Al feminismo institucional, académico, adaptado al
sistema se le terminó de caer la careta. Con bombos y
platillos se pasó a la comparsa de la campaña electoral de
Cristina Kirchner, coronando años de proponer y hacer
“cabildeos” (léase chamuyarse a los diputados y
senadores patronales) y llamar a confiar en ministros,
funcionarios y fundamentalmente en el gobierno K para que
las mujeres esperemos sentadas el derecho al aborto. Hace
pocas semanas Cristina hizo su discurso de inauguración de
las sesiones del Congreso. Allí se despachó contra el
derecho al aborto al anunciar la extensión de la Asignación
Universal por Hijo a las mujeres embarazadas a partir del
tercer mes, llamado Plan Nacer. Y para eso juró sobre los
santos evangelios contra el derecho al aborto, al utilizar
la archiconocida frase de la Iglesia de “apostar por la
vida”. Esta frase no es ingenua, es el eufemismo que
utiliza la derecha recalcitrante y la Iglesia católica para
defender que sigan muriendo mujeres pobres por abortos
clandestinos mal realizados. Pero de los K ya sabíamos que
siempre estuvieron contra la legalización del aborto. Ya lo
han mostrado una y mil veces en declaraciones contra el
feminismo y en acciones contra todo paso a favor de la
despenalización, como cuando retiraron la guía de abortos
no punibles del sistema de salud pública, con la falta de
anticonceptivos en hospitales, con la trucha educación
sexual que jamás se implementa. Y sobre todo al seguir
subsidiando por millones a la Iglesia católica.
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Lo
impactante han sido los argumentos de las supuestas
feministas locales para explicar que Cristina en realidad
habría dado luz verde a la despenalización con este nuevo
Plan Nacer.
Aportando a la montaña de mentiras K, de que estamos en un
país donde todo anda fenómeno, las Lesbianas Feministas
por el Derecho a Decidir dicen: “(Las mujeres) no avanzábamos
tanto en derechos y
justicia social desde los primeros gobiernos de Perón; y
desde 2003 hemos aumentado sostenidamente nuestra
participación en la vida económica, social y política de
Argentina”. Está claro que las chicas no viven en otro país,
sino que sostienen que un país donde no se ha tocado la
estructura neoliberal para nada, donde los capitalistas han
hecho negocios extraordinarios en los últimos años y se
sigue pagando puntualmente la deuda externa, pero se dan
paliativos a la miseria sin resolver ningún problema
estructural de la población trabajadora, es un país “más
justo”.
El último 8 de marzo rompieron el carnet de feministas,
¡ni siquiera son capaces de salir a la calle en el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora! Pero esto tiene una
explicación bien material: todas
las “prestigiosas” feministas argentinas están haciendo
carrera en el Estado, como funcionarias del INADI, asesoras
de diputadas burguesas, de candidatos K como Sabattella y de
toda clase de organismos públicos o recibiendo subsidios
para proyectos de género. Un caso muy emblemático ha sido
el del colectivo La Revuelta de Neuquén… ¡llamando a
votar en la interna del MPN, partido patronal provincial,
responsable político del asesinato en 2004 del maestro
Carlos Fuentealba!
Otro caso fue el del acto que organizó el INADI en Parque
Centenario supuestamente por el aniversario del asesinato
lesbofóbico de Natalia Gaitán el domingo 7 de marzo. De
Natalia allí no se dijo nada. Se trató más bien de un
acto para reivindicar a Cristina, donde habló la
kirchnerdiputada María José Lubertino. Pero además como
cuentan con el dinero que les da el Estado pudieron pagar
recitales con músicos reconocidos y allí Hilda Lizarazu
hizo una reivindicación abierta del peronismo. Podríamos
seguir con los ejemplos, pero a esta altura lo que queda
claro es que del feminismo burgués a jugar en las internas
patronales renunciando a la lucha por los derechos más
elementales de las mujeres, no sólo hay un
paso… también
hay algunos pesos.
Dos actos nada irreverentes
El 8 de marzo hubo tres actos en la Capital. El que
organizó la CTA, sector Michelli, junto con el MST y la
CCC, que careció de todo contenido de lucha y
enfrentamiento con el gobierno, alrededor de una serie de
vagos reclamos puntuales, pero sin organizar a ninguna
trabajadora independiente para luchar efectivamente por el
derecho al aborto.
Por su lado el Frente Darío Santillán, sus agrupaciones
estudiantiles (La Mella, Lobo Suelto) y sus Feministas
Irreverentes hicieron un acto en… Parque Patricios. Todo
un símbolo de su irreverencia, al no acercarse ni de lejos
a cuestionar al poder político que garantiza la sumisión
de las mujeres. Consecuentes con “reivindicar lo bueno”
del kirchnerismo que los lleva a no enfrentar directamente
al gobierno en ningún aspecto, organizaron un carnaval
feminista (sic) con “juegos, kermesse y mucho más”.
Esta corriente al no enfrentar directamente al poder político
termina diluyendo las responsabilidades sobre la opresión
capitalista patriarcal. Y entonces por ejemplo, la
responsabilidad de los femicidios y de la ola de mujeres
quemadas por sus novios/amantes/maridos/parejas se atribuye
al programa Bailando por un sueño.
Del enkubrimiento de estos femicidios no se dice
nada. Del hecho que el Estado no haga nada por resolver la
violencia doméstica, al no dar refugios para las mujeres y
no dar trabajo para que las mujeres puedan independizarse,
de eso no se dice nada en la kermesse autonomista.
Una marcha unitaria a Plaza de Mayo
Hubo una marcha que salió de Congreso a Plaza de Mayo, de
la que participamos Las Rojas y el Nuevo MAS, Izquierda
Socialista, Red Libertaria, Asambleas del Pueblo, Las
Piqueteras y Pan y Rosas. Fue la única movilización que llegó hasta la Casa de Gobierno a
denunciar al gobierno de Cristina como responsable por las
muertes de mujeres por abortos clandestinos y exigir la
legalización del aborto seguro y gratuito y la separación
inmediata de la Iglesia y el Estado. Cientos de compañeras
marchamos al ritmo de la batucada anticapitalista y
antipatriarcal. En Plaza de Mayo Las Rojas hicimos un acto
para denunciar el cinismo de este gobierno que da 200 pesos
de un plan para no dar el derecho al aborto mientras dice
que “apuesta a la vida”.
Pero además este 8 de marzo estuvo signado por las
rebeliones en el mundo árabe, especialmente por la
participación de las mujeres en la revuelta que terminó
con 30 años de dictadura en Egipto. Desde Las Rojas a ellas
les dedicamos este Día Internacional de la Mujer
Trabajadora, convencidas de que las rebeliones y
revoluciones son momentos de avance en la lucha de las
mujeres contra la opresión patriarcal y de que además las
mujeres organizadas en las calles son un factor importantísimo
para que esas rebeliones avancen y consoliden conquistas. Es
un hecho que las mujeres estuvieron en la Plaza Tahrir codo
a codo junto a los hombres participando en escudos humanos
contra la represión policial, patrullando la plaza y
acampando hasta que se fuera Mubarak. Las mujeres egipcias
siguen en las calles. El 8 de marzo realizaron una
movilización para exigir que el Estado sea separado de toda
religión y para que se dicte una nueva Constitución laica.
Las mujeres y los hombres que allí estaban fueron atacados
por hordas de islamistas, mientras el ejército que intenta
controlar el país quería aparecía como el “pacificador
de los incidentes”. Como feministas socialistas nos
solidarizamos con la lucha de todo el pueblo árabe, hoy en
particular con el pueblo libio que sufre la escalada
genocida de Gadafi, y apostamos a que las mujeres sigan en
las calles organizándose para garantizar sus derechos.
Se viene un año bastante duro para la lucha de las
mujeres. Un año electoral donde las feministas adaptadas
van a llamar a las mujeres a apoyar a tal o cual candidato
patronal y sobre todo a Cristina. Pero también están
las miles de mujeres jóvenes estudiantes y trabajadoras que
viven día a día la sumisión capitalista patriarcal, que
quieren rebelarse y luchar. Con esas jóvenes queremos
organizarnos para luchar juntas, para enfrentar todas y
cada una de las manifestaciones de la opresión hacia las
mujeres, realizando actividades, marchas, muestras y todo lo que se nos ocurra
para enfrentar el oscurantismo del sistema que ofrece a los
y las jóvenes una educación sexual hecha a la medida de la
Iglesia católica y muy lejana a las necesidades de la
juventud. Para denunciar estos femicidios presentados como
arrebatos pasionales pero que esconden una red de
encubrimiento por parte de diputados, senadores, jueces,
policía y todo el aparato del Estado. Para luchar por
justicia para Natalia Gaitán y la libertad de Romina
Tejerina. Para conseguir finalmente que se apruebe la ley
del derecho al aborto y dejen de morir mujeres. Para
organizarnos contra la homo-lesbo-transfobia como en la Ruta
Latinoamericana del Beso Diverso (ver número anterior de
SoB), por la libre sexualidad. En fin, para unir nuestra
lucha a la de las y los trabajadores, nuestros hermanos en
la explotación capitalista, en una lucha feminista y
socialista por la emancipación de las mujeres y de la clase
trabajadora.