En
medio de la moyanomanía desatada por los medios para
pegarle al burócrata sindical más importante de la
Argentina denunciando el lavado de dinero con las cuentas
bancarias en Suiza pertenecientes a la Empresa Covelia y su
apoyo al piquete que bloqueó la salida de los diarios Clarín
y La Nación, hubo un hecho muy importante que no fue
reflejado por la prensa burguesa: para los medios patronales
las primeras elecciones en el Nuevo Sindicato del Subte no
existieron.
Los
medios patronales tratan de aprovechar por derecha –es
decir, para desprestigiar el conjunto de la organización
obrera– el “mal momento” y la baja popularidad –por
no decir el abierto repudio– que muy justamente gozan los
repodridos dirigentes sindicales en la consideración
popular. No se trata sólo de Moyano: Zanola sigue preso y
el “Momo” Venegas cayó también por la mafia de los
medicamentos truchos; Pedraza, su mano derecha Fernández y
toda la patota de delegados de la UF están presos por el
asesinato de Mariano Ferreyra. Esto no quita que, en el
fondo, la patronal necesita de la burocracia para seguir
manteniendo domesticados a los trabajadores, pero su intento
de aprovechamiento de estos escándalos tiene dos objetivos:
ponerle coto a las “ínfulas” de la misma burocracia; y,
sobre todo, lo dicho, aprovechar para pegarle por elevación
a la idea misma de la organización sindical; más
diferencias tienen a la hora de si es necesario o no un
lavado “reformista” de la cara de la burocracia: ahí
entra todo el tema del reconocimiento de la CTA.
El
proceso en marcha de la recomposición
Si
fuera por lo que se publica, sólo existirían estos
gusanos. Pero la realidad viene siendo otra. Justamente a
caballo de ese gran desprestigio, dentro de la clase obrera
se está desarrollando sin prisa pero sin pausa un proceso
de recomposición de un nuevo movimiento obrero, que al calor de la lucha contra la patronal y con la asamblea de
base como método, desborda a la tradicional burocracia
sindical peronista y forja nuevos cuerpos de delegados,
comisiones internas o conquista seccionales: ha sido el caso
del Subte, de FATE y el SUTNA de San Fernando en el Neumático,
de Kraft en la Alimentación, entre otros. Más
recientemente, este fenómeno mostró su vitalidad dando un
gran paso con el triunfo que significó el pase a planta
permanente de miles de ferroviarios tercerizados del Roca y
otras líneas. Si a esto le sumamos el hecho de que la cúpula
de la UF está presa y en crisis, las
próximas elecciones en el Roca potencialmente abren la
posibilidad de desalojar a la burocracia en otro sector
estratégico como lo es el transporte ferroviario.
Es
en este marco más general donde se inscriben las primeras
elecciones del nuevo Sindicato del Subte denominado
“Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro”.
Estas elecciones pueden calificarse (sin exagerar) de históricas:
es que estamos hablando de que un sector combativo como lo
son los trabajadores del Subte, después de años de duras
luchas contra la burocracia de la UTA (y obviamente también
contra la patronal y el gobierno) han logrado poner en pie
un nuevo sindicato y consolidarlo realizando las primeras
elecciones. Hay que destacar este hecho. Defender esta
conquista es una prioridad para todos los que nos reclamamos
clasistas.
La pelea de estrategias dentro del Subte
Desde
ahí partimos para decir, al mismo tiempo, que no todo es
color de rosa… Casi al mismo tiempo que se desarrollaban
las primeras etapas del nuevo sindicato, y como parte también
de las presiones que soportan esta nueva camada de
luchadores (desde la patronal, la burocracia y el gobierno),
comenzaron a
identificarse y diferenciarse distintos sectores de cuál
tenía que ser la estrategia a seguir.
A
grandes rasgos podemos identificar en esta vanguardia dos sectores. Uno que aboga por un “sindicalismo a secas” que circunscribe la pelea sólo a
aspectos reivindicativos como salario, convenio, dándole
una impronta corporativa a la lucha, es decir, desligada
completamente de las necesidades políticas del conjunto.
Hace esto apoyándose en el sentido común de la base de que
“no se puede luchar contra todos”. Pero en esta actitud
se esconde en realidad el intento de subordinación de una
experiencia genuina –que comenzó totalmente
independiente– a sectores “que no son jodidos como la
UTA y la CGT”: es decir la CTA de Yasky. Y, de ahí, hay
un solo paso para colocarse bajo “el gran paraguas del
gobierno, que después de todo, es el que nos devolvió
todas las conquistas”… Este sector, en definitiva, está
en contra de adoptar un curso real de independencia de clase
y ata toda su estrategia a que “un sector del gobierno
progre nos va a ayudar”.
Por
otro lado, están los sectores más luchadores que son
influenciados por la izquierda “roja” que adoptan una
postura en general más independiente. Es decir, enfrentan a
todos los sectores burocráticos como CGT o CTA y a su vez
enfrentan al gobierno desde una perspectiva de independencia
de clase.
En
las elecciones del Subte compitieron dos listas que a
grandes rasgos coinciden con el panorama descripto más
arriba: la Roja-Negra enrolada en el “sindicalismo a
secas” y la Naranja-Bordó-Violeta más identificada con
el clasismo.
Un
primer dato a señalar es la altísima participación que
tuvo la elección. De un padrón de 1.300 afiliados
cotizantes fueron a votar poco más de 1.000 compañeros que
equivalen al 80 % del padrón, cifra que contrasta con
cualquier elección en un sindicato dominado por la
burocracia y demostrativa de que se trata de una experiencia
tomada por una amplia vanguardia luchadora y genuinamente
antiburocrática.
El
segundo dato es que, como era esperable, ganó la lista R-N
por 719 votos encabezada por Beto Pianelli contra los 347
que obtuvo la lista N-B-V. El triunfo de la Roja-Negra se
debe fundamentalmente a que más allá de algunas críticas,
la mayoría de los compañeros reconocen en los principales
referentes de esta lista a los dirigentes que encabezaron
todo el proceso de recuperación de las conquistas como las
6 hs., el salario y que llevaron adelante la lucha por el
nuevo sindicato. También coinciden en general con la
ubicación de “sindicalismo a secas”. Es decir, no ven aún
los peligros que trae estar atados a un sector burocrático
pro-K como es la CTA de Yasky , de ahí que explicábamos cómo
este sector se apoya “en el sentido común” de la base.
Otro
motivo del triunfo fue la alianza a último momento que
realizó Beto Pianelli con el sector del Taller Constitución
de la Línea C, que es de lejos el sector más aguerrido del
Subte y donde por ese motivo se concentraron los más
grandes enfrentamientos con la burocracia de la UTA. De ahí
que el compañero Segovia sea sino el más importante, uno
de los más importantes referentes del Subte. Esa ubicación,
y la certeza que no le daban los números, obligó al sector
pianellista “a bajar” algunos candidatos cuestionados y
ceder algunos puestos clave a este sector mayormente
independiente de Pianelli.
La buena elección de la N-B-V
Por
otra parte, salta a la vista la buena elección que hicieron
los compañeros de la NBV ya que en porcentaje estamos
hablando de un 34%, porcentaje pocas veces obtenido por
listas impulsadas por la izquierda (un caso destacable es la
Marrón del SUTNA que logró el 44% contra Wasiejko). Este
resultado deja más en infracción al sector pianellista que
mantuvo a rajatabla el criterio antidemocrático a que no
estén representadas las minorías en la nueva Comisión
Directiva y pone a la orden del día que se revea esta
escandalosa medida. A título informativo, podemos decir que
Pianelli copia a su amigo, el dirigente del SUTNA Wasiejko
de la CTA-Yasky, que también le niega la representación a
una minoría –la Marrón– que sacó ¡el 44%! en las
elecciones del año 2009.
Desde
el Nuevo MAS trabajamos por una coalición que rompiera con
el pianellismo incluyendo al taller Constitución y a las
agrupaciones de izquierda. Finalmente apoyamos a la lista
Naranja-Bordó-Violeta porque consideramos que, más allá
de algunos matices, es representativa del clasismo en el
Subte [1].
La necesidad de un balance equilibrado
Insistimos.
Para hacer un balance equilibrado de estas elecciones y
entender su significado hay que partir necesariamente de
ubicar al Nuevo Sindicato del Subte como una conquista en el
proceso por parir un nuevo movimiento obrero. Dicho esto, no
hay que esconder las tensiones que hay dentro de estos
sectores que se reclaman anti-burocráticos, producto de las
presiones que ejercen los aparatos burocráticos y políticos
para quitarle filo, domesticar a estas nuevas experiencias
con el objetivo de que no contagien a otros sectores de
trabajadores.
Terminada
esta etapa “especial”, donde de acuerdo al pianellismo
había que cumplir a rajatabla con todos los pasos legales
respetando a rajatabla “el estatuto” porque sino se
“podía perder todo”, se abre una nueva donde todos los
sectores que se reclaman defensores de la democracia
sindical y respetan los mandatos de asamblea, y
especialmente los que fueron elegidos a la directiva, deben
hacer un llamado común para poner en marcha todas las cosas
que quedaron “pendientes”, como la reforma del estatuto,
la representación de las minorías, cuentas claras
publicando los balances, la preparación de la pelea de las
paritarias, la afiliación o no a la CTA-Yasky, la fecha y método
para la elección del nuevo cuerpo de delegados y un sin fin
de temas que van a surgir si realmente se logran traducir en
una organización fuerte y vital todas las experiencias de
estos años de lucha, sacándola de los túneles en la
perspectiva de ser parte y colaborar que dentro de la clase
obrera se desarrolle un nuevo movimiento obrero combativo,
clasista, independiente de la patronal, la burocracia y el
gobierno de turno.
Nota:
1-
Un problema de importancia –que corrientes como el PO y el
PTS arrastran– es la poca sensibilidad hacia los procesos
genuinos donde producto del acostumbrado sectarismo y
aparatismo quedan aislados de sectores independientes que
para nada se los puede considerar “cooptados por el
gobierno”. Se trata, por ejemplo, de actitudes como las
que tomaron al finalizar el recuento de votos, donde
intempestivamente se retiraron del lugar prácticamente sin
saludar a nadie, no esperando a que la Junta Electoral
informara –a los más de cien compañeros presentes–
que, obviamente, más allá de que algunos querían festejar
el triunfo de la lista ganadora, la gran
mayoría festejó el mayor triunfo: haber logrado
realizar las primeras elecciones de la AGTSyP y pegarle un
contundente golpe a la odiada burocracia de la UTA. Lástima:
se perdieron de gritar junto a todos los activistas.