La
última edición de la revista Socialismo o Barbarie
[Nº 23/24, diciembre 2009] estaba encabezada por un artículo
cuyo título conviene recordar: “Crisis económica
mundial: Cuando se prepara una recaída”. Hoy la recaída
de la crisis ya es un hecho admitido por todos. Se confirma
también así lo apuntado en artículos anteriores de
nuestro periódico [Ver: “Tercera fase de la crisis -
El mundo regresa al abismo económico”, en SoB Nº
177, 27/05/10 y “Después del G-20 - El peligro del «sálvese
quien pueda»”, SoB Nº 180, 08/07/10]
El
mes pasado marcó, efectivamente, un “sinceramiento” de
la real situación de la economía mundial. Para el Wall
Street Journal (31/08/10) fue el “peor agosto desde
el año 2001”. Sin embargo, el desinfle de los
“mercados” confirma una realidad global y de la economía
de EEUU cualitativamente más grave que la del 2001,
cuando se había pinchado el globo fraudulento de las
“empresas .com”.
“El
principal temor –apunta el New York Times– es que
tendremos una recesión de ‘doble caída’ en la
segunda mitad de este año y el 2011.”[1] La “doble caída”
(también esquematizada como “recesión en W”),
significa que después de una breve y anémica “recuperación”
todo cae nuevamente.
Esto
confirma otro punto que venimos afirmando: que no estamos
frente a una mera “crisis cíclica”, sino ante a una
crisis histórica, “sistémica” del capitalismo.
Como
advierte, desde otras perspectivas, el conocido economista
marxista Anwar Shaikh, la acumulación capitalista es “un
proceso turbulento y dinámico”, con “ciclos de
negocios, que son los elementos más visibles de la dinámica
capitalista”. Así, “normalmente”, hay ciclos
cortos llamados “de inventario” (de 3 a 5 años) y ciclos
medios (de 7 a 10 años) de renovación de capital fijo.
Pero lo que está sucediendo hoy es muy diferente, es
un fenómeno comparable a la Gran Depresión de los años
30. Se trata, según Shaikh, de la “primera Gran
Depresión del siglo XXI”.[2]
Esto
explica, entre otros motivos, que las medidas tomadas por
los principales gobiernos capitalistas, sólo logren “trasladar”
la crisis de una esfera a otra. Así en la fase
anterior, aplicaron el remedio de salvatajes masivos
del estado, en especial a las instituciones financieras en
bancarrota. Se hizo en una escala sin precedentes en la
historia del capitalismo. El Bank of England (banco central
del Reino Unido) calculó que el costo
de la fiesta fue de 14 billones (millón de
millones) de dólares; es decir, el PBI anual de EEUU.
Si se le añaden los últimos “salvatajes” en Europa y
otros “paquetes”, la cuenta llega a los 20 billones.[3]
Sin
embargo, el resultado no fue el fin de la crisis, la
“recuperación”, sino la “mutación” de la
crisis financiera en crisis fiscal de los estados que
financiaron los salvatajes y “paquetes de ayuda”. Pero
lo importante es que esto no ha “relanzado el
crecimiento” (como se prometía), ni menos aun
solucionado la peor consecuencia social de la crisis: el desempleo
masivo.
Esta situación configura lo que en
mayo pasado caracterizamos como la “tercera fase”
de la crisis: “Si la primera [fase] estuvo marcada
por el derrumbe bursátil y productivo de finales del 2008 y
comienzos del 2009, y la segunda por una recuperación
relativamente «temprana» al compás de los mega-rescates
estatales, ahora se está ingresando en el tercer momento:
el de una recaída en W. Un analista tras otro está
subrayando que la crisis del euro ya supone un «frenazo»
al proceso de recuperación económica mundial o incluso
algo peor: «Los mismos inversores que pretenden que países
individuales endurezcan su política fiscal, están al mismo
tiempo preocupados acerca del impacto de que tantos países
avanzados lo hagan simultáneamente. Como acaba de escribir
Greg Gibbs del Royal Bank of Scotland: ‘imagínense el
desastre si las economías mayores son forzadas desde déficits
de dos dígitos a superávits; usted está hablando de un
escenario de Gran Depresión o peor’»”[4]. Ahora, la “recaída
en W” comienza a ser un hecho admitido en el mismo
punto de origen de la crisis, Estados Unidos.
El “péndulo” de la
crisis: de EEUU a Europa... y de Europa a EEUU
Como
si fuese un péndulo, el epicentro de la crisis mundial ha
ido oscilando de EEUU a Europa... y ahora de vuelta a
su origen.
Efectivamente,
esta “tercera fase” fue marcada inicialmente por la crisis
del euro. La Unión Europea y especialmente los países
de la “eurozona” fueron el eslabón más débil de la
cadena. En contraste, aunque sin exhibir ningún éxito
espectacular, EEUU aparecía como saliendo de la crisis
gracias a los mega-rescates de Bush y Obama.
En
este contexto, se desató una fuerte debate en las burguesías
de EEUU y Europa, y su personal político y gerencial: ¿seguir
con los “estímulos” estatales a la economía (a costa
de empeorar los déficits fiscales) o dar un viraje a la
“austeridad” presupuestaria (a costa de una recaída
recesiva o algo peor)?
Ese
fue eje de disputa entre Obama y los gobiernos europeos en
la última reunión del G-20 en junio[5], pero también
divide a los capitalistas estadounidenses y sus
funcionarios. Las divergencias se dan en la misma Reserva
Federal (Fed), que además de banco central funciona de
hecho como el verdadero “Ministerio de Economía” de
EEUU, que nominalmente es la Secretaría del Tesoro. Así la
últimas reuniones de la Fed fueron cruzadas por esas
discrepancias.[6]
Ahora
agosto ha echado un balde de nafta en este debate
interburgués: ¿qué hacer ante el agotamiento del
“crecimiento” debido a los estímulos del año pasado?
¡Es
una avalancha de malas noticias! El crecimiento del PIB
marca una evidente declinación: 5% anualizado el último
trimestre de 2009, 3,7% los primeros tres meses de 2010 y
1,6% en el segundo trimestre de este año.[7] Todo hacer
prever que la caída continuará en lo que falta de 2010 y
se prolongará en 2011. Por su parte, el comercio exterior
de EEUU no anda mejor: entre abril y junio, las
importaciones crecieron un 28,2%, contra sólo el 10,3% de
incremento en las exportaciones, ampliando el crónico y
monumental déficit de EEUU. ¡En contraste, China tuvo un
superávit record!
Pero
el agotamiento del efecto de los estímulos es aun más
resonante en los sectores estratégicos que pretendieron
apuntalar. Así, el mercado inmobiliario simplemente se
desplomó: en julio cayó un 27,2% la venta de casas
usadas y un 12,4% los inmuebles para estrenar. ¡Es la mayor
caída que registran las estadísticas![8]
Sin
embargo, como señala Paul Krugman, el dato más grave y
significativo es el del empleo, que va de mal
en peor. Los billonarios “estímulos” no
mejoraron nada la situación:
“El
pequeñísimo fragmento de verdad existente en la afirmación
de que vivimos una «recuperación» es el hecho de que el
PBI aún sigue aumentando: no estamos en una recesión clásica,
donde todo baja. ¿Y qué?
“La
pregunta importante es si el crecimiento es suficientemente
rápido como para reducir un índice de desempleo que está
por las nubes. Necesitamos un crecimiento del 2,5% tan sólo
para impedir que el desempleo aumente, y un crecimiento
mucho más rápido para lograr que se reduzca
significativamente... Si el desempleo aumenta durante el
resto del año, cosa que parece probable, no importará si
las cifras del PBI son levemente positivas o levemente
negativas.”[9]
Efectivamente,
el resultado de los billones gastados en “estímulos” ha
sido nulo en esto: “Lo más que se ha logrado en materia
de empleo, contra los vaticinios del Consejo de Asesores
Económicos de la Casa Blanca en el sentido de crear entre 3
y 4 millones de puestos de trabajo, es reducir la tasa de
paro en medio punto, del 10% al 9,5%.”[10] Y agreguemos
que en EEUU la estadísticas de empleo son tan
“dibujadas” como las de inflación en nuestro INDEC. ¡El
verdadero desempleo es más del doble de esas cifras!
¿Qué
pasó con el empleo?
Este
es, efectivamente, el punto central. En él “se
cruzan todos los cables” no sólo “económicos” sino
también políticos y sociales, nacionales e
internacionales. Refleja también el carácter de la
misma crisis que aludíamos al principio, ya que si se
tratase de un ciclo “normal”, el desempleo sería
“reabsorbible” en mayor o menor medida. Asimismo, tiene
que ver con el carácter cada vez más insostenible
de la configuración EEUU-céntrica del capitalismo mundial.
Después
de la charlatanerías de Obama, aparecen las verdaderas
perspectivas de la crisis y al empleo. Así, un informe
presentado en la conferencia anual que organiza la Fed en
Jackson Hole, hizo dos pronósticos aterradores: 1) “la
crisis no se superará en menos de una década”; 2)
“las tasas de empleo previas jamás se recuperarán”.[11]
¿Pero
por qué los billones generosamente regados sobre bancos y
empresas no han creado empleos?
En
primer lugar, porque los bancos y corporaciones, únicos
destinatarios de las “ayudas”, no los han empleado en
inversiones productivas, en creación de nueva
riqueza. A ese respecto, Anwar Shaikh hace esta
comparación entre los “estímulos” de Obama y los de
Roosevelt en la Gran Depresión del siglo pasado:
“Los
gastos gubernamentales pueden estimular mucho la economía...
pero debemos distinguir entre dos formas de estímulo económico:
1) la demanda directa del gobierno, que estimula el
empleo siempre que los empresarios no usen ese dinero para
pagar sus deudas; 2) el empleo directo del gobierno
que estimula la demanda siempre que usen sus ingresos para
consumir y no para pagar deudas...”[12]
Así,
en los años ’30, “los gastos del gobierno fueron no sólo
hacia la compra de bienes y servicios. También fueron hacia
el empleo directo en trabajos de servicios públicos.
Por ejemplo, sólo la Work Projects Administration (WPA)
empleó a millones de trabajadores en obras públicas...”[13]
En
cambio, con Obama, la cosa ha sido muy distinta: “La
exigencia de que el dinero recibido [en estímulos] debe ser
gastado, es crucial. Ahora, en los principales países del
mundo, grandes sumas han sido dirigidas a los bancos y también
a empresas no financieros. Pero esos fondos han terminado
confiscados allí: los bancos los han usado para apuntalar
sus tambaleantes carteras; y las industrias los necesitaban
para pagar sus deudas.”[14]
El símbolo
de esto es la General Motors, alabada como uno de los
grandes éxitos de los rescates de Obama. Acaba de declarar
2.000 millones de ganancias... pero sólo ha creado 2.000
puestos de trabajo...[15]
En
cuanto al empleo directo por el estado, al revés que en el
New Deal de Roosevelt, en vez de emplear a millones en obras
públicas, lo que se ha hecho es despedir en masa a los
empleados públicos.
En
plena hecatombe de las estadísticas de empleo, el gobierno
federal despidió en julio a 131.000 empleados que habían
trabajado en el censo.[16] Otros millones han sido echados a
nivel de los estados y municipios.
En
los años ‘30, el empleo público directo (con salarios
miserables) sirvió al capitalismo estadounidense no sólo
para paliar la crisis y evitar el peligro de un estallido
social. También le permitió construir a bajo costo gran
parte de la infraestructura moderna de EEUU, carreteras,
puentes, diques, etc. Esto fue un elemento importante en su
relanzamiento como centro del capitalismo mundial.
Hoy
se hace lo opuesto: “Un
país que antes deslumbraba al mundo –comenta
escandalizado Paul Krugman–, ahora está en proceso de
despavimentarse: en una serie de estados, los gobiernos
locales están rompiendo las rutas que ya no pueden
mantener...”[17] El retroceso del asfalto y el cemento al
pedregullo es todo un símbolo de la decadencia de un país
que fue en gran medida el “inventor” de la carretera
moderna.
Desempleo
estructural: sobre llovido, mojado
Este
desastre del empleo se agrava también por los cambios
estructurales de las relaciones entre EEUU y el resto de la
economía mundial.
Para
las corporaciones estadounidenses (y también de Europa y
Japón) fue gran negocio mudar buena parte del sector II de
la industria (producción de bienes de consumo) a países de
bajísimos salarios (China, en primer lugar). Pero este gran
negocio ha sido ruinoso para EEUU como estado. Además
de las consecuencias para el comercio exterior y la cuenta
corriente, las dificultades para reducir el desempleo tienen
que ver no sólo con el ciclo económico sino también con
los cambios estructurales del aparato productivo.
En
los 90’ esto dio lugar en su momento a las pavadas sobre
la “era post industrial”, el “capitalismo del
conocimiento” y la “sociedad de la información”. Lo
cierto es que “la industria manufacturera en Estados
Unidos se quedó con segmentos del proceso productivo de un
mayor valor agregado”[18]. Pero gran parte del resto de la
industria se fue al exterior... y con ella, los empleos.
El
problema estructural es que “la industria manufacturera
posee los multiplicadores de empleo más altos en la economía
y por eso mantiene un número más elevado de empleos
indirectos.... Para EEUU, un estudio del Economic Policy
Institute revela que en efecto los multiplicadores de empleo
de la industria manufacturera son más altos que en los
servicios o en el comercio. Por cada cien empleos en la
industria manufacturera, el multiplicador es 2,91 (es decir
se mantienen 291 empleos indirectos). El multiplicador en
los servicios de salud es de 1,17, en los servicios
profesionales de comercialización es de 1,54 y en el
comercio al menudeo es de apenas 0,88. Es decir, la pérdida
de empleos en la industria manufacturera tiene efectos
indirectos mucho más intensos que en las demás
actividades.”[19] ¡No es lo mismo producir bienes
materiales que vender juguetes Made in China!
En síntesis
En
resumen, el curso de la crisis mundial ha puesto otra vez a
EEUU en el centro de la escena. Esto abre un crítico
panorama político dentro de EEUU, tema de trascendental
importancia pero que no podemos desarrollar hoy.
En
lo inmediato, se perfila el derrumbe político-electoral de
Obama y una peligrosa ofensiva desde la derecha para
capitalizar su fracaso. Pero el elemento decisivo en este
cuadro es el enorme retraso y las dificultades del
movimiento obrero y las masas trabajadoras para entrar de
lleno en escena, aunque por otro lado se han venido dando
luchas y protestas de su sector más castigado: los
trabajadores inmigrantes.
Notas:
1.-
David Jolly and Bettina Wassener, “Global Stocks
Fall on Economic Worries”, New York Times,
31/08/10.
2.- Anwar Shaikh, “The First Great Depression of the
21ST Century”, publicado en Socialist Register 2011,
The Crisis This Time, Fernwood Publishing, Canadá,
September 2010.
3.- David Mcnally, “The mutating crisis of global
capitalism”, ISR Nº 73, September–October 2010.
4.-
José Luis Rojo, “Tercera fase de la crisis - El mundo
regresa al abismo económico”, SoB Nº 177,
27/05/10.
5.-
José Luis Rojo, “Después del G-20 - El peligro del «sálvese
quien pueda»”, SoB Nº 180, 08/07/10.
6.-
Jon Hilsenrath, “Opciones para estimular la economía
dividen a la Fed - ¿Cuál es el siguiente paso?”, Wall
Street Journal, 25/08/10.
7.- Motoko Rich, “U.S. Economy Slowed to 1.6% Pace in
2nd Quarter, New York Times, August 27, 2010.
8.-
“Caída histórica en las ventas de casas”, por Sudeep
Reddy y Nick Timiraos, Wall Street Journal, 25/08/10
9.- Paul Krugman, “This Is Not a Recovery”, New
York Times, August 26, 2010.
10.-
Ernesto Ekaizer, “El plan de estímulo de Obama sólo ha
reducido el paro en medio punto”, Público.es,
30/08/10.
11.-
“Informe en la conferencia organizada por la Reserva
Federal en Jackson Hole”, Reuters 27/08/10.
12,
13 y 14.- Shaikh, cit.
15.-
David Brooks, “Se desploma el índice de aprobación de
Obama por la falta de empleo”, La Jornada,
26/08/10.
16.- Motoko Rich, “U.S. Lost 131,000 Jobs as
Governments Cut Back”, New York Times, August 6,
2010.
17.- Paul Krugman, “America Goes Dark”, New York
Times, August 8, 2010.
18
y 19.- Alejandro Nadal, “Manufacturas y pérdida del
empleo”, La Jornada, 25/08/10.