Socialismo o Barbarie, periódico Nº 185, 16/09/10
 

 

 

 

 

 

Condena a Sakine Mohammadi Ashtiani

¡Impidamos su ejecución!

Por Ana Vázquez

“Una vez que las mujeres han salido a las calles, nadie va a conseguir volverlas a meter en casa”. (Delaram Alí, activista feminista iraní condenada a 2 años y medio de cárcel por participar en la movilización feminista en la Plaza de Hafb-e-Tir de Teherán en junio de 2006).

La condena a muerte por lapidación de Sakineh Ashtiani ha sido noticia en el mundo. Una fuerte campaña internacional ha logrado que se suspenda su ejecución, pero está efectiva aún su condena.

¿Su delito? Adulterio. También fue acusada del crimen de su marido, el cual confesó bajo amenazas y torturas y del cual luego se retractó.

Está presa desde 2005. En mayo del 2006 recibió 99 latigazos por mantener una relación con dos hombres y luego condenada a morir por tener una relación extramatrimonial. Recientemente fue castigada nuevamente con 99 latigazos por “difundir la corrupción y la indecencia”. La hicieron responsable de aparecer en una foto en el diario británico The Times, sin velo. No era ella la de la foto, era la de Susan Hejart, una activista iraní. Pero los azotes igual los recibió.

En ella se encarna el terrible sufrimiento y la dominación a que están sometidas las mujeres bajo el régimen de Ahjmadinejad.

1979: un antes y un después

El régimen dictatorial y proyanqui del Sha de Persia (como se llamaba en ese momento el país) cayó en 1979 producto de una profunda revolución donde los trabajadores y las mujeres jugaron un rol fundamental. Ascendió al poder el régimen de los ayatollahs (que respondían al clero chiíta que se apoyaba en sectores burgueses postergados bajo la dictadura), estableciendo una nueva dominación burguesa y clerical.

Pero como toda revolución deja sus huellas, aunque luego quienes gobiernen no respeten las reivindicaciones de igualdad y justicia por las cuales se llevaron adelante, la mujer iraní recibió de esa heroica gesta varias conquistas. Muchas de ellas tuvieron acceso a la educación y al trabajo. En las niñas aumentó la matriculación en un 50%, alcanzaron un alfabetismo del 80% y un acceso a la Universidad por el cual ocupan hoy el 60% del estudiantado de nivel superior.

Al calmarse las aguas revolucionarias y consolidarse el régimen de los ayatollahs, eliminaron estos avances. Impusieron el velo obligatorio, cercenaron derechos e impusieron leyes civiles y penales ultradiscriminatorias contra las mujeres.

Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz 2003, da algunos ejemplos: “(…) La vida de una mujer vale la mitad de la de un hombre. Esto significa que si una mujer y un hombre salen a la calle y resultan heridos por la razón que sea, los daños que se le pagan a la mujer son la mitad de los que se le pagan al hombre.

El testimonio de dos mujeres en tribunales equivale al testimonio de un solo hombre. Un hombre puede casarse con cuatro esposas y divorciarse cuatro veces, pero a una mujer puede resultarle muy difícil divorciarse.” (Declaraciones ante la Conferencia Internacional de la Juventud de la ONU, 26 de agosto de 2010 en México)

¡En 1989 prohibieron el uso de la bicicleta a las mujeres con el argumento de que provocaban a los hombres!

Por estas fuertes contradicciones, es que el movimiento de mujeres tuvo un gran desarrollo en ese país y realizó acciones importantes durante 2006/07 y fue duramente reprimido. Así como lo fue el movimiento de la mujer en Afganistán después de la marcha del 15 de abril de 2009 contra la imposición de la nefasta Ley de la familia chiíta.

¡Es el capitalismo patriarcal, estúpidos!

Esta condena a muerte se da en medio de amenaza de guerra entre Irán y EE.UU. Los gobiernos imperialistas de Occidente utilizan este dramático caso para arremeter en su campaña contra el mundo “islámico” e Irán.

Los campeones de los “derechos humanos” que expulsan y asesinan inmigrantes, negros, gitanos y pobres en sus países y prohijan golpes e invasiones en el mundo, salieron a condenar la lapidación de esta mujer de parte del régimen del presidente iraní.

El aumento de femicidios en el mundo (como los aberrantes casos de quema de mujeres en Argentina donde los acusados quedan en libertad o ni siquiera son imputados), como las condiciones de vida de la mujer afgana que empeoraron luego de la invasión yanky, demuestran que las políticas del Occidente cristiano no son a favor de la mujer y sus derechos.

Sakineh es rehén de este enfrentamiento entre un país imperialista y uno dependiente. Pero por sobretodo es presa de dos regímenes capitalistas patriarcales que condenan a la mujer a la opresión, al límite de perder su vida.

En esa lucha estamos enmarcados para salvar la vida de Sakine y liberar a los trabajadores y a todos los oprimidos de su yugo.

En esta lucha confiamos y apostamos, como la activista iraní, a que la mujer continúe su lucha junto a los trabajadores y todos los explotados.