción jamás alcanzada de las rentas familiares. Paralelamente, los Estados están obligados a multiplicar los recortes presupuestarios y suprimir servicios sociales de todas clases, agravando simultáneamente el paro. ¡Y estos fenómenos ocurren mientras se considera que el impacto del ‘plan de estímulo económico’ de la administración Obama alcanza su máximo!

“Entonces, no hay que sorprenderse al saber que el consumo de los hogares no aumenta y que incluso disminuye como lo muestran las ventas minoristas de mayo y que el mercado inmobiliario continúe su descenso a los infiernos. Las proyecciones más fiables de los indicadores muestran por otra parte que la economía estadounidense nuevamente se contraerá durante el segundo semestre... Contrariamente al discurso de Washington y Wall Street, de hecho, la austeridad ya ha llegado para la gran mayoría de los estadounidenses que no tienen trabajo, sino casas hipotecadas y/o deudas superiores a sus activos, y no pueden pagar más la Universidad a sus hijos, sus salidas o sus vacaciones, sin hablar del consumo cotidiano. Además, en muchas localidades no hay recolección frecuente de la basura domiciliaria (o se debe pagar más impuestos), perdieron un día de distribución del correo, disminuyó la protección por falta de policías, deben hacer colas interminables frente a las ventanillas de las administraciones como consecuencia del despido de los funcionarios, sus hijos tienen menos profesores en las escuelas, las que a su vez brindan menos servicios (cafetería, transporte escolar). En general, son las administraciones locales y los Estados quienes efectivamente han implementado desde hace muchos meses una política de austeridad, ocultada en el extranjero; y esto se acelera.” 4

Esta catástrofe social está dando un nuevo salto: ya 2,5 millones de desempleados han dejado de percibir subsidios de paro. Y esta cifra crece semana a semana. A fines de julio, a ese número se agregará otro millón cien mil que tendrán vencidos sus seguros de desempleo. 5

Aunque los subsidios sean miserables, han contribuido, unidos a los bonos de comida, a alejar un estallido social y a evitar una depresión aun mayor del consumo. Pero los plazos se alargan junto con el número de trabajadores parados. Y gran parte de la burguesía y sus políticos exigen terminar con ese “gasto improductivo” que fomenta una “inmoral ociosidad” y hace crecer el déficit fiscal.

Así, la senadora Sharron Angle, de Nevada, opina que “hemos deformado a nuestra ciudadanía: los desempleados deliberadamente no buscan trabajo para vivir del seguro sin incomodidades”. 6 Además, extender el seguro de paro aumentaría el déficit federal en 33.000 millones. Claro que acaba de aprobarse una partida extra de 37.000 millones para guerra de Afganistán... Y no hablemos de los billones gastados en “rescates” y “estímulos” para los bandidos de Wall Street...


Notas:

1.- Christine Vestal, “Colapso en el nivel de vida en EEUU”, Global Research, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

2.- “Los cuatro ‘puntos únicos de fallo’ del sistema mundial”, Global Europe Anticipation Bulletin (GEAB) N° 46, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

3.- Op. Cit.

4.- Op. Cit.

5.- Juan Gelman, “Seguros inseguros”, Bitácora, en www.socialismo-o-barbarie.org, edición del 18/07/10.

6.- Op. Cit.


Estados Unidos - III

¿Giro a la derecha?

Por Claudio Testa

La perspectiva de la derrota Obama y de un triunfo republicano en las elecciones de noviembre, sumado al crecimiento de movimientos reaccionarios como el Tea Party, hace que muchos analistas hablen de “giro a la derecha”. Con la misma ligereza con que hace dos años se exageró la subida de Obama como un vuelco político radical hacia la “izquierda”, ahora para algunos casi se estaría al borde del fascismo en EEUU.

En verdad, la situación es mucho más compleja y matizada. Aquí no podemos hacer un análisis global de la situación, pero sí algunas observaciones puntuales acerca de las elecciones, el movimiento de masas y el fenómeno del Tea Party.

Las elecciones

Las elecciones en las “democracias” burguesas son un reflejo cada vez más deformado y fraudulento de la mítica “voluntad del pueblo soberano”. Por un lado, son ya más parecidas a campañas publicitarias para vender desodorantes o comida para mascotas, donde lo que cuenta son los gastos millonarios en TV y otros medios. Por el otro, el aparato del Estado trata de bloquear las expresiones independientes y clasistas, y encauzar el voto hacia partidos de distinta “camiseta” pero que juegan para los mismos intereses generales del capitalismo.

El “bipartidismo” es la forma más eficiente de lograr eso: el “voto útil” del “ciudadano” queda enjaulado en la disputa entre un partido “conservador”, “reaccionario” o de “derecha” y otro partido “progresista” o de “izquierda”... cuyas diferencias y promesas se minimizan cuando asumen el gobierno. La etapa neoliberal ha acentuado este fraudulento mecanismo político, sobre todo en los centros del capitalismo. EEUU es uno de los países donde esto se verifica con mayor nitidez. Así, en la Gran Depresión de los años 30, las diferencias programáticas entre demócratas y republicanos tenían dimensiones substanciales. Hoy no es así, lo que no implica que no haya una pelea de perros rabiosos entre ambas pandillas.

Todo esto hace muchas veces confuso el significado del voto. El encuadre de los electores en el bipartidismo, activa los fraudulentos y contradictorios mecanismos del “voto castigo” (voto al partido opositor para castigar al gobierno que defraudó) o su opuesto: el “voto por el mal menor” (voto al partido oficialista porque el otro es peor aún).

En época de crisis, el mecanismo del “voto para castigar al gobierno” se acentúa. En Europa, en el marco del bipartidismo, ha llevado en los últimos años a un “sube y baja” de gobiernos de “derecha” e “izquierda”, que verdad no son consecuencia de un gran vuelco reaccionario de las masas, ni tampoco de una mayor radicalización hacia la izquierda. Simplemente, la gente “vota en contra”.

Esto es también lo que previsiblemente puede suceder en las elecciones de 2 noviembre en EEUU. El “voto en contra” o “voto castigo” podría ser abrumador. Obama tratará de hacerle frente impulsando el mecanismo opuesto: el “voto por el mal menor”. O sea, “los republicanos son todavía peores que yo...”

En EEUU esto se ve aún más distorsionado, porque las elecciones están diseñadas para que los trabajadores y los pobres no vayan a votar. Desde hacer las elecciones en un día laborable hasta la exigencia de inscribirse previamente, todo alienta a la marginación de los más castigados por la crisis.

Es probable así que un amplio sector de las masas juveniles y de trabajadores que votaron por Obama hace dos años, en noviembre simplemente se abstengan. Este fenómeno ya se ha visto en algunas elecciones parciales, donde el triunfo republicano se debió más bien a esa abstención que a un salto notable del voto “conservador”.

¿Qué está pasando en la cabeza de la gente?

La clave de la situación es que la clase trabajadora, víctima principal de la crisis, no está movilizada. Sus respuestas a los terribles golpes han sido cualitativamente más débiles que en Europa, América Latina o (ahora) China. Si hubiese una mayor respuesta obrera y popular, sería también casi seguro un cierto grado de radicalización política, por lo menos a nivel de las vanguardias de las luchas.

Esto no significa que “no pasa absolutamente nada”. Existe un complejo proceso de recomposición de la clase trabajadora, que tiene que ver principalmente con los nuevos sectores provenientes de la inmigración, y que ahora comienzan a enfrentar las leyes racistas, como la del Estado de Arizona. Es este movimiento esencialmente de trabajadores el que ha recobrado la tradición clasista del 1º de Mayo. Ha habido también luchas (fragmentarias) de trabajadores (sobre todo en servicios), algunos movimientos de resistencia a desalojos de viviendas hipotecadas, movilizaciones estudiantiles (en la Universidad de California) y luchas democráticas (principalmente por los derechos de LGBT). Pero todo es aún limitado y muy fragmentario.

Sin embargo, la debilidad de la movilización, tampoco significa que, en la cabeza de la gente, los golpes de la crisis no hacen mella.

En relación a eso, en lo que pasa en la cabeza de la gente, hay que subrayar datos de una de las principales encuestadoras, The Pew Research Center. Un survey realizado en mayo pasado, halló que el “socialismo” es visto favorablemente por un alto porcentaje!

“La gente joven –dice el informe– es más positiva hacia el ‘socialismo’ –y más negativa hacia el ‘capitalismo’– que los de más edad.”[1](subrayados nuestros) En la franja de 18 a 29 años “socialismo” y “capitalismo” quedan igualados en un 43% de opiniones “positivas” para cada uno. Entre los negros, gana el “socialismo” con un 53%. En las capas más pobres (menos de 30.000 U$ de ingreso familiar anual) el socialismo es visto “positivamente” por un 44%.[2]

Estos resultados son doblemente significativos, teniendo en cuenta la magnitud del “lavado de cerebro” a que está sometida la población en EEUU, y la situación de desmovilización de los trabajadores.

El movimiento Tea Party

Sin embargo el único “movimiento” a escala nacional que parece destacarse en el escenario político-social, es un movimiento de derecha, el famoso Tea Party. Este un dato muy importante –y muy negativo– pero hay que evitar sobredimensionar, viendo ya a un arrollador e incontenible movimiento de masas fascista, como los de Europa en el siglo pasado.

En primer lugar, hay una “inflación mediática” del Tea Party, impulsada por FoxNews y otros medios de extrema derecha, que presenta cualquier pequeña movilización como una acción de amplias masas.

Asimismo, este peculiar “populismo de derecha” no agrupa (aún) a masas plebeyas significativas, como fue el caso de los fascismos europeos. Sus componentes provienen mayoritariamente de sectores relativamente acomodados de clase media y media-alta.

Menos aún este populismo de derecha conforma un movimiento orgánica y programáticamente unificado, con un liderazgo al que se disciplinan todos. Más bien la nota dominante son los puntos de desacuerdo. El tema racial, por ejemplo, acaba de generar una grave crisis.[3]

El espectro de desacuerdos de ese movimiento abarca casi todos los temas importantes de política interior y exterior, desde quedarse o retirarse de Iraq y Afganistán, y apoyar o no a Israel, hasta cuestiones fundamentales de política económica, libertades civiles, aborto, casamiento gay, separación de la Iglesia y el Estado, etc., etc.[4] Su punto central de unidad es el odio cerril, teñido de racismo, a Obama.

Pero, aunque el Tea Party se inició en gran medida como un engendro de sectores del Partido Republicano, ahora se está esbozando una división que puede ser grave. Todo un sector del Tea Party postula conformarse como un “tercer partido” de derecha, en ruptura con los republicanos. El descrédito de los políticos de ambos partidos tradicionales, da bases a esta jugada.

Si esto llegase a ser así, se daría la paradoja de que el secular bipartidismo estadounidense comenzaría a romperse por su rama derecha.


Notas:

1.- “«Socialism» Not So Negative, «Capitalism» Not So Positive”, The Pew Research Center, May 04, 2010, http://people-press.org/report/610/socialism-capitalism

2.- Cit.

3.- Greg Moses, “Racism Implodes Tea Party”, CounterPunch, July 19, 2010.

4.- Will The Tea Party Movement Succeed Or Will Ideological Divisions Doom It To Failure?, The American Dream, July 2010.