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Manifiesto
de los trabajadores del metal y
el acero de Helwan
En
las jornadas que precedieron a la caída de la dictadura de
Mubarak, diversos sectores de trabajadores sentaron
posiciones políticas que iban más allá de sus
reivindicaciones sectoriales, poniendo en el centro de la
pelea el derrocamiento del presidente egipcio. Los
trabajadores del metal y el acero hicieron público un
manifiesto convocando a la gran marcha del 11 de febrero, día
de la renuncia de Mubarak. Transcribimos los puntos que
presentó tal manifiesto:
1-
La inmediata salida del poder de Mubarak y de todos los
elementos del régimen y sus símbolos.
2- La confiscación
de la fortuna y las propiedades de todos los símbolos del régimen,
y de todos aquellos que se demuestre que han sido corruptos,
en nombre de los intereses de las masas.
3- La renuncia
inmediata de todos los trabajadores de los sindicatos
controlados por, o afiliados, al régimen, así como la creación
de sindicatos independientes y la preparación de sus conferencias
generales para elegir y formar sus organizaciones.
4- La
recuperación de empresas del sector público que hayan sido
vendidas o cerradas y su nacionalización en provecho del
pueblo, así como la formación de una nueva administración
para dirigirlas, con la participación de trabajadores y técnicos.
5- La formación de comités para asesorar a los
trabajadores en todos los lugares de trabajo y supervisar la
producción y la distribución de precios y salarios.
6- El
llamamiento a una Asamblea Constituyente de todas las clases
populares y tendencias para la aprobación de una nueva
Constitución y la elección de consejos populares sin
esperar a las negociaciones con el régimen actual.
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Junto
con la clase obrera iraní, los trabajadores egipcios
constituyen los movimientos obreros más fuertes en Medio
Oriente y poseen una larga trayectoria de lucha que se
remonta a la época del movimiento por la independencia de
Gran Bretaña en 1922. En una entrevista concedida a la
cadena árabe Al-Jazeera, el periodista Hossam el-Hamalawy
afirmaba: “Las revoluciones no surgen de la nada. No
tenemos mecánicamente una mañana en Egipto por que ayer
hubo una en Túnez. No es posible aislar estas protestas de
los cuatro últimos años de huelgas de trabajadores en
Egipto o de eventos internacionales como la intifada al-Aqsa
y la invasión de Irak por EEUU” [1] De esta manera,
Hamalawy pone sobre el tapete el rol decisivo, en la caída
de Mubarak, del movimiento obrero egipcio. Algo que en
nuestro país los medios de difusión oficial y de oposición
burguesa han ocultado deliberadamente.
Un
poco de historia
El
23 de julio de 1952, el coronel Gamal Abdel Nasser
encabezando el movimiento de los Oficiales Libres derroca a
la monarquía e instaura un nuevo régimen en medio de una
creciente ola de huelgas. Los trabajadores recibieron con
simpatía y confianza el golpe militar. Influenciados por la
verborragia de los militares y por la nefasta orientación
política estalinista que formó el Movimiento Democrático
para la Liberación Nacional que fomentó ilusiones en el
nuevo gobierno. Esto traerá consecuencias graves para los
trabajadores a la hora de reclamar por problemas salariales
y de condiciones de trabajo que estaban irresueltos desde
hacia tiempo. En la fábrica de hilado y tejido fino Misr en
el complejo industrial de Krafr al- Dawwar los obreros se
declararon en huelga en agosto de 1952 para hacer oír sus
reclamos. Uno de los dirigentes de aquella huelga explicaba
posteriormente: “Era muy natural que los trabajadores
inicien un movimiento en Kafr al- Dawwar porque escucharon
los comunicados de la revolución anunciando que se había
abolido el reino, que el régimen estaba en contra de la
injusticia, que se restaurarían los derechos del pueblo.
Era natural que los trabajadores que habían sido oprimidos
durante mucho tiempo plantearan sus demandas…” [2]. El
movimiento huelguístico fue duramente reprimido por el ejército
de Nasser. Hubo centenares de detenidos y se convocó a una
corte marcial para juzgar a los dirigentes de la huelga. De
esta manera, Mohamed Khamis y Ahmad al- bakri, fueron
condenados a muerte el 18 de agosto de 1952 y ahorcados
semanas después en los terrenos de propia fábrica. La
nacionalización del estratégico Canal de Suez y de
empresas egipcias y extranjeras tuvieron el apoyo de las
masas y hubo un considerable aumento del nivel de vida. Pero
toda vez que algún sector de trabajadores demandó
reivindicaciones el régimen nasserista lo reprimió
encarcelando e incluso ejecutando a los activistas.
Los
antecedentes de una gran lucha
Los
gobiernos de Anwar el-Sadat y el de Mubarak, aliados al FMI
y al imperialismo yanqui atacaron permanentemente los
intereses obreros. Pero el salto en la ofensiva antiobrera
será a mediados del 2005 con la irrupción de la crisis
económica mundial. En 2004 ya se registraron importantes
luchas de los trabajadores de las empresas estatales y
privadas en el Delta del Nilo que fueron el anuncio de que
un nuevo ascenso obrero se estaba incubando en la sociedad.
Dos años después, a fines del 2006 se producirán las
mayores luchas desde 1946 cuando la monarquía aún
detentaba el poder político en el país. El epicentro
huelguístico serán las industrias textiles ubicadas a
orillas del Nilo. Con una concentración laboral de 28.000
obreros en la ciudad de Mahalla la huelga se inicio por
reclamos laborales y luego devino en manifestaciones de
decenas de miles de personas, extendiéndose al resto de la
población. En septiembre de 2007, nuevamente los
trabajadores textiles de Mahalla fueron a la huelga durante
una semana. En la ciudad de Sadat, la huelga duró tres
semanas. A esta altura del proceso es importante señalar
que las huelgas y movilizaciones no llegaron a un grado de
centralización nacional. Es decir las luchas fueron muy
fuertes y se daban por regiones. Los obreros tuvieron que
desbordar a la dirigencia de los sindicatos tradicionales
que siempre estuvieron ligados al Estado y al régimen. Esto
llevó a que, por ejemplo, los dirigentes de la huelga de
Mahalla crearan la Liga de los Trabajadores Textiles. Las
huelgas fueron creciendo en número: “En 2006 se
produjeron 227 huelgas en todo el país; en 2007 se elevó
ala combatividad hasta llegar a las 580.” [3]
En
abril del 2008 fue convocada una huelga general contra el
alza del pan, del costo de vida y por aumentos salariales
ante lo que se denominó la “crisis del pan” como
consecuencia del alza en los precios de los alimentos a
nivel internacional por la crisis económica. Esta huelga
dio surgimiento al Movimiento Jóvenes del 6 de abril que
va a tener activa participación en la convocatoria a
movilizarse para echar a Mubarak en febrero de este año. El
llamado a la huelga general del 2008 dio inicio a un nuevo
ascenso de las luchas obreras y los trabajadores lograron
formar dos sindicatos independientes del régimen: el de los
cobradores de contribuciones de bienes raíces que nuclea a
más de 40.000 empleados públicos
y el de los técnicos de la salud más de 30 mil
trabajadores. La caída de Mubarak y la asunción al
gobierno de la Junta Militar, como árbitro y autoridad política
para llevar a cabo la “transición política pacífica”
que reclama Obama y los gobiernos europeos han sido producto
directo de las huelgas, manifestaciones y ocupaciones de
empresas que los obreros profundizaron luego de la caída
del gobierno de Ben Ali en Túnez y en la última semana que
precedió a la renuncia de Mubarak. El triunfo de la
movilización de masas contra Mubarak ha fortalecido las
filas obreras y sin solución de continuidad los reclamos y
acciones se han extendido en distintos puntos del país.
Huelgas y ocupaciones de fábricas indican la entrada en una
nueva etapa de la lucha de los trabajadores. Ahora será
contra las intenciones del nuevo gobierno, la burguesía
egipcia y el imperialismo en “ordenar” el país.
Una
lucha consecuente hasta la caída de Mubarak
A
pesar de que Mubarak ordenara la vuelta al trabajo el
domingo 6 de febrero la rebelión obrera se ubicó en el
centro de la escena. En la combativa región de Mahalla, más
1500 trabajadores de la empresa Abu El- Sigma, cortaron la
carretera, para exigir el pago de salarios. En la empresa
farmaceútica Sigma, dos mil trabajadores declararon la
huelga también exigiendo el pago de salarios y la restitución
de beneficios que la patronal había recortado. “En El
Cairo, más de 1500 trabajadores de la limpieza y
embellecimiento del espacio público se manifestaron frente
a la sede de la administración en Dokki. Sus demandas
incluyen un aumento en el salario mensual a 1.200 libras
egipcias y un almuerzo diario. Los trabajadores también
exigen la contratación indefinida y el cese del presidente
de la administración.”[4]
También
en la capital egipcia, las telecomunicaciones fueron
interrumpidas por una huelga de los trabajadores del sector.
La planta textil de Suez Trust, en la importante ciudad de
Suez ocuparon la fábrica y los 1000 obreros del cemento de
la fábrica Lafarge de esa ciudad también entraron en
huelga. Entre otros reclamos levantaron la necesidad de
formar un sindicato y el apoyo a la revolución. “Ya han
pasado dos días desde que los trabajadores dijeron que no
iban a volver a trabajar hasta la caída del régimen, Hay
cuatro focos de lucha económica. Una planta siderúrgica en
Suez, una fábrica de fertilizantes en Suez, una fábrica
textil cerca de Mansoura en Daqahlia en huelga y que han
echado a su CEO (gerente) y están autogestionando su
empresa. Hay una tienda de impresión en el sur de El Cairo
llamada Dar al- Matabi: allí, también echaron a su CEO y
están autogestionando la empresa.” Afirmó el periodista
Hossam el- Hamalawy.[5]
Un
día antes de la renuncia de Mubarak, el jueves 10 de
febrero, petroleros del interior descendieron a Nasr City
para unirse a las protestas frente al Ministerio del Petróleo.
Ese mismo día los trabajadores de las ciudades de Port Saíd,
Suez e Ismailia, pertenecientes a la Compañía del Canal de
Suez resolvieron ocupar las instalaciones por tiempo
indeterminado. Esta medida fue muy importante ya que ponía
en riesgo de paralización del movimiento de barcos.
Una
nueva etapa en la lucha
El
proceso que hoy protagoniza la clase obrera en Egipto no
puede de dejar de ser visto desde la perspectiva
internacional de avanzar en la lucha por la recomposición
política y sindical. Las distintas etapas por la que ha
transitado la lucha obrera en Egipto tiene como denominador
común la pelea contra el régimen y, fundamentalmente
contra la burocracia que dirige los sindicatos tradicionales
y que han sido un apéndice del régimen capitalista
egipcio. El triunfo sobre Mubarak es el punto más alto del
ascenso obrero durante los últimos años y plantea la
necesidad estratégica de ir hacia una recomposición global
de la clase obrera egipcia.
En
este sentido y tal como dijimos anteriormente, las huelgas
no han podido tener una centralización nacional. Las
experiencias de nuevas organizaciones o sindicatos se han
dado por región. La movilización obrera aún no ha dado
una dirección clasista centralizada que unifique las luchas
y avance hacia la pelea por la liberación definitiva de los
trabajadores egipcios. Pero las condiciones creadas por
la rebelión abren esa posibilidad.
No
obstante, la combatividad y el desborde de la burocracia en
las luchas por parte de los trabajadores permiten avizorar
que la organización independiente está presente en el
repudio y las acciones antiburocráticas que han llevado
adelante los trabajadores. “La agencia oficial de noticias
Al-Ahram publicó un informe titulado. Los empleados
detienen al vicepresidente del Sindicato de Trabajadores
Egipcios, Mostafa Mongy, permanece detenido desde el lunes
(7 de febrero) por la mañana por los empleados para exigir
su inmediata renuncia.”
Casos
como este se ha repetido en varios sindicatos. Se abre una
nueva etapa que tiene a los trabajadores en las calles
irradiando hacia la región nuevas fuerzas para los obreros
de los otros países del Magreb y a nivel nacional se
plantea la lucha contra el nuevo gobierno y su plan de
estabilizar el país bajo la tutela del ejército alentado
por el imperialismo, la patronal y una oposición burguesa
que buscara llevar nuevamente a los trabajadores por un
callejón sin salida. Nuestra solidaridad y el apoyo a los
trabajadores egipcios se redoblan en esta instancia
decisiva.
Notas:
1- El
Movimiento obrero egipcio, Taringa.
2- Citado en
“Comunistas egipcios y los Oficiales Libres: 1950- 1954,
de Selma Botman, Estudios de Oriente Medio, vol.22, Nº3,
Julio de 1986.
3-El
Movimiento obrero egipcio, Op.cit.
4- Op. Cit. 5- Entrevista
del 6 de febrero. Sitio 3arabawy.