Como
nos enteramos en la última reunión del espacio Memoria,
Verdad y Justicia, el MST está directamente en contra de
realizar una campaña contra la proscripción de la izquierda.
La palabra “izquierda” ya le da vergüenza sencillamente
porque ha dejado de serlo: echando por la borda toda
veleidad, ha pasado a ser un grupo centroizquierdista.
En
diciembre pasado el MST ingresó en Proyecto Sur. Esta
organización es un frente único entre una figura electoral
como Pino Solanas, el sector Michelli-De Genaro de la CTA,
Libres del Sur, los autodenominados Chacareros en Proyecto
Sur (integrantes de la FAA) y el MST.
Hay
dos rasgos generales que unifican esta entente. El primero,
que prácticamente todos estos personajes, organizaciones
y grupos políticos apoyaron incondicionalmente en 2008 el
lock out de la patronal agraria encabezado por la Sociedad
Rural. El hecho de que hoy pretendan barrer bajo la
alfombra este alineamiento con lo más reaccionario de la
patronal argentina de ninguna manera impide que sea el
verdadero factor “programático” de su unidad (como
lo certifican los “chacareros” de la FAA incorporados
recientemente a la mesa de conducción del movimiento).
Hay
una segunda razón: su falta de criterio de independencia
de clase de los trabajadores. Se trata de fuerzas, todas
ellas, que jamás han tenido un criterio de independencia
política de los trabajadores sencillamente porque no son
fuerzas políticas obreras sino burguesas o pequeño-burguesas.
Si Solanas proviene del PJ y Libres del Sur integró por
varios años el gobierno de Néstor Kirchner, De Gennaro y
Lozano apoyaron uno tras otro a distintos gobiernos
burgueses, y su visión política es la permanente búsqueda
de una alianza de clases con sectores patronales.
De
ahí se desprende otro rasgo común: su inveterado
reformismo. No se trata de fuerzas que se planteen la
lucha contra el capitalismo. Su ángulo de mira es la
defensa de la democracia burguesa que impera desde 1983, a
la que sólo buscan introducirle una serie de reformas para “humanizarla”,
en general referidas a los problemas de la pobreza, nunca
directamente a la condiciones de explotación de la clase
obrera.
A
este proyecto burgués o pequeño burgués, de centro
izquierda sojera, es al que ha entrado con armas y bagajes
el MST. Que esta centro izquierda esté dividida en tres
vertientes no cambia las cosas. Si una fracción reviste
directamente en las filas de los K (Depetris, D' Elía,
etc.), y otra se expresa como colectora oficialista (el arco
que va desde Sabbatella hasta Hugo Yasky, pasando por Beto
Pianelli del subte), la tercera, sojera y opositora a los K,
es la de Solanas, Lozano y cía. Es a esta fracción del
centroizquierdismo a la que ha ingresado el MST, dejando
de lado toda veleidad independiente, obrera y de izquierda
consecuente.
Es
síntesis: el MST ha terminado de echar todo el lastre
“izquierdista” que le quedaba en pos de algún carguito
electoral. Al ingresar en Proyecto Sur, Solanas le garantiza
un piso electoral para sostener la legalidad de las cuales
vive. En estas condiciones, el MST no hace ni podría hacer
una verdadera campaña contra la proscripción política de
la izquierda: ha terminado de entregar lo que de
izquierdista le quedaba por un puñado de votos.