Presentamos a continuación una parte del texto de debate
que ha sido sometido al Plenario Nacional de nuestro partido
del 11 y 12 de diciembre para discutir la coyuntura nacional
y las tareas que la misma plantea[1]. Seleccionamos esta
parte producto que los desarrollos de la recomposición
obrera –a partir de la fractura de la CTA y la lucha de
los tercerizados del Roca– han puesto sobre la palestra
nuevamente esta polémica.
Todas las corrientes de la izquierda del país, de una u
otra manera, intervienen en el proceso de recomposición.
Sin embargo, solamente
algunas lo hacen desde una perspectiva independiente.
El hecho es que la CCC y el MST están interviniendo, más
que en el proceso de recomposición, en
una de las variantes de mediación reformista del mismo que
es la fracción Micheli-De Gennaro de la CTA. Como
participantes de la Lista Nº 1 en la reciente y vergonzosa
elección, hicieron campaña dentro mismo de FATE contra la
Lista Clasista Nº 5 que encabezada por Jorge Ayala
(militante obrero de nuestro partido), fue la expresión de
la Marrón a nivel de la CTA [2]. Ahora se han sumado a la
“comparsa” de elección “complementaria” realizada
este jueves 9 a modo de legitimar el “triunfo” de su
lista en septiembre pasado (ver al respecto el comunicado
del la Lista Nº 5, Frente Clasista).
Por oposición a estas dos corrientes ultra oportunistas y
“sojeras”, el PO, el PTS y nuestro partido, intervenimos
mayormente desde una perspectiva independiente.
Sin embargo, el hecho es que lo hacemos con
estrategias muy diferentes, por no decir opuestas,
que atañen básicamente a dos terrenos: el
de las luchas directas, y el de la pelea por la recomposición
obrera y eventual reagrupamiento clasista de la vanguardia.
Las más importantes luchas del período, así como las
circunstancias creadas alrededor de las elecciones de la
CTA, fueron muy
ilustrativas al respecto. En el caso de las elecciones
de la CTA, se trató de un terreno donde intervenimos las
tres corrientes: el PO y el PTS con listas lisa y llanamente
“partidarias”, y nuestro partido dando batalla y acompañando
la decisión de los compañeros de FATE.
La intervención en los conflictos
Pero partamos de la ubicación de nuestras respectivas
tendencias frente a las luchas obreras. La discusión al
respecto viene de “arrastre” desde el Casino, pasando
por FATE y el conflicto del Neumático, Pilkintong, Kraft y
ahora los tercerizados del Roca. En ellas, por lo menos dos
de las tres corrientes estuvimos presentes desde adentro
–salvo en Kraft– sin
menoscabo que las tres tuvimos intervención pública en sus
desarrollos en distintos momentos.
Hay tres elementos básicos para destacar: la actitud
frente a las medidas de lucha propiamente dichas, las peleas
políticas en el seno de la clase obrera, el rol de las
cuestiones legales en los conflictos. Veamos someramente
cada una de ellas.
Respecto de los métodos de lucha, el PO se caracteriza
por alentar medidas de lucha sin medir –en la generalidad
de los casos– las
consecuencias de las mismas. Es decir, parece intervenir
en el movimiento obrero como si se tratara de los movimientos piqueteros, los que tienen muy
distintas reglas de juego.
Por oposición, el PTS más bien se ha venido
caracterizando por tener posiciones demasiado
cautas y legalistas. En todo el ciclo que fue desde el
2007 al 2009, el PTS se caracterizó por una cerrada prédica
en contra de las ocupaciones de fábrica.
Por el contrario, nuestra corriente ha venido insistiendo
que la pelea con los compañeros adentro
es más favorable que de la puerta para afuera. Sin embargo,
tenemos claro que no
se trata de hacer ningún fetiche y se debe llevar a cabo el
análisis concreto de las circunstancias concretas en cada
situación.
En todo caso, el hecho es que el PTS ha desarrollado una
tendencia legalista
para intervenir en los conflictos obreros (o, incluso,
estudiantiles, como se vio en la ocupación del Ministerio
de Educación por los estudiantes de Ciencias Sociales de la
UBA), subordinando en
muchas ocasiones la intervención política a
consideraciones legales. También se han caracterizado
por apresurarse a dar por “derrotados” procesos que
todavía están abiertos [3]. En todo caso, los balances de
estos conflictos y las polémicas entre nuestras corrientes
son públicos.
Pero profundicemos un instante en el caso reciente de FATE.
El PO –el PTS se suele sumar a esta misma prédica por
puro oportunismo–
viene haciendo al respecto una nefasta “campaña”: se la
han pasando diciendo –como para justificar no haberse
sumado a la Lista Clasista encabezada por los compañeros–
“que los obreros de FATE no pelean”…
Su “prueba”: que luego de la derrota de finales del
2008, donde en el gremio hubo 220 despidos, y en FATE unos
80, evidentemente las condiciones para salir a pelear han
sido más difíciles.
Por nuestra parte, podríamos hacer entonces responsable al
PO porque el Casino no lucha desde la derrota de hace tres años…
La realidad es que ningún lugar de trabajo se recupera fácilmente
de tantos despidos. Y eso es lo que explica que estos dos últimos
años en FATE no hayan sido como en 2007 y en 2008. Esto a
pesar de algunos grandes logros obtenidos como la
reincorporación de varios compañeros luego de una lucha
sostenida contra viento y marea a lo largo de dos años
contra el despido: ¡el
dato saliente aquí es que FATE jamás había reincorporado
a un despedido!
No todo es “soplar y hacer botellas” como cree el PO,
demasiado acostumbrado al movimiento piquetero. Las peleas
por la recomposición obrera se dan en los más diversos
terrenos y no se miden con el “luchómetro”: el
salir a pelear depende de las relaciones de fuerza [4].
La pelea en la CTA
Respecto de las peleas políticas en el seno de la clase
obrera, un ejemplo muy reciente es el de las elecciones de
la CTA. El hecho es que tanto el PO como el PTS
privilegiaron presentar listas de sus propios partidos independientemente de toda otra
consideración.
Por nuestra parte, nos jugamos a fondo a que FATE
proyectara su experiencia independiente para lograr mayores
puntos de apoyo aprovechando tácticamente para esto la
circunstancia de la elección.
Para este objetivo, dimos todos los pasos que había que
dar pasando por votaciones en la Ejecutiva y en asamblea de
500 compañeros la votación de nuestro compañero como
candidato.
La política del PO y el PTS fue un verdadero escándalo
que tiene que ver con problemas de fondo: la
instrumentalización de las experiencias del movimiento
obrero al servicio de sus necesidades de mini aparato.
Con el PTS la pelea fue más a fondo; el PO simplemente se
“borró” de la misma. Llegamos hasta el Encuentro
convocado en Zona Norte el 31 de julio pasado. Ahí la idea
de un encuentro convocado conjuntamente entre Kraft y FATE se suponía que iba a ser llevando
adelante resoluciones que reflejaran las necesidades y
preocupaciones de ambas direcciones obreras… No fue así.
El PTS pretendió imponer su agenda y desconocer que FATE
necesitaba de acompañamiento en la pelea interna de la CTA.
Por razones de diverso tipo, incluso una ubicación
oportunista que venían teniendo frente de la dirección de
la CTA desde el 2009, el
PTS prefirió que se rompiera el Encuentro a discutir el
asunto…
El PTS tiene, además, otro problema: la ridícula pretensión de que el proceso de recomposición son “solo
ellos” [5]. Se trata de una corriente que en pleno
curso “autorreferencial” tiene un comportamiento
ultimatista que
desconoce la necesidad de llevar adelante acuerdos de frente
único para empujar hacia adelante el proceso de la
recomposición obrera convocando a pretendidos
“encuentros” que los “encuentra”… a ellos solos y
a nadie más [6].
El problema es que sin frente único de tendencias se
pueden construir colaterales partidarias (se pueden y se
deben, eso está muy bien) pero
difícilmente se pueda dar una salida de conjunto del tipo
de un genuino Encuentro Obrero.
Y hay otro problema más todavía compartido por el PO y
el PTS: su
irreductible sindicalismo. En la generalidad de los
casos el PO, a su manera, y el PTS, a la suya, han
intervenido haciendo seguidismo a la despolitización de los
compañeros. Se trata de una cerrada negativa
a elevar el debate político con la vanguardia obrera tal
cual se pudo apreciar también en el susodicho
“encuentro” de julio pasado.
En este terreno la posición de nuestro partido siempre ha
sido diferente: creemos que los encuentros, reuniones o las
mismas luchas obreras, deben
ser ocasión para intentar plantear los problemas políticos
del caso. Es decir, para ayudar a que una fracción de
la vanguardia obrera se eleve lo más posible en los
problemas generales que
plantea la lucha de clases. Claro que buscamos hacer esto no
de manera “artificial”, ni mucho menos desconociendo que
toda lucha solamente puede partir del terreno material de las necesidades reivindicativas.
De ahí que vimos en las elecciones de la CTA una
oportunidad para este tipo de proyección más “política”
de los compañeros de FATE, más allá que, evidentemente,
el terreno mismo de la elección se sabía por anticipado
que iba a ser muy hostil.
¿Encuentros o
desencuentros?
El PTS, que salió último en esa elección, y que no vio
que la CTA estaba camino a la partición (por el contrario,
estaba elucubrando meter casi acríticamente a Zanon en la
misma) sale ahora a justificar su comportamiento diciendo
que la lucha de los tercerizados del Roca “le había dado
la razón a su posición”.
Se trata de un argumento ridículo. Una cosa de ninguna manera se contraponía a la otra. ¿Qué
impedía conformar una lista clasista unificada en la CTA y
al mismo tiempo impulsar la lucha de los tercerizados? Nada.
El resultado: ¡una nueva convocatoria a un “encuentro” que como ya lo señalamos…
los encuentra a ellos solos en el mismo!
En definitiva: sindicalismo, ultimatismo, autoproclamación
e instrumentalización de las necesidades de los
trabajadores son algunos de los rasgos del PO y el PTS en su
intervención en el movimiento obrero que
hacen pararnos desde estrategias distintas en el proceso de
la recomposición.
Notas:
1- “Kirchner, Mariano, la coyuntura nacional y la
pelea por la recomposición obrera”, en www.mas.org.ar.
2- En determinadas oportunidades –como en el gremio
docente– IS acompaña esta ubicación, aunque en el caso
de la CTA fueron parte del Frente
Clasista.
3- Este era el caso antes del asesinato de Mariano
Ferreyra respecto de los tercerizados del Roca.
4- Tampoco se trata de sustituir a los trabajadores, otra
práctica bastante habitual de esta corriente que se hizo
presente muy recientemente con las consecuencias por todos
conocidas.
5-
Una de sus tácticas predilectas es hacer pequeñas
acciones, las más de las
veces con su militancia, para salir por los medios en nombre
de los trabajadores de determinado lugar, los
que no parecen hacerse presentes en estas acciones de manera
muy real…
6- Es el caso del nuevo Encuentro convocado en la Facultad
de Ciencias Sociales para este sábado 11 de diciembre.