El
23 de noviembre, los trabajadores tercerizados del
Ferrocarril Roca festejaban en la puerta del Ministerio de
Trabajo el compromiso formal del gobierno de pasarlos a
todos a planta permanente, poniendo como plazo el 20 de
diciembre. Este compromiso fue un primer triunfo en su larga
y difícil lucha, que se convirtió en un hecho político
nacional con el asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la
patota de Pedraza. Sin embargo, como advertíamos en artículos
anteriores de SoB, lo que obliga a los patrones (gobiernos
progres incluidos) a cumplir los acuerdos no es la
“palabra de honor”,
sino la presión constante de los trabajadores, que no
tiene que aflojar hasta que el último punto del acuerdo sea
cumplido. Y el hecho es que, pasado el día del plazo, sólo
una minoría de los trabajadores ha avanzado en los trámites
para el pase a planta, y no tenemos noticias de que
ninguno los haya completado. Por otra parte, tampoco han
sido reincorporados la totalidad de los despedidos.
¿Por
qué sucedió esto? Durante estos días, el gobierno se
encargó de aprovechar y profundizar la división de los
trabajadores, negociando por separado con los delegados de
cada sector. A esto ayudan, obviamente la burocracia
moyanista y de la CTA metidas en el conflicto, agitando la
bandera de “no a los zurdos” y “para qué vamos a
seguir peleando si el acuerdo ya está”. Pero también la
actitud de las corrientes de izquierda (ver pág. 3).
Recordemos que el PO fue el primero en dividir la asamblea
del Roca yendo a negociar por su cuenta al Ministerio.
La asamblea de Temperley
Cuando
se hizo evidente que el gobierno no cumplía el acuerdo del
23/11, varios sectores llamaron a una asamblea unificada
para el jueves 16 en Temperley, a la que concurrieron también
los tercerizados del Belgrano Norte. En esa reunión se votó
movilizar y negociar en conjunto el lunes 20 antes de la
marcha a Plaza de Mayo; el PTS, aunque mandó una delegación,
no dijo esta boca es mía y llamó a su propia asamblea en
otra parte, que finalmente no se realizó. Parece ser que la
única respuesta del PTS ante el incumplimiento del acuerdo
por parte del gobierno, es seguir mandando a sus abogados a
charlar en el Ministerio.
Tanto
el PO como el PTS están actuando en este conflicto como si
se tratara del movimiento de desocupados, donde
cada agrupación pelea por sus propios reclamos y no se
tiene realmente una política para el conjunto de los
trabajadores. Pero lo que aquí está en juego no son
cantidades de alimentos o planes sociales, sino cuestiones que hacen a la estructura del capitalismo en la Argentina. Como
decíamos en SoB 190: “A pesar de que el gobierno de
Cristina quiere sacar el reclamo de los tercerizados del
centro de la escena política nacional, y que para hacerlo
se vea en principio obligado a aceptar el pase a planta, que
es el principal reclamo reivindicativo de esta lucha histórica,
no sería nada extraño que el gobierno, a través del
Ministerio de Trabajo, comience a poner miles de trabas buscando
dividir de una u otra forma. (...) Por eso ya el ministro de
Trabajo Tomada ha salido a decir que la tercerización no es
‘tan mala como dicen’. (…) es
necesaria la mayor unidad y coordinación posible de todos
los tercerizados del Roca con el resto de los tercerizados y
los compañeros efectivos de los cuales se ha hablado poco y
nada y deben ser aliados estratégicos para esta lucha. Por
eso, se hace imperioso volver a una sola Asamblea de todos
los tercerizados del Roca, y a una sola Comisión
negociadora de todas las líneas: ¡no se puede negociar y
pelear divididos!”
Unirse para recuperar la relación de fuerzas
La
marcha unificada del día 20 al Ministerio de Trabajo se
realizó, si bien no fue todo lo masiva que debería haber
sido, fue un paso adelante… pero lo unidad llegó hasta la puerta. Una vez adentro cada sector
negoció por su lado. El Ministerio recibía a cada sector
por separado; mientras algunos estaban en la planta baja
otros negociaban “chirolas” en el piso 14.
El
corte del 23 y los hechos de Constitución refuerzan la necesidad de luchar unificadamente. No hay posibilidad de obligar
al gobierno a cumplir el acuerdo si no es recuperando una relación de fuerzas favorable a los trabajadores, que
se logró en un primer momento al precio de la vida de
Mariano y que se está perdiendo por tener una política
equivocada.
Para
recuperar la relación de fuerzas, hay que unificar
en una sola asamblea a todos los tercerizados del Roca y
decidir medidas de lucha conjuntas y contundentes que
vuelvan a ejercer la presión necesaria sobre el gobierno.
Esto
es posible, porque el acuerdo del 23/11 no se está
cumpliendo y se están sumando a la lucha más compañeros,
como los compañeros del Belgrano Norte, trayendo una nueva
“inyección de fuerzas” a esta pelea. Lograr asambleas y
medidas de fuerza unificadas entre ellos y los tercerizados
del Roca podría ser un punto de apoyo muy fuerte para
enfrentar las maniobras divisionistas de la burocracia de
Moyano y la CTA, que actúan en todas las líneas. El primer
paso debería ser una
gran marcha unificada por el pase a planta permanente de
todos los tercerizados de todas las líneas para volver
a instalar con fuerza en la palestra nacional la lucha
contra la tercerización.