Este
año, el kirchnerismo se dispone a enterrar el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora bajo los corsos del
Carnaval, mientras Cristina, en su discurso de inicio del año
legislativo, declara que es mentira que el aborto
clandestino sea el principal problema, que el problema es el
hambre, y entonces su nueva concesión a las mujeres va a
ser la extensión de la asignación universal a las
embarazadas de tres meses.
Los
militantes del nuevo MAS continuamos la pelea de Lenin y
Trotski para inscribir la emancipación de la mujer en la
bandera de la revolución socialista, y reivindicamos el 8
de Marzo como un día de lucha por los derechos de las
mujeres, y de unidad de esta lucha con la de todos los
explotados y oprimidos.
Por
eso, este 8 de Marzo nos manifestaremos contra el
“gobierno de los derechos humanos”, que deja a las
mujeres fuera de la especie humana. Celebraremos la fecha
iluminados por la rebelión del pueblo egipcio, que abre la
posibilidad de construir una salida socialista a la miseria
en que viven los pueblos árabes. Y también se está
abriendo un camino para aliviar la terrible opresión que
sufren las mujeres.
“Así lo corrobora la estudiante Naram Mahmud, de 23 años,
una de las voluntarias que controlan los accesos a Tahrir
para vigilar que nadie introduzca armas en la plaza. ‘En
absoluto hay acoso sexual’, sentenció entusiasmada. La
joven apuntó que multitud de egipcios han participado en
las manifestaciones en la plaza y que ‘nadie ha molestado
a nadie. Aquí la gente es más responsable, es un paraíso.
Y si hay alguna persona que hace algo malo, siempre habrá
alguien que le diga que está equivocada’, destacó
maravillada Mahmud, en referencia a la permisividad e
indolencia que muchas mujeres encontraban cuando eran
acosadas en los tiempos previos al levantamiento popular”
(AFP).
“Sobre el futuro, la escritora y feminista Nawal el
Saadawi, de 79 años, dice que ‘los revolucionarios están
trabajando para cambiar la Constitución y tener un Estado
aconfesional, una carta magna en la que hombres y mujeres
sean iguales’. A su juicio, el régimen de Mubarak ha
usado la religión y el acoso a la mujer para dividir y
amenazar a los ciudadanos. ‘Esta revolución es como un
sueño’, afirmó El Saadawi, para quien ‘en Tahrir no ha
habido ni un solo caso de acoso sexual a mujeres desde el
pasado día 25’, fecha en la que comenzaron las
protestas” (AFP).
Para comprender esta sorpresa de la gente ante la nueva
actitud de los hombres, anotemos que en este país cuatro de
cada cinco mujeres han sido asaltadas sexualmente alguna vez
en su vida.
Presencia masiva de mujeres en las calles y al frente de
la lucha
Claro que este cambio no se debe sólo al “espíritu
libertario” de los rebeldes, sino a un hecho bien
material: según diversos colectivos feministas, “lo que
habitualmente suponía una participación de la mujer de un
10%, en esta ocasión se sitúa entre un 40 o 50% de los
manifestantes en los días previos a la marcha de Mubarak”.
“Evidentemente, Egipto sigue siendo una sociedad
patriarcal, y ciertos valores siguen estando lo
suficientemente enraizados como para permanecer tras una
protesta tan innovadora como la del 25 de enero”, reconoce
Amal Abdel Hady, de la Fundación
Nueva Mujer. No obstante, durante estos días se
han visto cosas impensables hasta ahora, como “mujeres que
lideran grandes protestas en confraternización con los
hombres, rezos conjuntos sin que ellas tengan que ponerse
detrás, o gente de ambos sexos durmiendo bajo la misma
tienda sin que siquiera se conozcan”, continúa.
En la plaza Tahrir también estuvieron presentes en fotos
Sally Zahran, una chica de no más de 20 años, y Habiba
Mohammed Rushdi, una señora mayor. Las dos murieron el 28
de enero, una baleada y la otra salvajemente golpeada por la
policía. Se han convertido en mártires de la revolución.
Las luchadoras egipcias no sólo “acompañan” a los
hombres en la rebelión
Para la Fundación Nueva Mujer, la mayor preocupación es
que “el hecho de que las mujeres no estuvieran organizadas
durante las protestas, con unas exigencias de derechos específicos
en mente, puede suponer que se las vuelva a ignorar en esta
etapa post Mubarak, como históricamente ha sucedido en Egipto. Hasta el momento ningún
grupo, ni siquiera aquellos liderados por jóvenes, han
luchado activamente por que se escuche la voz de la
mujer”, concluyen.
Coincidimos absolutamente con esta preocupación. Ni el
movimiento obrero ni las mujeres pueden confiar al ejército
ni a ningún representante del Estado capitalista la
satisfacción de sus demandas. En caso de consolidarse un
nuevo gobierno burgués, lo más probable es que luego de un
período inicial de concesiones para calmar a la gente el
gobierno intente volver al “orden”, y el orden
capitalista en Egipto es la superexplotación de los
trabajadores y la extrema sumisión de las mujeres, como en
todo país semicolonial.
Pero esta es una rebelión desde abajo que hasta ahora no
se han apropiado ni los religiosos ni el nacionalismo burgués,
las barreras que “históricamente” impidieron a los
trabajadores y el pueblo egipcio la construcción de una política
verdaderamente revolucionaria. Esas barreras se han
levantado por un momento, y la gente mira encantada el
horizonte de posibilidades que se abre ante sí. El
siguiente reportaje “al paso” ilustra muy bien esta
situación en lo que hace a las mujeres:
“Mujer: Antes a las protestas iban poquitas mujeres. Los
maridos no nos dejaban. Y ahora hemos llenado la plaza,
hemos encabezado manifestaciones, nos hemos enfrentado a la
policía. ¿Se da cuenta?
“Periodista: Pero Egipto sigue siendo un país
patriarcal, machista...
“Mujer: Claro, y lo seguirá siendo un tiempo más. Pero
algo grande ha cambiado aquí. Cuando usted ha vivido presa,
presa en su propia casa, y prueba la libertad... ese
saborcito no se olvida. Las mujeres egipcias ya no
volveremos a ser las mismas, se lo aseguro. Cuando vuelva
con mis hijos, les contaré. No lo van a creer. Pero yo
lo vi, yo lo viví. Ya nada volverá a ser como antes.
Hombres conociendo la solidaridad y el respeto, mujeres
conociendo la independencia y la voluntad. Como dijo el
escritor Alaa al Aswany: “La revolución hace mejores a
las personas”.
Por una organización y un programa revolucionario para
la liberación de las mujeres
El feminismo burgués nos achaca a las feministas
socialistas una suerte de “traición” (aunque como son
gente muy educada nunca usan esa palabra): dicen que
impulsamos a las mujeres a embarcarse en revoluciones en las
que después se ignoran sus derechos. No somos ingenuas a
este respecto, y sabemos que la suerte de las mujeres árabes
está ligada a la profundidad que pueda alcanzar el proceso
en la región, entendiendo por “profundidad” no
solamente cuántos gobiernos caigan, sino también que la
perspectiva del socialismo pueda abrirse paso creando nuevos
partidos revolucionarios, nuevos sindicatos clasistas y
nuevas organizaciones de mujeres con un programa de liberación,
unidas a los trabajadores en la lucha contra el capitalismo.
Lo que también sabemos, y las feministas burguesas
parecen olvidar, es que la opresión de las mujeres por las
iglesias y los Estados es una lacra que crece no donde hay
revueltas populares, sino donde la barbarie capitalista no
encuentra resistencia. No hay que ser socialista para
advertirlo. La escritora El-Saadawi (exiliada por Mubarak y
de vuelta en Egipto con la rebelión) comenta: “Yo inicié
la campaña Solidaridad Mundial para una Sociedad Secular,
porque todos estamos en el mismo barco. No he conocido un país
secular. Francia no es un país secular, Estados Unidos no
es un país secular. En Noruega, donde estuve el mes pasado,
el rey y el primer ministro deben ser cristianos luteranos,
el 50 por ciento de los ministros deben estar afiliados a la
iglesia estatal, las niñas y niños son obligados a
estudiar en las escuelas que el cristianismo luterano es la
verdad absoluta. Y eso es Noruega...”
Y esto es Argentina –agregamos nosotros–, el reino del
progresismo con cara de mujer, donde ha renacido la vieja
costumbre de quemar a las mujeres desobedientes. Las leyes
dejan a los golpeadores en libertad para cumplir su amenaza,
y los casos de mujeres asesinadas en la hoguera por el
marido o el ex marido se suman semana a semana como en
tiempos de la Inquisición, ante la impavidez del Estado.
La iglesia muestra su regocijo por el discurso “a favor
de la vida” de la presidenta, que inauguró el año político
dejando en claro que no habrá legalización del aborto en
la Argentina. Ésta es la respuesta del gobierno a las políticas
de “cabildeo” de la Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto, al recién estrenado cristinismo de las Lesbianas
Feministas por la Legalización del Aborto, y al discurso de
María Rachid santificando al parlamento que “le dio” el
matrimonio igualitario. Era el único resultado posible
luego de que casi todas las organizaciones de género del país
se movilizaran para llorar por Néstor y se negaran a
hacerlo para luchar por los derechos de las mujeres.
Esta es la realidad: en la Argentina “progre” con
presidenta mujer, donde cada año se reúnen 30.000 mujeres
en un Encuentro Nacional, las mujeres estamos retrocediendo.
En el Egipto islámico, las mujeres avanzan al calor de la rebelión
obrera y popular. Quien quiera oír, que oiga.
Este 8 de Marzo, todas a la calle por:
• Derecho al
aborto legal, libre, seguro y gratuito. Educación sexual pública,
laica, científica y feminista. Basta de subsidios a la
iglesia. Fuera la iglesia de la educación y la salud.
• Vivienda,
trabajo y protección para las mujeres víctimas de
violencia. Cárcel a los golpeadores.
• ¡Viva la lucha de los pueblos árabes!
Por la liberación de los trabajadores y las mujeres del
capitalismo patriarcal
• Por un
movimiento de mujeres feminista y socialista, aliado a las
luchas obreras y populares