“He
preferido cuidar la economía no obstante el costo político.
Con mucha firmeza, con valentía decidimos”
(Discurso de Evo
Morales, el 29 de diciembre)
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Una
gran necesidad para llevar la lucha hasta el final
Falta
una organización revolucionaria en Bolivia
Por
Martín Camacho
Socialismo
o Barbarie Bolivia
La necesidad de la acción
unificada de la izquierda revolucionaria en estos tiempos
–donde los grupos se invisibilizan en los grandes
movimientos populares– es evidente. Los grupos deberíamos
salir de nuestra “burbuja” comprendiendo que las fuerzas
de la izquierda revolucionaria en Bolivia están demasiado
reducidas: no hemos logrado superar aún la crisis histórica
del POR.
El hecho es que, además,
tampoco el proletariado termina de recuperarse del todo de
la derrota de los mineros de 25 años atrás, razón por la
cual, lo que campean son distintas variantes de populismo,
indigenismo y reformismo.
Sin embargo, se hace
imperativo dar una expresión política de izquierda al
desborde al gobierno masista que va creciendo. Es obvio el
peligro que sea desde el “centrismo burgués” del MSM o
desde la derecha que se capitalice el desprestigio del
Gobierno.
Hay que poner en marcha
una campaña unificada por un Instrumento Político de los
Trabajadores, buscando que la iniciativa sea tomada por los
sindicatos más combativos en las circunstancias donde la
reciente casi rebelión popular mostró los límites del
gobierno del MAS y las renovadas posibilidades de poner en
pie una alternativa revolucionaria.
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Presentamos a continuación un artículo de nuestros compañeros de SoB
Bolivia sobre la reciente crisis en dicho país. La misma
hay que enmarcarla en el estallido de rebeliones populares
en Túnez o el sur de Chile precisamente por la misma razón:
el desmesurado aumento de los alimentos y los combustibles
que se está produciendo como una de las derivaciones de la
crisis económica internacional.
La Paz.- En menos de una semana, a fines de diciembre pasado,
el Gobierno boliviano se vio enfrentado a una irrupción
popular de enormes proporciones sin precedentes desde
mayo-junio del 2005.
En primera instancia, Morales saca el
Decreto Supremo 748 el día 26 de diciembre en el cual se
decretó un aumento en el precio de la gasolina de un 73% y
del diésel del 83%. A los tres días (29 de diciembre), el
gobierno masista tiene que salir a dar explicaciones porque
el país se empezaba a incendiar, pero tratando de
mantener los aumentos con una serie de correcciones. Sin
embargo, el 31 de diciembre, una hora antes de terminar el año,
Morales se vio obligando a retroceder en chancletas,
derogando este decreto ante el peligro de que el país
empiece a ser ingobernable. ¿Qué es lo que pasó en el
medio? ¿Cómo es que un gobierno supuestamente con tanto
apoyo “popular” se ve obligado a girar en redondo? ¿Qué
tan progresista es un gobierno que pretende tomar una medida
de liso y llano ajuste neoliberal sobre el consumo popular?
Flor
de “estatización”: las petroleras privadas son las únicas
que se benefician
Este decreto se emite
con la justificación de que serviría “para combatir el
contrabando y equiparar los precios nacionales con los
precios internacionales”... Pero nos preguntamos: ¿desde
cuándo el criterio debe ser la equiparación de los precios
cuando esto solamente puede estar al servicio de aumentar de
manera sideral un servicio esencial para los
trabajadores?
Acá es donde se hace
evidente que la supuesta “nacionalización” de los
hidrocarburos fue más bien una suerte de fiasco político.
El precio del barril del petróleo que les paga el
Estado a las transnacionales sería demasiado “bajo”
para las mismas. Supuestamente, con este precio las empresas
se verían “sin ganancias”; y esa es la justificación
por la que no han invertido un boliviano en estos años...
Se quejan porque hoy día el precio del barril de petróleo,
en el mercado interno, es de
27 dólares. Es obvio que este precio es inferior al
de los demás países de la región, y ni hablar del valor
del barril internacionalmente.
Sin embargo, la realidad es que el gobierno venía subsidiándoles
a las empresas parte de la diferencia entre ese precio
interno y el internacional. Volveremos enseguida sobre esto.
La realidad es que el
gobierno, lo que pretendió con esta medida, es eliminar
todo o parte de ese subsidio y trasladárselo al bolsillo
popular, siempre en beneficio de las empresas petroleras
capitalistas.
Por esto mismo, el
decreto buscaba elevar el precio del barril del petróleo a
la friolera de 59 dólares:
¡un alza de más del cien
por ciento!
Recordemos que hace más
de diez años que el combustible está subvencionado por el
Estado: son 380 millones de dólares que los gobiernos sacan
de las ganancias del gas y son pasados al combustible líquido.
Anteriormente ningún gobierno se había animado a tocar
esta subvención. Pero parece que el gobierno “popular”
del MAS boliviano está decidido a terminar con estos
beneficios.
La justificación del
gobierno para el intento de aumentos fue un nuevo engaño a
la población trabajadora. Al respecto, el vicepresidente de
la Nación Álvaro García Linera dijo lo siguiente en la
presentación del Decreto: “que
se ha evidenciado que la demanda creciente de carburantes en
el mercado interno responde a actividades de contrabando que
buscan obtener beneficios ilegítimos con el transporte,
distribución y comercialización de estos productos fuera
de las fronteras del país”...
Esto fue la excusa del
por qué el gobierno pretendió aumentar los precios. Por
supuesto que esto es una gran mentira: si bien la
administración es incapaz de custodiar las fronteras, de
ningún modo es justificativo el contrabando para descargar
un brutal aumento de los precios sobre la población
explotada. La realidad fue otra: se pretendió agradar a
las multinacionales sobre la espalda del obrero, el docente,
el gremial y el campesino.
El ministro de Economía, Luis Arce, lo dijo con total claridad: “en adelante, el precio de los combustibles
estará ‘indexado’ al precio internacional del petróleo.
Antes
del incremento, el barril costaba U$S 27 para el consumo
interno y con ese precio, las empresas no tenían incentivos
para aumentar la producción de líquidos, que es
deficitaria, apuntó” [1]
Siguiendo con esta misma
línea, el economista Armando Méndez decía lo siguiente en
apoyo a Evo Morales: “Morales
ha defendido con absoluta claridad la razón por la que tomó
esa drástica medida: si no se tomaba, el país no habría
podido producir líquidos porque el precio de 27 dólares no
convenía a las petroleras y Bolivia estaba condenada a no
producir” [2]. El motivo del aumento es
claro entonces: el hacer rentable la extracción de
petróleo para las empresas trasnacionales.
Y acá nos preguntamos
entonces: ¿de qué sirvió la supuesta nacionalización si
las mismas petroleras extranjeras le exigen al Gobierno que
aumente sus ganancias? Al parecer, a estas empresas ya no
les servía estar trabajando en el país. Era
“imperativo” que se eleven los precios para que ellos
“ganen lo suficiente”. El gobierno “popular” hizo lo
que todo gobierno capitalista puede hacer: que los
trabajadores paguen las ganancias de las empresas.
El analista económico
Julio Alvarado dijo con toda razón: “aquí
las más beneficiadas son aquellas empresas vilipendiadas en
estos cinco años. Las trasnacionales petroleras aumentaron
sus ganancias en más del 100%”.
El
gobierno da “paliativos” pero no logra frenar la crisis
Tres días después que
se anunciara el draconiano Decreto, el país ya estaba
explotando. El Gobierno trata de salir a explicar lo
inexplicable: por qué una medida tan impopular tendría que
ser aceptada. El propio Evo Morales anuncia que “no se
retrocedería en las medidas” pero le durarán muy poco
sus palabras: “soy responsable con Bolivia; esa plata, en vez que se vaya, que se quede
aquí (…) Esto no es ‘gasolinazo’, esto es como
nivelar los precios de los combustibles” [3].
Al mismo tiempo, el gobierno intentó decretar algunos
“paliativos”. Estas medidas fueron puestas para frenar a
los sectores que podrían ser más “conflictivos”. Y,
por otra parte, tener asegurada a la policía por la vía de
un aumento salarial a las fuerzas de seguridad. Al darles el
aumento a los militares y policías del 20%, esto
garantizaba que seguirían estando de parte del gobierno si
es que las cosas se ponían más complicadas.
Por otro lado, aumentó
en mismo porcentaje al Magisterio y a los trabajadores de la
Salud. Son dos sectores con capacidad de movilización y que
suelen arrastrar a otros sectores. Fueron los primeros en
salir a las calles. El Magisterio el día lunes 27 de
diciembre, solamente un día después del decreto. Esto
desencadenó una ola de manifestaciones de otros
sectores.
Por este lado buscó
cubrirse las espaldas. Y por el otro buscó también
beneficiar al sector campesino, una de las bases sociales
principales del masismo. Con el dinero que se ahorraba el
Gobierno de la subvención de los combustibles pagaría
“planes de riego” para el campo y para los pequeños
productores, compraría soja a precio internacional, y también
prometió comprar al 10% más –del precio que está en el
mercado– arroz, trigo y maíz.
Por otra parte, también anunció para comerciantes o
trabajadores informales un aumento a los bonos sociales como
para contentar a ese sector de la población. Migajas que la
población no se creyó: el aumento era demasiado brutal
como para compensarlo con bonos.
Estas eran las
“grandes medidas” como para controlar el país. Pero no
duró mucho tiempo. Al otro día (27 de diciembre) el país
se paralizaba. La medida tenía algo de
“unificador”: a todo el mundo le afectaba, los
precios habían aumentado entre un 30% a un 60%.
Además, hubo rumores de corridas bancarias que pusieron más
tensa la situación. El rumor de un “corralito” de los
depósitos se hizo sentir como en Argentina del 2001. Los
bancos fueron abordados por miles y miles de personas para
sacar sus depósitos. Se estima que cerca de 200 millones de
dólares se fueron de las entidades bancarias.
Esto no era cierto. Pero
hizo que la población sintiera miedo por sus ahorros.
Esto termina adicionando mucha más indignación. O sea,
quisieron jugar con la gente. Por otro lado, la escasez de
alimentos se hacía sentir. La misma empresa del Estado,
EMAPA, había aumentado sus precios de arroz, azúcar y
harina. La gente tenía que hacer colas de horas para
conseguir estos alimentos. Los fantasmas de la época de
la UDP se hicieron sentir en la población.
A río revuelto la
derecha salió a pescar...
“La política de hidrocarburos es un fracaso
porque ha sido mal ejecutada y, obviamente, YPFB ha sido mal
administrada. Esto se cae de maduro y ahora todo el mundo lo
puede ver de manera nítida, todo fue discurso y
demagogia”
(Rubén Costas,
gobernador de Santa Cruz [4])
Como suele pasar en
estos acontecimientos donde el descontento es generalizado, aparecen
las figuras de la derecha a querer aglutinar algún sector.
Esto fue evidente en La Paz porque ya se siente con más
fuerza que el Gobierno pierde apoyo más rápido de lo que
el mismo MAS supone.
Ya no es la misma
situación que hace 3 ó 4 años donde la ciudad de El Alto
le daba el 80% de apoyo al MAS. Ahora las cosas han cambiado
bastante. Más allá de esto, la derecha quiso ganar un
espacio que hace tiempo no tiene. O sea, dirigir a cierta
parte de la población.
El oportunismo más
barato se ve en las figuras del MIR y el MNR. Estas nefastas
figuras siempre estarán diciendo cosas para ver si tratan
de meterse en el movimiento, aunque están tan
desprestigiadas que nadie les hace caso.
Pero por otro lado, Juan
del Granado, junto con Revilla, alcalde de La Paz con el
Movimiento Sin Miedo, sí tienen bases sociales específicamente
de la clase media urbana que los siguen. Si bien sus políticas
no difieren mucho del MAS, en esta oportunidad trataron de
ponerse de parte de la población y llevar agua a su molino.
Recordemos que no hace mucho tiempo el MSM estaba de íntimos
amigos con el MAS...
Hay que salir a
denunciar a estos personajes de la derecha que jamás han
hecho nada por el pueblo trabajador. Solamente los medios le
dan cobertura porque es la salida que más les conviene.
Asimismo, el MSM proviene de las bases de la derecha hoy
reciclada por la coyuntura que le toda vivir. Pero esta
“readecuación” a los tiempos es un engaño que
termina siendo peligroso para la población. También se
evidencia que salen a hablar en contra del Decreto porque
les afecta sus bolsillos, pero de ninguna manera salen a
defender los intereses de la población.
...
pero el desborde fue por izquierda
Más allá de los
manotazos de la derecha, la realidad es que el gobierno
del MAS terminó siendo desbordado por la izquierda como no
se había visto nunca desde el 2006. Las protestas
tuvieron un espectro nacional porque el decretazo
afectaba a la mayor parte de la población. Esto, salvo
excepciones, como los paliativos anunciados para el sector
petrolero y agroindustrial, aunque estos últimos también
miraban con desconfianza porque no se había aclarado la
modalidad de sus beneficios.
La ola de protestas no
demoró en hacerse sentir. Desde el lunes 27 de diciembre la
gente estaba en las calles. Pero lo que terminó de definir
el descontento generalizado fue el discurso de Evo
Morales el día 29. Un discurso que pese a todo el
“prestigio” del mismo, no logra dar respuestas
suficientes: las medidas concretas para paliar la suba de
precios eran ínfimas. La población explotada decía en las
calles: “si no retrocede con el ‘gasolinazo’, a
Morales, así como lo subimos, lo bajamos”. ¡Toda una
lección popular para tantos adoradores del progresismo que
en el mundo hay!
Es por esto que al otro
día el pueblo alteño baja en marcha, sin antes dejar de quemar
las oficinas del Peaje de la autopista. Y lo hace yendo
a estrellarse previamente contra las oficinas de la Alcaldía
y la Federación de Juntas de Vecinos (FeJuVe).
Hay todo un descontento
desde las bases por las malas direcciones que vienen
habiendo. El desborde de las
bases era evidente. El pedido de derogación del Decreto
748 estaba acompañado de la exigencia de “renuncia” de
los ministros de Economía, Luís Arce Catacora; de
Hidrocarburos, Fernando Vincenti y de la presidenta de
Aduanas, Marlene Ardaya. También se pidió la renuncia
del vicepresidente García Linera e, incluso, de... Evo
Morales [5].
Esta marcha bajó hasta la ciudad de La Paz tratando de entrar
a la Plaza Murillo donde fue reprimida por la Policía por
varias horas. Luego, en horas de la tarde, otra movilización,
esta vez de pobladores de La Paz, empieza a marchar por
dicha ciudad junto con transportistas, el Magisterio y
población que se iba sumando a la movilización.
El centro de la ciudad fue totalmente paralizado a
causa de que el transporte público estaba también
movilizado. Ni siquiera vehículos particulares circulaban
por la ciudad. Solamente se veían miles y miles de personas
marchando por la urbe paseña.
Estas movilizaciones se dieron conjuntamente
en otras ciudades del país como Potosí, Oruro, Cochabamba
y Santa Cruz. El país estaba mayormente paralizado. El
Gobierno minimizaba los hechos, las declaraciones de Evo
Morales en CNN solamente sumaban más bronca en la gente.
El
gobierno retrocede antes que la clase obrera entre en escena
Al parecer, el propio
oficialismo vio que el país se ponía, en un viraje
coyuntural, inestable, y tuvo que retroceder antes que
las cosas no tengan margen de retroceso. Sólo una hora
y media antes que terminara el año, Evo Morales retrocede
en la medida del Decreto. El desprestigio del Gobierno
empieza a sentirse. Pero por ahora –y ante el retroceso
gubernamental– de manera desigual.
El propio Evo Morales
salió diciendo que había “escuchado al pueblo”... Pero
trató de justificarse insistiendo que “el Decreto era
necesario” y que “se verá cómo se implementa en algún
momento”. Esto ya está siendo trabajado por el propio
Evo, yendo a hablar con las diferentes organizaciones
campesinas para que le terminen de dar el apoyo y diciendo
de “lo necesario que es el aumento”...
O sea, la derogación se
aplazó hasta que el MAS termine de comprar a las
direcciones y garantizar que el país no termine incendiándose
nuevamente y tratar, esta vez sí, de darles el palo por la
cabeza a los trabajadores.
El Gobierno aprendió la
lección y quedó bastante desprestigiado. El hecho
cierto es que los fantasmas de Octubre del 2003 siguen
presentes. En parte porque jamás hubo una nacionalización
de los hidrocarburos. Esto solamente quedó en papel mojado:
solamente hubo una readecuación de los contratos.
Los dirigentes que
estuvieron con el MAS todo este tiempo, después de derogado
el Decreto, vuelven al nido del masismo. La nefasta
dirigencia de la Central Obrera Boliviana es el ejemplo más
concreto. Pedro Montes, ejecutivo de la COB, plantea que
el incremento lo tienen que discutir los propios
trabajadores: “vamos a tener una evaluación y un Ampliado…Allí se va a discutir cómo
y cuándo hacer esta nivelación de los precios de los
carburantes. Seguro el Gobierno verá qué ministros son los
culpables y los sacará” [6].
O sea, la nefasta
dirigencia está totalmente de acuerdo con el gasolinazo
pero maniobró para no quedar más traidores de lo que ya
venían siendo. El colaboracionismo con el gobierno sólo se
“fracturó” por unos días y después volvió todo a la
“normalidad”. Y ahora plantean que los trabajadores
“discutan” cuándo y cómo se les tiene que reducir el
sueldo por la mitad...
Más allá de esto, los
trabajadores estaban preparados para entrar en las
protestas.
Pero el MAS vio que si esto sucedía la cosa
podía no tener retorno y las dirigencias iban a ser
desbordadas.
Aparte, ya se le hacía
complicado poner medidas de “mediación”. El Gobierno
había intentado fracturar la protesta pero no le salió
bien la jugada. Y, por otro lado, si aumentaba realmente los
salarios, ¿para qué servía el impuestazo si lo que
entraba de aumento a las gasolinas... se iba en el aumento
de sueldos? Además, quedaba todo el movimiento popular que
no tenía muchas formas de darle paliativos frente al
aumento: darle algo para que salga de las calles.
Acá, lo que el gobierno
no dice, es que tiene un déficit fiscal de más de mil
millones de dólares que no sabe de dónde sacarlos. A esto
se jugará este año. A cubrir los números en rojo porque más
plata no le está entrando. La única medida que podía
tranquilizar el país era retroceder completamente, como lo
tuvo que hacer.
Ahora viene toda una pelea porque el Gobierno querrá
imponerlo por otros medios: las trasnacionales petroleras
presionan al masismo a que dé estas medidas, pero si los
trabajadores y el pueblo salimos a enfrentarlos en las
calles, ya sabemos que podemos torcerles el brazo.
Notas:
1.
http://www.elnuevoherald.com/2010/12/28/860137/transportistas-paralizan-bolivia.html#ixzz19ykpJaqB
2. La Prensa, día 30 de diciembre de 2010.
3. La Prensa, 30 de diciembre de 2010.
4. La Prensa, 4 de enero de 2011.
5. Acá aclaremos que una cosa era pedir la renuncia
de los ministros como lo veníamos viendo en todo este año
en los conflictos que existieron. Pero pedir la renuncia del
propio presidente, sí que es parte de un cambio de los ánimos
de la gente. Igualmente esto también estuvo manejado por
intereses explícitos de aparte del MSM que de a poco se va
sumando a ser una organización nacional.
6. La Prensa, 4 de enero de 2011.