La masacre desatada por Gadafi para
detener la rebelión del pueblo libio ha puesto a prueba
nuevamente los alcances políticos de la izquierda y de
aquellos que bajo el barniz del “progresismo” ocultan su
desprecio reaccionario por las luchas de los trabajadores y
los sectores populares. En el podio de los pseudo
revolucionarios que siguen adulando y apoyando a Gadafi en
su cruzada genocida para retener el poder político en sus
manos, se encuentran Fidel Castro y Hugo Chávez, referentes
de amplios sectores de la izquierda latinoamericana.
El comandante cubano afirmó: “Se
podrá estar o no de acuerdo con el presidente Muammar
Gadafi. El mundo ha sido invadido por todo tipo de noticias,
empleando especialmente los masivos medios de información.
Habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con
rigor cuánto hay de verdad o de mentira”. [1] Es decir,
para Castro los bombardeos a los manifestantes y los miles
de muertos que la represión de Gadafi produjo pueden ser
una maquiavélica maniobra de los medios de información
para desestabilizar a Gadafi. O sea, tenemos que esperar a
ver qué es “verdad o mentira” de lo que se dice de
Libia, mientras que las masas en Libia no han esperado más
para salir a las calles para terminar con Gadafi.
En una columna llamada
“Reflexiones” que escribe en la prensa cubana, Fidel
Castro opinó: “Por mi parte, no imagino al dirigente
libio abandonando el país, eludiendo las responsabilidades
que se le imputan, sean o no falsas en parte o en su
totalidad”. Así embellece la figura del dictador que,
para congraciarse con el imperialismo, dejó de condenar y
luchar contra el Estado sionista de Israel y no abrió la
boca cuando los yanquis invadieron Irak.
Por su parte, Hugo Chávez expresó
en su twitter: “¡Viva Libia y su independencia! ¡Gadafi
enfrenta una guerra civil!” [2], en claro apoyo al régimen
del coronel libio. La cuestión es que si algo ha perdido
Libia, luego de una etapa con rasgos antiimperialistas, es
su independencia. Las empresas yanquis y europeas volvieron
por el petróleo libio y quien les abrió la puerta fue el
propio Gadafi. Y podría decirse que Chávez confunde ficción
con realidad, porque su política real es que lejos de
profundizar una verdadera independencia, el deterioro de la
situación en Venezuela es tal que está llevando a los
trabajadores y las masas venezolanas al hambre y la miseria,
dejando lugar a que la oposición reaccionaria y
proimperialista gane terreno.
En septiembre de 2009, Chávez
condecoró a Gadafi y le entregó una réplica de la espada
de Simón Bolívar. Cuando la oposición reaccionaria y
golpista venezolana les reclamó a los ministros del
gobierno que dijeran si apoyaban a Gadafi, el canciller
Nicolás Maduro respondió: “Él (Gadafi) ayudó a
consolidar organizaciones vitales que luchaban por la
independencia económica del sur, ha sido vital para la
Organización de Países Exportadores de Petróleo, ha
jugado un papel fundamental en la consolidación del
Movimiento de Países No Alineados y su participación fue
decisiva en la construcción de la Liga Árabe”.[3]
Con respecto a “los que luchaban
por la independencia económica del sur”, ¿se estaba
refiriendo a los lazos de amistad que Gadafi tuvo con el
gobierno de Isabel Perón y José López Rega, creadores de
la Triple A en la Argentina, a mediados de los 70? Y la
famosa consolidación del Movimiento de Países No Alineados
no fue más allá de algunas declaraciones y documentos y la
incapacidad de tomar medidas efectivas contra el atropello
imperialista.
Sería bueno que muchos izquierdistas
y “progres” terminaran con la fábula del “socialismo
del siglo XXI” de Chávez o la liturgia populista del
castrismo. Y que aquellos que proclaman el apoyo a la lucha
del pueblo libio no olviden quiénes están hoy apoyando al
dictador genocida Gadafi.
Notas:
1. “Fidel apoya a Gadafi”,
Grethelde de la Llana, 22-2-11.
2. El Comercio de Perú.
3. El Comercio de Perú.